Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
ataques contra la periodista egipcia Liliane Daoud (o Dawoud) han ido en
aumento. Muchos medios egipcios, públicos o privados, se han convertido al
"gubernamentalismo", una de las enfermedades más peligrosas que
pueden aquejar al mundo periodístico.
En
Egipto ya se ha dejado atrás el nivel de "enfermedad" para adentrarse
en el de "epidemia". El objetivo, obviamente, es acallar las discrepancias
y, cada vez más, las chapuzas, excesos e incumplimientos del régimen, como la
declaración de la convocatoria de las elecciones como anticonstitucional por lo
hecho con las circunscripciones en la nueva ley electoral.
Lo que
se está consiguiendo es una distorsión permanente del mundo que les rodea y de
lo que pudiera más allá. El resultado será silenciar a los que avisan que el
barco se puede hundir aumentando el volumen de la banda que toca en el salón de
baile. Dicen que es lo que ocurrió en el Titanic, que su banda no dejó de tocar
mientras el desastre avanzaba. Mientras la música sonara, parecían querer
decir, no se hundiría.
Una de
las mayores perversiones que se pueden dar en el mundo periodístico es utilizar
la información para atacar o desacreditar a las personas para congraciarse con
los poderosos. Nada gusta más al poder que despreocuparse de aquellos que le
critican y dejar que se lancen contra ellos los que por el contrario cumplen
con la función de adular a los poderosos. Si avisas que ya hay agua en la
bodega del Titanic pasas a ser objeto de los ataques de la estruendosa banda
mediática cuyas notas estridentes intentan acallar los avisos, denuncias y
críticas para mantener al pasaje en la creencia de que todo va bien y que se
surcan los mares de la Historia con buen capitán y tripulación.
Los ataques que se han dirigido contra esta periodista han traspasado, según ha señalado ella misma, las
líneas rojas —que en Egipto son más rojas que en otros lugares— de la honorabilidad
suya y de su familia. Las noticias fueron apareciendo en la prensa, que recogía
los ataques contra Daoud. La cosa se puso más seria cuando algunos utilizaron
los medios para clamar por su expulsión del país, dado su origen libanés. Al-Ahram
Weekly le ha dedicado atención al caso cuando la periodista ha decido acudir a
los tribunales por ella y el honor de su familia, especialmente dice, por su
hija.
La
agresividad y naturaleza de los ataques contra las personas están convirtiendo
los medios egipcios en un espacio irrespirable. El caso de Liliane Daoud
In recent weeks Dawoud has come under attack
from several broadcasters and commentators who have accused her of attacking
the Al-Sisi regime. They are charges the presenter of the three-times-a-week
talk show “The Full Picture” categorically denies.
“I have
never attacked anyone. To start with I never express my own views. I bring in
commentators to seek clarification of current affairs. This is not about
attacking people but discussing things and trying to bring alternative views to
light,” she says.
When Dawoud did not cave in to her critics the
campaign against her escalated. Some broadcasters began to demand ONTV owner
Naguib Sawiris cancel her show. What, they asked, is someone who is originally
Lebanese doing presenting a show on Egyptian television dealing with Egyptian
current affairs?
When Sawiris failed to sack Dawoud, a
commentator in an independent daily took matters further. He penned a column
that Dawoud says is “full of slander, unacceptable violations into her private
life and obnoxious insinuations against other colleagues.”*
Si ayer señalábamos las campañas de los islamistas de
Bangladesh contra quienes consideran que deben ser borrados del mapa, asesinados,
la virulencia de los medios egipcios contra todo el que consideran
"enemigo" es de la misma calaña. Lo que se pierde es la mesura y la
capacidad de diálogo, por lo que acaba cayendo en las garras de un fanatismo de
otro cuño, pero fanatismo al fin y al cabo.
Son ya muchos los que han optado por el silencio o por
alejarse discretamente de Egipto. Eso hace que el ruido de la jauría vaya en
aumento porque son menos las víctimas con las que hacer méritos ante el poder. Se
crea ese ambiente enfermizo, ese espectáculo baboso de hacer méritos ante el
poder presumiendo de ser los más fieles, un defecto estructural que afecta por
igual a los que presumen de ser los más piadosos como a los que presumen de ser
los más devotos del presidente o de la patria. Eso abre algunas perspectivas de
análisis psicosocial interesantes.
Liliana Daoud señala:
“There is a growing trend amongst some journalists and TV broadcasters
to try and promote themselves by attacking other journalists and broadcasters
who dare to do their job the way it should be done, by asking questions rather
than trumpeting their own opinions,” says Dawoud.
The role of the media, she adds, is to ask
questions and present a “fully rounded picture of what is happening in current
affairs.”*
Y así debería ser. Nada hay más deprimente que ver a la prensa
silenciando sus propios valores y pregonando los de la exclusión y el
silenciamiento. El recurso a los tribunales demuestra que no es una cuestión de
"leyes", que le darán la razón, sino de "malos hábitos",
costumbres de dictadura que se mantienen más allá. Los medios forman parte del
aparato del estado (o están a su servicio) y el estado a su vez también tiene
propietario, como lo tiene igualmente la "nación". En el fondo es un
mecanismo absolutista de apropiación encadenado en el que uno de autoproclama
"patriota" (reivindicando en exclusiva el amor a su país), después se
dice "ciudadano" (reivindicando unos derechos que se le niegan a los
otros) y pidiendo la expulsión o encarcelamiento de los que tienen otras ideas.
Ahram Online nos traía hace unos días un titular del
presidente en el que decía que los ataques mediáticos contra Qatar eran
cuestión de la opinión pública ("Sisi says media attacks on Qatar reflection of public opinion" 28/02/2015). No hace mucho tampoco tiempo, dimos cuenta de ello, también
hubo que poner paz ante los ataques agresivos de los medios egipcios contra
Marruecos. Suponemos que también eran reflejo de la "opinión
pública".
Este clima estruendoso, demagógico y agresivo, baboso y
complaciente con el poder, tiene como contrapartida el trabajo de unos cuentos
periodistas que tratan de mantener el equilibrio para que exista una opinión
sensata. Egipto, cuando pase el tiempo, deberá volver a ellos para agradecerles
que la historia pueda recoger ejemplos de honestidad y valor, de sacrificio por
traer algo de luz. Al resto, se les considerará como una jauría cuya única
finalidad era mostrar al amo quién ladraba mejor.
*
"Liliane Dawoud: The full picture" 5/03/2015
http://weekly.ahram.org.eg/News/10605/17/Liliane-Dawoud--The-full-picture.aspx
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