sábado, 3 de octubre de 2015

Al-Sisi y...

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Como la vida egipcia gira alrededor del presidente al-Sisi —de lo que quiere, de lo que no quiere— la prensa dedica un número considerable de artículos al estudio de sus gustos y deseos. Es sorprendente —por contraste— que una elecciones generales parlamentarias centren sus comentarios en porqué al presidente no le gusta (o sí) el parlamento o la constitución (o sí) o... en vez de analizar más a los candidatos y sus programas. De hecho las mayores noticias sobre los partidos han sido las dimisiones de tres importantes dirigentes, cabezas de sus respectivos partidos. Por lo demás, no hay mucha información.
La publicación Mada Masr, por ejemplo, publicó ayer un artículo titulado "Sisi and parliament: Friends or foes?"*, en el que se incide una vez más si el parlamento entra en los gustos del presidente o es solo un estorbo para la galería. Este es un tema preocupante y no solo apara el presidente. No creo que en ningún otro sitio se planteara en los términos en que se plantea en Egipto, en donde se está sembrando la semilla de la eternidad presidencial con al-Sisi, el hombre que no quería ser presidente, pero que le va cogiendo el gustillo, eso sí, por el bien de todos. Pronto los egipcios no pensarán en "la presidencia", como una institución del país, sino en "el presidente", como alguien que ocupa el palacio presidencial y que forma parte de la nación misma. Es el peor camino, pero parece haber un gusto congénito por este planteamiento personalista de la autoridad. Para justificarlo, se concentran en la personalidad elegida todas las virtudes del universo, cuyo desgaste se palia con la propaganda oficial. Así se acaba teniendo dictadores perfectos e inamovibles amados por el pueblo hasta que se produce el estallido.
El artículo citado señala:

In a meeting with university students in mid-September, Sisi alluded to problems in the Constitution, asserting that “the Constitution was written with good intentions,” but that “the country cannot be run on good intentions.” State TV chose to edit that statement out of his speech during broadcast, but pro-Sisi figures then latched onto the comment, calling for constitutional changes to limit potentially dangerous powers of parliament.
Khaled Dawoud, former Dostour Party spokesperson, says that Sisi expects parliament to strongly support him in all his decisions. Dawoud believes the incoming parliament will essentially serve as a “guarantee that everything Sisi wants is executed,” and that the elections law was specifically tailored to ensure this by allocating 80 percent of the seats to individuals, and only 20 percent to electoral lists with distinctive political power.*


La cuestión de si a al-Sisi le gusta la constitución o no ha servido, como señala la publicación, para que los partidos concurrentes ya quieran enmendarla, para ¡debilitar al propio parlamento! Hay que reconocer siempre la originalidad egipcia en muchos terrenos. Recordemos que esta constitución —que se ha convertido en la "aborrecida" tras el análisis del presidente— fue elaborada sobre la anterior, más aborrecida todavía pues había sido hecha por el parlamento islamista, por llamarlo así, que estaba al servicio de Morsi.


La idea de que "la constitución tiene buenas intenciones" pero que "un país no se gobierna con buenas intenciones" es una declaración realmente sorprendente y que muestra el mucho valor que se la da a las "intenciones" y el poco que se le da a las "leyes", ya que las segundas se deben ajustar a las primeras. Que todo esto se vea con normalidad y que los partidos se sumen al coro de los deseos presidenciales no augura un buen camino futuro. Es un signo más de esa política egipcia que tiene otras variantes, como la que el presidente al-Sisi le dijo a su colega François Hollande: lo de los derechos humanos está muy bien, pero un país no se gobierna con los derechos humanos. Lo que viene bien se respeta y lo que no... siempre se encontrará una buena excusa. El principio se puede ir adaptando a situaciones futuras.
El segundo artículo de la serie "Sisi y...", lo trae también Mada Masr y su título es "Sisi and the youth". La "juventud" es una categoría social específica en Egipto. Ya lo decían en la época de la revolución "Los jóvenes tienen razón", pero una cosa es decirlo y otra hacerlo. La preocupación del presidente es que la juventud que hizo la revolución se ha desentendido del curso posterior de los acontecimientos y se ha dedicado a buscarse la vida dentro o fuera de Egipto, en cualquier caso, pasando de los que siempre ha tenido el poder y lo quieren seguir teniendo.


Entender que los "jóvenes" sean una categoría y puedan llegar a tener sus propios "movimientos" o partidos, hace ver hasta qué punto sus agendas políticas son diferentes. Los jóvenes reclamaban una democracia real y una modernización. Pasado el tiempo, vuelven a tener a otro militar en el gobierno, se les mete en la cárcel con una ley distinta (esto sí es una variación: frente a la Ley de Emergencia de Mubarak, la Ley Anti-Protestas de al-Sisi) y siguen sin futuro. Encima se les considera agentes vendidos al extranjero por haber hecho la revolución o islamistas deseosos destruir Egipto, acabar con las familias y hacer que las mujeres se rebelen influidas por el destructivo feminismo occidental.
Pero el presidente al-Sisi intenta recuperar a los jóvenes porque le permite un tono de esperanza que sin ellos no es posible. También porque la clase política existente es corrupta y tiene que mandar a unos ministros a casa y a otros a la cárcel. Mada Masr recoge las declaraciones del presidente en la Asamblea de las Naciones Unidas:

President Abdel Fattah al-Sisi announced a global initiative to invest in youth and discourage them from terrorism and extremism at the 70th United Nations General Assembly meeting on Monday evening.
The Hope and Work for New Prospects initiative is purportedly a “political declaration” to member states to uphold their responsibility to empower people and societies, according to a statement the presidency issued on Tuesday. The initiative, as detailed by the Reuters-affiliated Aswat Masriya website, focuses on support in various fields including youth employment, training programs, culture and education.
Sisi urged the international community to financially support the program, as investing in youth will “prevent them from being attracted to extremist and terrorist groups.” He added that there are ways to fight terrorism globally other than through security or military solutions, by offering youth alternatives that will pull them away from terrorism.**


No deja de tener su gracia (es una forma de decirlo) que se presione a los demás para invertir en los jóvenes egipcios como alternativa al terrorismo. Es casi un ofensa a los cientos de miles de jóvenes que apostaron, con esperanza, por su país y a los que se les atacó, torturó, encerró y finalmente se difamó desde el propio estado y sus mecanismos de propaganda y represión. Todos eran Khaled Said. Los jóvenes a los que el presidente quiere salvar del terrorismo mediante la inversión internacional, son los que siguen reclamando desde la prensa que libere de las cárceles donde han sido encerrados muchos de ellos por creer y defender esas buenas intenciones que se expresaron en la constitución y que buscaban evitar que se produjera otro decretazo autoritario como el que Mohamed Morsi dio para hacerse con control del país cuando se le iba de las manos. Hoy se quiere hacer lo mismo, pero haciendo que sea el propio parlamento quien se haga el harakiri.


La forma de atraer a la juventud es el desarrollo de ¡programas de liderazgo! impartidos por académicos y hombres de negocios, con la aprobación del estado. A más de uno le habrá dado la risa.

In a phone interview broadcast on the privately owned Al-Mehwar channel, Boraei explained that when Sisi attempted to choose youth leaders for government and municipal positions, he found none. “It is not their fault. The youth lack the skills needed to compete locally, regionally and internationally,” she explained.**


¡No nos extraña! No sé si dejan pasar llamadas a las cárceles en las que muchos están encerrados. Muchos están todavía allí pensando en el liderazgo, con toda seguridad. Menos mal que se dice que no es culpa suya, ¡faltaría más! La clase corrupta que creció a la sombra de Mubarak durante treinta años no valoró a más jóvenes que a los hijos del presidente. ¡Esos sí que eran líderes, sobre todo empresariales! ¡Y, si les dejan, hubieran liderado la nación con todo el amor de su pueblo!


La juventud es el máximo valor que tiene el país, al menos la parte que ha deseado la modernización y democratización de Egipto, la que salió a la calle a defender su futuro y los derechos de todos. Pero la sociedad es muy ingrata y con poca memoria. La misma sociedad que ha derribado hace unos días los murales en los que se recogían los caídos por las libertades es la que les acusa de demasiado jóvenes y carentes de habilidades de liderazgo. ¿Las tienen ellos?
Mada Masr recoge opiniones sobre este programa de liderazgo oficial:

Tarek al-Khouly, a member of Sisi’s presidential campaign, says that “all allegations about the youth's lack of interest in political participation are a myth. Thirty thousand applicants have applied to the PLP program so far, and the youth are nominating themselves for elections."
Khouly is taking part in the parliamentary elections as part of the For the Love of Egypt electoral list, largely known as a pro-Sisi coalition.
The program is a “much-awaited dream for the youth," Khouly says, as it prepares the youth for leadership positions in the near future. “This initiative is by far the greatest achievement in the field of youth empowerment,” he sasserts.**

Esperemos que no sean solo "los hijos de los jueces" —cuyo presidente decía que solo el hijo de un juez podría llegar a ser juez, por lo que se le hizo ministro de Justicia— los que tengan acceso a la administración y al liderazgo. No creo que ese haya sido el "sueño esperado" por la juventud. Sí en cambio un país que funcione sin corruptos y sin propaganda, una presidencia que respete al parlamento y un parlamento que respete a sus votantes;  unos jueces que actúen justamente; una policía que respete los derechos humanos y un Ejército que defienda a los egipcios de las amenazas reales y no que sea su eterno guardián. Eso se acercaría más a lo que soñaban los jóvenes, como expresaron en su momento muchos.
No todos comparten esta idílica y desvergonzada forma de ver los hechos:

But Emad Tharwat, a curriculum developer of youth programs at the Arab Digital Expression Foundation (ADEF), is skeptical. He strongly disagrees with Khouly regarding the strong participation of the youth in the political process.
“The youth are upset, it is very obvious from the low levels of political participation in recent elections. Their voices are not heard. Are we really willing to talk to the youth and listen to their criticism? I doubt it,” he says, mentioning that his older son moved to Canada this year to escape the situation in Egypt.
For Tharwat, the youth speak a different language, and what the youth understands as politics is different from the state’s approach to politics. “Whoever wants to train youth leaders has to listen to them. A top-down program won’t work. Such programs should be designed after consulting with the youth and hearing their feedback,” he explains.**

Mientras se siga manteniendo este concepto, que va más allá con creces, del presidencialismo, Egipto vivirá bajo sistemas autoritarios camuflados por una retórica propagandística que convierte en enemigos del estado y amenazas para la seguridad a todo aquel que discrepe. Las elecciones seguirán siendo fraudulentas porque nadie quiere tener un parlamento en el que se debata realmente (y para eso están), por lo que acaban acogiendo a las mafias y magnates que les garantizan los resultados electorales deseados, y estos se cobran después los favores.


El artículo sobre "Sisi y el parlamento" se cierra con estas palabras de Mohamed Menza, profesor de la Universidad Americana de El Cairo, primero y del columnista Abdullah al-Sinawy después:

“You can say what you want about the NDP and its corruption, but it functioned as an organizational machine that was able — through many networks, roots and connections — to run parliament, pass laws, organize elections and compose blocs,” he points out. But now, Egypt only has “lists that have been painstakingly formed, none of which have any clear political organization.”
And aside from supporting the president, Sinawy believes that the incoming parliament has a more important problem: winning over public opinion. Without the public’s trust, he says, important political decisions may be made outside of parliament, a pattern that could constitute a major threat to Egypt’s future.*

Que se recuerde con añoranza el "partido" oficial de Mubarak, el que trucó todas las elecciones que se realizaron y marcó la vida corrupta del país, no deja de ser elocuente de la situación actual. Lo señalado por Sinawy solo es un problema si a la gente le importa. Pero el camino seguido no parece ser ese, sino reformar la constitución de nuevo hasta hacer un parlamento decorativo e inservible democráticamente. Quedar4´ña reducido a un mero espectáculo en el que intervendrán los notables y sus títeres que se cobrarán lo que tanto gusta por allá: votaciones por encima del 90%, que servirán para engordar una vez más la imagen de los presidentes egipcios.
Si se debilitan los partidos, si se debilita el parlamento, lo único que queda es el presidente. Y de él siempre hay que decir que tiene buenas intenciones, las únicas posibles.
Assistant: ... "Yeah and one more thing sir, there is a great nation with 7000 years of civilization and stuff outside and they want to meet you, sir."

Sisi: "Not now -- tell them I'm fighting terrorism or something."

"President Sisi is busy" por Andeel, en Mada Masr 28/09/2015

* "Sisi and parliament: Friends or foes?" Mada Masr 2/10/2015 http://www.madamasr.com/sections/politics/sisi-and-parliament-friends-or-foes 
** "Sisi and the youth" Mada Masr 1/10/2015 http://www.madamasr.com/sections/politics/sisi-and-youth

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