sábado, 7 de marzo de 2015

Egipto o la banda del Titanic

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Los ataques contra la periodista egipcia Liliane Daoud (o Dawoud) han ido en aumento. Muchos medios egipcios, públicos o privados, se han convertido al "gubernamentalismo", una de las enfermedades más peligrosas que pueden aquejar al mundo periodístico.
En Egipto ya se ha dejado atrás el nivel de "enfermedad" para adentrarse en el de "epidemia". El objetivo, obviamente, es acallar las discrepancias y, cada vez más, las chapuzas, excesos e incumplimientos del régimen, como la declaración de la convocatoria de las elecciones como anticonstitucional por lo hecho con las circunscripciones en la nueva ley electoral.
Lo que se está consiguiendo es una distorsión permanente del mundo que les rodea y de lo que pudiera más allá. El resultado será silenciar a los que avisan que el barco se puede hundir aumentando el volumen de la banda que toca en el salón de baile. Dicen que es lo que ocurrió en el Titanic, que su banda no dejó de tocar mientras el desastre avanzaba. Mientras la música sonara, parecían querer decir, no se hundiría.

Una de las mayores perversiones que se pueden dar en el mundo periodístico es utilizar la información para atacar o desacreditar a las personas para congraciarse con los poderosos. Nada gusta más al poder que despreocuparse de aquellos que le critican y dejar que se lancen contra ellos los que por el contrario cumplen con la función de adular a los poderosos. Si avisas que ya hay agua en la bodega del Titanic pasas a ser objeto de los ataques de la estruendosa banda mediática cuyas notas estridentes intentan acallar los avisos, denuncias y críticas para mantener al pasaje en la creencia de que todo va bien y que se surcan los mares de la Historia con buen capitán y tripulación.
Los ataques que se han dirigido contra esta periodista han traspasado, según ha señalado ella misma, las líneas rojas —que en Egipto son más rojas que en otros lugares— de la honorabilidad suya y de su familia. Las noticias fueron apareciendo en la prensa, que recogía los ataques contra Daoud. La cosa se puso más seria cuando algunos utilizaron los medios para clamar por su expulsión del país, dado su origen libanés. Al-Ahram Weekly le ha dedicado atención al caso cuando la periodista ha decido acudir a los tribunales por ella y el honor de su familia, especialmente dice, por su hija.
La agresividad y naturaleza de los ataques contra las personas están convirtiendo los medios egipcios en un espacio irrespirable. El caso de Liliane Daoud

In recent weeks Dawoud has come under attack from several broadcasters and commentators who have accused her of attacking the Al-Sisi regime. They are charges the presenter of the three-times-a-week talk show “The Full Picture” categorically denies.
 “I have never attacked anyone. To start with I never express my own views. I bring in commentators to seek clarification of current affairs. This is not about attacking people but discussing things and trying to bring alternative views to light,” she says.
When Dawoud did not cave in to her critics the campaign against her escalated. Some broadcasters began to demand ONTV owner Naguib Sawiris cancel her show. What, they asked, is someone who is originally Lebanese doing presenting a show on Egyptian television dealing with Egyptian current affairs?
When Sawiris failed to sack Dawoud, a commentator in an independent daily took matters further. He penned a column that Dawoud says is “full of slander, unacceptable violations into her private life and obnoxious insinuations against other colleagues.”*


Si ayer señalábamos las campañas de los islamistas de Bangladesh contra quienes consideran que deben ser borrados del mapa, asesinados, la virulencia de los medios egipcios contra todo el que consideran "enemigo" es de la misma calaña. Lo que se pierde es la mesura y la capacidad de diálogo, por lo que acaba cayendo en las garras de un fanatismo de otro cuño, pero fanatismo al fin y al cabo.
Son ya muchos los que han optado por el silencio o por alejarse discretamente de Egipto. Eso hace que el ruido de la jauría vaya en aumento porque son menos las víctimas con las que hacer méritos ante el poder. Se crea ese ambiente enfermizo, ese espectáculo baboso de hacer méritos ante el poder presumiendo de ser los más fieles, un defecto estructural que afecta por igual a los que presumen de ser los más piadosos como a los que presumen de ser los más devotos del presidente o de la patria. Eso abre algunas perspectivas de análisis psicosocial interesantes.
Liliana Daoud señala:

 “There is a growing trend amongst some journalists and TV broadcasters to try and promote themselves by attacking other journalists and broadcasters who dare to do their job the way it should be done, by asking questions rather than trumpeting their own opinions,” says Dawoud.
The role of the media, she adds, is to ask questions and present a “fully rounded picture of what is happening in current affairs.”*


Y así debería ser. Nada hay más deprimente que ver a la prensa silenciando sus propios valores y pregonando los de la exclusión y el silenciamiento. El recurso a los tribunales demuestra que no es una cuestión de "leyes", que le darán la razón, sino de "malos hábitos", costumbres de dictadura que se mantienen más allá. Los medios forman parte del aparato del estado (o están a su servicio) y el estado a su vez también tiene propietario, como lo tiene igualmente la "nación". En el fondo es un mecanismo absolutista de apropiación encadenado en el que uno de autoproclama "patriota" (reivindicando en exclusiva el amor a su país), después se dice "ciudadano" (reivindicando unos derechos que se le niegan a los otros) y pidiendo la expulsión o encarcelamiento de los que tienen otras ideas.
Ahram Online nos traía hace unos días un titular del presidente en el que decía que los ataques mediáticos contra Qatar eran cuestión de la opinión pública ("Sisi says media attacks on Qatar reflection of public opinion" 28/02/2015). No hace mucho tampoco tiempo, dimos cuenta de ello, también hubo que poner paz ante los ataques agresivos de los medios egipcios contra Marruecos. Suponemos que también eran reflejo de la "opinión pública".


Este clima estruendoso, demagógico y agresivo, baboso y complaciente con el poder, tiene como contrapartida el trabajo de unos cuentos periodistas que tratan de mantener el equilibrio para que exista una opinión sensata. Egipto, cuando pase el tiempo, deberá volver a ellos para agradecerles que la historia pueda recoger ejemplos de honestidad y valor, de sacrificio por traer algo de luz. Al resto, se les considerará como una jauría cuya única finalidad era mostrar al amo quién ladraba mejor.



* "Liliane Dawoud: The full picture" 5/03/2015 http://weekly.ahram.org.eg/News/10605/17/Liliane-Dawoud--The-full-picture.aspx








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