Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
noticia en Egypt Independent es escueta pero contundente. Y es noticia pese a
la repetición en los últimos años cuando llegan estas fechas de hacer balance
del año. Las noticias nuevas nos hablan de poner en marcha capitales, plantas
nucleares, proyectos espaciales... Las habituales, en cambio, nos siguen
hablando de derechos humanos y libertad de expresión.
Con el
titular "Committee to Protect Journalists names Egypt as third top jailer
of journalists", nos vuelven a dar los datos que se repiten:
The New York-based Committee to Protect
Journalists (CPJ) said in a report released on Wednesday that for the second
year in a row, Egypt is occupying third place on the list of the world’s top
jailers of journalists after Turkey and China.
The (CPJ) that the international community has
failed to pressure the world’s “worst” jailers of journalists such as Egypt,
noting that US president Donald Trump’s “nationalistic rhetoric” and “labeling
of critical media as ‘fake news'” has provided a framework for these countries
to jail journalists.
In the CPJ’s 2015 census on press freedom,
Egypt ranked second.*
El informe de este año pone el énfasis en algo más que en
los meros datos de detenciones de periodistas y crea un marco explicativo que
tiende a agravar la situación del Periodismo y de los que lo ejercen en el
mundo: el mal ejemplo dado por el presidente Donald Trump con su retórica constante
antiprensa.
En efecto, una de las muchas cosas por las que será
recordado el nefasto mandato de Trump es por haber extendido por el mundo la
idea de que la prensa es el "enemigo". Allí donde existe realmente
una libertad de prensa, los medios han podido defenderse y ser defendidos, pero
en aquellos lugares en los que la libertad de prensa es prácticamente
inexistente y los medios son controlados o presionados por los gobiernos, ha
sido un espaldarazo a la intolerancia.
En el resumen del informe de CPJ, disponible en su página, elaborado
por Elana Beiser, se señala:
La cifra de periodistas encarcelados
en todo el mundo alcanzó otro nivel récord en 2017, y por segundo año
consecutivo más de la mitad de los periodistas encarcelados por su trabajo se
encuentran presos en Turquía, China y Egipto. Semejante patrón refleja el
rotundo fracaso de la comunidad internacional a la hora de enfrentar una crisis
global de libertad de prensa.
Lejos de aislar a países
represivos por su comportamiento autoritario, Estados Unidos, en particular, se
ha congraciado con líderes autoritarios como el mandatario turco Recep Tayyip
Erdoğan y el mandatario chino Xi Jinping. Al mismo tiempo, la retórica
nacionalista, la obsesión con el extremismo islámico y la insistencia en
calificar a los medios críticos de "noticias falsas" por parte del
presidente Donald Trump sirve para reforzar la estructura de acusaciones y
delitos que les permite a tales líderes presidir el encarcelamiento de
periodistas. A escala global, casi tres cuartas partes de los periodistas
presos han sido acusados de cometer delitos contra el Estado, muchos de ellos
en virtud de disposiciones contra el terrorismo vagas y excesivamente amplias,
mientras que la cifra de periodistas presos por acusaciones de "difundir
noticias falsas", aunque pequeña, creció a un nivel récord de 21.**
La responsabilidad de Trump es grande porque representa a un
país que se autodenomina "líder del mundo libre". La soledad a la que
está llevando Trump a los Estados Unidos es enorme, pero más allá de ese
estado, está sirviendo de pésimo ejemplo precisamente para todos aquellos
alejados de las libertades que ven en la prensa un peligro.
Los ataques de Donald Trump sirven para justificar mucha
represión contra la prensa. Es cada vez más frecuente —especialmente en Egipto—
que se use la justificación de que ciertas cosas "se hacen en
Occidente", con lo que suelen referir casi siempre a recortes de libertades
o al aumento del descrédito.
Es cierto que la campaña global contra la prensa empezó en
Egipto antes de que Trump llegara a la Casa Blanca. Al-Sisi ya pedía a los
egipcios que no escucharan a nadie, que solo le escucharan a él, desacreditando
así a la prensa en su conjunto. Pero también es cierto que la llegada de Trump
reafirmó esta retórica anti prensa, que se ha incrementado con los enfados
periódicos de los representantes de Asuntos Exteriores cada vez que surge
análisis e informes de la situación egipcia. Aquí dimos cuenta hace unos días
de como se había comisionado a Diaa Rashwan, director del SIS, el ente
administrativo que controla los medios, para que informara del
"maltrato" mediático con Egipto.
En estos últimos tiempos, además, se ha creado una trama
administrativa con varios organismos, para controlar a la prensa, además de
hacerse con el control del sindicato de periodista. Igualmente, la leyes han
establecido que solo existe una verdad, la oficial, a la que medios y
periodistas deben supeditarse. La creación de un estado de excepción —el de Mubarak
duró 30 años— favorece la pérdida de derechos generales y entre ellos el de
acceso a las informaciones.
Se señala en el informe respecto a Egipto:
Más de la mitad de los
periodistas presos en Egipto, donde la cifra de periodistas en prisión
descendió de 25 en 2016 a 20 en 2017, también están en mal estado de salud. Uno
de ellos es el fotógrafo Mahmoud Abou Zeid, conocido como Shawkan, quien fue
arrestado mientras cubría la represión violenta de una manifestación por parte
de las fuerzas de seguridad egipcias y quien ha estado en detención preventiva
por más de cuatro años. Él y los otros 738 acusados en el mismo proceso fueron
acusados de posesión de armas, reunión ilícita, intento de asesinato y
asesinato, según investigaciones del CPJ. Shawkan está anémico y necesita
transfusiones de sangre, pero se le negado el ingreso a un hospital, según su
familia. De los 20 periodistas en las cárceles egipcias, 12 no han sido ni
condenados ni sentenciados por ningún delito.
El prolongado encierro de
periodistas egipcios ocurre cuando el presidente Abdel Fattah el-Sisi combate a
violentos extremistas y lucha contra el alto desempleo en el país, y mientras
los Gobiernos egipcio y estadounidense cooperan estrechamente en materia de
seguridad. Poco después del encuentro sostenido entre el-Sisi y Trump en la
Casa Blanca en abril, el Gobierno egipcio aprobó una draconiana ley
antiterrorismo que profundizó la campaña contra la prensa pues les permite a
las autoridades colocar a periodistas absueltos del delito de terrorismo en una
lista de vigilancia de terroristas que limita sus derechos financieros y de
otra índole, según informaciones de prensa.**
Los secuestros de periódicos también ocurren cuando alguna
información no gusta al gobierno, como en el reciente caso del diario Albawaba.
Los cierres y bloqueos de medios ocurren con total impunidad y, al igual que
existen periodistas detenidos sin explicación, hay medios que ignoran cuál es
la causa de su bloqueo, como ocurre con la publicación Mada Masr, que ha
solicitado judicialmente el retiro del bloqueo y la explicación de por qué o
quién ha determinado su situación, algo a lo que no recibe respuesta.
La libertad de información es esencial para el buen
funcionamiento de un país. Una buena prensa es la que se ocupa de informar a
sus ciudadanos de lo que deben saber y no de lo que los gobiernos quieren que
sepan. La mejor prensa es la que es capaz de ser independiente y mantiene su
compromiso con los ciudadanos. La obediencia a cualquier otro interés perjudica
su credibilidad. Para que la prensa sea libre deben serlo sus profesionales
cuya tarea no siempre gusta, pero es necesaria. Se choca con la polarización
histórica de los medios estatales, que los gobiernos tienden a manejar, y los
medios privados creados para añadir valor a empresarios y políticos, que tienen
así sus propios voceros.
Tras la revolución de 2011 surgieron algunos medios nuevos
creados por periodistas independientes que trataban de alejarse de esas dos
corrientes de atracción que buscan la obediencia informativa. Algunos se mantienen,
como Mada Masr, frecuentemente premiado; otros quedaron por el camino o sus
periodistas emigraron a lugares menos arriesgados para informar.
El régimen optó por continuar el liderazgo carismático y
mesiánico con Abdel Fattah al-Sisi, es decir, con la construcción sistematizada
de la "sisimanía", una operación basada en los medios. El gran
problema de este sistema es que se entiende la crítica como erosión de la
imagen del gobernante y, por ello, a la prensa como enemiga. Cualquier crítica
es entendida como un ataque contra el líder y como el líder asume que es la
encarnación del Estado, todo aquel que le critica es acusado de atentar contra
la estabilidad.
Las acusaciones contra los medios o las personas que abren
la boca llegan al extremo del ridículo, como en el caso de la cantante Sherine
llevada a los tribunales acusada de desprestigiar a Egipto al bromear en un
concierto sobre la canción "Have You Drunk From the Nile?" diciendo
que prefería beber agua mineral. The Guardian señalaba:
Abdel Wahab, known as the “queen of emotions,”
is facing two lawsuits over her comments. Lawyer Hani Gad accused Sherine of
“insulting the Egyptian state” in a lawsuit filed to Cairo’s misdemeanours
court, alleging that her comments mocked Egypt at a time when the government is
working to attract tourists.
On Wednesday, judicial officials announced she
was due to stand trial on 23 December charged with breaching an article in
Egypt’s penal code, which bans deliberately broadcasting information or “false
or tenacious rumours” seen as liable to “disturb public security, spread horror
among the people or cause harm and damage to the public interest”.
Lawyer Samir Sabry also told nightly television
host Ahmed Moussa on Tuesday that he had brought a separate case against the
singer, accusing her of “hurting the national economy, terrorising tourists and
harming tourism”. Sabry is known for his prosecutions of private citizens for
breaching indecency laws.***
Sherine no es periodista, pero la acusan de la expansión de información falsa, crear pánicos, etc.
como si lo fuera. Son las mismas acusaciones a las que se puede ver sometido un
periodista en cuanto no coincide con la línea gubernamental. El comentario,
reacción a una petición del público para que cantara la canción patriótica, no
fue nada de eso, pero el estado de histeria informativa en que se encuentra
Egipto hace ver a los cuatro jinetes del apocalipsis en cada palabra dicha. Los
parásitos del Nilo son sobradamente conocidos y hasta se estudian las momias
infectadas para comprender el desarrollo de la enfermedad, pero Sherine, que no
dijo nada que cualquier egipcio que valore su salud diría, es acusada de
difundir falsas noticias, dañar la economía, terrorismo turístico y todo
aquello que a los imaginativos egipcios se le pueda ocurrir. El agua tóxica del Nilo resulta una buena metáfora de la situación informativa: la verdad supeditada a otros múltiples intereses. La persona sancionada en quien habla del problema, no quien lo permite, causa o ignora.
Los mismos medios oficiales cargan contra los medios
extranjeros cuando estos informan. Todo lo que dicen, como señaló su
presidente, es falso y forma parte de
una conspiración internacional contra
Egipto. Y el egipcio medio, alimentado con nacionalismo en medio de una enorme
crisis económica, reacciona maldiciendo a los periodistas, culpables —como
Sherine— de espantar al turista.
La noticia de la situación del periodismo en Egipto ya no es
una novedad, pero hay noticias cuya importancia es precisamente que nada ha
cambiado, desgraciadamente. Ojalá pronto los periodistas puedan informar como deben y no como pueden.
* "Committee to Protect Journalists names Egypt as third top jailer of journalists" Egypt Independent 13/12/2017 http://www.egyptindependent.com/committee-to-protect-journalists-names-egypt-as-third-top-jailer-of-journalists/
** "Encarcelan a una cifra récord de periodistas, en tanto Turquía, China y Egipto pagan poco precio por la represión" CPJ 12/2017 https://cpj.org/es/2017/12/encarcelan-a-una-cifra-record-de-periodistas-en-ta.php
*** "Egyptian singer Sherine Abdel Wahab to face trial over Nile comments" The Guardian 15/11/2017 https://www.theguardian.com/world/2017/nov/15/egyptian-pop-singer-sherine-abdel-wahab-to-face-trial-over-nile-comments
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