Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
ideas se pierden muchas veces ante el poder de las imágenes, de su capacidad de
afectarnos por caminos que eluden la razón. Las emociones se viven. Estados
Unidos está siendo sometido a la prueba de la imagen, la de tener que
enfrentarse a las realidades que muestran.
Comenzaron
enfrentándose a la realidad de las imágenes inmigrantes de los menores
encerrados en jaulas, separados de sus familias. Las imágenes tienen extraños
poderes de asociación en nuestras mentes; se conectan con otras imágenes, con
aquellas que nos han impactado más emocionalmente y hacen revivir los eslabones
de la nueva cadena enlazada. Así funcionamos emocionalmente. De ahí el poder de
la imagen, es presente, muestra; pero también es recuerdo, por lo que se
amplifica su poder.
La
nueva imagen que sacude las conciencias norteamericanas y del mundo son las que
nos muestran a un padre y a su hija, de poco más de un año, muertos, ahogados
en su intento por llegar a la otra orilla, la que han soñado y a la que solo se
llega para ser encarcelado o enterrado.
En la
CNN, el debate se ha vuelto emocional. Para los intervinientes, las imágenes
fotográficas y las grabadas por las cámaras de vídeo son una herida en la
conciencia y en la Historia, la de los propios Estados Unidos y su auto percepción.
Frida
Ghitis titula su artículo en la CNN, con una elocuente claridad, "Tragic
father-daughter photo is a moral stain on Trump's America". En él escribe:
Angie Valeria had not celebrated her second
birthday when she drowned on Sunday, grasping her father as they tried to reach
the United States. The picture of tiny Valeria, face down, with her arm still
around her dead father's neck, has become the heartbreaking symbol of the Trump
administration's cruel -- and failing -- policies at the southern border.
Valeria and her father, Oscar Alberto Ramirez, are more than a statistic
because we have their picture. But they are not an anomaly.
The same day they died, seven other migrants --
including two babies and a toddler -- were found dead in Texas, unable to
survive the brutal summer heat that is just starting.
In his disastrous effort to appear tough to his
base as he seeks to regulate immigration, President Donald Trump is not only
causing immense human suffering, he is also hurting and weakening the United
States.
In effect, the President is unilaterally
disarming the United States, surrendering one of the most effective weapons in
its arsenal, one of its greatest sources of strength: soft power. Trump's
poorly conceived efforts to reduce the number of people seeking asylum are
steadily eroding America's moral authority, its moral standing.*
El argumento de Ghitis nos hemos referido aquí en ocasiones
al hablar de la pérdida de liderazgo mundial de un país que habla de sí mismo
como de "el líder del mundo libre", condición que implica una idea
que ya no representa. Es el aspecto exterior, de la forma dura en que Trump
quiere que se perciba, desde el temor y la obediencia o sumisión, a los Estados
Unidos. Pero hay otro factor importante, el aspecto interno, la destrucción de
esa auto percepción construida sobre los mitos fundacionales de los Estados
Unidos, el "nuevo mundo".
Quizá no hayamos entendido lo que hay detrás de ese concepto
de "nuevo mundo", lo que suponía de orgullosa pretensión de construir
un espacio en el que se eliminaran las contradicciones del "viejo". A
Estados Unidos están llegando, en forma de poderosas bofetadas de conciencia,
las incongruencias entre lo que uno piensa de sí mismo y lo que es el dictamen
del implacable espejo. La fotografía forma parte de esa realidad que el espejo
nos muestra.
Un país que se ha construido orgullosamente sobre la idea de
la diversidad humana como riqueza, como el lugar de la libertad, el mundo en el
que los seres humanos son iguales, donde pueden luchar por su sueños, etc. se
ve enfrentado a la confirmación de que ese "sueño americano" era
sobre todo un sueño, un mito construido para establecer una identidad hija de
las aspiraciones de la ilustración. De ahí la rotundidad de la frase de la articulista: "President
Donald Trump is not only causing immense human suffering, he is also hurting
and weakening the United States". El "America First!" es
un canto al egoísmo de un país que tenía una imagen generosa de sí mismo.
El sufrimiento causado es grande, enorme, como reflejan los
medios a través de la cobertura de esos viajes, auténticos calvarios. Al final
no se encuentra el paraíso, la tierra de promisión, sino el muro. Eso no deja
indiferente a los que creen estar viviendo en un país diferente a todos los
demás, una nueva tierra, dada por Dios a los peregrinos que llegaron huyendo de
un mundo moralmente reprobable, lleno de desigualdades e injusticias.
Ahora los medios le devuelven una imagen negativa de
deshumanización violencia y egoísmo, fruto de las acciones de un presidente, de
alguien elegido por el pueblo. De esta forma, la debilidad de los mitos se
revela ante todos los que tienen una conciencia despierta a los gritos.
Escribe Frida
Ghitis:
The deaths are the predictable result of a
policy unfolding on both sides of the border, one of cruelty, mistreatment, and
disregard for the suffering of human beings -- people that President Donald
Trump has sought to dehumanize for years, describing them as
"criminals," "rapists," and "animals" who
"infest our country."*
La deshumanización del que llega buscando refugio para
sobrevivir huyendo de la violencia o buscando una esperanza de futuro es un proceso
en el que Trump (y otros) se han recreado. Es un proceso mediante el cual se
busca un rechazo social, describiendo en términos negativos a aquellos a los
que se quiere estigmatizar. De esta forma se justifica lo injustificable.
¿Cuántas veces ha usado Donald Trump el término "amenaza nacional"?
Lo ha hecho para justificar toda y cada una de sus acciones. Cuando algo se le
ha negado, es el recurso habitual. Y hay quien quiere creerlo así.
Lo que está haciendo —lo hemos dicho otras veces— tardará
décadas en repararse si no va a más. No lo ha sacado de la nada. El sentimiento
existe; una parte de los Estados Unidos no ha dejado de ser racista, porque
estas cosas no desaparecen por ganar o perder una guerra. Simplemente se
expresan en público o no.
La pérdida de humanidad no es exclusiva de Estados Unidos,
por supuesto. Es comprensible que los países tengan reglas de inmigración, pero
la vida de las personas es un bien por encima de la nacionalidad. Igualmente la
dignidad humana es general e independiente de cualquier color, religión o
creencia. Pero las doctrinas que elevan la excepción a nacionalidad, religión, identidad
sexual o cualquier otra circunstancia, confiriendo valor exclusivo a unos en
detrimento del resto, está aumentando su presencia y poder en el mundo.
En esto Trump lleva "ventaja" por su falta de pudor,
por decirlo así. La indecencia de Trump —el motivo de la brecha moral que se
está produciendo— es su descaro al manifestar esta excepcionalidad de lo que él
define como "América" frente a los "pozos de mierda", por
usar su expresión al referirse a otros países. Quitando la dignidad a los
demás, es Trump el indigno y arrastra a los Estados Unidos tras él. Esto es lo
que duele a muchos norteamericanos que no comparten ni sus ideas ni sus formas.
Al menos tienen la libertad de decírselo a la cara, de escribirlo, de contarlo.
La prensa norteamericana se hace eco de la negativa de la
jugadora norteamericana de la selección nacional de Futbol, la cocapitana Megan
Rapinoe, a pisar la Casa Blanca. Lo ha recogido la prensa y hasta el propio
Trump que ha mandado uno de sus habituales tuits sobre esto.
El rechazo de Rapinoe a pisar la "f....!" Casa
Blanca es un elemento más de esa nueva revolución frente a Trump, ese intento
de recuperar la autoestima norteamericana frente a los que intentan imponer
algo que nunca se abandonó, que ha estado latente y ahora se manifiesta. Esa
tensión forma parte de la vida cultural norteamericana y se plasma en escritos
de muchos intelectuales, de ensayistas a políticos, de novelistas a guionistas
o directores de cine. Es la tensión entre la ficción y la realidad, entre el
discurso con el que tapamos la realidad o el que la destapa. Por eso Ghitis advierte: «Trump's border
policies are destroying lives, as the haunting photo shows, but they are also
causing grievous harm to America. Even after he leaves office, it will take
decades to repair the country's devastated image.»* No es fácil ocultarlo y pasará a
formar parte de la cadena de recuerdos, de incumplimientos y de inhumanidades.
Aunque Trump sea el más visible, no debemos dejarnos
seducir por nuestros propios discursos. La realidad está ahí en forma de muertes
absurdas en la frontera mexicana o en las aguas del Mediterráneo. Hay que hacer
serias reflexiones sobre lo que decimos ser y lo que somos. Hay que hacer
converger los ideales con la realidad a riesgo de vivir en una perversa
fantasía narcisista. No se puede vivir siempre mirando hacia otro lado. Cada muerte es una tragedia y un fracaso.
* "Tragic father-daughter photo is a moral stain on
Trump's America" CNN
27/06/2019
https://edition.cnn.com/2019/06/26/opinions/migrant-father-daughter-photo-immigration-ghitis/index.html
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