Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Son las
seis de la mañana y, como cualquier mañana, intentas superar el choque que te
producen las cinco primeras noticas de lo que ocurre en el mudo, tres en el
caso de España, mucho más duro. Pero me encontré con la historia de Nigel.
Ayer
fue la inauguración de nuestro máster de Periodismo. Se hizo con una
conferencia a cargo del periodista norteamericano William Lyon. Desde su acento
americano, pero su correcto orden de ideas español, nos alertó sobre algunos de
los males del periodismo español, entre otros la seriedad y las subordinadas.
Contra el primer mal pedía sentido del humor; para el segundo, pensamiento claro.
En su defecto, recomendó la práctica de los "editores", personas que
—por las buenas o las malas— te ordenan el texto para que la gente te entienda
y tenga una imagen errónea de ti.
Por eso
el artículo sobre Nigel en el diario El Mundo me ha permitido superar ese drama
matutino que nos tiene siempre en el brete de volver a la cama y no salir de
ella hasta que nos avisen para evacuar el planeta camino de Marte. Como la
historia es de loros, es decir, de animales que hablan sin saber lo que dicen,
explicamos que lo de "estar o ponerle a uno en un brete" se refiere
literalmente al cepo de hierro que ponían en los pies a los condenados. Metafóricamente,
significa ponerle a uno en situación dificultosa o comprometida. En un brete,
por ejemplo, pone Junqueras a Mas; en un brete pone Mas a Rajoy, etc., etc. En
un brete, de una forma u otra, estamos todos.
El
Mundo lo ha titulado así: "La historia del loro Nigel: hablaba inglés
cuando se perdió y vuelve a casa expresándose en español". Las historias
con animales siempre tienen algo de fábula y la de Nigel lo tiene. En este
caso, se mantiene esa tradición y Nigel pasa a ser algo más que un loro
africano políglota. Otros, en cambio, como ABC, lo han incluido en la sección de Ciencia, aunque no sé muy bien porqué.
Nos
dice El Mundo en su arranque:
Nigel es un simpático loro gris
africano que ha permanecido fuera de su hogar durante los últimos cuatro años.
Esta semana su dueño, el británico Darren Chick, que vive en Terrance
(California), se sorprendió al tenerlo de vuelta a casa, después que una
veterinaria lograse identificar a su propietario gracias al chip localizador
del animalito.
Lo curioso del asunto es que el
ave cuando desapareció hablaba en inglés con el acento británico que copió de
su dueño. Pero ahora no se entienden. El loro sólo se expresa en español, y con
acento mexicano.*
Aunque el periodismo debe buscar la claridad, como nos recomendó
el maestro Lyon, la fábula comienza gracias a ese "ahora no se entienden".
El uso del plural no solo hace que el dueño no entienda al loro (periodismo),
sino que el loro no entienda al dueño (literatura). Desde esa pequeña licencia
lingüística y evolutiva se lee el texto de otra manera. Y es ahí donde le
sacamos el provecho a las historias intranscendentes, convirtiéndolas en
fábulas.
No nos extraña, pues, lo que nos transmiten desde Miami para
el diario:
En un estado donde los activistas
contra los inmigrantes intentan frenar la llegada de personas procedentes del
sur del Río Grande y quieren imponer el inglés como idioma único, Nigel se ha
convertido en la nueva bandera de los activistas pro inmigrantes, especialmente
activos en las redes sociales. "Los anti inmigrantes defensores del inglés
se van a volver locos con esto", ha escrito una periodista de 'La Opinión'
de Los Ángeles en su página de Facebook.
"Nigel es nuestro símbolo;
chúpense ésa, señores racistas", ha agregado en Twitter un usuario que se
identifica como La raza mexicana.
Proliferan opiniones más o menos similares, como la de Mexicoin, quien
considera que el pájaro "muestra que el español vino para quedarse en
Estados Unidos".*
Por algunos estados del sur circulan pegatinas y chapas con
la inscripción "no se habla español" o "inglés primero" mediante las que algunos expresan
su rechazo al crecimiento de la cultura y el idioma que consideran que les
invade desde el otro lado de la frontera. Que Nigel haya regresado a casa hablando español pasa a formar parte
de una guerra simbólica y no tan simbólica que mantienen las comunidades allí.
Donde unos ven un secuestro con lavado de cerebro, otros ven
el triunfo del idioma español que ha hecho que el loro gris africano regrese
como si hubiera pasado por el Instituto Cervantes de Albuquerque.
Una vez que una historia se transforma en fábula, nuestra
forma de contarla necesita de todos los ingredientes narrativos para reforzar
su moraleja, punto que justifica existencia. No dicen en El Mundo:
El loro fue encontrado por una
pareja que, curiosamente, regenta una peluquería para animales. "Escuché
una voz que decía, 'Aló, aló'. Pensé que era un cliente, pero no vi a nadie
hasta que me fijé en el loro", ha contado Julissa Sperling al diario 'The
Daily Breeze'.
"Parecía un pájaro muy
feliz. Cantaba todo el tiempo, hablaba mucho, sin control. 'Ladraba'
constantemente y repetía '¿qué pasa, qué pasa?' en español. Soy de Panamá y lo
entendí todo", añade Sperling.*
Todo concuerda. Nigel podría haber aparecido en una
ferretería o en una tienda de motores fuera borda, pero no, lo hace en una
peluquería de animales, como si hubiera llamado el día antes para pedir hora
para hacerse unas mechas o cortarse las puntas. Sin embargo, indago sobre
"Julissa Sperling" y compruebo que existe, que vive en Los Ángeles y
es de Chiriqui, Panamá, un lugar precioso. Las evidencias sobre el caso se van
acumulando, pero no por esto deja de ser una fábula, ya que no lo es por lo
inverosímil, sino por la forma en que está contada.
Aunque siempre se nos diga que los hechos son los hechos,
como norma del periodismo, la forma es que se cuenta tiene la máxima
importancia. Por eso podemos seguir pensando en ella como historia ejemplar.
¿Qué ocurrió con el regreso del loro hispanizado?:
Al principio, el inglés dijo que
no había perdido ningún loro, pero pensó que ella estaba hablando de algo
reciente, no de hace cuatro años. "Cuando ella me habló del 'chip' y le
miré a los ojos amarillos y marrones, reconocí a Nigel al instante. Nunca pensé
verlo de nuevo", ha dicho Chick al rotativo.
Ahora, el loro y su dueño se
enfrentan a otro dilema: la incomunicación. "Ya nos iremos entendiendo. Lo
importante es que ha vuelto a casa", asegura Chick. Mientras, Nigel es el
nuevo héroe de los inmigrantes hispanos en Estados Unidos y, quizá, su
embajador en el reino animal.*
La actualización de la fábula exige que se adapte al universo
de los lectores que la reciben, por eso queda algo entre Antonioni y Konrad
Lorenz. Es lo que han hecho los activistas que defienden el español de los
ataques de los que no quieren ni escucharlo. Las fábulas son además poderosas viajeras.
Pensemos que hubiera podido ser el loro africano de Oriol Junqueras y que
después de cuatro años regresa a casa diciendo "¿Qué pasa, qué pasa?, o
que fuera el de Mariano Rajoy y regresara hablando catalán y tenga que decir lo mismo
que Chick, "Ya nos iremos entendiendo. Lo importante es que ha vuelto a
casa". Un sin fin de posibilidades interpretativas, como es propio de las
fábulas.
No sé si Nigel volverá al inglés una vez que se le pase el
síndrome de Estocolmo. Desconozco si Chick, el dueño legal de su cuerpo, pero
no de su alma, hará el esfuerzo amoroso de aprender el español o incluso
llegará a pasarse al catolicismo. Lo importante es, como él señala, que están
juntos de nuevo.
¡Che bella, bella
notte!
* "La historia del loro Nigel: hablaba inglés cuando se
perdió y vuelve a casa expresándose en español" El Mundo 14/10/2014
http://www.elmundo.es/america/2014/10/14/543d79a722601d76278b456d.html
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