miércoles, 8 de febrero de 2017

Obama me ama o la batalla de los medios

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
En estos momentos de la madrugada, en la CNN se preguntan de dónde ha sacado el presidente Trump los datos falsos sobre la criminalidad en Estados Unidos. Se lo preguntan a la ya aburrida asesora y muro de contención Kellyanne Conway y dice desconocer el origen. Conway todavía es motivo de controversia después de que hablara de una matanza inexistente con todo convencimiento.
La prensa norteamericana se encuentra estupefacta después de que la Casa Blanca acusara a los medios de no informar de la 78 atentados para "ocultar" al pueblo norteamericano la "gravedad del terrorismo". Según esta teoría, habría una conspiración mediática para ocultar la realidad a los ciudadanos, hacerles pensar en que el mundo va bien cuando, en realidad, es un desastre. Entre esos 78 atentados "ocultados" a la opinión pública norteamericana se encuentra algunos como la matanza de Niza. The New York Times ha cogido la lista y ha mostrado cómo ha informado de todos y cada uno de ellos a sus lectores. La CNN ha hecho lo mismo. Muchos de esos atentados han sido portada de los medios, pero no en la dimensión en la que parece vivir la administración norteamericana, contagiada del mundo virtual  en el que vive el presidente.
Euronews lo recoge con el irónico titular "Los atentados que nunca viste en la prensa, según Trump":

Esta vez no desató la polémica con 140 caracteres, sino con una larga lista llena de lugares, nombres y fechas y con algunas faltas de ortografía… Donald Trump la ha vuelto a liar al arremeter contra la prensa con informe que recoge 78 atentados terroristas perpetrados por el grupo Estado Islámico de los que supuestamente nadie o casi nadie se hizo eco.
Los ataques, muchos de los cuales no han sido atribuidos al Dáesh, se produjeron entre los años 2014 y 2016, desatando un “genocidio”, en palabras del presidente estadounidense, del que la “muy deshonesta prensa” no quiso informar. “Tienen sus motivos y ustedes lo comprenden”, apostilló ante un grupo de oficiales en una base de la Fuerza Aérea de Tampa, en el estado de Florida.
Tras este discurso, la Casa Blanca divulgó un documento indicando lugares y fechas en los que habrían sucedido esos ataques terroristas que pasaron “desapercibidos”.
Según la Administración Trump, usted nunca debería haber visto o escuchado que un terrorista arrolló con un camión a cientos de personas en la ciudad francesa de Niza mientras festejaban el 14 de julio, el día de la fiesta nacional, de 2016. El atentado de Niza dejó 87 muertos, incluido su autor, y más de 400 heridos. En español, hay 185.000 referencias en google. En inglés, casi 900.000. En francés, 1,6 millones.
También aparecen en la famosa lista ataques que coparon la atención de los medios durante semanas, como fueron los atentados de París, que dejaron 130 muertos y más de 350 heridos o los del aeropuerto de Bruselas, con 35 fallecidos y más de 300 heridos.
El documento incluye algunas acciones terroristas sin víctimas mortales y olvida varios ataques perpetrados en Israel.*


Podemos entender que esto es característico de la personalidad de Trump, que forma parte de esa incapacidad de procesamiento normal de la realidad, pero todo eso no lo ha elaborado él sino que sale de alguna parte. ¿De quién está rodeado el nuevo presidente de los Estados Unidos? ¿No hay nadie que no se deja arrastrar hacia el abismo del ridículo universal?
Una de las garantías necesarias para no vivir en un estado de angustia es saber que la información que se maneja es coherente con la realidad en que se vive. Pero la nueva administración parece vivir en una burbuja que se realimenta con sus propias mentiras y negaciones. ¿Hay algo más fácil de desmontar que esa lista de los 78 atentados de los que se dice que nadie ha sido informado? Si los asesores, si el personal de la Casa Blanca vive en la misma fantasía que su presidente y no trata, por el contrario, de arrastrarlo hacia la realidad, ¿qué esperanza nos queda? ¿Qué decisiones pueden tomar sobre las falsedades en que viven?
En su entrevista con Bill O'Reilly en el canal Fox News, Trump decía:

President Trump: 5:00. I read the papers, I look at the television and I see the lies. When I was a businessman I got good press, but at some of the networks and papers there is a level of dishonesty. It's 'fake news' and they're doing it because I'm on the other side of the equation. They call themselves 'progressive,' but it's not true. They don't like anybody on our side.**


La paranoia del presidente —claramente un desequilibrado— amenaza con convertirse en una realidad sugestionada, en una visión del mundo en la que los hechos reales se esfuman o se rechazan como "fake news", etiqueta a la que Trump le dio la vuelta y pasó de que se la aplicaran a ser el mayor expendedor de certificaciones de "verdades" y "mentiras". Todo es real si lo deseas con la suficiente intensidad. Se trata de ser "creyentes". Una vez que te conviertes en uno, las palabras son dogmas, y el mundo se separa nítidamente en la luz y la oscuridad con sus respectivos profetas. Los medios son ahora los profetas de la oscuridad en la definición de Trump y sus seguidores. Cuando era un hombre de negocios, no dice, todos le amaban. Debería releer su historia —aunque no serviría de nada— y comprobar que no ha sido precisamente un favorito de los medios, sino más bien un personaje peculiar y excéntrico, objeto de burlas frecuentes. ¿No lo veía? La respuesta es no. En su patología está la ceguera.
Uno de los momentos increíble de la entrevista con O'Reilly lo seleccionaba la CNN ayer. Es el momento sublime en el que se produce un "very strange phenomena" —según definición de Trump— cuando quedan solos los dos presidentes. The Independent recoge así ese momento:

Speaking of Mr Obama in an interview with Fox News, Mr Trump said: “It’s a very strange phenomena. We get along. I don’t know if he’ll admit this, but he likes me, I like him”.
When asked by interviewer Bill O'Reilly how he knows Mr Obama likes him, Mr Trump simply responded: "I can feel it.”
Comparing this apparently amiable bond to previously fraught relations between the two of them, the President continued: “We had a rough campaign. He was fighting better for Hillary then she did. He was vicious during the campaign towards me and I was vicious towards him. We said horrible things about each other.
“And then we hop into the car, and we drive down Pennsylvania Avenue together and we don’t even talk about it. Politics is amazing.”***


En la noticia de la CNN en que se reproducía el fragmento, la comentarista no pudo evitar un irónico "yo también lo he sentido" al volver a la realidad del estudio desde la dimensión Trump, un mundo paralelo en el que nadie puede dejar de amarle, incluidos sus rivales. La lista de personajes que le aman se irá probablemente ampliando en el futuro e incluirá al final de su mandato a los dirigentes de Irán y Corea del Norte, aunque no lo quieran reconocer en público.
Queda como enemigo la prensa. Los medios son vistos como obstáculos para que la gente le ame. Son ellos los que mienten sobre él y sobre el mundo para que no se entienda su función: salvarnos del desastre, como ya ha señalado. El viene a arreglar los problemas del mundo y, sin embargo, el mundo no le entiende. Trump necesita enunciar increíbles desastres, situaciones al límite, porque es la forma de aumentar así su propio valor. Para él solo vale el apocalipsis.
Los medios ocultan el universo peligroso en el que todos viven, las amenazas constantes ignoradas por efecto de los silencios, de las ocultaciones. Trump trae la verdad y pide amor. Los medios se interponen entre el profeta y su pueblo.
El otro día recogíamos las declaraciones del denominado filósofo egipcio que señalaba que Donald Trump y el presidente Abdel Fattah al-Sisi son "enviados de Dios". La sintonía entre ambos personajes es notoria. La obsesión del presidente egipcio con que los medios de comunicación mienten y que el pueblo solo debe escucharle a él un clásico de su mandato. Los medios son la forma de penetración y destrucción en la guerra psicológica que trata de evitar que la gente vea la realidad, algo a lo que solo él tiene acceso. Los medios mienten; están al servicio de poderes extranjeros, poderes oscuros que buscan la destrucción del país. Solo le deben creer a él. Su furia viene de que para ser escuchado, se ha de recurrir a los medios y estos distorsionan el mensaje.
No es de extrañar que la prensa egipcia se haya hecho eco de las declaraciones gubernamentales egipcias sobre lo dicho por la Casa Blanca sobre los atentados. Con el titular "Egypt Hails Trump Criticism Of Western Media Coverage Of Terrorist Attacks", el diario Egyptian Streets recoge esta sintonía de las administraciones egipcia y norteamericana:

Egypt praised on Tuesday the statements of US president Donald Trump in which he criticized western media for not covering  about 78 terrorist attacks worldwide, including nine in Egypt.
In a statement issued by Egypt’s Foreign Ministry, the official spokesperson Ahmed Abou Zaid  said that these attacks were completely ignored by western media in a clear bias. He also praised the new US administration, saying that its vision is compatible with the repeated calls of Egypt upon the international community to adopt a comprehensive strategy to combat terrorism on all levels.
Abou Zaid further added that the selectivity and partiality in some western media outlets surpassed their indifference to terrorist attacks, but also included showing sympathy with the casualties of certain countries, while accusing other countries , like Egypt, with security shortcomings.
The spokesperson concluded by saying that he hopes the next phase will witness significant progress in how international community tackle terrorism, and that the US will have a leading role in this shift for the effect it has on the international community.
Bilateral relations between Egypt and the US were tense during the administration of former US president Barack Obama, particularly when the Egyptian Armed Forces ousted former president Mohamed Morsi. The Obama administration described the ouster as a military coup. Obama, as a result, decided to cut military aid to Egypt, but had to restore it later in 2015 because of the ongoing danger of the Islamic State (IS).
Trump and Egypt’s president Abdel Fattah Al-Sisi seem to be in line regarding their stances on extremism and political Islam, which boosted the bilateral relations between the two countries after Trump took office.****



El hecho de que la presidencia de Egipto se sume a la paranoia de Donald Trump sobre su visión unilateral del mundo y lo que ocurre en él forma parte de esa necesidad urgente de encontrar un "aliado" que no reprenda a Egipto por la situación de los derechos humanos y la creación de un sistema alejado de la democracia por la represión.  Las críticas a los medios no son por no informar de los atentados, de los que sí se ha informado —el gobierno egipcio incurre así en el mismo ridículo que la administración Trump— sino por no compartir su visión del mundo. El gobierno de Egipto quiere justificar su represión posterior al "no-coup" como terrorismo, cosa que no todos están dispuestos a admitir. Mucha de la represión realizada no va contra los terroristas —contra los que siempre ha tenido apoyo— sino contra los opositores democráticos al régimen, como aquí hemos recogido a lo largo de estos últimos años. Si el régimen de al-Sisi puede hablar de la indiferencia de los medios debería hacerlo sobre lo contrario, el silencio que ha rodeado en muchos países a los casos de los opositores muertos, encerrados o a los que se ha prohibido salir del país. El silencio de los medios ha beneficiado al autoritario gobierno egipcio en casos como la muerte asesinada en plena calle por la policía de una manifestante pacífica, socialista, como fue Shaimaa al-Sabbagh o el caso, todavía en el aire, del secuestro, tortura y asesinato del estudiante italiano Giulio Regeni. Egipto se ha beneficiado del silencio en las múltiples detenciones de personas, activistas, que acaban en las cárceles esperando a ser juzgadas en aplicación de la ley anti protestas, herramienta de represión contra el régimen.


Es muy significativo que tras el silencio —del que ya nos ocupamos— sobre Trump y sus decisiones contra la entrada en los Estados Unidos de personas de siete países de mayoría musulmana, la respuesta del gobierno egipcio sea sumarse a la delirante iniciativa de negar el papel de los medios. Insistimos en que en esto le ganó al-Sisi a Trump, que llevamos escuchando las mismas diatribas contra los medios. De nuevo, el gobierno egipcio se equivoca. Usar las mentiras y argumentaciones falaces de Trump para justificar las propias no es el buen camino.
La batalla con los medios ya se daba en Egipto, en donde las leyes se han vuelto restrictivas para la información. Es el gobierno —un claro rasgo autoritario— quien decide qué es verdad y los medios los que están en riesgo si no lo hacen. Las nuevas leyes sobre medios en Egipto tienen esa función de controlar la discrepancia entre la historia oficial y el relato mediático de los acontecimientos. Las carencias democráticas de Egipto son evidentes y las voces críticas arriesgan mucho por sus denuncias. Un ejemplo lo tenemos en la encarcelación del Auditor General del Estado cuando sacó su informe sobre la cuantificación de la corrupción en Egipto. Se le acusó de "desestabilizar" y "difamar" al país. No eran los medios, sino el propio gobierno el que trataba de acallar los hechos que no le gustaban. Los arrestos posteriores de funcionarios, con millones de euros, dólares y moneda saudí, con maletas repletas en sus casas, las detenciones de ministros acusados de corrupción por sobornos, etc. dejaron claro que el Auditor no se había inventado nada, pero al gobierno no le gustaba. "Fake news", le dijeron, mientras iba a la cárcel. También se lo dijeron a los periodistas que informaban sobre la islas de Tiran y Sanafir, "fake news". Encarcelaron a los directivos del sindicato de Periodistas por ampararlos y difundir "fake news" al decir que había más policías en la detención de los que el Ministerio decía. De nuevo, "fake news". Sin embargo, seguro que nadie detiene a los que dicen que al-Sisi es un enviado de Dios, como el filósofo. Esa es verdad de la buena.
La pregunta de fondo es: ¿lo creen realmente? Si se trata solo de una estrategia política, ¿pueden llegar a creérselo? La CNN entrevista a Kellyanne Conway, una de las personas en el ojo del huracán por tener que salir a dar la cara ante las declaraciones o los tuits de Donald Trump:

Washington (CNN)Top White House adviser Kellyanne Conway appeared on CNN's "The Lead" Tuesday in a 25-minute interview with Jake Tapper where they discussed President Donald Trump's falsehoods and the administration's treatment of the press.
"I don't think CNN is 'fake news.' I think there are some reports everywhere, in print, on TV, on radio, in conversation, that are not well-researched and are sometimes based on falsehoods," Conway said.
Conway conceded this even as Trump has continually slammed major media organizations, including CNN, The New York Times and The Washington Post, as "fake news."
The interview included some concessions from Conway, who said she was "trying to reach out" and "put out the olive branch." *****


La distinción entre "noticias falsas" y noticias "no bien investigadas y que algunas veces se basan en falsedades" es difícil de entender para una persona normal, con un uso del lenguaje normal. Allí donde el presidente da la versión resumida, Kellyanne Conway da la versión extendida, con el giro semántico de que ambas cosas no quieren decir lo mismo.
La lista de los 78 atentados de los que los medios no informaron y la evidencia de que sí lo hicieron por todo el mundo, debería sumir en la vergüenza a quienes la elaboraron. Sin embargo, no es así. Está hecha, una vez más, para alimentar a los que ya creen que el mundo es como Trump lo explica.
Si Donald Trump se hubiera sentado frente a Barack Obama para decirle "¡Barack, me amas, aunque no lo reconozcas!", Obama no habría tenido nada que hacer para convencerle, porque él lo había sentido. Creo que ninguna situación refleja mejor que esta la distorsión de la realidad y aquello a lo que llama "verdad". Por muy "maravillosa" que a Trump le parezca la política porque finalmente Obama le ama, hay cosas que deben quedarse en su corazoncito. Que él las "sienta" no las convierte en "verdades" de la misma forma que lo que no le gusta no se convierte en "mentira". Freud habló de esto.



* "Los atentados que nunca viste en la prensa, según Trump" Euronews 7/02/2017 http://es.euronews.com/2017/02/07/los-atentados-que-nunca-viste-en-la-prensa-segun-trump
** "More with President Trump" Bill O'Reilly https://www.billoreilly.com/show?action=latestTVShow#2
*** "Donald Trump on Barack Obama: 'I can feel that he likes me'" The Independent 7/02/2017 http://www.independent.co.uk/news/world/americas/donald-trump-barack-obama-i-can-feel-he-likes-me-us-president-white-house-opinions-a7567151.html
**** "Egypt Hails Trump Criticism Of Western Media Coverage Of Terrorist Attacks" Egyptian Streets 7/02/2017 https://egyptianstreets.com/2017/02/07/egypt-hails-trump-criticism-of-western-media-coverage-of-terrorist-attacks/

***** "Jake Tapper spars with Kellyanne Conway over WH falsehoods" CNN7/02/2017 http://edition.cnn.com/2017/02/07/politics/kellyanne-conway-jake-tapper-interview-cnntv/index.html





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