Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
refrán popular que hoy nos deja Ahram Online tiene forma dialogada. Cuando uno
dice "Dios maldice al que maldice al pueblo", otro le responde "Dios
maldice al que hace maldecirlo". Realmente es muy egipcio: Dios por medio
y nadie se libra de la maldición. Un refrán muy apropiado tras el primer día de
elecciones en el que, como se había previsto, la participación ha sido muy baja
y con los jóvenes alejados de las urnas. De hecho, el perfil del votante, nos
dicen, es el de una señora entrada en años, que son las que al final se siente
cargadas de responsabilidad. Egyptan Streets cifra en cuatro veces más mujeres que hombres en las votaciones de ayer.
Las
cifras no son oficiales todavía, pero deberán ser bajas, muy bajas por lo que
se ha informado hasta el momento. Daily News Egypt, con un titular muy claro, "Egyptians
absent from elections" señala:
Egyptians officially began casting their votes
in the parliamentary elections in Egypt on Sunday in the 14 governorates of the
first electoral phase: Giza, Alexandria, Matruh, Beheira, Aswan, Luxor, Minya,
Assiut, Sohag, Qena, Red Sea, New Valley, Fayoum and Beni Suef.
The first five hours of voting in the Dokki
area in Giza witnessed almost deserted polling stations since they opened at 9
am. At 1 pm, an employee of the Supreme Electoral Commission (SEC) supervising
the polling station in a school in Dokki, said that barely a hundred citizens
have cast their vote out of a database of 2,000 voters in that classroom. “I
called my colleagues elsewhere, and they reported the same situation,” he
added.
SEC’s official spokesperson told state-run news
agency MENA that participation turnout was higher in Alexandria, Giza and
Assiut in comparison to other cities. He added that women engaged the process
more than men and that the majority age group was above 50. He described
participation turnout as “medium and below medium”.
Judges and employees handling the electoral
process inside polling stations categorised participation in this parliamentary
elections as “weak”, expecting it to increase after normal working hours in the
afternoon.*
Los intentos del mariscal y presidente Al-Sisi de hacer que
los jóvenes fueran a las urnas se han visto truncados. Los jóvenes, aquellos
que pueden sacar al país adelante, no responden ya a las llamadas de la
política ni, para ser más precisos, a las del presidente.
Los ministros pueden corregir a los periodistas, a las
Naciones Unidas y a cualquier otra institución que le señales las carencias,
pero los jóvenes no necesitan que nadie se lo cuente porque lo han vivido y lo
siguen viviendo en sus propias carnes. Por más que no lo digan, se han
descolgado de un proceso que lo primero que hizo fue descolgarlos a ellos. El
mensaje presidencial no les seduce.
La frustración por la situación irá en aumento. No se puede
construir un país desde el miedo, aunque muchos lo hayan intentado. La
sensación de que se vive bajo una excepcionalidad que justifica las medidas
restrictivas, como el recorte de libertades constitucionales a cargo del propio
parlamento todavía sin elegir, produce su hartazgo. La propia elección se
vuelve un absurdo cuando se ha estado especulando que el parlamento elegido
puede ser un enemigo de la presidencia. ¿Qué parlamento es ese?
Egypt Independent publica hoy un artículo que puede ser toda
una alegoría de lo que ocurre en Egipto, una especie de cuento kafkiano. Lo firma Amar Alí Hassan y lleva por
título "Revolutions come, presidents go and I still get stopped at the
airport". Este es su comienzo:
Although this is a personal experience, it
proves that the current regime is no different than the old.
It is not enough that President Abdel Fattah
al-Sisi has good intentions. He himself once said that countries are not
managed with good intentions.
The practices of security services have not
changed. If the president knows this, it is a problem, and if he does not, it
is an even bigger problem.
Hosni Mubarak left, Mohamed Hussein Tantawi
came, then came Mohamed Morsi, then came Adly Mansour and then came Abdel
Fattah al-Sisi, yet I still get stopped at the airport upon my arrival or
departure. Every time, the lady at the passport control office picks up the
phone and asks if my name is on the “wanted” list. Then she tells me it is ok
for me to go.
Once while I was waiting, her colleague asked
me when the country would really change. I told him when this lady stops doing
this every time I am here. “Never,” she said.
One time, out of the many times I've been
stopped, I asked the lady to spare me the agony because I was very hungry and
needed to have a good meal, as it was a short trip where they only serve a
sandwich or two. She laughed but did not give me back my passport until she
checked my name on the phone.
The only time this did not happen was in
February 2011, one week after Mubarak stepped down, perhaps because the police
were in a mess at that time. “Long Live the Revolution,” I chanted to myself.**
Pero la revolución duró poco. Creo que es lo único que ha
durado realmente poco en Egipto, país inventor de la "eternidad". Lo
estable son las pirámides y lo que representan; lo estable es esa señorita, que
unos días se ríe y otros puede mandar que te detengan si te pones impertinente,
que espera a que confirmen que tu nombre no está en ninguna lista negra, que no
tienes cuentas pendientes con nadie, que no eres un peligro.
Lo que pueda haber al otro lado del teléfono queda a la imaginación
de cada cual. Amar Alí Hassan concluye que los que han estado en el aeropuerto,
chequeando su pasaporte y consultando su nombre, le han retenido hasta que ha
llegado el visto bueno, "They are all the same with different faces".**
Algo parecido se les ha ocurrido a los que no han ido a votar. Piensan
que, esté quien esté al otro lado del teléfono, nada va a cambiar.
*
"Egyptians absent from elections" Daily News Egypt 18/10/2015
http://www.dailynewsegypt.com/2015/10/18/egyptians-absent-from-elections/
**
"Revolutions come, presidents go and I still get stopped at the
airport" Egypt Independent 18/10/2015
http://www.egyptindependent.com//opinion/revolutions-come-presidents-go-and-i-still-get-stopped-airport
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