lunes, 2 de febrero de 2015

Egipto, el Estado y la Revolución

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Las noticias se suceden rápidas cuando se trata de Egipto. Cuando terminábamos nuestro escrito de ayer, la noticia de la detención de un responsable socialista del partido de Shaimaa El-Sabbagh, la activista muerta al tratar de llevar una corona de flores en recuerdo de los muertos de Tahrir, nos ofrecía otra muestra del descontrol absoluto de las fuerzas de seguridad egipcias.
La noticia de la detención marcaba un límite que parecía que había sido alcanzado con la muerte a sangre fría, disparada a ocho metros de metros de distancia. Solo en un muy selecto club de dictaduras se admite este tipo de argumento, que los manifestantes se maten entre ellos o la gente se suicide en las celdas solo por el placer de fastidiar al régimen.
El mismo periódico que daba cuenta de la detención del líder socialista, da cuenta de su liberación sin cargos de ningún tipo:

A leading Socialist Popular Alliance Party (SPAP) member was released on Sunday after being detained one day earlier on "suspicion" of killing Shaimaa El-Sabagh, another leading party member who had been shot during a peaceful march in Cairo a week ago.
Zohdi El-Shamy, the vice president of the party, was released from custody after investigations carried out by the National Security found him innocent, Ahram's Arabic news website said.
El-Shamy came forward as a witness to the events that occurred during the "SPAP" 's march on 24 January to commemorate the fourth anniversary of the 25 January revolution in Talaat Harb square in Downtown Cairo.
The march, which was not authorised, was forcefully dispersed by the police who fired teargas and birdshot. Shaimaa El-Sabagh, the 32-year-old activist, was shot three times during the dispersal by birdshot, according to the forensic authority's official autopsy.*


Da igual la existencia de testigos, de grabaciones de vídeo que muestran cómo ocurrieron los acontecimientos. Da igual. La maquinaria es imparable. Hace dos días recogíamos aquí la noticia de la muerte de un popular rapero DJ, Ahmed "Zo'la" Mohsen, mientras observaban una manifestación al salir de las compras con unos amigos y a uno de ellos se le ocurrió grabarla con su teléfono. Los médicos intentaron convencer a la familia de que aceptaran un diagnóstico de suicidio; la familia se negó a hacerlo.

La trascendencia de la muerte de la activista ha superado lo ocurrido con otras muertes anónimas, Esta vez tenía cara; no se podía confundir entre los fríos números globales. Tenía rostro y tenía historia. No se la podía acusar de terrorismo o de ninguna otra actividad más que la de defender derechos, escribir poemas e intentar educar a su hijo en los derechos que nadie le puede quitar.
La detención de uno de los compañeros de la marcha como sospechoso del asesinato de Shaimaa El-Sabbagh es una burda manipulación y una infamia, es un insulto a los muertos y a los vivos, a los compañeros de Shaimaa El-Sabbagh y a la inteligencia del pueblo egipcio en su conjunto. Demuestra, sobre todo, la actitud que es posible esperar. Es el lógico resultado de la política de impunidad que se ha seguido hasta el momento en la que nadie es el responsable de las muertes ocurridas desde el 25 de enero de 2011. Nadie es responsable de las muertes en las calles. Si una tanqueta arrollaba a decenas de personas pasándoles por encima, era un problema de frenos; si eran muertos por disparos en las calles, eran asesinos islamistas camuflados. Pero la muerte de Shaimaa El-Sabbagh ha marcado una línea.
Ayer el diario Ahram Online, no cualquier otro, publicaba un duro artículo del presidente de Al Ahram, Ahmed El-Sayed El-Naggar, con el título " Shaimaa’s blood: The jeopardised dream between state and revolution In Egypt", reclamando la necesidad de reconducir el proceso egipcio para recuperar sus inicios revolucionarios:

Peaceful Shaimaa only dreamt of a free country where justice and development are found; she was not given any repeated warnings before teargas and murderous bullets ripped through the air. The martyr Shaimaa El-Sabagh was part of a delegation, not a march, asserts the leader of the Socialist Popular Alliance (SPA) Party, Abdel-Ghaffar Shokr. The delegation was walking in pairs on the pavement, and she was carrying a wreath to place in Tahrir Square in honour of the memory of the revolution’s martyrs.
Bullets were not her method, but she was killed in cold blood by the same person who killed the martyrs she was going to honour, who sparked a great fire in the heart, and sowed the winds of violence.
Before the teargas and bullets, SPA Secretary General Talaat Fahmy went to the commander of the police force to inform him they were merely a delegation that will place a wreath in a symbolic and peaceful manner in Tahrir Square to honour the revolution’s martyrs. The response was Fahmy’s arrest, and teargas and bullets targeting the small symbolic delegation. Fahmy is still detained because he refuses to be released unless all his SPA colleagues who were also detained at the time are also freed.
We are all responsible for avenging Shaimaa’s death, and in the lead is the elected president who is in charge of protecting the lives of the people of this country against, at minimum, the abuse of power.**


Que estas cosas se escriban en Al Ahram, el diario tradicionalmente oficial del Estado, muestran que los límites se han sobrepasado y que Egipto no puede seguir negando la situación y los hechos. El artículo de Ahmed El-Sayed El-Naggar no es un desahogo en un blog perdido, sino un aviso de que se están violentando todas las formas y los discursos oficiales han entrado en una fase de esquizofrenia respecto a los hechos.
El Estado egipcio no olvida sus formas ni sus métodos. Son demasiados años de impunidad y la costumbre es una herencia pesada. Nadie ha entrado en los servicios de seguridad nacionales con el afán de reformarlos. Es la brutalidad policial, las masacres realizadas contra unos y otros, la que determina el camino egipcio. La sociedad se limita a ir a remolque de los acontecimientos.
En Egypt Independent, Mostafa Al-Nagar publica un breve y directo artículo:

Do you think he who shot Shaima al-Sabagh while she was holding roses to honor the martyrs is the only person responsible for her death?
There are many other murderers living among us. Those who justify the bloodshed they see with their own eyes, depending on their political inclinations, killed Shaima. The media that fabricates pictures and stories killed Shaima. Those who stupidly ask why she protested on that street in the first place killed Shaima. Those who discard the actual killer and search for hidden elements behind the act killed Shaima. Every official who talked about the blood of Shaima and did not talk about the blood of Sundus Reda, the 17-year-old girl who was killed in cold blood just hours before Shaima, killed Shaima. 
He who dares pull a trigger does so because there are those who make him believe he is doing a great thing. They think killing will build the nation. They consider others who renounce killing as unpatriotic.
Delusional is he who thinks an unjust state can prevail. Delusional is he who thinks stability walks on the skulls and blood of the innocent. What is happening is destroying the nation, instilling discord in the hearts of the people and inflaming revenge beyond forgiveness. What is happening makes killers get away with their crimes.
Shaima and Sundus were not terrorists to end up dead. The soil will not tolerate more blood. The curse of the blood will hit us all.***


Probablemente es difícil encontrar una radiografía más clara y concisa de muchos de los males que se han ido acumulando en este tiempo en el que la Revolución y sus ideales han intentado lo imposible: la convivencia entre el Estado con el que se levantaron y los que se sublevaron contra él. Egipto ha tratado de vivir una falacia política: la de que el problema se acababa con la salida de Mubarak del poder. No fue la revolución la que tomó el poder; fue el poder el que dejó que se terminara la revolución convenciendo a la gente de que había triunfado. Desde entonces, la estrategia ha sido la misma: salid a celebrad, pero se retiene el control del país por los mismos que lo tenían, el Ejército y las fuerzas de seguridad. El mito del Ejército egipcio tenía demasiado peso tras años de construirlo. La gente estaba deseando abrazarlos en cuanto dieran síntomas de estar del lado del pueblo. Pero, entonces ¿quién había sostenido a Mubarak, de dónde había salido?

El lento retorno de las figuras de la dictadura, incluyendo a Mubarak y a su familia, sus ministros, sus hombres de negocios, tras el paso por los tribunales hace ver que allí no pasó nada y que el pueblo debería pedirles perdón por las molestias.
Pero el pequeño artículo de Mostafa Al-Nagar pone el dedo en la yaga. No se han escuchado las advertencias constantes, los avisos permanentes. Una mayoría del pueblo egipcio ha mirado para otro lado y ha justificado lo ocurrido ahora, como justificó mucho de lo ocurrido antes. El nacionalismo egipcio les juega malas pasadas; nace de arriba abajo y no de abajo arriba. Es un nacionalismo que necesita encarnarse en el Estado. Los egipcios inventaron el estado y lo llevan en la sangre. Solo así es posible entender las dicotomías que se utilizan para explicar la situación. Los párrafos finales del artículo del Presidente de Al Ahram, Ahmed El-Sayed El-Naggar, concluyen:

The vast majority of youth also said they felt bitter and angry about criticisms of the 25 January revolution and those who participated in it, which is unconstitutional and contradicts the facts and even the president’s positive attitude towards the revolution. However, the state has not taken any position on these attacks and inherent lies. The youth asserted that there is a systematic and organised campaign to incite against the revolution and malign those who participated in it, especially the youth. They demanded a clear position by the state and its institutions linking the two revolutions (25 January 2011 and 30 June 2013), and that the state’s continuous ambiguous position regarding attacks on the youth in the media belonging to the remnants of Mubarak’s regime and symbols of corruption, will further widen the gap between the state and youth. 
This vision by the youth once again takes us back to the relationship between the state and genuine revolutionary forces that must come together as the foundation for building, instead of widening the gap. Otherwise, it would only lead to more tensions and turmoil that we hope Egypt can avoid by taking this only road by repairing relations between state and revolution, and distancing itself from the figures and policies of unjust, despotic and oppressive regimes.**

La existencia como categorías diferenciadas de "jóvenes", "el Estado", "la revolución", "El Presidente", etc., revelan que sigue existiendo una interpretación viciada de la realidad y de lo que la constituye. Parece que la "revolución" fue cosa de unos "jóvenes" que reclamaron al "estado" ciertas acciones. La separación de las categorías da a entender que son realidades separadas. La llamada de Ahmed El-Sayed El-Naggar al "encuentro" entre el "Estado", su "presidente" y la "juventud" alrededor de los ideales de las dos "revoluciones" no hace sino confirmar que son realidades separadas. Si el "estado" puede actuar de forma diferente a como le reclama la sociedad, ¿ante qué tipo de democracia estamos? Y esa es la raíz del problema: el estado no se transforma porque es un "aparato" controlado desde hace más de sesenta años por la misma institución, el Ejército. Ni Morsi lo intentó y aceptó que el Ministerio del Ejército y el Interior le fueran impuestos.


La muerte de Shaimaa El-Sabbagh ha causado un gran impacto dentro y fuera de Egipto. El carácter simbólico del acto por el que murió, depositar unas flores en homenaje a la "revolución", cuyas celebraciones han sido absorbidas por el mismo estado, rodea su muerte de un halo. Su personalidad y función, su juventud y decisión de denunciar la situación, la convierten en un símbolo.
Tiene razón Ahmed El-Sayed El-Naggar: la han matado los mismos que mataron a los que iban a homenajear. Lo han hecho sin problemas, porque podían. Tiene razón Mostafa al-Naggar también cuando escribe: «What is happening is destroying the nation, instilling discord in the hearts of the people and inflaming revenge beyond forgiveness.» Egipto entiende mal su nacionalismo, disfrazado como caudillaje. Hace mal en perseguir, acosar e insultar a los que denuncian lo que ven, negándoles el derecho a ser egipcios. Esa terrible unanimidad que reclaman solo se puede hacer mediante brutales mecanismos de represión y de negación de la realidad. Ese vociferante presentador televisivo que reclamaba el uso de munición real para reprimir manifestaciones, que pedía llenar las cárceles, acabar con todos..., lo hace porque encuentra ecos en aquellos que creen tener el patrimonio de ser egipcios. Hay que barrer fuera a todos los que no siguen la senda oficial, que es la del Estado, institución monolítica y teocrática. La alternativa al "caos" no es el "estado" represor, sino la democracia, la convivencia, la tolerancia.
Mada Masr nos trae otra noticia, otro incidente en una comisaría:

Clashes erupted Sunday evening between security and residents in Rod al-Farag district after a detainee died in police custody.
According to news reports, dozens of residents gathered in front of the police station and security forces responded with tear gas.
Detainee Sayed Eid al-Tohamy (known as Sayed Zeleikha), who according to Al-Watan was arrested for the possession of narcotics, died while in police custody. Eyewitnesses allege he was beaten to death.
Cairo Director of Security Khaled Youssef was notified of the incident and the general prosecution is currently investigating the cause of death, according to privately owned Al-Tahrir newspaper.
The head of Rod al-Farag police station told privately owned Al-Watan newspaper that the death occurred this morning and the detainee was diabetic and went into a coma.****


Los familiares del muerto manifestaron su indignación comenzando las protestas. A ellos, nos cuentan en Mada Masr, se les sumaron los familiares de otros detenidos que querían comprobar el estado en que se encontraban. Nadie se fía ya de lo que ocurra en una comisaría o cárcel. No son conspiraciones; son hechos.
La noticia se cierra señalando que en 2014, han muerto cien detenidos:

In a report issued earlier this month, the Nadeem Center for the Rehabilitation of Victims of Violence and Torture documented 100 deaths in Egyptian Prisons during 2014.
Human Rights Watch Middle East and North Africa director Sarah Leah Whitson said in a report issued in January, “The Egyptian authorities have appeared shockingly complacent in the face of so many detainee deaths ... They need to ensure that all such deaths, as well as abuse allegations, are independently investigated, and rapidly put in place and enforce effective safeguards to protect everyone in state custody."****


Sin embargo, para muchos todo forma parte de una gran conspiración de enemigos para hundir a Egipto. Son difamadores que merecen que les sea retirada la nacionalidad, como se propuso el otro día y dimos cuenta aquí. El preciado y único orgullo de ser "egipcio" está reservado, según parece, a los que consienten estas cosas en nombre de no se sabe muy bien qué.
La revolución de 2011 comenzó cuando la policía egipcia detuvo al joven Khaled Said y lo mató de una paliza. La versión oficial que se dio entonces fue que había muerto al tragarse el hachís que intentaba ocultar y se había ahogado. Las terribles imágenes de su rostro destrozado por los golpes causaron la indignación que hizo rebasar el vaso de la paciencia. Ya entonces, los defensores del "estado" acusaron a los revolucionarios, a los "jóvenes", de ser agentes extranjeros. Cuando pidieron cambios más allá de la cosmética, fueron acusados de nuevo de alborotadores, de peligro público, de traidores. El resultado se traduce en hechos como la muerte de Shaimaa El-Sabbagh. Como muchos señalan ya, este camino no lleva a ninguna parte.
El Estado no cambia y es allí donde está la raíz del problema, no su solución.
 
Homenaje de la caricaturista egipcia Doaa Eladl
* " Socialist Alliance leader released after questioning over El-Sabagh killing" Ahram Online 28/01/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/121499/Opinion/Shaimaa%E2%80%99s-blood-The-jeopardised-dream-between-stat.aspx
** "Shaimaa’s blood: The jeopardised dream between state and revolution In Egypt" Ahram Online 28/01/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/121499/Opinion/Shaimaa%E2%80%99s-blood-The-jeopardised-dream-between-stat.aspx
*** "All those killed Shaima al-Sabagh" Egypt Independent 27/01/2015 http://www.egyptindependent.com//opinion/all-those-killed-shaima-al-sabagh

**** "Clashes erupt after detainee dies in Rod al-Farag police station" Mada Masr 1/02/2015 http://www.madamasr.com/news/clashes-erupt-after-detainee-dies-rod-al-farag-police-station



¿El caos? (Youssef Chahine 2007)

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