Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cada
vez recelo más de las vaguedades. Será porque no hago más que escucharlas por
todos lados.
Me dejó
bastante perplejo lo que pude escuchar al presidente del gobierno el sábado
sobre los emprendedores. Ayer lo comenté de pasada y no dejo de darle vueltas.
Creo que decir que son "los emprendedores los que crearán el empleo",
que en ellos "está el futuro", que "los gobiernos no crean
empleo", que "tomarán medidas para que el crédito fluya a las
medianas y pequeñas empresas", que "se ocuparán del desempleo juvenil",
etc., no terminan de pasar de la fase de vaguedades. Y me parece un poco preocupante
porque ya no sé si es que los políticos no son capaces de expresarse con más
concreción o es que no tienen nada más que decir. No sé si son sus estrategas
políticos los que les exigen que no den más detalles, su asesores de
comunicación que no sean más pesados, o que no saben ir más allá.
La
ministra Ana Pastor acaba de aparecer en la televisión hace unos minutos con
motivo de la inauguración del AVE Madrid-Alicante, y su explicación ha oscilado
entre la obviedad y la vaguedad. Nos ha explicado con tono contundente que el
AVE "es bueno para los habitantes de Alicante, para los habitantes de
Albacete, para los habitantes de Villena y para los habitantes de Madrid".
¡Faltaría más! Ha dicho también que el turismo es muy importante. Bien. Alguien
ha añadido que supondrá la creación de 700 empleos. Bien. ¿De qué, donde, fijos
o temporales, en qué sectores? ¿Tendremos que ir todos a Alicante tres veces al
año para que salgan las cuentas? Ni una sola mención a otros sectores que pudieran verse beneficiados; el turismo lo justifica todo. Las intervenciones no me aclaran nada, sino que
me dejan con más dudas.
Toda la prensa comenta, esta vez sin vaguedades, la complicación de la llegada de ese ilusionante AVE hoy a Alicante, dada la especial situación de la alcaldesa de la ciudad, en mitad de unos cuantos escándalos. Nadie quiere fotografiarse en la inauguración con personajes que en unos cuantos días pueden estar en los titulares de la prensa o en los juzgados. Dice Joan Rossell que él ya no pone la mano en el fuego por nadie. Y hace bien.
Las
explicaciones que el presidente dio este fin de semana en su seminario sobre el
crédito estaban trufadas por el latiguillo "me gustaría explicar esto,
pero no tenemos tiempo". Sin esa explicación ampliada, lo que dijo sirvió
para poco, la verdad. Solo saqué una conclusión: que los emprendedores son los
que van a crear empleo. Y me echo a temblar.
Esa fe
ciega —sin más explicación— en que van a ser los emprendedores los que van a
sacar a España de este estado crítico, se queda en poco si pensamos que han
sido otros emprendedores los que la han llevado al desastre económico. Tenemos
los juzgados llenos de emprendedores. Santo patrón de los emprendedores era el
señor Díaz Ferrán; emprendedor de la banca era el señor Blesa, que le daba
créditos para sus emprendimientos, y realizaba los suyos, como la compra
ruinosa de un banco en Miami; emprendedor es también el señor Duque de Palma
que creó, lleno de ese espíritu, el Instituto Nóos, para que las Comunidades
más colaboradoras crearan "eventos" que produjeran buena imagen y mejor
emprendimiento local; emprendedores con todas las de la ley eran los de la
trama Gürtel, capaces de emprender lo que fuera, incluidas bodas imperiales; no
hablemos del brillante emprendimiento de las ITV catalanas a cargo de otros
brillantes descendientes de ilustres políticos; Marbella era un pueblo lleno de
emprendedores; los bancos estaban llenos de emprendedores vendiendo
preferentes; la SGAE se dedicó también a emprender por su cuenta la adquisición
de teatros y otros negocios; incluso nos llegan emprendedores desde China, como
Gao Ping, Rusia y otros países dispuestos a traficar, invertir y blanquear. En
fin, que "emprendedores" no nos faltan.
Sospecho
que, como no definamos mejor lo que es un "emprendedor" —para distinguirlos
de los "depredadores empresariales"— y especifiquemos cuáles son sus líneas
preferentes deseables, lo del emprendimiento va a estar complicado otra vez. Hay que empezar a distinguir.
La
solución de esta situación exige corregir antes las deficiencias que se han ido
produciendo en esa forma de favorecer a cierto tipo de
"emprendedores" y negocios aledaños. Lo que a mí me gustaría saber, por ejemplo, es qué va a pasar con esos otros muchos emprendedores, los que emprenden el camino del exilio porque la administración no es capaz
de crear las condiciones favorables para que prosperen ciertas líneas de
actividad mucho más estabilizadoras para todos en el presente y, sobre todo, en
el futuro. Me gustaría saber a dónde va a ir el crédito, si es que sale alguna vez; si se va a potenciar polos industriales en vez de urbanizaciones o chiringuitos; si los bancos van a seguir con la ingeniería financiera antes que favoreciendo a la industria. Hay buenos empresarios y magníficos proyectos pendientes de que alguien apueste por ellos. Hay que elegir bien.
El
diario El País publica esta misma mañana un esclarecedor artículo recogiendo
diversos estudios académicos sobre la corrupción, su implantación y efecto,
localización, repercusiones electorales, etc. Los casos recogidos desde 2005
hasta la actualidad son 800 con más de 2.000 detenidos. Los que no son
políticos son emprendedores. El artículo termina recogiendo la siguiente idea
de los estudios:
Los geógrafos de La Laguna extraen otra
interesante conclusión: un 88% de los escándalos han estado relacionados con el
suelo. O con el terreno. De tal forma que el antiguo caciquismo (que los
autores sitúan en la primera restauración borbónica) ha sido sustituido por uno
nuevo (el de la segunda restauración borbónica), en el que entran a formar
parte constructores: “Cuando estos se convierten en grandes propietarios,
empiezan a tener el mismo comportamiento que los anteriores caciques”. La
diferencia está en que los caciques del siglo XXI prefieren guardar el dinero
en Suiza y otros paraísos fiscales.*
El dato
de que el 88% de los casos de corrupción tienen que ver con el negocio principal,
con los principales emprendedores de este país, las constructoras,
inmobiliarias, etc., es estremecedor aunque lo temiéramos. Pero es también
esclarecedor: la mayor parte de las actividades, aunque sea por ser poco
rentables, han quedado fuera de los focos de corrupción. Todo ese dinero que ha
ido a donde no debía, debería fluir ahora hacia sectores que han quedado
ahogados por la "enfermedad holandesa" combinada del turismo y el suelo,
de la codicia de políticos y depredadores empresariales. El dinero del crédito
que se está reclamando fuera para el empleo tiene que ir a otros sectores más
estables, capaces de exportar. No puede ir al mismo sitio.
La
ministra Pastor decía que el turismo era muy importante para España. Ya lo
sabemos. Hagamos que otros sectores también lo sean y dejémonos de vaguedades.
*
"La corrupción sumó 800 casos y casi 2.000 detenidos en una década"
El País 17/06/2013 http://politica.elpais.com/politica/2013/06/16/actualidad/1371400129_702560.html
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