Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Caso
tras caso, la ética periodística se ve pulverizada en Egipto por algunos presentadores
televisivos que parecen haber aprendido su profesión en los más sórdidos
tugurios, en las más oscuras mazmorras, en las más pestilentes dependencias de
los servicios secretos dictatoriales. Del que anunciaba hace unos días bombardeos rusos sobre Siria que resultaban ser imágenes de un videojuego a redadas en directo desde los baños masculinos. Todo vale.
El papel que algunos medios egipcios están jugando en la configuración de la sociedad es realmente penoso y perverso. Junto a periodistas brillantes y valientes, se acumulan personajillos que logran su popularidad disfrazados de virtuosos, de salva patrias guardianes de la moral. Son la casta mediática que entremezcla el escándalo con el tartufismo, la hipocresía de quien se rasga las vestiduras y convierte las pantallas o las páginas de los periódicos en tribunales ante los que llevan a encerronas a todos aquellos que les permiten resplandecer.
El papel que algunos medios egipcios están jugando en la configuración de la sociedad es realmente penoso y perverso. Junto a periodistas brillantes y valientes, se acumulan personajillos que logran su popularidad disfrazados de virtuosos, de salva patrias guardianes de la moral. Son la casta mediática que entremezcla el escándalo con el tartufismo, la hipocresía de quien se rasga las vestiduras y convierte las pantallas o las páginas de los periódicos en tribunales ante los que llevan a encerronas a todos aquellos que les permiten resplandecer.
El caso
es nuevo, pero la causante es vieja conocida de este blog, Reham Saeed, a la
que etiquetamos anteriormente como "la presentadora patriota" (29/09/2015). Recordarán que fue la que hizo el infame reportaje mostrando a
los refugiados sirios en situación desesperada, peleando por la comida
arrojada, para señalar después que, gracias al presidente y el ejército, Egipto
no se veía en esa situación. Las contestaciones le llovieron desde todas
partes, señalando la falta de ética y, más allá, la inmoralidad de su forma de
actuar. Cualquier cosa vale, de una niña poseída a los refugiados sirios.
Esta
vez el caso es de naturaleza diferente pero con el mismo origen: su falta
absoluta de ética profesional o personal. La prensa egipcia ha reaccionado y
las redes sociales han acumulado condenas a la reina escandalosa de los medios.
Con el
titular "TV anchor Reham Saeed under fire for blaming, airing private
pictures of sexual harassment victim", así nos cuenta el incidente el
diario estatal Ahram Online:
Egyptian TV presenter Reham Saeed has been
receiving criticism on social media since yesterday for her coverage of a
harassment incident on her show Sabaya El Kheir, where she showed private
images and seemed to blame a woman for being allegedly harassed and physically
assaulted in a Cairo mall.
A campaign under the title "Trial and
Suspension of Reham Saeed" was launched online calling for the boycott and
prosecution of Saeed and demanding the suspension of her show, which is aired
on Al-Nahar TV.
Some 132,000 Facebook users have expressed
support for the campaign since its launch yesterday, with around 70,000 users
voicing support within the first couple of hours. The campaign accuses the TV
show of using "unprofessional" and "unethical" means of
increasing its viewership.
During this episode, which was aired on 27
October, Saeed was interviewing a student, Somaya Tarek, who says she was
slapped by a man at a Cairo mall after he had sexually harassed her.
The incident captured on the mall's security
cameras shows a man following Tarek before they engage in an argument which
ends with him slapping her.
Saeed attempted to justify the assault on her
TV show by arguing that Tarek dresses and behaves "indecently" and
showed private pictures of Tarek to back her argument. *
Es de
imaginar que muchos no entenderán que vayas a un plató a denunciar el acoso
sexual que has recibido y que la presentadora te diga que la culpa es tuya por
tu forma de vestir y se saque de la manga fotos privadas con las que intenta
mostrar ante la audiencia, contigo delante, que la culpable eres tú y que el
varón es una máquina sin voluntad que reacciona ante los estímulos como la
rodilla cuando se le da un toque con el martillito. Es la teoría del acoso reflexológico, por llamarlo irónicamente así.
Pero
como dice que la vida copia al arte, aquellos que hayan visto la película
"El Cairo 678" (M. Diab 2010), recordarán una escena con ciertas
similitudes. La película está basada, nos dicen, en hechos reales. Nada hay más
real que el acoso sexual en Egipto, desde luego. La primera mujer que decide
presentar una denuncia contra su acosador y sale a un plató a denunciarlo es sometida
a preguntas de la audiencia a través del teléfono y se encuentra con reacciones
muy similares a las de la infame Saeed.
El tema
del acoso sexual y lo que ocurre tras las denuncia es una cuestión muy
importante en Egipto. No es algo circunstancial sino algo que afecta a millones
de mujeres egipcias cada día y el clima de rechazo que se cree es esencial, por
lo que la actitud de la presentadora es un retroceso que las mujeres no se
merecen.
Se
confirma nuestra idea de que el estado egipcio usa sus peones para promover
una moralidad pública que no deje huecos para la crítica islamista, que se ha
centrado en que la democratización es una forma de occidentalización, es decir,
la subversión del islam desde la moral y la familia, etc. Las campañas contra
ateos, homosexuales, mujeres, etc. dan una apariencia virtuosa que permite a
muchos votantes entender que el presidente es un buen director espiritual del
país. No es casual que Reham Saeed se haya rodeado de un aura propresidencial, representando a un
Egipto virtuoso, moderno y decente, según los estándares tradicionalistas, más
bien retrógrados. Pero lo único que está logrando es llevar hasta la inmundicia
el periodismo egipcio.
In response to the criticism, Saeed attempted
to defend her position by citing comments by an Al-Azhar Scholar who justified
the use of Tarek's private pictures by saying this was a "matter of public
opinion."*
Hacer
intervenir a la Universidad en este caso, aunque lo haga de forma difusa, es
una grave irresponsabilidad, algo que suponemos por sus actuaciones que no le
preocupa excesivamente. Pero sí es llamativa esa respuesta porque indica una
dirección en su estrategia constante de ser una especie de brazo ejecutor
mediático de las instituciones, la Presidencia (en su versión patriótica) y
Al-Azhar (en su versión virtuosa). Los dos incidentes conjuntos son reveladores
del marco que se quiere crear con los islamistas, los que más presumen de
piadosos, fuera de juego.
Por su
parte, Egyptian Streets, esta vez con un titular menos tibio —"Infamous TV
Presenter Faces Public Outrage After Airing Pictures of Harrasment Victim"—
añade más información de interés sobre el caso:
Television show host Reham Saeed has been under
fire from social media users and other media personalities after airing private
photographs of a sexual harassment victim and claiming her personal choices
warranted the assault.
On her show, Sabaya El-Kheir, Saeed interviewed
Somaya Tarek on Tuesday after she was harassed and slapped twice by a man at a
Heliopolis mall. Tarek attempted to bring the man to justice but police
reportedly refused to arrest him because he is known in the area.
After listening to Tarek’s account of the
altercation, Saeed asked her, “Don’t you think your clothing was somewhat
inappropriate for a place like a mall? Maybe your clothes gave the man the
impression that you’re not a ‘good girl.’”
Saeed took the victim-blaming one step further
by later airing private photographs of Tarek wearing a bathing suit on a beach,
holding a bottle of alcohol in a car and another photograph that appears to
have been taken in Tarek’s bedroom, saying Tarek should not be surprised that
she was harassed.
While Saeed claimed to have received these
photographs through WhatsApp, Tarek said Sabaya El-Kheir’s production team
stole the photographs from her phone while she was in the studio with Saeed.
The anchor later denied these accusations,
saying that she had actually protected Tarek and had not aired all the
information she had received about the harassment victim.
“I stopped there because I have a daughter but
you and I both know there is more information to give,” Saeed said in a
monologue on her show, addressing Tarek.
Saeed also said that Tarek had her phone with
her the entire time and referred to a clip showing the two after they had
finished filming the episode, saying that Tarek’s phone was in her hand but the
video only shows Tarek holding her phone later on.**
Nos enteramos, primero, que el agresor que acosó primero y
abofeteó después a la joven no ha tenido problemas porque es un personaje
conocido en la zona; segundo, que a juicio de la presentadora, la culpable era
ella por su vestimenta; tercero, que para justificar la situación hace aparecer
fotos de la agredida en bañador, con una botella y en un dormitorio
aparentemente; cuarto, que "no sigue" porque tiene una hija — ¡pobrecita!—
de su edad y le da pena. Las fotos,
dice la chica, le han sido robadas del móvil, que habrá dejado en un camerino
para no salir con él al plató. ¿Cabe mayor ignominia para la profesión, la
víctima y el público?
El incidente se puede analizar desde la profesión
periodística diciendo sencillamente que eso no es periodismo. Sin embargo,
Egipto está plagado de estos "no periodistas" que hacen daño con sus
acciones insultantes para la inteligencia. Satisfacen, en cambio, a todos
aquellos que comparten este malsano deseo —¡hipócrita deseo!— de ver humilladas
a la "malas mujeres", como Reham Saeed calificó a la agredida al
decir que quizá su forma de vestir hizo pensar al "hombre" que "you’re
not a ‘good girl". El mal periodismo se cura con el buen periodismo, del
que Egipto tiene también grandes ejemplos.
Pero lo que no tiene mucho arreglo es el daño social hecho
por esta presentadora patriota y
virtuosa. La lucha de miles de mujeres en Egipto por poder salir a las calles
sin ser sobadas, insultadas, agredidas... no se merece un personaje así. Bajo
la apariencia virtuosa vive en ella el machismo más ancestral, el pensamiento
retrógrado, la vocación de juez y verdugo, en fin, la soberbia rebosante del
hipócrita.
Por eso las reacciones han sido contundentes por todos los
medios que han estado a disposición de quien se ha sentido indignado con sus
actos y actitudes. Egyptian Streets,
tras recordar algunos casos similares —que también vimos aquí— escribe:
Following the backlash and back-and-forth
between Saeed and Tarek, social media erupted with outrage over the anchor’s
actions. On Wednesday, the top trending hashtag on Twitter was #موتي_يا_ريهام (Die Reham) and several petitions began circulating on Facebook to take
Sabaya El-Kheir off the air and take Saeed to court. One such petition has
already garnered 108,000 supporters.**
La respuesta ha ido más allá de las descargas de ira en las
redes sociales. Quizá porque estaba muy reciente el caso de los refugiados sirios
y su manipulación por la presentadora, profesionales y sociedad civil han dado
una respuesta más contundente. Ahram Online recoge algunas de las iniciativas
puestas en marcha para dejar en evidencia y mostrar su repulsa:
The Shoft Taharoush (I saw harassment )
Initiative released a statement Thursday slamming Saeed for bluntly violating
Article 12 of the Human Rights Declaration, which states that no one shall be
subjected to arbitrary interference upon their privacy, family, home or
correspondence, nor be subjected to attacks upon their honour or reputation.
The anti-harassment group, which works on
monitoring and documenting sexual harassment against women, also called for
legal action against Saeed, the suspension of her show and on the sponsors of
the show to suspend their support.
An online petition was launched by Avaaz, a web
platform for community petitions, calling on Alaa El-Kahky, Al-Nahar channel's
owner, to stop airing the show and urging people to boycott sponsors unless
they stop supporting the show. The petition has so far received around 2,200 signatures.
"This TV presenter in our opinion has been
promoting hate towards Syrian refugees and sexually harassed Egyptian
women," the petition statement said, referring to one of Saeed's earlier
episodes which was viewed by many as denigrating Syrian refugees in Egypt.
In response, five sponsors so far, namely Aloe
Vera, Evy Baby, Almarai Egypt, Beyti Juice and VItrac Egypt, announced
suspending their sponsorship of the
Sabaya El-Kheir TV show.
Renowned Egyptian satirist Bassem Youssef said
on Twitter that he will mention in his tweets the names of companies that
withdraw their sponsorship of Saeed's show.*
De las asociaciones contra el acoso hasta las iniciativas en
Avaaz, pasando por la inteligente forma utilizada por Bassem Youssef haciendo
publicidad con sus tuits para cortar los canales de financiación de un programa
que se ha mostrado como una vergüenza.
La misma población que se ha mostrado bastante desganada,
por no decir indiferente, antes la reciente primera parte de las elecciones al
parlamento, parece muy activa y rápida en su respuesta indignada a
manipuladores como Reham Saeed.
La falta de lucha política en la superficie no esconde la
que se realiza en la profundidad de la sociedad. Parece medianamente claro que,
por encima de partidos políticos, existen dos formas de entender el mundo y a
las personas, sus derechos y planteamiento. Una la representa la visión de la
censura social, que puede ser laica o religiosa, representa la imposición del
control de la persona desde cualquier instancia, mezquita o espectáculo
mediático. Es la tendencia del control y la estandarización, la negación de la
persona y de sus derechos en nombre de una supuesta moralidad pública que no es
más que la fachada de la carencias sociales y de la hipocresía que genera de
forma natural. La otra es la que trata de defender los derechos de la persona y
se indigna por esta exhibición pública del "pecador" sencillamente
porque no se atiene a lo que estos autoerigidos jueces y verdugos quieren hacer
con los demás.
Estas luchas son las de las conciencias frente a las
diferentes formas, laicas o religiosas, que pretenden construir barreras para
evitar que la gente tenga el derecho a controlar su propia vida. Para ello se
apela a la censura social, es decir, a la exhibición de la persona ante la
comunidad para que ella y su familia se vean en la picota y sigan callados para
evitar la vergüenza pública. Este viejo mecanismo está dejando de funcionar y
los signos de rebeldía, es decir, la denuncia frente a los abusos sigue
creciendo.
Frente a esto, lo político pasa a ser accesorio. Frente a
los votos que se presumen inútiles en parlamentos que nacen muertos, la
sociedad busca sus forma de mostrar su sentir ante personajes de la calaña de
Reham Saeed, la moralista patriótica, encarnación del censor puro, de la
dictadora social, del más rancio pensamiento patriarcal con faldas.
* "TV
anchor Reham Saeed under fire for blaming, airing private pictures of sexual
harassment victim" Ahram Online 29/10/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/162185/Egypt/Politics-/TV-anchor-Reham-Saeed-under-fire-for-blaming,-airi.aspx
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