Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Son
muchos los casos que determinan que algo, nada bueno, nos pasa. Hemos perdido
el norte a fuerza de ir pasito a pasito, de despropósito en despropósito, hasta
alejarnos de algo que pueda ser reconocible como "normalidad". Los
casos violentos se extreman, se viven con unas diferencias apreciables con
otros momentos en los que parecía más o menos claro lo que estaba bien y lo que
estaba mal, lo aceptable y no incomprensible.
Hace
apenas unos días se detenía a una madre y a su hijo; integraban ambos una banda
criminal y es unía un asesinato. No sé, no es lo que se espera de unos lazos
familiares, Lo que llaman "violencia vicaria" hace que padres maten a
sus hijos como venganza y acaban suicidándose. Cada vez es más frecuente y lo
estamos empezando a considerar "normalidad" perdiendo de vista lo que
de monstruoso tiene.
Nos
llega hoy otro caso que regresa por nuevos matices escandalosos. Me refiero a
otro caso de esos que dicen que nos
conmocionan, el del "pescaíto", el niño asesinado por la nueva
pareja del padre. Esos nuevos matices que aparecen nos dicen muchas cosas.
En
RTVE.es titulan "La madre de Gabriel Cruz: "Los derechos de la
asesina de mi hijo no pueden prevalecer por encima de los nuestros"" y Marina Peco nos cuenta la batalla de la
madre para que no se vulneren muchas cosas, además de los derechos,
Patricia Ramírez, la madre de Gabriel Cruz, asesinado en febrero de 2018, ha comparecido ante la Comisión de Interior en el Senado este martes para pedir un Pacto de Estado contra "cualquier tipo de violencia grave". Esta solicitud viene tras saber que Ana Julia Quezada, la asesina de su hijo, había intentado participar en un documental con el objetivo de contar su versión de los hechos y lucrarse con los beneficios del mismo.
Gracias a la mediación de la Guardia Civil, Patricia ha revelado que la dueña de la productora del documental se puso en contacto con ella y le manifestó su voluntad de detener la producción audiovisual.*
La idea
de realizar un documental con la asesina dentro, apenas transcurridos unos
pocos años entra dentro de este tipo de fenómenos de los que hablábamos al
inicio. Se trata de comercializar el morbo dando la palabra a los asesinos para
disfrute público. De no acabar muchos casos en suicidio del asesino, los casos
proliferarían teniendo a los asesinos convertidos en protagonistas de muchos
culebrones.
Permitir
que se lucren los asesinos contando sus actos criminales es una verdadera
aberración, pero lo es sobre todo porque hay gente que lo propone con la idea
de que será objeto de consumo mediático.
Truman
Capote fue a la cárcel a entrevistar a los dos asesinos que darían lugar al
célebre texto A sangre fría, pero mucho me temo que su afán literario
documental de hacer una "novela verdad" dista mucho de las
intenciones de la productora que quería contar con la asesina.
Creo
que la intervención de la madre ante la Comisión del Senado ha puesto el dedo
en algunas cuestiones relevantes:
Durante su intervención, Ramírez ha expresado que este
pacto tiene que amparar a cualquier víctima de "violencia grande":
agresiones sexuales, pederastia, violaciones, etc. Para ella, este acuerdo se
debe constatar en contra de la revictimización de la víctima en
cualquiera de sus manifestaciones, ya sea física, verbal o a través de los
medios de comunicación.
Con respecto a este último punto, Patricia Ramírez ha pedido que se desarrollen prácticas y políticas sociales para enseñar a la población a consumir de forma responsable sucesos. "El consumo de la violencia no puede ser una violencia. No puede ser morbo y espectáculo", ha manifestado.*
Esa idea de "enseñar a consumir la violencia" es esencial,
especialmente cuando no se trata solo de educar al público receptor, sino
esencialmente a los medios, que son los que le dan forma.
Asistimos a un proceso de embrutecimiento creciente, algo que va más allá de la violencia morbosa y que busca envolver en morbo, por decirlo así, muchas experiencias, algo que va de la sexualidad, que quita peso a la afectividad" a la política que quita valor al diálogo, etc. Es la "sociedad del espectáculo", plenamente entre nosotros, fascinados por las pantallas que nos envuelven y rodean.
Esto tiene mucho que ver con ese efecto anestésico que acaba teniendo el
morbo creciente, la necesidad de buscar experiencias más impactantes para poder
atraer la atención, la base de la nueva economía de la comunicación.
Hay que educar a los públicos, sí, pero también a los medios porque sus efectos no son neutrales. Los casos se repiten cada vez con más frecuencia y nuestra "normalidad" se transforma.
*
Marina Peco "La madre de Gabriel Cruz: "Los derechos de la asesina de
mi hijo no pueden prevalecer por encima de los nuestros"" RTVE.es
11/06/2024
https://www.rtve.es/noticias/20240611/madre-gabriel-cruz-derechos-asesina-hijo-no-pueden-prevalecer-por-encima-nuestros/16142627.shtml
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