Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Euronews nos trae una noticia sobre la lectura. Lo
hace con el titular "PIRLS 2016: ¿Qué alumnos son los mejores lectores de
Europa?", en el que se reflejan los datos del último estudio.
No me
ha gustado demasiado esta especie de competencia europea sobre quién "lee"
entre otras cosas porque no me gusta su definición de la lectura: "El
minucioso estudio valora la capacidad de comprensión lectora para
"actuar"; mide en la capacidad de reflexionar sobre textos escritos y
utilizarlos como herramientas para lograr metas individuales y sociales"*,
nos dicen en el texto.
Es una
forma de lectura instrumental, al
servicio de lo que han llamado "metas", que es una forma de recortarnos
libertades alrededor de la lectura. La lectura es una herramienta al servicio
de otras habilidades que se desarrollan. Solo así es posible poder leer lo
siguiente:
Curiosamente, las "locomotoras de
Europa", Alemania y Francia, salen bastante mal paradas, sobre todo esta
última.
Los países nórdicos, que suelen ser los
primeros en todos los estudios relacionados con la calidad y el nivel
educativo, también ocupan los primeros puestos, aunque curiosamente sus alumnos
son a los que menos les gusta leer.*
¿No es
paradójico que los que más leen sean a los que menos les gusta leer? La lectura
para ellos es la parte sacrificada de
proceso más amplio, algo que les sirve para mejorar en otras actividades. No
es, pues se han perdido determinados fines formativos, una lectura al servicio
de la persona, sino al servicio del sistema.
La absorción
la lectura por parte del sistema educativo deja fuera una serie de
posibilidades en la formación de la persona realmente notables, que se pierden
en el proceso. El hecho de que los que leen más sean los que menos les gusta
quiere decir simplemente que lo han interiorizado como un deber, como una parte
obligada.
Cuando
coincidimos varios profesores, a todos nos asalta la misma preocupación: la
enorme brecha que se está creando en la cultura entre generaciones. Era
precisamente el papel de la cultura, servir de nexo entre las personas para
crear un sistema de referencias que posibilitara el diálogo que es la
educación. Pero es la educación misma la que se han hundido dejando al
descubierto todas las miserias culturales. Nuestra educación no forma a las
personas, simplemente le transfiere unas capacidades para desempeñar su labor. Ser es hacer, hacer bien; hacerlo bien es hacerlo mejor
que otros.
Se ha
olvidado a la persona, que es una finalidad en sí misma y no un mero apéndice
dl sistema. En las olvidadas cartas sobre la educación estética de Friedrich
Schiller, el poeta nos decía:
El curso de los acontecimientos ha dado al
genio de la época una dirección que amenaza con alejarlo cada vez más del arte
del ideal. Éste ha de abandonar la realidad y elevarse con honesta audacia por
encima de las necesidades; porque el arte es hijo de la libertad y sólo ha de
regirse por la necesidad del espíritu,
no por meras exigencias materiales.
Sin embargo, en los tiempos actuales imperan
esas exigencias, que
doblegan bajo su
tiránico yugo a
la humanidad envilecida. El
provecho es el
gran ídolo de nuestra época, al
que se someten
todas las fuerzas y rinden
tributo todos los talentos. El mérito espiritual del arte carece de valor en
esta burda balanza, y,
privado de todo
estímulo, el arte
abandona el ruidoso
mercado del siglo. Incluso el espíritu de investigación
filosófica arrebata a la imaginación un territorio tras otro, y las fronteras
del arte se estrechan a medida que la ciencia amplía sus límites.**
Lo
dicho entonces por Schiller no difiere mucho de lo que escuchamos hoy. La
educación se ha convertido en un sistema de "vigilancia" escalonado
en el que cada uno es responsable de que en su nivel se cubran unos objetivos
específicos.
Los
últimos ataques son los que se están produciendo en el último rincón que esta
deshumanización creciente ha ido produciendo, los doctorados. Es la interferencia constantes entre el formador y el
formado para evitar que precisamente se pueda producir una influencia diferente
que debilite el sistema. La mecanización de la educación lleva a la
transformación de todas las piezas del sistema. La libertad se ha reducido
notablemente mediante limitaciones técnicas introducidas en todos los pasos.
La
libertad es consustancial a la educación porque es el primer valor que se debe
transmitir. Una educación, como quería Russell, que nos haga dependientes de
terceros o sistemas no es realmente una educación.
El
resultado que observamos cada día en las aulas es la despersonalización del
conocimiento. Los que llevan décadas diseñando el sistema, saben lo que hacen y
lo que quieren, Buscan formar personas adaptables al sistema laboral en un
mundo en el que no hay otra dimensión más allá de la económica. Mientras no
definamos la dimensión humanística de la lectura, esta será solo otra
herramienta más al servicio del sistema y no de la persona.
Muchos
profesores expresamos nuestra desesperación ante la falta de sentido de
la lectura. No se trata de si lo entendemos o no, sino de si "necesitamos" como un incentivo del pensamiento y como un puente con lo que dejamos atrás, cada vez más lejos e incomprensible. De vez en cuando, algún alumno (extranjero frecuentemente) me hace
ver que una lectura le ha abierto una nueva visión en su vida, le ha cambiado
la forma de ver el mundo. Es la mayor satisfacción que podemos tener. Ya ha
abierto su camino.
*
"PIRLS 2016: ¿Qué alumnos son los mejores lectores de Europa?" Euronews 3/12/2017
http://es.euronews.com/2017/12/05/pirls-2016-los-nordicos-buenos-en-comprension-lectora-pero-no-les-gusta-leer
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