Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hacia
un par de días señalábamos, al cerrar el anterior texto sobre los resultados de
las elecciones en Egipto, la aparición de un texto en Ahram Online, el diario
de titularidad estatal, de un artículo de Hani Shukrallah, prominente
periodista —editor jefe de Al-Ahram Weekly y de Ahram Online, defensor de los
derechos humanos y demandante de reformas durante la época de Mubarak, y
político socialista—, que llevaba por título "Egypt: Revolution,
repentance and rest".
El
artículo se puede considerar una especie de epitafio sobre la política egipcia
y coincide con la misma línea que aquí hemos seguido en nuestros análisis: la
"hoja de ruta" no ha llevado a la democracia sino a la
despolitización, desmantelando la revolución y sus aspiraciones. Escribe Hani
Shukrallah que los que han estado ausentes en las urnas no han sido solo los
votantes, sino especialmente la "política". El periodista insiste en
lo ridículo de las afirmaciones dadas por las formaciones políticas y especialmente
desde los medios.
Todas
esas extrañas maniobras que hemos ido señalando en estos últimos meses que
algunos medios y periodistas han estado realizando llegan a su culminación en
las excusas de lo que entendían que era su tarea: maquillar con los porcentajes
los resultados de unas elecciones que no interesaban a nadie como respuesta al
propio proceso en el que estaban inmersas. Es difícil llevar a la gente a las
urnas cuando estás despolitizando el país, sumiéndolo en el sueño de la política
mediante un proceso de "narcosis" mediático.
Como
era previsible, la culpa la tiene el pueblo.
En este sentido titulamos hace unos días "la gente no tiene la culpa"
en el sentido que se les ha convertido en agentes pasivos, ya sea mediante los
ataques al parlamentarismo, a los partidos o los excesos de alabanzas a la
presidencia como garante del sueño de los egipcios. Otros simplemente han
despreciado el proceso viciado desde su origen.
In the Egyptian media there’s wailing and
gnashing of teeth. The “well connected” media “stars” that have overwhelmingly
dominated the oligarch and/or state-run media over the past couple of years,
no less than the troops of estimable nobody guests, are torn between
haranguing Egyptian citizens over their lack of civic responsibility and
offering the most bizarre explanations for the low attendance.
(One woman guest, a presidential advisor
commenting on the abstention of young people from the vote, blamed their
mothers, another, a relatively unknown “film star” accused abstainers of
treason, several prominent talk-show presenters suggested it was voters’ love
for and trust in President Abdel-Fattah El-Sissi that kept them away from the
polls, after all, ‘who needs a parliament when you have Sissi’. Others blamed
the heat, one TV anchor protested that Egyptians were too busy surfing
internet porn to go to the polls.)
Meanwhile, the young abstainers had a field day
on the only media available to them. One posted on Facebook that he’s
decided, after all, to head to the polling station: “I’m depressed and need
to be alone,” he snickered. Another urged the winners to invite their voters
to lunch upon the declaration of the results.
Yet the most glaringly and conspicuously absent
from these presumably post-revolution elections were not so much the voters
but politics. From start to finish, one would be hard pressed to uncover even
a smidgen of politics in the midst of the hubbub. This, at least, the
established media in all its frenzy had to acknowledge, blaming it as always
on “the failure of political parties” in the country – a standard refrain
borrowed from Mubarak times. *
Hani
Shukrallah responsabiliza al régimen de Hosni Mubarak como el responsable de
llevar al pueblo egipcio hasta el desierto más lamentable de la Historia: el
del aburrimiento, un desierto sin oasis.
Mubarak
no era el tonto que muchos quisieron ver a través del desahogo de los múltiples
chistes. Nadie se mantiene nadie en el poder treinta años sin tener la
capacidad de contener las iras desesperadas de un pueblo que ve cómo se
derrumba poco a poco todo sin que nada se corrija o levante. A los presidentes
egipcios les ha bastado con tener al Ejército detrás. Mubarak tenía, además,
una Policía sin escrúpulos a su servicio, encargada de controlar cada esquina,
con capacidad de hacer suyo —literalmente— un barrio o una manzana.
Entre las noticias más deprimentes y vergonzosas de estos
días está la suspensión por parte de las autoridades de la Universidad de
Alejandría de una conferencia-seminario, la que tenía planeada el ex asesor
científico presidencial Essam Heggy, un reputado científico de la NASA. El caso
viene de lejos y lo hemos comentado aquí en su momento. Así nos lo cuentan en Ahram Online:
Essam Heggy, ex-Egypt presidential scientific
advisor who was slammed last year for questioning an alleged medical
breakthrough, said late Friday that Alexandria University canceled a seminar he
was supposed to give on planet Mars.
The NASA employee said the cancelation was due
to national security concerns.
"Dear students, your passion for my
lecture exceeded expectations, but Alexandria University has decided to cancel
it for security concerns just one day before it was set to take place and while
I was on my way to Alexandria," Heggy wrote on his Facebook page.
"All my regards and appreciation for the
university heads and their relentless quest to maintain national security by
preventing a lecture on the discovery of Mars," Heggy added sarcastically.
However, Alexandria University officials denied
that the lecture was cancelled for security reasons.
"We rejected the lecture only due to the
shortage of time, making us unable to receive Heggy," Ashraf Zahran, head
of Alexandria University, told Aswat Masriya on Saturday.
"Some students filed a request to hold
Heggy's lecture at the faculty of engineering campus, but the faculty's dean
told them it would be hard to host him due to the time shortage, since the
faculty first needs to implement some regulations before holding a lecture,
such as checking the CV of the guest and the topic discussed, and then file the
request to the university's dean to approve it," he said.
"The students decided to hold the lecture
at the faculty of nursing instead and they reserved a hall there, but we also
rejected the request as it violated the regulations process," Zahran said.
Heggy was the scientific advisor for Adly
Mansour, Egypt's interim president following the ouster of Islamist president
Mohamed Morsi in 2013. He left the post, along with Mansour’s staff of
advisors, when President Abdel-Fattah El-Sisi took office in June 2014.
Heggy publicly stated in February 2014 that the
"claims by the Egyptian army that it has found a cure for Hepatitis C and
HIV are a scientific scandal for Egypt," after physician and Major-General
Ibrahim Abdel-Atti announced he had invented a device which treats HIV and
Hepatitis C with 100 percent effectiveness.
He said that the devices are unconvincing and
appear to have no clear scientific basis.**
Y desde luego no lo tenían; ni la más mínima base. El caso
de Heggy es uno de los grandes escándalos egipcios por lo que tiene de
revelador de la farsa en la que se vive y se quiere hacer vivir. Como
científico egipcio de prestigio, aceptó, tras el derrocamiento de Mohamed Morsi
en 2013, regresar al país para ponerse a su servicio con sus conocimientos.
Entonces todo "iba a cambiar".
Heggy hizo público el escándalo del "invento
milagroso" que los militares egipcios decían haber encontrado contra la hepatitis
C y el SIDA y un aparato para su aplicación. Por entonces, como ahora, se
trataba de vender la imagen de un Ejército capaz de vencer a todo ser vivo,
islamista o virus. Pero la decencia profesional y su recto sentido de lo que
significa ser egipcio, le obligó a decir lo que pensaba frente a las vergonzosas
declaraciones y vídeos promocionales con los que los médicos militares, con los
generales en primera fila, presentaban al país.
La vergüenza se extiende ahora a la Universidad de
Alejandría, que debería tener un compromiso como institución con el
conocimiento y que, sin embargo, le ha cerrado las puertas ante la
desesperación de los pobres alumnos, que han perdido la ocasión de tener un
encuentro. Quizá el hecho de que la conferencia versara sobre Marte les haya parecido
excesivamente provocador para los jóvenes.
Es en estos acontecimientos, en apariencia minúsculos, donde
se revela el sentido de la Historia. Los rectores acaban siendo algo más
parecido a funcionarios de prisiones que a personas que puedan mantener un
prestigio más allá de la autoridad que los estatutos les conceden. Prohibiendo
la conferencia de un científico han demostrado que no hay margen de futuro, que
esos jóvenes deberán seguir esperando otra oportunidad de cambiar un país que
década tras década está condenado al sueño. Haggy, como sus frustrados estudiantes
deseosos de oírle, pensaron que la revolución haría cambiar algo. Pero no ha
sido así. Ahram Online cierra su
noticia sobre la prohibición de la conferencia con la misma coletilla con la
que se cierran las noticias sobre todos aquellos que tratan de llevar un poco
de cordura y dignidad al país:
Heggy was heavily criticised for his comments
by local pro-regime media outlets. The alleged devices were never made
available for public use in hospitals as Abdel-Atti had promised.**
De nuevo la lapidación mediática. Los mamporreros
propagandistas del régimen levantan sus voces en los programas televisivos
dedicados a la difamación y la calumnia. El que cae en desgracia, puede
preparase. Decir lo que se piensa e ir contra la corriente tiene un final igual
para todos: traidores a la patria, una patria en la que a nadie le interesa
demasiado salir de las brutales cifras de analfabetismo que estos días han ido
saliendo a la luz, incluso entre la población escolarizada. Pero ¿de qué sirven
los científicos; el Ejército es la solución. Y se sigue así sin salida.
El
final del texto de Hani Shukrallah es muy claro:
The de-politisation of Egypt has been possibly
the Mubarak regime’s single notable achievement. The ‘desertification’ of
Egyptian political space under Mubarak is now a well-established phrase in
the country’s political dictionary. The Egyptian Revolution, almost magically,
recreated the political realm – on the street, but was never able to translate
this street power into institutional power, the latter having beem held and
manipulated via a back-room, conflict-ridden deal between the military and the
Muslim Brotherhood.*
Ni el Ejército, ni los Jueces, ni la Policía, ni las
Universidades, ni los medios han cambiado. Las instituciones que debían ser
saneadas tras la revolución son las que han llevado el peso del cambio, por lo
que no se ha producido ninguno. Solo la astucia del pescador que suelta algo el
carrete para que el pez, mordido el anzuelo, se canse y pueda ser llevado
mansamente hasta la red.
Pero la gente está empezando a ponerse nerviosa. Empiezan a
querer ver a los egipcios que no les decepcionan y tienen realmente algo que
decir. Apenas se han puesto en juego unos escaños en las elecciones egipcias y
ya parece que fueron hace mil años. Nadie espera nada de ellas porque nadie
espera ya nada del parlamento. Ni de la política, como decía, Hani Shukrallah, la gran ausente
de las urnas.
Despolitización
/ desertización. Las arenas egipcias ya se parecen a las de Marte. Quizá por
eso prefirieron no correr riesgos.
*
"Egypt: Revolution, repentance and rest" Ahram-Online 21/10/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/161463/Opinion/Egypt-Revolution,-repentance-and-rest.aspx
* "Alexandria Uni cancels lecture by Egypt's ex-presidential scientific advisor Heggy" Ahram Online 24/10/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/161728/Egypt/Politics-/Alexandria-Uni-cancels-lecture-by-Egypts-expreside.aspx
* "Alexandria Uni cancels lecture by Egypt's ex-presidential scientific advisor Heggy" Ahram Online 24/10/2015 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/161728/Egypt/Politics-/Alexandria-Uni-cancels-lecture-by-Egypts-expreside.aspx
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