Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
noticias de despidos suelen ser tristes, pero algunas veces producen cierta
satisfacción. No es que uno se alegre del mal ajeno, sino que hay individuos
que ya son el mal por sí mismos y despedirlos alcanza entonces el sentido
original, como el que va a una estación a decirles adiós con un pañuelo, pero
con la secreta esperanza de que no regresen porque están mejor cuanto más lejos.
Y si no lo están ellos, al menos lo estaremos nosotros.
Los dos
despidos a los que me refiero no son actos de cortesía, sino de necesidad ante
el espejo, es decir, de un mínimo de vergüenza. O se van ellos o se te escapa
la dignidad con la amenaza de no regresar más a tu cuerpo. De los dos casos
hemos dado cuenta aquí.
El
primero es el despido del Forense Jefe egipcio que comentó el informe sobre la
muerte de la activista Shaimaa El-Sabbagh diciendo que si no hubiera estado tan
delgada no habría muerto, que era su
destino. En circunstancias normales,
decía el despedido, uno no se muere por un tiro de estos. Ahram Online señala:
A spokesman for the forensic authority has been
dismissed in the wake of his comments on a slain activist who was shot dead two
months ago, Al-Ahram's Arabic news website reported on Tuesday.
Hisham Abdel Hamid said activist Shimaa
El-Sabagh, who was shot by a policemen with birdshot, died because she was
"too skinny."
"She was not supposed to die…this is an
extremely rare case," Abdel-Hamid told a news show on private television
channel Sada El-Balad, explaining that birdshot rarely kills people from an
eight meter distance.
Head of the forensics authority Mahmoud Ali
urged all officials not to issue any explanatory statements concerning their
work during investigations.
Meanwhile, the justice ministry began
investigating the accuracy of Abdel Hamid's comments.*
En principio se la ha despedido más por hablar que por decir.
Había decretado el secreto de la investigación, pero ¿quién le dice no a un
buen show televisivo egipcio? Es en estos programas donde se cuecen
pensamiento, sentimiento y rumor. ¿Cómo negarse?
Es probable que no se vaya más allá y que el ahora despedido
acabe, pongamos por caso, de asesor nutricionista de cualquier ministro del
gabinete. La teoría insultante de que los muertos por la policía deberían comer
más puede convertirse en un clásico de la doctrina forense egipcia. Hay que dar
tiempo.
El otro despido ha ocurrido en Afganistán y nos lo trae el
diario El Mundo tras el titular "Despedido un policía afgano por
justificar en Facebook el linchamiento de una mujer". Se refieren al crimen
de Farkhunda, la mujer acusada de haber quemado unas páginas del Corán, justificación
suficiente como para que una multitud la matara a golpes, le prendiera fuego y
la echaran ardiendo al lecho seco de un río para recrearse en la hazaña e
inmortalizarlas con sus móviles. Pero la vanidad exhibicionista que las redes
sociales fomentan ha tenido el mismo papel que el show televisivo egipcio. Nos
cuentan en el diario:
El ministro de Interior, Noor
ul-Haq Olomi, ha dicho este martes que 20 agentes, entre ellos el jefe del
distrito, habían sido despedidos en el marco del caso de Farkhunda. "Está
claro que hubo un fallo a la hora de llevar a cabo las labores
policiales", ha expresado Olomi en un comunicado, prometiendo una
investigación completa y, si fuera necesario, la apertura de un proceso
judicial. Hashmat Stanekzai, portavoz del jefe de la policía de Kabul, también
ha sido despedido este martes por publicar comentarios en su página personal de
Facebook el día después del asesinato de Farkhunda, según Olomi. En ellos, Stanekzai
se refirió a ella como "no creyente" y dijo que gente como ella
soñaba con conseguir la nacionalidad europea o estadounidense mediante ese tipo
de actos de blasfemia.
Donantes extranjeros han gastado
billones de dólares en las fuerzas policiales de Afganistán para reforzar el
cumplimiento de la ley y muchos de ellos se sienten frustrados por la
persistente cultura de impunidad y abuso que se reproduce a lo largo y ancho de
los cuerpos de seguridad. En el caso de Farkhunda, el líder de la división de
investigación del país ha dicho que no existen evidencias de que la mujer
quemase un Corán. De hecho, su hermano defiende que un clérigo lanzó la
acusación en su mezquita después de que Farkhunda le dijera a una mujer que no
pagase por amuletos de la buena suerte porque no eran islámicos.**
Otro despido más que justificado. Como ya señalamos, sigue
el doble debate: el de si quemó el Corán y el de si eso ocurrió se tiene
derecho a matar a una mujer a golpes y después quemarla. Son dos debates y los
que han sido despedidos, lo han hecho por justificar el linchamiento al dar por
supuesto que es lo que debe hacerse cuando ocurren esos hechos atribuidos a
Farkhunda.
Como en caso egipcio, te pueden te pueden despedir por
hablar o por decir barbaridades, que son dos cosas distintas. La cautela del
poder trata de minimizar los riesgos de enfrentamiento, pero es un camino que
trae disgustos futuros porque siempre habrá alguien que dispare primero y
pregunte después.
La pasividad de los miembros de la policía afgana es una
cuestión psicológica, un debate interno y externo sobre quién manda en el
mundo, al menos en el que les rodea. Al igual que Farkhunda, nos dice ahora,
fue acusada de quemar páginas del Corán por chafarle el negocio a un clérigo el
negocio de los amuletos, cualquier otro se podría ver en boca de todos con la
acusación de defender a Farkhunda por ser un ateo, un impío, y correr el riesgo
de ser linchado el siguiente en la lista.
La virulencia de lo que está ocurriendo en el mundo islámico
tiene que ver mucho con ese razonamiento que acabamos de reducir a la
simplicidad. Al final, nos dirían los clásicos de la materia, todo se concreta
en saber quién manda. Y el que manda
lo hace reforzando su ley y creando su propia legalidad, aquella que le
garantiza el poder. El clérigo que vende amuletos mágicos no quiere que le
disputen su reinado y dirá que los que interfieren en su negocio atacan al
profeta, son "extranjeros" y "renegados" que buscan hundir el
perfecto reino de la ignorancia y obediencia en el que manda.
La hipótesis de que Farkhunda fue acusada por denunciar el negocio de los amuletos hermana a las dos mujeres asesinadas y sometidas a la ignominia tras su muerte. Las dos, como señalan, murieron por hablar claro. Cada una en lo suyo, pero por hablar claro, por compromiso y responsabilidad. Las respuestas que recibieron fueron criminales e insultantes. Pero hablaron claro y por eso se las recordará más allá de sus asesinos o de los que los justificaron.
*
"Forensic authority spokesman dismissed after El-Sabagh ‘thinness’
comments" Ahram Online 24/03/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/125979/Egypt/Politics-/Forensic-authority-spokesman-dismissed-after-ElSab.aspx
** "Despedido un policía afgano por justificar en
Facebook el linchamiento de una mujer" El Mundo 24/03/2015
http://www.elmundo.es/internacional/2015/03/24/5511ab41268e3e092d8b456d.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.