Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
imágenes y datos que se ofrecían ayer sobre la migración de Venezuela hacia
Colombia eran desoladores. De los tres conflictos migratorios más dramáticos de
estos momentos es el más localizado en sus causas.
Los
emigrantes que fluyen hacia Europa son víctimas de causas diversas, de la
violencia a la miseria. Lo mismo ocurre con los que se dirigen hacia los
Estados Unidos desde Centro América, huidos de la incapacidad de generar paz y
prosperidad en esa parte del continente. Esa fila humana que recorre el camino
hacia el norte enfrentándose al tipo de violencia que espera hasta llegar a la
frontera del norte. El caso de Venezuela tiene nombre y apellidos: Nicolás
Maduro.
A
diferencia de lo que ocurre en los frentes del sur de Europa o de Centro
América, en donde se dan muchas circunstancias, de la inseguridad a la pobreza,
el drama venezolano tiene una características que lo hacen único, el
hundimiento de un país a manos de un incompetente incapaz de gestionar un país,
encastillado en una ideología reaccionaria disfrazada de progresista, lo que le
valió la simpatía de gobiernos y partidos a los que financió para asegurarse
apoyos exteriores. Pero nadie, en su sano juicio, puede defender lo que ocurre
en Venezuela, el hundimiento de un país, su división profunda.
Desde
hace mucho tiempo, el pueblo venezolano se alimenta de los discursos de Maduro,
no hay mucho más que llevarse a la boca. La negativa a que entre ayuda
humanitaria, alimentos y medicinas, es una de muestra de la cerrazón del que
sigue sosteniendo que no ocurre nada y que son solo maniobras extranjeras para acabar con su gobierno.
Cuando
los países se convierten en regímenes dejan de ver a las personas como personas
y comienzan a hacerlo como adversarios o enemigos, son solo prolongaciones tentaculares
de intereses foráneos, de perversas intenciones. En este sentido, lo peor que
podía haber ocurrido es el interés de Trump en Venezuela. Si Maduro ya había
acusado de "imperialistas" a todos los que le llaman la atención y le
recriminan la situación que vive el pueblo venezolano, con las tonterías de
Trump se ha vuelto a realimentar y a producir nuevos y enérgicos discursos de
una teatralidad que ya no es soportable.
Por
motivos que imagino, el régimen de Maduro sigue teniendo cómodos defensores por
todo el mundo. Por un lado, los que están enfrentados a los Estados Unidos
(cada día más) se ven la obligación de defender a Maduro. Su régimen se ha
encargado de mantener lazos con ellos para asegurarse esa defensa. Por otro
lado están los que ven en él ese romanticismo progresista que se quedó en
miseria allí donde prendió. Venezuela no necesita esos, sino librarse de las
corrupciones endémicas que atenazan a muchos países y de los que se aprovecho
Hugo Chávez para generar la suya propia. El que fuera militar golpista, acabó
produciendo su propio reino y lo dejó en herencia al sucesor más inepto,
Nicolás Maduro.
Las
imágenes de ayer en Euronews deban mucho que pensar sobre la situación del
país. La cadena recogía las peticiones de ayuda de una Colombia desbordada a la
Unión Europea. Esta era la noticia, firmada por Ana Lázaro:
Colombia se encuentra ante un reto migratorio
sin precedentes. En un plazo de apenas dos años, el país ha recibido un millón
trescientos mil venezolanos. Y el flujo continúa.
El gerente de la frontera colombiana, Felipe
Muñoz, ha viajado hasta Bruselas para pedir ayuda a la Unión Europea. Afirma
que la crisis humanitaria amenaza con prolongarse en el tiempo.
"Esto realmente llegó para
quedarse", explica Muñoz. "Nosotros no creemos que así mañana hubiera
un cambio en Venezuela, la mayoría de migrantes se van a devolver. No hay a
donde devolverse. No hay ninguna infraestructura ni educativa, ni social, ni de
salud. Es decir que Colombia no está viendo esto sencillamente como una
emergencia, sino como un reto fundamental a su desarrollo para los próximos
años."
Las autoridades venezolanas anunciaron
recientemente la reapertura del paso fronterizo de Cúcuta, el más importante a
nivel de tránsito rodado, tras cuatro meses clausurado. Lo que provocó una
nueva oleada de migrantes.
Pero la ayuda humanitaria internacional sigue
teniendo problemas para entrar en Venezuela.
"Lo que pasó sencillamente es que
dejaron pasar a la gente por al lado de los contenedores. Pero allí no hay paso
de vehículos, ni hay paso de ayuda humanitaria, ni hay paso de nada",
afirma Muñoz. "Simplemente es una apertura que creemos se hizo por las
circunstancias de desabastecimiento de electricidad y de gasolina en la
fronteras que se empezó a presentar hace tres semanas".
La crisis ha obligado al gobierno colombiano
a tomar medidas excepcionales para atender a los migrantes. Lo que ha puesto a
prueba el sistema de salud y de educación.
Se calcula, por ejemplo, que unos 20.000
niños de madres venezolanas han nacido en Colombia. Muchos de ellos se han
convertido en apátridas.*
El
drama demuestra también que es posible algo de solidaridad. Hoy el mundo se
divide en tres grandes categorías, los partidarios de los muros, los que no los
quieren y los que se desangran esperando a que se decidan. Entre estas
categorías, cientos de matices y condiciones, por supuesto. Pero no se puede
ser indiferente ni a la muerte ni al dolor humano.
La
monstruosa indiferencia que exhiben dirigentes de países europeos, a los que se
les ve hacer la señal de la cruz, como a Salvini, es una demostración de cómo
se puede llegar a perder el sentido de lo humano. La incapacidad para lograr
soluciones implica que se agravan las consecuencias cada día. El ejemplo
venezolano es muy revelador en esto. Venezuela es un estado degradado al que el
autoritarismo de sus recetas y su lucha contra la realidad condena a la miseria
y al exilio.
La
petición de Colombia debería ser atendida por motivos humanitarios. Las
palabras sobre la inexistencia de una Venezuela real, "no hay a donde
devolverse", señalan el grado de miseria alcanzado en un país que ha
estado regalando crudo a los amigos en condiciones muy favorables o regalado.
El
diario Pamam Post recogía en septiembre de 2018 una noticia de Reuters:
La agencia de noticias Reuters informó en un
reportaje que PDVSA reanudó el suministro de petróleo a la isla, totalizando,
desde enero, 11,74 millones de barriles (unos 49.000 diarios), pero solamente
entre los meses de junio y agosto le ha enviado al régimen 4,19 millones de
barriles. Todo esto en medio de la peor situación que ha enfrentado PDVSA con
la producción petrolera en sus mínimos históricos.
Y es que con la llegada del chavismo al poder
en Venezuela, Cuba ha dependido financieramente del país suramericano, el cual
cubría hasta el 70 % de sus necesidades de combustible.
Mientras los venezolanos viven una escasez de
alimentos y medicamentos sin precedentes; y una crisis económica enmarcada en
la inflación más alta del mundo y los salarios más bajos de la región, Maduro
regaló entre junio y agosto unos USD $248 millones.
Maduro ha afirmado hasta el cansancio que una
supuesta “guerra económica” no le permite comprar medicamentos para la población
de ese país, pero al mismo tiempo adquiere crudo ruso para cumplir sus
compromisos con el régimen de Cuba.
Y es que este martes 26 de junio se conoció
que en el Caribe un tanquero pudo descargar crudo ruso comprado por la estatal
venezolana PDVSA para ser enviado a Cuba.
Mientras en el país suramericano cientos de
venezolanos fallecen por la escasez de medicamentos y otros miles se alimentan
de la basura por la crisis económica, el régimen de Maduro inventa excusas para
que la población continúe sumida en la miseria.**
Difícilmente
puede encontrarse un caso más trágico de perversión de la política, convertida
en mero mantenimiento del poder de un régimen que ha fracasado históricamente.
Los que lo han convertido, desde la comodidad de sus países, en ejemplo,
deberían pensar un poco en la monstruosidad creada en función del sufrimiento
creado. Al igual que hicieron algunos regímenes de Oriente Medio, han usado la
riqueza para comprar protección y amigos por el mundo.
Las
tensiones internacionales de las potencias —USA, Rusia, China— están llevando a
la falta de soluciones a enormes crisis humanitarias, como es la guerra de
Siria o la situación de Venezuela. La falta de acuerdos por el enfrentamiento
continuo lleva a que sea imposible alcanzar soluciones. A los regímenes
conflictivos les basta con ponerse bajo la sombra de alguna potencia para
mantenerse sabiendo que son respaldados hagan lo que hagan.
El
debilitamiento de las instituciones internacionales por parte de la
administración Trump hace que la situación se agrave. El "America First!"
no es solo cuestión de Estados Unidos, sino que con su política crea el caos
para después imponer la fuerza. Sin instituciones que se respeten, solo queda
la ley de la jungla. Como decíamos ayer, el agravamiento de muchos problemas,
se traduce en situaciones desastrosas para todos aquellos que no tienen la
capacidad de responder. ¿Cree alguien que va a servir de algo el frenar la
inmigración en la fronteras sur de México y trasladar el conflicto más al sur? Los
problemas, como los emigrantes, van de un sitio a otro, esperando que alguien
les pueda acoger o mostrar simpatía para sobrevivir en un camino sin fin.
La
expresión citada de que ya no queda a
donde volver nos muestra que se están intensificando estas situaciones de
vacío tras guerras o destrozos autoritarios, ya sean de los gobiernos o de la
ausencia de poder real por parte de ellos, cuyo espacio es ocupado por bandas
criminales. No solo huyen, sino que son sometidos en su camino a todo tipo de
abusos de mafias, que ven en ellos una materia prima que explotar.
El drama de la emigración o, si se prefiere, de la dramática emigración es una vertiente del siglo XXI que muestra nuestro retroceso en materia de entendimiento de lo humano como universal. Es el egoísmo lo que avanza.
*
"Colombia pide ayuda a la UE frente al éxodo venezolano" Euronews
14/06/2019
https://es.euronews.com/2019/06/14/colombia-pide-ayuda-para-hacer-frente-a-la-crisis-migratoria-venezolana
**
"Venezuela mantiene a Cuba: le «regala» 11 millones de barriles de
crudo" Panam Post 14/09/2018
https://es.panampost.com/sabrina-martin/2018/09/14/venezuela-cuba-crudo/?cn-reloaded=1
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