Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Demos gracias a que podemos seguir manteniendo nuestra fe en la política con ejemplos humanos que nos permitan seguir creyendo en aquello que los más
próximos nos hacen perder.
He
decidido ascender un peldaño en la evolución política y declararme seguidor europeo de
la ministra italiana Cécile Kyenge. Si todos somos europeos, ella es también mi
ministra, una ministra que acepto plena y solidariamente por lo que representa precisamente de europeidad positiva frente a otros que representan lo contrario. Kyenge me une más a Europa que la moneda única. La infame campaña
racista a la que se ve sometida en su país me hace despertar un sentimiento de identificación solidaria con ella, con lo que representa, y el rechazo hacia aquellos que no han
abandonado todavía las cavernas mentales del oscurantismo.
Cécile
Kyenge se ha convertido en el centro de insultos y ataques por parte de
políticos que solo pasaran a la historia oscura de la notoriedad circunstancial
por haber realizado esos "chistes", comentarios, ataques o
lanzamientos de plátanos a una mujer que se encuentra a años luz del cenagal en
el que esperan inútilmente el milagro evolutivo, ya sea por salto genético o
por teorías cienciológicas. En su caso, todos los genes de la estupidez (que
sin duda algunos poseen, la estupidez congénita, están rabiosamente activados).
Los ataques
racistas a deportistas son cada vez más frecuente. Ha sido en Italia
precisamente en donde hace unos días saltaba la noticia del abandono del campo —harto,
aburrido, indignado— del jugador franco-guineano del Milan, Kevin Constant. El
reglamento prima el espectáculo del campo antes que el vergonzoso
"espectáculo" de las gradas. Nos decía ABC respecto a este caso:
"Los gritos racistas son indignantes,
escandalosos y deben ser combatidos. Pero la norma dice que cuando esto sucede
se debe acudir al árbitro y éste al asistente, que se dirigirá al responsable
policial, única autoridad que puede suspender el juego", declaró Adriano
Galliani, administrador delegado del Milan. El dirigente mostró su
"solidaridad" con Constant, pero subrayó que "no es
posible" abandonar el terreno de juego.*
Que la
vida política italiana —la vida post-Berlusconi— siga convertida en un
espectáculo bochornoso no muy distinto al que se contempla en los estadios de
fútbol, nos dice mucho del deterioro al que la Política misma está sometida por
parte de los energúmenos que la habitan en todas partes. Uno de ellos fue el senador Roberto Calderoli —vicepresidente del Senado—, quien dijo amar a los animales y
señaló que la ministra le recordaba a un orangután. La publicación Okay
Africa señalaba que el caso de Cecile Kyenge:
[...] it is only the latest in a string of
attacks on Kyenge which were, much like this one, a toxic cocktail of racism
and sexism. When Kyenge was appointed to head Italy’s Integration Ministry in
April 2013, Dolores Valandro a member of the anti-immigrant Northern League,
wrote that Kyenge should be raped, while another party member warned that
Kyenge would impose ”tribal traditions” on the nation.**
El caso de la xenófoba y racista Dolores Valandro es
especialmente grave, pues la petición de que alguien "viole" a la ministra
para que sepa "qué se siente" es de una gravedad extrema. La petición
respondía al principio del ojo por ojo entendido a su manera, pues se había
producido un caso de violación por parte de un inmigrante africano. Para
Valandro, debe ser causa suficiente la pertenencia a un continente o el color
de la piel para pagar las culpas ajenas; es la base del racismo y la xenofobia: la extensión a todos —de un país o de un color— del odio, la venganza o el desprecio. Para ella, probablemente, Italia
debería poner en práctica leyes como las del estado de Florida que posibiliten
casos como el comentado de Trayvon Martin, asesinado por un vigilante que lo
vio sospechoso por tener la piel negra, ser joven y llevar capucha. Los jurados que lo han dejado libre han dicho que "no podían hacer otra cosa" con la ley que le permitió actuar impunemente. El racismo estaba en la misma ley y el acto es su consecuencia.
Tener una clase política así es una maldición. Por mucho que
se diga que son solo algunos, esos están ahí porque alguien los seleccionó y
los propuso. Si están ahí porque se presentaron ante sus
electores como xenófobos y racistas manifiestos —como ocurre por ejemplo, en Grecia— y fueron votados, la vergüenza es todavía mayor.
Kyenge asegura que los ataques y
los insultos contra su persona, provenientes también de la clase política con
la que comparte instituciones, refuerzan a ella y al país, una Italia que, en
su opinión, "tiene mucho camino por recorrer" a la hora de valorar la
contribución cultural que la inmigración puede aportar.
"Las reacciones a estos
insultos, que veo en el país, terminan uniendo a la Italia 'buena' y quizá
ayudarán a despertar muchas de esas conciencias que en estos años han estado un
poco dormidas", comenta la primera ministra negra del país.
"No solo es cuestión de
sociedad civil: la reflexión tiene que hacerse también a nivel institucional. Y
quien desempeña cargos públicos o liderazgos políticos tendría que entender la
importancia de las palabras que pronuncia", continúa.***
Este último punto es importante porque implicaría una
respuesta contundente de las propias instituciones —incluidos los partidos
políticos— exigiendo el respeto a todos aquellos que lo merecen de forma
absoluta y no dividiendo el país entre los que tienen derecho a insultar y los
que tienen que aguantarlo. El caso del deporte es, por eso, importante. Todo
está montado para mantener el espectáculo en pie. Los que insultan se divierten
con el espectáculo, es un aliciente más para seguir haciéndolo. Son todos los
jugadores los que deberían plantarse, incluidos los rivales, para demostrar que
no comparten los principios de algunos de sus propios seguidores. Sin embargo,
como en la política, no ocurre así.
La ministra —que teme más por la seguridad de sus hijos o de
todos aquellos que no tienen la protección que ella tiene— no solo debe unir a
la "Italia buena", como ella dice, sino a la Europa buena. El aumento
del racismo y de los partidos xenófobos y racistas por la Unión es preocupante
y esto es una muestra más de la contaminación de racismo que aflora con
impunidad.
Los criaderos del racismo normalmente están claros y están
estudiados. De lo que nos ocupamos menos es de lo que hay que hacer para
manifestar el rechazo ante este tipo de cuestiones. Damos por descontando que
son las instituciones las que amparan a los que son ofendidos, atacados o
perseguidos, pero muchas veces se mira para otro lado por pereza o por falta de
voluntad. El racismo no se pasa; permanece
latente, esperando la siguiente ocasión de manifestarse.
Estar gobernado por energúmenos de este calibre es siempre un riesgo y sobre todo nos deteriora en lo cívico. Como ciudadano de la Unión Europea, me siento representado
por la ministra Cécile Kyenge, que representa el coraje en lo personal y nuestro sentido de lo democrático en lo general. Después de tanto político indigno, ella
representa algo digno de ser llamado política.
Dice con sentido del humor Cécile Kyenge que ella "no es de color, que ella es negra". Nosotros, en cambio, sin eufemismos cromáticos, si deberíamos estar colorados de vergüenza.
Es mi ministra y quien la ataca, por ser quien es, nos ataca a todos pisoteando
los principios que configuran la Unión y en los que creo. Me identifico con ella y no con los que tienen la piel tan blanca como en blanco su cerebro. Cuando la insultan, me insultan. Así de sencillo.
*
"Politician Roberto Calderoli Compares His Black Female Colleague To An
Orangutan" Okay Africa 16/07/2013
http://www.okayafrica.com/2013/07/16/roberto-calderoli-senator-black-minister-orangutan/
** "Kevin Constat; el último caso de racismo en el
fútbol italiano" ABC 27/07/2013 http://www.abc.es/deportes/futbol/20130724/abci-constant-racismo-milan-201307242017.html
*** "La ministra italiana negra está 'cansada' de
insultos: "No me los esperaba tan fuertes"" ABC 28/07/2013
http://www.abc.es/internacional/20130728/abci-ministra-italiana-negra-esta-201307281043.html
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