martes, 18 de diciembre de 2018

La representación o más allá del ser

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Puede que alguien tenga todavía dudas sobre los escenarios que las nuevas tecnologías han abierto sobre las formas políticas y bélicas. La palabra que parecía vieja, "propaganda", ha quedado en un primer término remozada con las nuevas características de la incapacidad de determinar su procedencia —incluso si es humana— y su verdad. Estamos de lleno en una época en la que la virtualidad ha alcanzado una dimensión insólita en un mundo de pantallas y flujos de información. Los hechos —al fin lo comprendemos— son inasibles y adquieren su fuerza como "relatos", como narrativas circulantes que se resisten a ser silenciadas en un mundo de ecos.
El diario El País titula "Los piratas rusos intentaron desacreditar a Robert Mueller tras el triunfo de Trump, según dos informes" y añade para ir preparando el texto: «Las investigaciones sostienen que la fábrica de noticias falsas relacionó al fiscal especial con grupos islámicos y casos de corrupción». Incluso el término "piratas" es una forma metafórica para referirse a una realidad pasada: los viejos piratas de los mares cuyo nombre fue adquirido o asignado a aquellos que entraban a saco en los sistemas informáticos. "Piratear" un sistema adquiría un significado entre el asalto y la copia, entre el abordaje y el pillaje informático. Pero estos "piratas" han pasado a ser más bien "corsarios", malvados agentes a sueldo de unas potencias para "hundir" los barcos ajenos, en este caso la figura del encargado de investigar la trama rusa de Donald Trump.
El diario nos informa sobre este asalto a Robert Mueller:

Los piratas rusos intentaron desacreditar a Robert Mueller tras el triunfo de Trump, según dos informes Así funcionaba la fábrica rusa de las noticias falsas
Los piratas rusos intentaron desacreditar a Robert Mueller tras el triunfo de Trump, según dos informes Twitter detecta más de 50.000 cuentas relacionadas con la injerencia rusa.
Las investigaciones realizadas por universidades y empresas privadas revelan que el papel de Instagram, filial de Facebook, se ha subestimado. Los rusos controlaban 133 cuentas en esta plataforma, que sumaban 2.600 publicaciones al mes en 2016. La frecuencia de publicación se disparó estrepitosamente después de las elecciones, alcanzando las 6.000 mensuales en 2017. Una de las imágenes subidas a la aplicación afirmaba que Mueller había trabajado para "grupos islámicos radicales". En Facebook y Twitter hicieron circular mensajes donde afirmaban falsamente que el exdirector del FBI era corrupto y que las acusaciones de la injerencia rusa eran conspiraciones sin sentido, según recoge el Post.
“Lamentablemente, parece que [los responsables de] las plataformas pueden haber tergiversado o evadido información en algunas de sus declaraciones ante el Congreso”, afirma el informe producido por New Knowledge, una empresa de ciberseguridad, junto con investigadores de la Universidad de Columbia y Canfield Research LLC. La documentación sostiene que la presencia en Instagram de la Agencia de Investigación de Internet (IRA, en sus siglas en inglés), la organización creada por informáticos rusos para interferir en las elecciones, puede haber sido igual o incluso más efectiva que la de Facebook.*


La capacidad de manipulación de la información va más allá de la mentira tradicional. Es la forma en que se construye el "yo representado", aquel que adquiere forma ante los ojos de los demás. No es lo que somos, concepto filosófico metafísico y caduco. Es el "yo" que los otros perciben a través de la información disponible lo que tiene trascendencia en un mundo en el que los hechos  son sustituidos por sus descripciones y las personas por sus "narrativas".
Hoy, "ser" es una tarea vana. Es el control que tenemos de la representación lo que es realmente determinante. Y ese control es prácticamente inútil Por mucho que exijamos leyes para conocer, proteger y borrar, si así lo deseamos, nuestros datos, lo cierto es que eso es absolutamente inútil.


Debemos aprender a vivir con nuestras ficciones incontroladas, con la circulación de lo que antes se llamaba calumnia, difamación, mentira, rumor... todo aquellos que se predica de nosotros y que se aleja de la facticidad. Comprendemos al fin que somos efímeros y que es la información la que desborda nuestros límites. Durante siglos lo intentamos con estatuas, retratos, biografías, historia. Hoy ni el emperador ni el vasallo controlan su propia imagen. Los pintores de la corte son solo una parte; los poetas laureados que cantan nuestras hazañas agotan sus versos laudatorios ante los miles de piratas, vivos o automáticos, empeñados en el desprestigio. Es batalla perdida.
Robert Mueller es una víctima más de esta forma de guerra cuyas bombas caen sobre la realidad —otro concepto anticuado— pulverizándola, dejándola hecha cenizas, más allá del ser.

The New York Times hoy

* "Los piratas rusos intentaron desacreditar a Robert Mueller tras el triunfo de Trump, según dos informes" El País 18/12/2018 https://elpais.com/internacional/2018/12/17/actualidad/1545073300_737388.html


The New York Times hoy

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