Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Acabo
de ver en la cadena Euronews un fragmento de la entrevista o "encuentro"
de Vladimir Putin con los voluntarios de los Juegos Olímpicos de Sochi. Una
veintena de jóvenes y algunos no tanto han realizado preguntas al Presidente
ruso. Una de las jóvenes presente le ha planteado lo siguiente:
“¿Por qué, si en Rusia hay una ley que
prohíbe la propaganda homosexual, el uniforme de los voluntarios tiene los
colores del arcoiris?”.*
A lo
que Vladimir Putin ha respondido:
“Si usted cree que yo diseñé este uniforme,
está muy equivocada. Nosotros no prohibimos nada y no cazamos a nadie, en Rusia
no hay ninguna responsabilidad (penal) por esas relaciones, a diferencia de
otros países en el mundo. Por ello, podemos sentirnos tranquilos, relajados,
pero, por favor, dejen a los niños en paz”, respondió Putin.*
Los
comentaristas se han centrado en la palabras sobre la identificación entre la
homosexualidad y la pedofilia. Para Vladimir Putin, una cosa supone la otra. Me
imagino que las cifras sobre violaciones, abusos, etc. realizadas por
heterosexuales a menores no le deben causar ningún problema o debe pensar que
el mundo es idílico en es ese sentido y todas las perversiones comienzan por la
homosexualidad. Pero no es eso de lo que me gustaría hablar, a sabiendas de que
ya lo harán otros.
Me
imagino que Vladimir Putin se ha enfrentado a muchas preguntas comprometidas a
lo largo de su dilatada carrera política, pero la que la joven le hizo creo que
es bastante inteligente y que dio en el clavo al hacerla.
Como ya
ocurriera anteriormente, el arcoiris ha servido como forma de protesta ante los
silenciamientos o marginación inducida por las represivas leyes rusas. Hemos
tenido a atletas que han puesto colores diferentes a sus uñas como forma
solidaria de enfrentarse a una situación discriminatoria y de criminalización.
Podríamos
pensar que alguien ha tratado de meterle
un gol a través de los uniformes de los voluntarios, que se convertirían en
pancartas vivientes de la reivindicación de una forma "involuntaria".
Pero no creo que sea esa la explicación más convincente, sino la contraria.
La
misma reacción de Putin al decir “Si usted cree que yo diseñé este uniforme,
está muy equivocada" es una respuesta extraña
frente a una más sorprendida como
"¿Cree que yo hago o hacemos propaganda homosexual?". O podría
haberlo usado a su favor, señalando que no tienen nada en contra del
"arcoiris". Sin embargo no fue en ninguno de esos dos sentidos, sino
en el más defensivo de negar él el diseño.
Ya sea
con conocimiento de Vladimir Putin o no, creo que el diseño no es casual, que
ese carácter irisado de los colores de la uniformidad tienen una función de
camuflaje invertido. El camuflaje habitualmente tiene de a buscar la forma de
confundirse con el entorno. Para eso se suele hace. Pero existe otra
posibilidad que es funcionar en sentido inverso. No volverte tú invisible sino "envolver"
a un tercero que quedaría absorbido por tu camuflaje. ¿Qué mejor forma de
silenciar una "bandera irisada" que rodearla de banderas irisadas, es
decir, de la ropa de los voluntarios?
Putin
se enfrenta a dos retos poderosos, a dos frentes abiertos. El primero es la
amenaza del terrorismo islamista que buscará la forma de causar el mayor daño posible,
como ya han anunciado, en Sochi o en cualquier otro punto de Rusia. Frente a
esa amenaza, la ciudad está blindada, cerrada a cal y canto de forma policial y
militar. Para Putin es un reto ante un desafío directo, como ya ha ocurrido en
estos meses pasados.
Pero
existe un segundo reto que son las previsibles protestas por la represiva
legislación contra la homosexualidad que se ha convertido en una de sus vías de
"humanización" al presentarse, como hace en la entrevista de
Euronews, como un defensor de la "infancia" dentro del cultivo de su
imagen "tradicional" para canalizar el conservadurismo nacionalista y
ortodoxo ruso, que cultiva y explota.
En el
caso del terrorismo, Putin sabe que cuenta con el apoyo de muchos países porque
es una amenaza que ha desbordado las expectativas y que está creando conflictos
por toda África, Oriente Medio y Asia. Rusia está además en el punto de mira y
amenaza también contagiar zonas de China donde se dan ya conflictos abiertos en
determinadas zonas. Sin embargo, en el segundo aspecto, el de las leyes
discriminatorias, la condena de muchos países es un hecho tanto en el plano
oficial de los derechos humanos como en el de la denuncia de los movimientos
civiles.
Puede
decirse que el segundo aspecto no le preocupa demasiado en circunstancias
normales, pero los Juegos Olímpicos de Invierno no lo son. Y le preocupa lo que
allí pueda ocurrir como confluencia de esos dos movimientos, uno violento, el
otro reivindicativo para su imagen y la de la Rusia que él representa.
La
estrategia del entorno absorbente —podríamos definirlo así— consiste en tratar
de reducir el ruido mediático producido por las protestas irisadas mediante esta
maniobra envolvente. La mejor forma de que pase desapercibida una protesta
cromática es rodearla de esos mismos colores a través de los voluntarios. Los
agentes de seguridad tienen un doble
camuflaje perfecto: se disfrazan de voluntarios que a su vez van disfrazados de
bandera irisada. En la distancia no sabremos si aquellos colores son una bandera
o un voluntario. Las camisetas irisadas que algunos llevarán bajo la ropa para
lucirlas en determinados momentos quedarán reducidas por el efecto absorbente
de los colores de la ropa de los uniformes de los voluntarios. Rodeados por
cuatro o cinco voluntarios, ya no se sabrá quién es quién. Sacarlos de los
estadios será mucho más discreto.
Los
voluntarios podían haber ido de cualquier color chillón para identificarse desde lejos. Esa es la función de los
petos llamativos, distinguirles. Sin embargo aquí los colores elegidos pueden
tener otra función más allá de la estética. Normalmente el camuflaje permite
confundirnos con el entorno. La protesta cromática busca destacar sobre él. La
estrategia contraria te anula al rodearte de los mismos colores con los que
pretendes llamar la atención. Por decirlo así: te absorbe metiéndote en una
mancha más amplia, la de los que te rodean.
No sé
si realmente Putin ha diseñado los uniformes. Me imagino que no lo ha hecho él
directamente, pero si a mí me hubieran hecho el encargo con el objetivo de
silenciar las protestas cromáticas, es la vía que hubiera elegido como más
sencilla. Las dudas se me disiparon cuando vi los guantes con cada dedo de un
color. Son los que se pondría un manifestante. Ahora los llevará un voluntario.
La joven dio en el blanco.
*
"El tema de la homosexualidad vuelve a Sochi" Euronews 18/01/2014
http://es.euronews.com/2014/01/18/el-tema-de-la-homosexualidad-vuelve-a-sochi/
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