Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El debate
periodístico que Televisión Española ofreció anoche Pilar Vera con la
presidenta de la asociación española de víctimas del accidente de Spanair de
2008 se desvió hacia el papel que los medios de comunicación juegan en estos
casos de catástrofes. Se le había preguntado sobre lo que esperan los
familiares de las autoridades, de la sociedad y de los medios de comunicación.
La presidenta de la asociación de víctimas empezó por el final señalando que de
los medios de comunicación lo que esperaban es "que no se les
torture" con información "que no se ajuste a la verdad".
Cuando
Pilar Vera señala que las asociaciones de víctimas han hecho su tarea en este
tiempo para que exista un manual para el tratamiento de estos casos, que ya
está "todo inventado" y que lo que es necesario es
"cumplirlo", señaló que en su experiencia internacional en los
distintos organismos —es vicepresidenta de la asociación europea y participa en
las reuniones de la asociación mundial— cuando cuenta lo que ocurre en España
en estos caso, dice, "no la creen". Señala el desinterés mediático
por sus trabajos hasta que ocurren las catástrofes, momento en el que todo
vuelve a empezar. Había en sus palabras momentos de emoción contenida y de
rabia controlada ante un proceso repetitivo en el que las tragedias no sirven
para aprender para los siguientes casos. Y recordó la leyenda en la entrada de
la Junta Nacional de Transportes norteamericana: "extraer conocimiento de
las tragedias para seguridad de todos". Eso, dice, es lo que ha estado
haciendo la asociación española ante la indiferencia de todos, "en la más
completa soledad".
Tras sus
palabras, la mesa de periodistas se notaba afectada. Solo en la segunda
intervención, tras el jarro de agua fría, uno de los participantes dijo que
"no le había quedado claro en papel de los medios", a los que le
parecía que se "había criticado, incluso con alguna dureza". Los
medios de comunicación, se argumenta, son la garantía de que se dice la verdad,
que es lo que, le ha parecido entender, necesitan las familias de las víctimas.
No es fácil, concluye, establecer esa frontera entre la "tortura" y
la "verdad". La respuesta de Pilar Vera es clara: en 2008 o 2009 le
hubiera dado la razón, pero hoy tiene otra opinión. Quien tiene que contarles
la verdad a las familias es quien está investigando. Y los que lo están haciendo
ahora es la vía francesa y antes de dar la rueda de prensa ha estado hablando
con las familias. La repuesta del periodista es que la garantía de que las
autoridades informan son los propios medios y que si ellos no estuvieran allí,
no está claro que lo hicieran. Los medios son la garantía de que se sabrá la
verdad. La respuesta de la presidenta es el ejemplo de los Estados Unidos con
la Junta Nacional de Transporte, que es quien investiga en estos casos: a los
treinta días se sienta en una mesa a todas las partes implicadas, de los
fabricantes a las víctimas, y se les explica lo que se sabe. Esa es la verdad,
dice, que tienen derecho a saber de primera mano.
Pilar
Vera señala al periodista que ha dicho una cosa importante sobre el papel de
los medios. "¿Sabe qué ocurre en España?", pregunta. "Que quien
investiga no tiene credibilidad". Se refiere a los órganos oficiales cuya
credibilidad, dice, está por debajo de países del tercer mundo en cuanto a las
investigaciones realizadas. Pilar Vera explica que no está criticando a España,
que algo ha aprendido. A quién sí está criticando "implacablemente" es
a la Comisión Nacional de Investigación. "Justicia y verdad" es lo
que las víctimas y sus familiares esperan. Las víctimas de Spanair todavía
están esperando la "justicia", el "bálsamo" de la herida
abierta.
"Víctimas
ayudando a víctimas", concluye, es el mensaje que la Asociación mantiene. Y
deja una última idea: lo que había anticipado, que sería necesaria otra
tragedia para que la labor de la Asociación, su esfuerzo y trabajo útil de estos años, saliera
a la luz. Esa tragedia ha llegado.
Las
palabras de Pilar Vera deberían llegar más allá del efecto del momento. Ha
dejado sobre el tablero social y mediático muchos aspectos que no es sencillo digerir para los estómagos circunstanciales, los acostumbrados a moverse a impulsos sin
construir demasiado una vez pasada la emoción del momento.
Las
críticas han sido muy duras. Se le preguntó sobre qué esperaba de autoridades,
sociedad y medios y, desde luego, ha contestado con claridad. Ellos, los
familiares de las víctimas, no han parado de trabajar desde que ocurrió el
accidente en 2008. No todos han hecho lo mismo.
Podríamos
pensar que son las palabras emocionadas de alguien marcada por la tragedia,
pero lo que ha hecho y dicho Pilar Vera es lo más próximo a la responsabilidad.
No quieren espectáculo; quieren trabajo. Ellos lo han hecho y piden que los
demás lo hagan. Los comunicados que han dado a los medios en su momento, tras
las reuniones internacionales, no tuvieron respuesta alguna. Lo que enviaron a
todos los partidos políticos y al parlamento, tampoco. No es metafórico: literalmente, nadie.
Basta
con recordar un circo cercano: el caso del ébola en España. Un espectáculo bochornoso
de ineficacia política y espectáculo mediático. El ébola ha vuelto a ser
"enfermedad africana" y su corto tiempo de "enfermedad española"
merece el análisis de futuras tesis doctorales. Podría confrontarse con las
informaciones y actuaciones de otros países para aprender lo que se debe y no
debe hacer. Pero, ¿a quién le interesa eso? Los cursos de comunicación política y los de deportiva
se llenan.
Creo
que hemos perdido la perspectiva de lo que es importante real, socialmente.
Hacemos espectáculo de las necesidades y jugamos con las emociones sin producir
un conocimiento que nos permita provocar menos daño. En este sentido, la falta
de preparación en cómo informar respecto a lo que ocurre sin causar más daño es
sintomática y se ha denunciado en muchas ocasiones. España ha ido perdiendo
"rigor" informativo en beneficio de otras formas espectaculares y
sentimentales. Lo podemos apreciar en muchas otras ocasiones como falta de
criterio.
Nada es
más peligroso para una sociedad como la falta de criterio sobre cómo valorar lo
que ocurre a su alrededor, cuáles son las prioridades reales frente a las de
los intereses o desintereses de terceros. En esto el papel pedagógico de los medios es
esencial. Y en esto se ha ido a peor, sin bajar la grandilocuencia. Hay qué
plantearse la mejora de la información en cada una de las áreas y no el
contagio de una a otras en las que se acaba informando de la política como si
fuera fútbol y del fútbol como si fuera crónica negra unos días y del corazón
otros. Pero se trata de sumar audiencias, de tener a la gente frente a televisores, monitores, radios y papeles. Especulaciones, opiniones llenan el vacío de información
Una
sociedad bien informada es una sociedad a la que se informa bien, no a la que
se informa mucho. La calidad de la información es la gran perdedora y con ella
todos perdemos. Las víctimas se sobreponen y trabajan por ahorrar sufrimientos
a las futuras víctimas de una futura catástrofe. Pero su trabajo, entre
tragedia y tragedia, es ignorado. Solo cuando vuelve la tragedia, se les llama
para llenar el espacio del dolor, para que expliquen lo que otros no están en
condiciones ni de entender no de explicar porque lo tienen encima. Pero esta
vez su mensaje ha sido contundente: somos las víctimas de otras catástrofes y
mañana nos ignorarán.
* La
noche en 24 horas RTVE (22'45-23'06 h) http://www.rtve.es/alacarta/videos/la-noche-en-24-horas/noche-24-horas-25-03-15/3062220/
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