viernes, 28 de junio de 2024

La hora de la acción frente a la violencia de género

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

No siempre es fácil distinguir entre "problemas"; no es fácil establecer las responsabilidades y las competencias. Entre problemas "personales", "institucionales" y "sociales" no es fácil muchas veces establecer las líneas que nos unen a ellos o que nos separan.

En RTVE.es nos lanzan el titular "Igualdad lanza una campaña para que los entornos actúen contra la violencia de género: "¿Vas a hacer algo?"" con esa pregunta final dirigida a todos.

Cada día nos llegan noticias de violencia, de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas. Frente a casos más complejos de detectar y que se resuelven en estallidos de violencia, como los de hijos contra padres (hoy mismo hay otro caso en Murcia), los de violencia contra las mujeres suelen moverse por patrones más continuados que pueden detectarse. Sin embargo, siguen chocando con una barrera resistente, que es el mal entendimiento del concepto de "intimidad".

Considerar que la violencia es cosa de la "intimidad" es una aberración que todavía se mantiene y para evitarla es necesaria la participación de todos, algo que no es fácil de lograr precisamente por ese supuesto tácito de que la violencia, la discusión y una hipotética reconciliación forman parte de la vida "normal" de la pareja.

No es fácil desterrar estas ideas que son transmitidas como modelos de comportamiento a través frecuentemente de los comportamientos de los propios padres. La discusión, incluso la violencia, se consideran de forma tácita parte de la vida de la pareja. Esto es hoy inadmisible. Sin embargo, esa idea sigue perviviendo.

Las encuestas entre jóvenes nos hablan de esa idea de "admisión" de la violencia como parte de la pareja y la acaban justificando en ocasiones como parte de esa "normalidad". Evidentemente esa visión "normalizada" es el semillero de acciones futuras donde las reacciones acaban siendo violentas.

Creo que los modelos "justificativos" ya están suficientemente explicados desde diversas disciplinas, pero nos falta llegar a esa sociedad que lo considera "normal". En el artículo se nos expone el sentido de la campaña:

El Ministerio de Igualdad recuerda con esta acción que el papel de los entornos no se limita a interponer una denuncia, sino que va mucho más allá. Así, se promueve el acompañamiento a las víctimas, la escucha y el apoyo que necesitan. Es también una forma de mostrar a los agresores que están solos, porque las víctimas cuentan con el apoyo de todos sus entornos, de toda la sociedad.

Solo una de cada cuatro personas actúa ante un signo de violencia de género

“Es importante que los vecinos, los amigos, los profesionales con quienes interactúan la víctima y su agresor sepan que es importante mantener siempre la puerta abierta, para que las víctimas no sientan vergüenza ni culpa cuando den el paso de buscar ayuda. Un pequeño paso de cada una y cada uno de nosotros puede ser decisivo en la vida de muchas mujeres”, ha explicado la ministra.* 

El porqué se produce este fenómeno social es por ese conflicto señalado anteriormente: la violencia forma parte de la intimidad desde esa percepción resistente.  Su normalización, queremos pensar, impide pensar en que las consecuencias pueden ser tan trágicas como lo son en ocasiones. La idea de que es algo que "ellos" han de resolver está demasiado prendida socialmente.

No ayuda mucho esas ideas que se repiten en las noticias, como "no había denuncias previas" (que busca liberar de responsabilidad especialmente a las instituciones) o esa otra de "ella retiró la denuncia interpuesta", que da a entender que hay un "perdón" que lo arregla todo, que es una especie de "calentón" que ella comprende, que forma parte de la dinámica de la pareja.


No ayuda nada —más bien lo contrario— el ascenso de una "ultraderecha populista" que tiene en el negacionismo de la violencia de género una de sus señas de identidad. Para ello necesita recomponer una idealización jerárquica de la familia, una institucionalización de un orden basado en la "lógica" del poder del "pater familias", un orden justificado doblemente desde la naturaleza y la divinidad. Todo este anacronismo retrógrado es mal asimilado por unos jóvenes que ven así justificado un orden exterior que les evita tener que pensar en un orden basado en la igualdad, un orden que les exige lo que todavía no tienen, madurez. Y no será fácil renunciar a estos privilegios para los que siempre encuentran defensores y argumentos.


La campaña del Ministerio quiere luchar contra ese mirar hacia otro lado ante la violencia de género. No es sencillo hacerlo ante los impedimentos que se amontonan como barrera e impiden considerarlos negativos. Los populismos hacen del "viejo orden" las puertas del "nuevo orden". La aceptación de la violencia es un retroceso, pero lo es más la justificación de la violencia para enfrentarse a lo que llaman "ideología", los principios de igualdad y que algunos rechazan en nombre de una inadmisible "responsabilidad" parental en la educación. 

Ya no se trata de sacar a la luz la violencia invisible, sino de actuar, de no mirar hacia otro lado cuando se produce y tratar de frenarla. No se pueden formar ciudadanos en la creencia que las mujeres deben ser castigadas por sus parejas, convertidos en fiscales y jueces, creyendo que la violencia es un "correctivo" de las malas conductas inducidas por el feminismo. 

No sé si la campaña será suficiente para frenar esas tendencias que se nos muestran en las encuestas y en los titulares de prensa. Es probable que haya que utilizar estrategias más eficaces y directas para ir al centro de los males. Es indudable que los centros escolares están siendo parte del problema porque allí se transmiten las actitudes que se generan en las propias familias a través de la exposición a una violencia "normalizada".  Después ya es tarde.

 

* "Igualdad lanza una campaña para que los entornos actúen contra la violencia de género: "¿Vas a hacer algo?"" RTVE.es 25('6/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240625/igualdad-lanza-campana-entornos-actuen-contra-violencia-genero-vas-a-hacer-algo/16162327.shtml

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