Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hay muchos
casos por todo el mundo. Atletas nacidos en países que abandonan para
"fichar" por otros y competir con ellos. Una nueva nacionalidad les es ofrecida tan rápido como las próximas competiciones lo necesiten. Se cuestiona así el
sentimentalismo patriótico que muchos sienten hacia sus orígenes y que
abandonan en favor de un futuro personal mejor. En España también hemos tenido
este fenómeno: atletas formados en sus países compiten bajo bandera española porque aquí han tenido mejores oportunidades. También el caso contrario, españoles que se han tenido que ir para poder desarrollar todo su potencial deportivo, en algunos casos con cambio de nacionalidad incluido.
La
prensa egipcia se hace eco de la irritación causada por la pérdida de un gran
talento para la lucha greco romana, Tarek Abdel-Salam, quien por
vicisitudes de la vida dejó de ser egipcio y pasó a ser búlgaro. Ahram
Online lo contaba así:
An Egyptian wrestler who was granted the
Bulgarian citizenship touched off a social media storm after winning a gold
medal for his adopted country at a prestigious European championship.
Right after news emerged of Greco-Roman
wrestler Tarek Abdel-Salam clinching gold at the European Senior Championships
in Serbia on Sunday, many Egyptians took to the social media to accuse
authorities of wasting a talent.
Abdel-Salam defeated Russia's Chingiz Labazanov
in the final of the men's 75kg event, waving Bulgaria's flag in ecstasy after a
remarkable win that came only a few months after he became a naturalized
Bulgarian citizen.*
Ya en el texto se perciben dos líneas, la del lamento por la
pérdida del talento y la ironía por la emoción con la que el "nuevo búlgaro"
hacía ondear la bandera de su reciente país. El lamento se produce, claro,
cuando el ex egipcio ha ganado ya las medallas y no antes.
El debate que se abre en estos casos se produce con diversos
ánimos. Para unos es una víctima de la inoperancia, un ejemplo de cómo las
instituciones desatienden a las personas valiosas; para otros, en cambio, es un
traidor que ha renunciado a algo
único en el mundo, a ser egipcio. El
caso se produce en mitad de otro debate de estos días: la discusión en el
parlamento de la concesión de la nacionalidad egipcia a aquellos inversores que
cumplan una serie de requisitos establecidos.
Mientras que a algunos les parece que la medida puede atraer
inversores, otros dudan directamente de la eficacia o conveniencia:
Head of the Economic Committee MP Ahmed
Farghali, however, had concerns about national security if this law is to be
applied.
“The government should be looking for more
practical ways to attract investors to the country. Let’s first fix the
investment climate and get rid of the bureaucracy that plays a major role in
pushing investors away,” Farghali said, adding that there is no way to ensure
that foreign intelligence agencies do not take advantage of the new law to
undermine Egypt’s economy.
“Investors choose places where they will gain
money, not spend more money. Why would an investor from Europe be interested in
obtaining an Egyptian nationality? What privileges will the country offer, that
investors do not have back home?” he asked.
MP Alaa Abdel-Moneim of the 'For the Love of
Egypt' bloc also rejected the draft law.
“Other European countries like Portugal and
Malta grant their nationalities in return for money and people are interested
because then they can benefit from EU membership, but in Egypt it’s not the
case,” Abdel-Moneim said.**
El contraste surge rápidamente entre los dos casos, el del egipcio
que ha pasado a ser búlgaro y ganar medallas y el caso contrario, el de
aquellos "nuevos" egipcios surgidos a través de las oportunidades de
inversión. A muchos les fastidian ambos casos.
El escepticismo sobre la eficacia de la medida parece ser
grande, pero las necesidades de inversión son mayores. Como bien argumentan
algunos, puede que la motivación no sea tan evidente como algunos piensan.
Corre más prisa evitar que Egipto siga perdiendo personas
valiosas en cualquier ámbito. Como suele ocurrir, el caso acaba convertido en
un reproche de unos a la administración y de otros al luchador.
Ahram Online recoge la historia del luchador:
He said he originally went to Bulgaria to work
in a kebab shop after abandoning wrestling, given the neglect he faced back
home after suffering a neck injury in 2015.
"I've tried for six months to convince the
Egyptian wrestling federation to pay for my treatment, but to no avail. They
said any surgery would end my career," Abdel-Salam told Egyptian television
channel DMC.
"I had to pay for the treatment myself.
Nobody cared and nobody helped me, so I felt there is no use in what I'm doing.
I decided to retire and go and work in Bulgaria."
He was then spotted by Bulgarian wrestling
officials and was eventually granted citizenship, repaying the country's faith
with a stunning performance in his first major competition.
Back in Egypt, many believe Abdel-Salam had the
potential to emulate Karam Gaber, Egypt's best-ever Greco-Roman wrestler who
won three Olympic medals - gold, silver and bronze.
"We lost a great talent. Imagine how many
Tarek Abdel-Salams exist in this country?" said one Twitter user.*
La guerra entre la Federación de Lucha y el luchador se
repetirá probablemente cada vez que este consiga una medalla y los usuarios de las
redes sociales piensen que en vez de agitar en éxtasis, como se decía, la bandera
búlgara debiera agitar la egipcia.
Por supuesto, la Federación negará todo y tratará de
convertir al luchador en otro traidor sobre el que dirigir las iras y
frustraciones de los aficionados. Esto no ha tardado mucho en ocurrir. En ScoopEmpire, se recoge la siguiente información:
It’s always sad to see an Egyptian talent going
to waste; whether scientists, physicians or athletes, because these people
should be appreciated in their homeland. A story of an Egyptian wrestler, Tarek
Abdel-Salam, went viral after he posted a photo of himself working at a
shawerma restaurant in Bulgaria.
The wrestler allegedly suffered a sports injury
and was denied treatment by the Egyptian Wrestling Federation, so he went to
Bulgaria to work at a shawerma restaurant. Apparently, the Bulgarian Wrestling
foundation took him under their wings and treated him. Abdel-Salam then started
playing as a Bulgarian wrestler after taking up the nationality.
As usual, when the story got out of control on
social media, the situation had to backfire. According to Youm7, a member on the board of the Egyptian Wrestling Federation,
Shawki Omran, demanded the Bulgarian federation to give back the Egyptian
wrestler to his homeland or pay a fine of 100 thousand Swiss francs.
In a telephone interview on the “90 Minutes”
show, hosted by Mu’taz Al-Demerdash, a member of the Egyptian Wrestling
Federation said that Egypt is totally against the wrestler joining the
Bulgarian wrestling federation as they invested financially in the player. He
added that if Bulgaria refused to return Abdel Salam, they will have to pay a
compensation of 100 thousand Swiss francs.****
La conversión del héroe en villano está en marcha. La imagen
del joven trabajando en su kebab búlgaro ha terminado de hacer estallar la
irritación de muchos. ¡Kebab y medalla para Bulgaria!
La verdad es que el patriotismo no da para comer y, en
cambio, consume muchas energías. Los que tienen que enfrentarse cada día al
muro de la incomprensión o la indiferencia, acaban por dejar el patriotismo
activo para poder hacer lo que deben hacer. El enfado de la Federación egipcia
es el del perro del hortelano, que no come ni deja comer.
En muchos sitios se sentirían alegres por su victoria y
salida profesional hacia un mundo con futuro, pero eso es mala propaganda. Ya
lo dijeron una vez: nadie emigra del paraíso. Los que se van son mal ejemplo.
Los que se van, sin embargo suele ser porque no tienen más remedio al no ser
atendidos.
Dice la BBC,
que también se ha hecho eco del caso: «Wrestler Tarek Abdul Salam's gold
medal at the European Wrestling Championships this weekend is being mourned
rather than celebrated by some in his native country.»**** Siempre hay algunos que dan la
nota.
Esperemos,
por su bien, que no tenga que enfrentarse nunca a Egipto. El país está perdiendo muchas personas valiosas por diversos motivos. Pero, como se dice en los ambientes deportivos, hay que saber perder. Seguro que si Tarek Abdel-Salam hubiese tenido lo que necesitaba, no habría tenido que salir en busca de mejores oportunidades y hacerse búlgaro.
Siempre es más fácil echarles las culpas que arreglar los problemas caseros. Es más fácil hablar que hacer.
*
"Egyptian wrestler creates social media storm after winning gold medal for
Bulgaria" Ahram Online 9/05/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/6/56/268458/Sports/Omni-Sports/Egyptian-wrestler-creates-social-media-storm-after.aspx
**
"Debating Egypt's Nationality Law: Invest in Egypt, become an
Egyptian" Egypt Independent 3/05/2017
http://www.egyptindependent.com//news/debating-egypt-s-nationality-law-invest-egypt-become-egyptian
***
"Egypt Demands the Return of Tarek Abdel Salam from Bulgaria or Pay 100K
Swiss Francs" ScoopEmpire 9/05/2017 http://scoopempire.com/egypt-demands-return-tarek-abdel-salam-bulgaria-pay-100k-swiss-francs/
****
"Egyptian sports fans wrestling with regret" BBC 9/05/2017
http://www.bbc.com/news/blogs-news-from-elsewhere-39860113
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