Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
intervención rusa en Siria abre nuevas complejidades en una situación ya de por
sí muy complicada. Los historiadores necesitarán en el futuro muchas obras para
tratar de explicar qué es lo que ha pasado en Siria o qué puede pasar. Debatirán
y debatirán y no serán capaces de encontrar una explicación convincente de lo
que se hizo y de lo que nos se hizo.
La
intervención rusa —que en algún momento tenía que llegar— abre nuevos escenarios
y cambia el panorama de la zona. Siria es la pieza pendiente de la Primavera Árabe, el final de la primera vuelta, por
decirlo así. Cuando los demás están cerrado procesos de formas muy distintas, Siria sigue todavía en
una complejísima "primera fase" extendida hasta la náusea. Por
complicadas que nos puedan parecer las situaciones de Libia o Yemen, por
ejemplo, son una segunda fase del conflicto iniciado a finales de 2010 en Túnez, que pasó a Egipto y se extendió.
Pero Siria sigue todavía con el
mismo gobierno que tenía cuando comenzó, Ha costado 250.000 muertos, millones
de desplazados, una crisis sin precedentes en Europa y una confrontación entre
las dos grandes potencias, Estados Unidos y Rusia, luchando en un mismo
escenario con intereses muy distintos y enemigos solo parcialmente iguales.
Una vez más la falta de escrúpulos rusa y la torpeza norteamericana han creado una situación explosiva, de una crueldad exagerada, que ha permitido que se cree un movimiento como el Estado Islámico, una amenaza para la zona y el mundo en su conjunto de muy difícil solución. Han abierto una caja que se cerrará en falso, pues cada día que se mantiene las probabilidades de una paz racional son más difícil. Más allá del enfrentamiento USA Rusia por el liderazgo, ninguno de los dos tiene ningún predicamento sobre el Estado Islámico, lo que hace imposible una paz racional. Si el Estado Islámico considera que ha perdido la batalla, se disolverá por el mundo dando lugar a un mundo tan inseguro como nunca se habrá visto. Las dictaduras de la vecindad se harán más duras y represivas y se volverá al inicio en poco tiempo: la sublevación.
La
situación es complicada ya para todos los que intervienen o para los que
reciben las consecuencias del conflicto, que comienzan también a entrar en una
fase crítica cuyas consecuencias a medio plazo son imprevisibles, que es una forma de decir que lo son y no son buenas.
La
intervención rusa es el paso de la ayuda indirecta a la acción directa, que
probablemente lleve más tiempo del que pensemos. El hecho de que los rusos
intervengan tiene dos sentidos. El primero es probar la ineficacia
norteamericana y su pérdida de influencia en la zona. Putin ha apoyado a Al-Assad
contra viento y marea, algo que los que están por la zona valoran
positivamente. La intervención final es una muestra de esa implicación. A Putin
le interesa la parte propagandística de esa guerra, lo que incluye, por
supuesto, ganarla. O que la gane Al-Assad y siga gobernando en Siria pese a
todo lo vivido por su resistencia a abandonar el poder.
El segundo sentido de
la intervención es que si se ha hecho es una muestra clara de que Al-Assad está
más debilitado de lo que se piensa y necesita más ayuda directa. Putin no puede
permitirse que se cuestione su "derecho" sobre Siria y de allí no
puede salir ni un triunfo de los rebeldes —yihadistas
o liberales— ni una victoria de los Estados Unidos. Esta
última posibilidad es cada día más remota y será Putin quien se lleve el mérito
de haber alejado a los yihadistas cuando este hecho se produzca.
Cuando ocurra,
será Putin quien tenga la llave de la reconstrucción Siria y con quien tendrán
que hablar los que quieran entrar en la paz. La foto final será con Serguéi Lavrov
y no con John Kerry o con el próximo Secretario de Estado.
La entrada de Rusia en la zona, por ejemplo,
ya ha tenido consecuencias. Ahram Online nos cuenta el efecto sobre Egipto, en
difícil equidistancia con Rusia y los Estados Unidos. La declaraciones del ministro de Asuntos
Exteriores dejan ver esta tensión:
"Russia's entrance, given its potential
and capabilities, is something we see is going to have an effect on limiting
terrorism in Syria and eradicating it," Shoukry said in a televised
interview on Saturday.
Vladimir Putin said he is striking Islamic
State and helping Syria's Bashar al-Assad, long Russia's closest ally in the
region. But the United States is concerned that Moscow is propping up Assad,
who Washington has long held should leave.
Egypt has avoided showing support for al-Assad,
a leader whom Saudi Arabia, a key Egyptian ally that has propped up the country
economically, believes should be ousted.
Shoukry's comments are just the latest sign of
warming relations between Russia and Egypt. In a state visit to Russia by
President Abdel Fattah El-Sisi in August, the two countries called for a
coalition to fight terrorism in the Middle East.
In June, Egypt and Russia held their first-ever
joint naval exercise.*
La alianza de Egipto con Rusia en favor de Al-Assad es incompatible
con el apoyo económico que Arabia Saudí le está dando. Ya se mostraron recelos
con la intervención Saudí en Yemen en lo que a Egipto respecta.
Esta guerra es la guerra que contiene todas las guerras y
eso lo están pagando los sirios. Estados Unidos y Rusia se juegan el control y
la influencia, Irán y Arabia Saudí el control de la zona. Una tercera guerra es
la del yihadismo contra todos por hacerse con su propio espacio. Todo se juega
en suelo Sirio, del que va a quedar muy poco.
En este contexto de bombardeos e intervenciones, se produce
el "daño colateral" de los Estados Unidos en el hospital de Médicos
sin Fronteras en Afganistán, en el peor momento posible. Este despropósito vuelve a cuestionar la eficacia norteamericana. Es un golpe moral y de prestigio que conmociona tras los frentes, en casa, y a los aliados, que se cansan de tener que disculpar a aquellos que les ayudan, como ocurre con frecuencia en Pakistán y ahora en Afganistán. Se produce, además, con Rusia bombardeando
a las milicias entrenadas por la CIA para luchar con Al-Assad. Se produce
cuando los turcos, también en esta guerra extraña, se dedican a bombardear a
los kurdos, después de haber dejado llegar con tranquilidad absoluta llegar hasta a las mismísimas fronteras al Estado Islámico y ocupar los pueblos vecinos.
Guerra extraña esta,
la guerra de todas las guerras, la guerra de todos los intereses, de todos los errores.
No sé si alguna vez, como decíamos al principio, se llegará
a saber quién decidió que Siria no llegara a un acuerdo para resolver el
levantamiento inicial en 2011; no sé quién decidió que aquel sería el espacio
en el que se debatirían todos los intereses de la zona: los de Turquía, los Estados
Unidos, Rusia, Irán, Arabia Saudí y los Emiratos, el Estado Islámico... Tampoco
llegarán a saberlo los doscientos cincuenta mil muertos hasta el momento y los
millones de expatriados.
*
"Egypt says Russia's intervention in Syria will counter terrorism"
Ahram Online 4/10/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/152017/Egypt/Politics-/Egypt-says-Russias-intervention-in-Syria-will-coun.aspx
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