miércoles, 9 de septiembre de 2015

A la escuela cada mañana o el otro heroísmo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La noticia pasó como de puntillas. Solo la he podido ver en Euronews, con origen en notas de Reuters y EFE de septiembre: "Sexto envenenamiento masivo en varios colegios femeninos de Afganistán". Las fuentes citadas son de hace un mes y las imágenes también, pues una de las niñas que se nos muestra ya aparece en una pieza de la CNN de septiembre. Es una noticia "vieja", que ha tardado en llegar, pero no obsoleta desgraciadamente porque no creo que haya cambiado mucho la situación y cada día siga la aventura de ir al colegio.

En esta ocasión han sido unas 300 alumnas de tres escuelas diferentes las que han tenido que ser atendidas en un hospital de la provincia de Herat. Las autoridades sospechan que alguien utilizó gas tóxico para contaminar varias aulas.
“Estábamos en clase cuando nuestro profesor llegó y nos dijo que habían rociado la clase con gas. Salimos fuera pero a los pocos minutos empezamos a sentirnos peor y nos llevaron al hospital”, comentó una de las alumnas.
Las autoridades locales han abierto una investigación tras el aumento de estos casos de intoxicaciones masivas. Algunos apuntan a los talibanes, aunque sus portavoces han negado cualquier relación con los hechos.
Los fundamentalistas afganos se han opuesto tradicionalmente a la educación femenina.**


La guerra contra la educación femenina en muchos lugares del mundo es una realidad y forma parte de esa misma guerra fanática y enloquecida que ahora nadie sabe parar en Siria. Es la guerra del "fundamentalismo", corta cabezas y degrada inteligencias convirtiéndolas en meros receptáculos de obediencias.
La mujer es un objetivo esencial porque representa en sus esquemas mentales el escalón final de la sumisión y el primero de la rebelión. Contra el deseo de aprender se ha construido específicamente Boko Haram, que también se dedica al secuestro y esclavitud de niñas y mujeres culpable del delito de pensar.


El fundamentalismo talibán, como el del Ejército Islámico, como el de todo radicalismo con el mismo origen condena a la mujer a la ignorancia porque parte de su papel negativo pero necesario en la creación. La mujer es un mal necesario y la distracción del bien al que el hombre aspira. A la mujer hay que mutilarle el cuerpo para que no sienta y la mente para que no piense. Hay que encerrarla, taparla y no dejar que salga sola para sembrar el mal por el mundo. El hipócrita que peca, tiene a la mujer como excusa y la maldice por haberle llevado a desatender los mensajes divinos.
Ha sido no hace mucho en Afganistán donde la Corte Suprema se negó a aceptar entre sus miembros a la candidata a propuesta presidencial, la presidenta de las juristas, porque "nunca" una mujer había ocupado ese puesto en el islam. Los jueces juzgan con el Corán en la mano. La última instancia que juzga es siempre masculina; hace falta un tutor superior, figura institucionalizada en el islam, porque no se concibe una mujer sin un "responsable" de ella, padre, marido, hermano... padrone.


Leo en la agencia afgana Khaama News la noticia de hace un mes sobre estos envenenamientos:

Poisoning of students continues in western Herat province. At least 25 more schoolgirls were rushed to civil hospital in Guzara District after getting breathing problems at school.
Local officials said these girls were OK up until arriving at school. But after entering to the school they fall sick. Amrullah Amani, head of Guzara’s civil hospital confirmed receiving poisoned girls from Khatamun Nabiyeen school.
He said most of them were returned after receiving medical care.
The wave of poisoning schoolgirls began in Herat province about 10 days before.
Around 700 students from different schools have been poisoned in Herat province during this period.
Security agencies are still investigating the incidents but so far no information has been released to show who is behind all this.
These incidents have also taken place in Kabul, Bamyan, Maidan Wardak, Jawzjan and Badakhshan provinces in recent years.**


La falta de reivindicación no quiere decir que no hayan sido los talibanes, sino probablemente que no se le dé el estatus de "atentado" que merezca la pena reivindicar. Es una especie de "sellado de cerraduras con silicona", característico de los piquetes en las huelgas. Solo que la huelga cultural que afecta a las niñas en su educación es hasta el fin de los tiempos y pone en riesgo su vida, algo que no le importa mucho a quien lo hace.
Cuando nos preguntamos por qué sale la gente de sus países, familias y hogar deberíamos pensar en casos como estos y lo que supone vivir en circunstancias así. No todo son bombardeos y a veces es suficiente rociar con gases tóxicos las escuelas para acabar si no con tu vida, con tus sueños.


Las estrategias políticas internacionales se centran en grandes puntos, pero de esto no se ocupan mucho. Sin embargo es en esas escuelas, con esas mismas niñas hospitalizadas, donde se va a ganar la batalla del futuro frente a los que reivindican el pasado. Nos empeñamos en no comprender que esto es una guerra por las mentes y la sumisión. La educación femenina es la llave que frenará la proliferación del fanatismo, que aumenta día a día en el mundo.
Hay que apoyar casos como el de estas Malala afganas, heroínas sin quererlo; hay que admirar el valor y la ilusión de salir cada mañana a una escuela con el riesgo de que te maten. En Malala se ven reflejadas millones de niñas cuya aspiración es poder abrir un libro y leerlo. Los que tratan de evitarlo saben que esas son las verdaderas fronteras que deben cerrar.



* "Sexto envenenamiento masivo en varios colegios femeninos de Afganistán" Euronews 08/09/2015 http://es.euronews.com/2015/09/08/sexto-envenenamiento-masivo-en-varios-colegios-femeninos-de-afganistan/

** "Poisoning of schoolgirls continues in Herat" Khaama Press 8/08/2015 http://www.khaama.com/poisoning-of-schoolgirls-continues-in-herat-3881



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