Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Mientras
el público egipcio intenta analizar el caso del secuestrador del selfie y de
sus reacciones ante tal acontecimiento, el parlamento —al que hace unos días la
prensa daba poco días de vida— se prepara para la guerra moderna, modernísima.
Cuando
tuve noticia del secuestro del avión egipcio hasta la isla de Chipre no podía
imaginar que la reacción de mucha gente fuera lamentar no estar en el avión. Esa fue mi segunda noticia, la enfadada
respuesta en Facebook de una amiga al comprobar que se bromeaba sobre el
entonces incierto destino de los pasajeros del vuelo secuestrado. Muchos
chistes y comentarios surgidos a través de ese inconsciente virtual colectivo que son las redes sociales iban
dirigidos en el mismo sentido: qué suerte tienen. No es una novedad. Hace tiempo expusimos aquí que los egipcios eran los que más habían solicitado la nacionalidad de un país inexistente, virtual, creado en Internet.
Después se ha podido comprobar
que la realidad ha superado a la ficción y que los chistes realizados sobre el
secuestro eran dejados atrás por el secuestrador egipcio y los rehenes. La circulación
de los selfies que los secuestrados se hacían con el secuestrador hacían pensar
más en un turismo de aventura que en
otra cosa. Pronto se vio que el secuestro entraba en la categoría egipcia de situaciones insólitas.
Afortunadamente el asunto se ha resuelto sin daños, ni humanos ni comerciales. Los pasajeros han ponderado el comportamiento de la tripulación de EgyptAir y de cómo mantuvieron el ánimo y profesionalidad, según nos contaba Ahram Online, recogiendo la información de un pasajero que ha actuado como reportero dentro del avión, recogiendo las anécdotas y circunstancias. La preocupación por este asunto no era trivial, tal como están las cosas con el turismo.
Las versiones sobre los
motivos del secuestro se iban cambiando hacia lo romántico hasta que la propia ex esposa los ha
negado: ¡nada de romanticismo! La imagen del secuestrador haciendo el signo de
la victoria llevado a las dependencias policiales cierra (por ahora) esta extraña
historia a la egipcia. Lo importante es que no hubiera víctimas, primero, y después que no fuera terrorismo.
Me
había comprometido conmigo mismo a no tratarlo aquí, pero hay que mencionarlo
para tratar de imaginar el extraño clima de opinión pública existente en Egipto
en este periodo tan peculiar. Por eso me interesa mencionar esa historia
delirante. No le veo ni le he visto la parte hilarante a un secuestro. Me
limito a constatar un estado receptivo peculiar.
Lo que
sí, en cambio, merece ser tratado es la otra cara de la "conspiración".
Si los egipcios están empezando a tomarse
a chirigota mucho de lo que les ocurre, algo para lo que no necesitan mucha
provocación, la noticia que nos trae Mada Masr con toda la seriedad del mundo,
en cambio, se puede contemplar desde una perspectiva contraria, El titular ya
nos deja asombrados: "Defense Ministry to train Parliament on combatting
'fourth-generation warfare'".
El
egipcio debe ser el único parlamento del mundo que requiere una instrucción
especial para entender la realidad y no caer en la tentación de creer lo que no
es más que intoxicación. Para los que no tengan un estado de guerra en casa, la
"4GW" o "guerra de cuarta generación" fue una interesante
etiqueta que se le ocurrió en 1989 a un equipo de analista militares
norteamericanos en la que describían un tipo de guerra alternativo a los medios
convencionales en los que dos estados se enfrentan.
Ahora esa guerra se hace
mediante la "agitación", el "terrorismo", la "manipulación
informativa", etc. Al estudiante El-Sisi le debió impresionar mucho ese
tema del programa porque se dedicó a ello, en los servicios de inteligencia y
como cree el ladrón que son todos de su
condición, como señala el refrán español, no cesa de sembrar la duda sobre
si lo que se escucha es real o forma parte de una engañifa conspiratoria para
acabar con el país.
Nos
cuentan en Mada Masr:
Parliament members will receive a training
course on national security, the dangers that the Middle East faces and
“fourth-generation warfare” at the Defense Ministry-affiliated Nasser Military
Academy throughout the month of April, Parliament’s general secretariat
informed MPs on Tuesday.
President Abdel Fattah al-Sisi has repeatedly
warned Egyptians of fourth-generation warfare, which he has described as the
use of technology, modern communication tools and psychology to destabilize the
country. He has warned the danger of what he called a new kind of struggle,
saying that it can destroy countries.
Hassan Hassanein, Parliament's national
security committee deputy, told Mada Masr that the training is important for
MPs to be able to perform their roles and protect the country.
“It will help us to know all the internal and
external threats that Egypt faces and how to fight them through our legislative
and supervisory role,” he explained.
The topics that will be discussed in the
sessions, according to the list released by Parliament, include Egypt’s defense
strategy and western plans to divide the Middle East – a conspiracy theory that
has been widely propagated since 2011, which blames western states for sparking
unrest across the region in order to create a new map for the Middle East
consisting of smaller nations that are easier to conquer.*
No se dan cuenta los egipcios (al menos muchos de ellos) que
el plan de formación de los diputados en guerras psicológicas (típica del 4GW) forma parte de la guerra misma que
los propios militares les aplican —4GW en casa— haciéndoles dudar de todo lo que ocurre y
achacando los problemas a los planes de los demás. La autoguerra es una guerra civil camuflada de guerra exterior, es decir, no de represión sino de defensa ante la agresión exterior. La cuestión clave está en que el exterior son los del interior. ¿Que te quejas?: Automáticamente eres un agente pagado desde el exterior. ¿Que reclamas la libertad de conciencia que proclama tu constitución?: ¡enemigo del islam y de la moralidad egipcia! Etc.
Una vez pasados por el cursillito de comprensión de la
auténtica realidad de las cosas, los diputados egipcios comprenderán que el
secuestro, tortura y asesinato del estudiante Giulio Regeni es una conspiración
de Italia para aislar a Egipto; que los encarcelados por criticar al gobierno
forman parte de una conspiración; que la gente que muere en las comisarías y
cárceles se suicidan para difamar al estado; que Rusia saboteó su propio avión
de pasajeros para arruinar el sector turístico; que las lluvias son maniobras
islamistas para sembrar el descontento; que los libros feministas tratan de
subvertir la familia para hundir la sacrosanta moralidad de los egipcios; que
la película Dioses y faraones es una maniobra sionista desde Hollywood; por fin entenderán porqué Mohamed
ElBaradei es un agente de los Estados Unidos o de Irán, según el día; les quedará claro que Wael
Ghoneim es un agente infiltrado para sumir a Egipto en el caos de 2011; qu a Shaimaa al-Sabbagh la mataron sus compañeros de manifestación...
Y así
sucesivamente hasta llegar a la conclusión anticipada
por el presidente: solo le deben escuchar a él. Siguiendo este sabio consejo, la realidad se vuelve de una claridad asombrosa.
Tras el cursillo revelador, los diputados egipcios
entenderán porqué deben hacer lo que se les pide y comprenderán los peligros de
la comprensión intuitiva, sin fundamento, que surge tras la lectura de los
medios o la escucha de las personas.
Como decía Judi Dench en su papel de
"M", la jefa de MI6, en Casino Royal:
"¡Cómo echo de menos la Guerra Fría!".
Puestos a pensar, quizá el sueño que tuvo El-Sisi y en el
que se le manifestó que debía ser presidente de Egipto, no fuera mandado por
Dios, como él sospechaba, sino que se utilizaron las misma tácticas de la película
de Christopher Nolan, "Origen" (Inception,
2010). Recordarán los que la hayan visto que el centro de la película no era cómo
engañar a la gente sino cómo hacer que la gente haga lo que tú quieres y que
pienses que es idea tuya. Pues hay mucho de "Inception" en esta
absurda post realidad realísima en la que los egipcios creen vivir.
Convencidos de que todo lo que ven es falso, que las
críticas son conspiraciones, que hay un deseo en Occidente de destruir Oriente
Medio y dividir a Egipto, y demás paranoias que se viven con pasión en las
calles y cafés, los egipcios se deben arrojar a los pies de la única verdad
posible: la palabra del presidente, que cuenta con el aval divino. Además de
creerse lo de la conspiración, los egipcios deben creer que Abdel Fattah
El-Sisi está allí porque Dios lo quiere
y si Dios lo quiere está bien.
La 4GW, tal como se plantea, es la conspiración universal
contra Egipto. Eso es maravilloso porque da un sentido de la importancia y de
la trascendencia histórica y universal que gusta mucho al pueblo egipcio, Madre
de la Humanidad. Te hace sentir importante. La vanidad es siempre el
sentimiento más manipulable y en esto los gobernantes les tiene cogida la
medida. Cuanto más insisten en la conspiración, más importante se sienten todos.
No me atrevo ni a pensar en qué estado pueden acabar los
diputados egipcios tras el cursillito. Probablemente empiecen a ver más
conspiraciones a su alrededor, a enfrentarse entre ellos más de lo habitual,
una táctica típica de 4GW, con lo cual la gente sacará la conclusión de que
son infiltrados con la función de hundir el Parlamento convirtiéndolo en un
circo, como ya titulaba la prensa el otro día. Por supuesto la prensa está en
el ajo. Y así hasta llegar al que solo se fía de sus sueños, como hace el
presidente.
Ellos sabrán.
* "Defense
Ministry to train Parliament on combatting 'fourth-generation warfare'"
Mada Masr 30/03/2016 http://www.madamasr.com/news/defense-ministry-train-parliament-combatting-fourth-generation-warfare
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