Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Ya
empiezan a salir voces preocupadas por las declaraciones, actitudes y acciones
de Donald Trump. En el bando republicano, en el que muchos llevan ya la
procesión por dentro, el senador John McCain —una de las primeras víctimas de
los ataques de Trump durante las primarias— ha dicho ‘That’s how dictators get
started’* para referirse a sus ataques a la prensa. Usando un juego retórico, ha señalado: “When
you look at history, the first thing that dictators do is shut down the press.
And I'm not saying that President Trump is trying to be a dictator. I'm just
saying we need to learn the lessons of history.”*
La palabra "prensa", tal como la expresa McCain, significa
algo más que los medios, pues a los dictadores les suelen gustar mucho que
hablen de ellos. En "prensa" está contenida su función, la crítica
del poder y la denuncia de sus límites. Nada gusta a Donald Trump más que los
medios, que es de donde ha extraído su fuerza. Pero el uso que ha hecho de
ellos, recabando su atención y utilizándolos para erosionar a sus adversarios,
no es el que está recibiendo cuando es el centro de poder. Trump necesita un
enemigo contra el que bramar, de la misma manera que necesita un público que le
jalee para crecerse y recargar energía.
Eso lo ha conseguido volviendo a la "campaña" en
una especie de "retorno al pasado" en el que vuelve a tener
protagonismo y las manos libres. Ya no es la Torre Trump ni la Casa Blanca,
sino un pueblo de Florida, Melbourne, desde el que es posible rodearse de la
energía de sus seguidores enfervorecidos sintiéndolos vibrar y viendo cómo
agitan sus pancartas. La
teatralidad de Trump lo necesita; también su imagen.
Para sostener sus ataques, Trump quiere hacer ver que él
pertenece a una serie de grandes presidentes enfrentados a la prensa. Forma
parte de su narcisismo considerarse entre los "grandes" de la
Historia. En su mente se va perfilando esa especie de calvario que acompañaría
a los grandes. Son las batallas épicas que los héroes deben librar con Dios y
el pueblo de su lado, como ya dijo a todos en su discurso de toma de posesión. En Los Angeles Times, el periodista Kurtis
Lee, con el titular "Other presidents have battled the press. But
never like Trump", repasa las últimas intervenciones contra la prensa y
recoge opiniones de historiadores sobre estas pretensiones:
“All administrations are critical of the
press,” said Timothy Naftali, a professor of history at New York University and
former director of the Richard Nixon Presidential Library. “What’s
unprecedented about Trump is the level of public animosity, which is a
continuous drumbeat.”
Critical assessments of the news media date to
the early days of the presidency.
“Nothing can now be believed which is seen in a
newspaper. Truth itself becomes suspicious by being put into that polluted
vehicle,” Jefferson opined in 1807. (Trump, between hoots from the crowd,
referenced this quote during his speech Saturday.)
Jefferson’s comments came in a reply to John
Norvell, who would soon become editor of the Baltimore Whig and had written
Jefferson to ask how he thought a newspaper should be run. Jefferson wrote:
“The man who never looks into a newspaper is
better informed than he who reads them, in as much as he who knows nothing is
nearer to truth than he whose mind is filled with falsehoods and errors.”
Still, years prior, Jefferson said that if he
had to choose between “a government without newspapers or newspapers without a
government, [he] should not hesitate a moment to prefer the latter.” Trump
didn’t mention that quote.
Though some of Jefferson’s assessments were
critical, Naftali said that until now, the Nixon administration had been most
vocal in its disdain of the news media.**
El Donald Trump que durante la campaña electoral citaba artículos
inexistentes de la Constitución norteamericana parece avanzar en su erudición. ¡No
hay como la presidencia para poder aprender!, como Trump ha señalado en varios
momentos de este primer mes. "He aprendido mucho", repite. Pero el
resto del mundo no piensa lo mismo.
Lo ocurrido en el fin de semana, el neo mitin de Florida, es
un vuelta a la senda del dramatismo. Es la demostración de la público-dependencia
de Trump. Su elección es el cara a cara y su versión mediática, el tuit. Entre
el calor del público y en la soledad de su habitación, los demás espacios son
escenarios de lucha, áreas de combate.
Con más rotundidad que John McCain, el editorial del diario
El País habla de la "estrategia agresiva y chillona"*** del
presidente americano y pide a Europa firmeza:
El balance del primer mes es sin
duda desastroso. La conformación de su equipo de colaboradores ha mostrado una
peligrosa tendencia a la confusión de papeles y al nepotismo. Los dos mejores
ejemplos son la presencia en el círculo más íntimo del presidente de Steve
Bannon —a quien además ha sentado en el Consejo de Seguridad Nacional rompiendo
una práctica habitual— y de su yerno Jared Kushner, casado con su hija Ivanka,
quien a su vez está desarrollando un extraño papel de segunda primera dama,
algo sin precedentes en las costumbres de la Casa Blanca.
A esto se le suma el escaso
cuidado en la elección de otros miembros de su gabinete. Resulta paradigmático
el caso de Michael Flynn, quien apenas ha durado 20 días en el cargo de asesor
de Seguridad Nacional tras conocerse sus contactos con el Gobierno de Rusia.
Que la respuesta de Trump a estas revelaciones haya sido ordenar una purga de
los servicios de inteligencia y lamentar que los medios de comunicación estén
“fuera de control” demuestra el peligroso potencial autoritario que late en la
Casa Blanca.***
La preocupación por todo el mundo sobre lo que pueda hacer
Donald Trump y sus efectos es grande. Los medios de todo el mundo lo reflejan.
No es solo una cuestión norteamericana. Cualquiera que no acepte la visión de
Trump está situado en el punto de mira. Eso se pudo apreciar directamente en la
rueda de prensa que dio tomando las riendas en la Casa Blanca. Aquello realmente
no era una rueda de prensa, era una rueda
de reconocimiento que le servía a Trump para identificar sospechosos y
culpables.
El editor de la BBC en Estados Unidos, Jon Sopel, que
asistió a la rueda de prensa, ha titulado la experiencia como "Trump's
most extraordinary news conference"****. En efecto, es difícil —incluso
para otras experiencias con Trump— encontrarse en una situación como aquella.
Tras contar los vericuetos para llegar a la sala, Sopel
resume la situación:
For half an hour the president berated us.
Never had there been a more dishonest group of
people.
We were out of control. Wild. Feral. Not
to be trusted.****
Después nos cuenta lo que ocurrió cuando, por fin, se le
concedió la posibilidad de formular una pregunta. Lo primero fue interrogarle
para saber el medio para el que trabajaba. Al señalar que para la BBC, Trump le
responde "Here's another beauty.". El periodista estuvo rápido en la
réplica: "That's a good line. Impartial, free and fair." El siguiente
paso es comparar la BBC con una de sus nuevas obsesiones, la CNN ("Just
like CNN right?").
La conclusión de lo sucedido en esos 75 minutos que
sorprendieron a la prensa, acostumbrada casi a todo, deja algunas reflexiones
de Sopel interesantes:
It was quite the most extraordinary news
conference I have attended.
As I say, everything about reporting on this
presidency is unexpected and unpredictable.
He is angry at times, proud of what he's
achieving, furious that he's not getting the recognition he feels he deserves,
obsessed by the polls, obsessed by the size of his crowd.
And here's my one curious takeaway.
The media that he professes to hate and despise
he seems to spend an awful lot of time watching.
You wonder, when does he find time to govern?****
La descripción que hace Jon Sopel de Trump al final del artículo
se ajusta a lo que se percibe. No entra en diagnósticos, solo en esa cuestión
sobre de dónde saca el tiempo para gobernar. La pregunta tienen por respuesta
que "gobernar" es algo distinto según las personas. Para Trump
"gobernar" es "dirigir", lo que ha hecho durante años con
sus empresas. La palabra "gobierno" y su larga tradición política no
tiene sentido para él. Por eso no entra en su mentalidad la "crítica".
Ha asumido que ganar una elecciones es como adquirir las acciones de una
empresa y hacerse propietario de ella, sin que nadie le pueda discutir de igual
a igual. Él es el propietario; él
manda. Sus decisiones, como señaló, se toman sobre documentos de un folio.
Entre la rueda de prensa y el mitin de Florida, Trump ha
hecho su tarea: reprender a la prensa, convertirla en "el enemigo del
pueblo" y darse un baño de multitudes en un hangar. Son los dos polos de
su visión del mundo.
The Washington Post se pregunta cómo han sido esas personas
que han asistido al mitin de Trump, cómo han asimilado todo lo anterior, las
críticas que le hacen, sus enfrentamientos con la prensa, la idea general de
que este primer mes ha sido un "desastre", por usar el término del
editorial de El País. Y se encuentra con personas entregadas, que han aceptado
que solo Trump dice la verdad en un mundo de mentiras, de "fake news"
y medios hostiles. Concluyen con la visión de la división de los Estados
Unidos:
The division that has consumed the country was
on display outside Trump’s rally.
On one side of the street: Thousands of his
supporters wearing campaign gear and vendors selling anti-Hillary Clinton
merchandise and T-shirts showing a map of the 2016 election by county, with
most of the country colored Trump-red and the legend: “We the Deplorable.”
On the other side of the street: Hundreds of
protesters gathered in a “free speech zone” behind orange mesh fencing. Several
wore pink knit hats, and some carried signs that focused on Trump’s alleged
connections to Russia: “Impeach that puppet” and “I can see Russia.”
Robert Welsh, a 63-year-old vice mayor from
South Miami, carried a speaker blasting the Beatles song “Back in the U.S.S.R”
and a sign that portrayed Russian President Vladimir Putin thanking Trump for
his service.
Insults hurled back and forth across the
street, as did accusations that the other side was fabricating information.
Both sides accused the other of being hateful and of being paid to be there,
which both sides denied.*****
Es el efecto Trump, la polarización de todo, sin matices.
Los que se prometieron darle un margen no han podido hacerlo. Es imposible con
alguien que crea el caos la primera semana, que cuelga las llamadas de los
mandatarios de otros países o pronostica y desea la disolución de la Unión Europea,
que sin saber la diferencia entre Hamás y Hezbollah se lanza a proponer
"un solo estado" para el conflicto de Palestina. Es imposible. Solo a
nuestro ministro de Asuntos Exteriores se le ocurrió pedir tiempo. Con más
tiempo quedará poco de lo que conocemos si no se le planta cara, como están
haciendo dentro de los Estados Unidos todos los sectores, sabedores que son los
primeros damnificados por la política de Trump y los suyos, pero también de que
es su responsabilidad. En un mundo globalizado, lo que ocurra en la primera potencia desciende hasta llegara a todos.
El editorial de El País se cierra con una recomendación para
Europa:
Europa debe mantener una actitud
firme y nada temerosa frente a Trump, quien se ha demostrado fuerte frente a
quienes considera débiles y conciliador frente a quienes expresan su decisión
de no dejarse avasallar. Conviene aprender cuanto antes el lenguaje de Trump y
entender que con él solo se puede negociar desde la firmeza.***
Y habrá que tomarlo en serio. No sabemos su eficacia, pero siempre será mejor que plegarse a su voluntad.
Mientras tanto, los suecos siguen preguntándose por qué el presidente que siempre dice la verdad
estaba tan acongojado, según les dijo a sus seguidores en Florida, por lo que
ocurría en su país. Ellos no notaron nada extraño ese día, pero Trump les
aleccionó sobre los peligros del mundo usándolos como ejemplo. Los seguidores
de Trump se apiadaron de los pobres suecos y dieron gracias en su regreso a
casa por tener un presidentes que le habla directamente y siempre les dice la
verdad. Los suecos debereán esperar al siguiente mitin para enterarse.
* "‘That’s how dictators get started’: McCain
criticizes Trump for calling media ‘the enemy’" The Washington Post 18/02/2017
https://www.washingtonpost.com/news/the-fix/wp/2017/02/18/thats-how-dictators-get-started-mccain-criticizes-trump-for-calling-media-the-enemy/
**
"Other presidents have battled the press. But never like Trump" Los
Angeles Times 19/02/2017
http://www.latimes.com/politics/la-na-pol-trump-battles-press-20170218-story.html
*** Editorial "Firmeza ante Trump" El
País20/02/2017
http://elpais.com/elpais/2017/02/19/opinion/1487529272_332554.html
****
"Trump's most extraordinary news conference" 16/02/2017
http://www.bbc.com/news/world-us-canada-38999993
*****
"Trump supporters see a successful president — and are frustrated with
critics who don’t" The Washington Post 19/02/2017
https://www.washingtonpost.com/politics/trump-supporters-see-a-successful-president--and-are-frustrated-with-critics-who-dont/2017/02/19/496cb4b4-f6ca-11e6-9845-576c69081518_story.html?hpid=hp_hp-top-table-main_trumpsupporters-0711pm%3Ahomepage%2Fstory&utm_term=.8eb4a4226f0d
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.