martes, 11 de junio de 2024

Aprender a tratar la violencia

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Son muchos los casos que determinan que algo, nada bueno, nos pasa. Hemos perdido el norte a fuerza de ir pasito a pasito, de despropósito en despropósito, hasta alejarnos de algo que pueda ser reconocible como "normalidad". Los casos violentos se extreman, se viven con unas diferencias apreciables con otros momentos en los que parecía más o menos claro lo que estaba bien y lo que estaba mal, lo aceptable y no incomprensible.

Hace apenas unos días se detenía a una madre y a su hijo; integraban ambos una banda criminal y es unía un asesinato. No sé, no es lo que se espera de unos lazos familiares, Lo que llaman "violencia vicaria" hace que padres maten a sus hijos como venganza y acaban suicidándose. Cada vez es más frecuente y lo estamos empezando a considerar "normalidad" perdiendo de vista lo que de monstruoso tiene.

Nos llega hoy otro caso que regresa por nuevos matices escandalosos. Me refiero a otro caso de esos que dicen que nos conmocionan, el del "pescaíto", el niño asesinado por la nueva pareja del padre. Esos nuevos matices que aparecen nos dicen muchas cosas.

En RTVE.es titulan "La madre de Gabriel Cruz: "Los derechos de la asesina de mi hijo no pueden prevalecer por encima de los nuestros""  y Marina Peco nos cuenta la batalla de la madre para que no se vulneren muchas cosas, además de los derechos,

Patricia Ramírez, la madre de Gabriel Cruz, asesinado en febrero de 2018, ha comparecido ante la Comisión de Interior en el Senado este martes para pedir un Pacto de Estado contra "cualquier tipo de violencia grave". Esta solicitud viene tras saber que Ana Julia Quezada, la asesina de su hijo, había intentado participar en un documental con el objetivo de contar su versión de los hechos y lucrarse con los beneficios del mismo.

Gracias a la mediación de la Guardia Civil, Patricia ha revelado que la dueña de la productora del documental se puso en contacto con ella y le manifestó su voluntad de detener la producción audiovisual.*

La idea de realizar un documental con la asesina dentro, apenas transcurridos unos pocos años entra dentro de este tipo de fenómenos de los que hablábamos al inicio. Se trata de comercializar el morbo dando la palabra a los asesinos para disfrute público. De no acabar muchos casos en suicidio del asesino, los casos proliferarían teniendo a los asesinos convertidos en protagonistas de muchos culebrones.

Permitir que se lucren los asesinos contando sus actos criminales es una verdadera aberración, pero lo es sobre todo porque hay gente que lo propone con la idea de que será objeto de consumo mediático.

Truman Capote fue a la cárcel a entrevistar a los dos asesinos que darían lugar al célebre texto A sangre fría, pero mucho me temo que su afán literario documental de hacer una "novela verdad" dista mucho de las intenciones de la productora que quería contar con la asesina.

Creo que la intervención de la madre ante la Comisión del Senado ha puesto el dedo en algunas cuestiones relevantes:

Durante su intervención, Ramírez ha expresado que este pacto tiene que amparar a cualquier víctima de "violencia grande": agresiones sexuales, pederastia, violaciones, etc. Para ella, este acuerdo se debe constatar en contra de la revictimización de la víctima en cualquiera de sus manifestaciones, ya sea física, verbal o a través de los medios de comunicación.

Con respecto a este último punto, Patricia Ramírez ha pedido que se desarrollen prácticas y políticas sociales para enseñar a la población a consumir de forma responsable sucesos. "El consumo de la violencia no puede ser una violencia. No puede ser morbo y espectáculo", ha manifestado.*

Esa idea de "enseñar a consumir la violencia" es esencial, especialmente cuando no se trata solo de educar al público receptor, sino esencialmente a los medios, que son los que le dan forma.

Asistimos a un proceso de embrutecimiento creciente, algo que va más allá de la violencia morbosa y que busca envolver en morbo, por decirlo así, muchas experiencias, algo que va de la sexualidad, que quita peso a la afectividad" a la política que quita valor al diálogo, etc. Es la "sociedad del espectáculo", plenamente entre nosotros, fascinados por las pantallas que nos envuelven y rodean.

Esto tiene mucho que ver con ese efecto anestésico que acaba teniendo el morbo creciente, la necesidad de buscar experiencias más impactantes para poder atraer la atención, la base de la nueva economía de la comunicación.

Hay que educar a los públicos, sí, pero también a los medios porque sus efectos no son neutrales. Los casos se repiten cada vez con más frecuencia y nuestra "normalidad" se transforma.

 

* Marina Peco "La madre de Gabriel Cruz: "Los derechos de la asesina de mi hijo no pueden prevalecer por encima de los nuestros"" RTVE.es 11/06/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240611/madre-gabriel-cruz-derechos-asesina-hijo-no-pueden-prevalecer-por-encima-nuestros/16142627.shtml

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