sábado, 15 de octubre de 2011

Tentaciones ascendentes y descendentes

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Uno de los aspectos que más perjudican la imagen y credibilidad de los políticos es la lucha ostentosa por colocarse en las listas. Las luchas internas para conseguir esos primeros puestos en cada circunscripción son feroces y muestran el poder de los secretarios generales para poner orden en la cola. La salida de la lista o la caída en ella son indicativas de la desaparición de la visibilidad, de una pérdida de poder en el interior del partido, y de una forma de vida e ingresos.
La Ley del Estrechamiento Electoral (que inventamos en otro momento) dice que cuanto menores son las perspectivas de salir elegidos en una lista, más feroces son las luchas para conseguir el escaño. Esta ley se complementa con la (que también inventamos) Ley del Desalojo Trágico que afirma que la resistencia a salir de las listas o a rebajar sus probabilidades en función de la posición asignada es mayor en los que ven sus expectativas de ganar muy reducidas. Se defienden con uñas y dientes.

Los enfrentamientos en el partido que ve que sus “colocados” institucionales van a ser menos son luchas de supervivencia. Por el contrario, las del partido en alza son luchas de ocupación, no solo laboral, sino de zonas de poder. Los miembros de los equipos apuestan por los que les han de llevar arriba mediante la adhesión incondicional, la fidelidad. Los que quieren llegar alto saben que necesitan crear grupos para que a los rivales no les queden espacios libres, que serían inmediatamente ocupados. Los partidos se vertebran inmediatamente mediante estas estructuras paralelas en las que se mantienen puestos inferiores o medios en los tiempos de vacas flacas y se asciende a los puestos importantes cuando se ganan las generales.
No debe llamar la atención, pues, que sea en el Partido Popular en donde se produzcan esos “ascensos”, esos desplazamientos de las instituciones locales a las nacionales*. El diario El País da la relación de los ediles, concejales, etc., que se presentan en las listas para el Congreso y Senado. Es el movimiento natural porque es un partido en ascenso electoral. Se expande y puede ser generoso incluso con los denominados “críticos”, a los que dará la parte correspondiente de plazas. Las justas para que no ladren, las suficientes como para que no muerdan.
Por el contrario, según nos muestra también el mismo diario, en el partido a la baja, en el PSOE, se recrudecen las luchas por mantenerse en lugares de las listas que permitan seguir en el candelero y tener lo justo para ir tirando, en términos internos y externos.
Si repasamos simplemente algunos titulares, todos ellos de El País, podemos verlo con mucha claridad:

-El PSOE de Zamora critica la designación de Camacho como cabeza de lista (14/09/2011)
-Rubalcaba deja marchar a los ministros profesionales y reubica a los políticos (14/09/2011)
-El partido pide comprensión a los aparatos provinciales porque "Rubalcaba necesita a gente muy potente" (20/09/2011)
-La secretaria federal de Igualdad dice que está vigilante con las candidaturas (23/09/2011)
-Las juventudes del PSOE se quejan de haber sido relegadas (26/09/2011)
-Rubalcaba libra un pulso con el aparato del PSOE para pactar sus listas (29/09/2011)

Son todos significativos de esos movimientos que he señalado. Reflejan la lucha entre un candidato que trata de colocar a su gente frente a un aparato que se resiste a desaparecer ante la reducción anunciada. Se quejan los responsables de las provincias porque les imponen candidatos, que no es más que una forma de llamar a la protesta apelando al terruño; protestan los jóvenes porque se les dora la píldora, se les saca en la foto aplaudiendo y después se les deja fuera, es decir, en casa y en paro.

Y dejamos para el final el que de alguna forma me parece más grave por lo que representa respecto a algo que debe estar por encima de las luchas por el poder en cualquiera de sus extensiones y convocatorias: la política de igualdad de género. En esta lucha se ha producido una reducción de las mujeres en las listas mediante los desplazamientos, ascensos de unos y descensos de otras. Dado que el escenario futuro de las elecciones no es muy bueno, las mujeres se desplazan hacia los lugares inferiores de la lista, por lo que sus expectativas de sentarse en un escaño son muy reducidas. La paridad, como consecuencia, se aleja. Por eso, en cuanto se han dado cuenta de la jugada, han reclamado —inútilmente, me temo— las listas “cremallera”, las que alternan un hombre y una mujer. Las que se aprobaron como reforma en Túnez tras la revolución, por ejemplo. Aunque la cifra global se mantenga (ilusión de paridad), la realidad selectiva de las urnas lo dejará muy reducida (resultados en escaños).
Lo que esto nos quiere decir es que basta con escarbar un poco para que aflore la verdadera naturaleza del poder: central, generacional y masculino. ¡El patriarcado político, vamos! Mujeres y jóvenes son, lógicamente, los que se quejan de su exclusión. En tiempos difíciles, hay que aguantar con lo que hay, parecen decirles.
En esta información, además se da un caso curioso de “doble titulación” periodística en el que el inconsciente a traicionado a alguno o le ha salido a otro el espíritu de echarle “suavizante” a la realidad para que no se atragante. El diario El País ha titulado la misma información de dos formas:

Análisis de la pérdida de representación (EL País)
En la entrada a la noticia:

-“Derrota dura, paridad en peligro en el PSOE”

Mientras que la noticia lleva el siguiente titular:

-“Derrota estrepitosa, paridad en peligro” (12/10/2011)**

A alguien se la ha jugado el subconsciente. Entre “derrota dura” y “derrota estrepitosa” hay algo más que matices. Se ve el espíritu positivo que debe guiar a todo buen jefe de redacción a la hora de titular. 
Lo importante, en cualquier caso, es que reflejan las formas de actuación política de los partidos. No deberían permitirse, por salud democrática, los cargos duplicados o los saltos de unos a otros territorios en pocos meses. Presentarse es un compromiso a un cargo público, no sacar el ticket de un aparcamiento. No es tomarse en serio las instituciones, que requieren la dedicación que se debe a los ciudadanos que están tras ellas.
La estrategia de llevar cargos electos muy populares —ya contrastado en elecciones recientes, sin apenas desgastes— para dar la batalla nacional no debería plantearse de esta forma. En el otro lado, el de las presumibles vacas flacas, los principios de representatividad, en la cuestión de la paridad, deberían estar fijados y por encima de las circunstancias. Todos los que van en una lista reciben los mismos votos, sin embargo, solo acceden a los puestos aquellos que el orden interno de los partidos determina. Es ahí donde está el poder. Las listas cremallera tratan de evitar ese fraude que convierte el progresismo en una burla de facto. Salen los que tienen poder para salir, los que imponen su presencia en los puestos de cabeza. Y ahí están casi siempre los mismos.
El problema, como siempre, es que los arreglos de los políticos solo los hacen los políticos y les cuesta legislar contras sus propias tentaciones.


* “El PP llena de concejales y alcaldes sus listas electorales para el 20-N” El País 14/10/2011 http://politica.elpais.com/politica/2011/10/14/actualidad/1318622565_280477.html

** “Derrota estrepitosa, paridad en peligro” El País 12/10/2011 http://politica.elpais.com/politica/2011/10/12/actualidad/1318447966_425350.html

Titular de la entrada de la edición digital

Titular interior diferente de la noticia


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