Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Los
pasos que dan las mujeres en Afganistán tras la salida de los talibanes son
grandes logros en una sociedad en la que muchos están esperando a que se
marchen las tropas norteamericanas para volver a imponer a sangre y fuego sus
retrógradas normas. Tras el linchamiento en Kabul de la joven Farkhunda a manos
de una multitud alentada por un vendedor de reliquias ante la puerta de una
mezquita y el escándalo de la posterior rebaja de las condenas de los
implicados, la justicia afgana da muestras del temido retroceso, si es que
alguna vez abandonaron su tradicionalismo patriarcal, nos llega un nuevo caso.
El
presidente de Afganistán, nos cuenta The
Washington Post, está triste. Su propuesta de juez para la Corte Suprema no
ha logrado el respaldo suficiente en el parlamento. Se perdió la ocasión de
hacer historia, nos dice el periódico desde los titulares. La propuesta del
presidente Ashraf Ghani era una mujer, la jueza Anisa Rasooli, jurista acreditada y presidenta de la Afgan Women Judges Association (AWJA). Pero en el
parlamento no contó con los votos suficientes y de una forma más penosa y
extraña: muchas parlamentarias no acudieron a la votación, que de otra forma se
hubiera ganado:
Activists here and abroad were ecstatic. A
woman on the bench of the country’s highest court could be an antidote to a
growing concern: the erosion of gains in women’s rights as the Western military
and aid footprint shrinks.
But then Afghanistan’s conservative
establishment asserted itself. Influential Islamic clerics, as well as some
male lawmakers, declared that a woman was not fit to try serious criminal
cases. Their protests illustrated a continuing struggle pitting age-old
traditions and customs against efforts to shape Afghanistan into a modern
society.
Still, there were 69 female members in the
Afghan parliament, which had to ratify Rasooli’s appointment, providing good
odds for her to make history. But when the body met to vote this month, 23
female lawmakers were absent. Of 184 lawmakers present, 88 voted for her in the
secret ballot — nine too few.
“If the women were there, and if they had voted
for me, I would have won,” said Rasooli, who is 47 and unmarried.*
El periódico recoge cómo las legisladoras fueron
presionadas por sus colegas varones para que se opusieran o se abstuvieran porque
"they argued it was against Islamic law"*. Parece que en lo referido
a las mujeres no es suficiente la mayoría y que la presencia de una mujer en la
Corte Suprema tenía demasiados prejuicios en contra como para salir adelante.
Sí, se perdió la ocasión de hacer historia.
La misma justicia que acabó atenuando el castigo del
monstruoso asesinato de la joven afgana no parece dispuesta a que haya una
mujer entre los que tienen la máxima responsabilidad entre los jueces. Anisa
Rasooli, parecen querer decir, ya ha llegado hasta donde podía llegar. No puede
haber una mujer en la Corte Suprema porque la última instancia debe ser
puramente masculina. El mero hecho de tener que discutir con una mujer sus
decisiones les resulta repugnante, una ofensa.
The Washington Post recoge los argumentos generales
esgrimidos por los opositores:
“There are various reasons why a woman can’t be
a judge from Sharia point of view,” said Sayed Mohammad Musa Jinab, a lawmaker
from Badghis province who was absent for the vote. “The main one is that by
nature a woman has a tender heart, and a woman judge would use leniency while
giving a ruling over a punishment that deserves severe punishment.”
Qazi Nazir Ahmad Hanafi, a lawmaker from Herat
who voted against Rasooli’s nomination, agreed. Female judges, he said, “can’t
stand supporting executions, chopping of hands and legs, as stipulated in the
constitution for crimes.”*
Se comprende a través de estas dos declaraciones de los
parlamentarios la profundidad del prejuicio contra las mujeres. La mujer es de corazón débil y no puede aplicar la Sharia
con la rotundidad necesaria; su
corazón la traiciona y si está en un puesto como al que aspiraba traiciona a
toda la sociedad. La mujer, en suma, está incapacitada para soportar la sublime
responsabilidad de la Justicia islámica, pues no hay otra. El segundo argumento
es complementario del primero: si fuera capaz de sentenciar a los más duros
castigos, no podría soportar su visión.
Esto lo dicen después de que la muchedumbre masculina
ejerciera la justicia popular de linchar, quemar y descuartizar a la mujer que
osó recriminar al farsante que vendía reliquias a la puerta de la mezquita y al
que le bastó invocar la "justicia" sumarísima contra aquella a la que
acusó de profanar el Corán. A ninguno de los asesinos le tembló, en efecto, la
mano para golpear o prender fuego o sostener el móvil para perpetuar la hazaña.
Sí, la mujer está mejor en su papel de víctima de la justicia reservada a los
hombres, parece que se ajusta más a la realidad afgana del momento.
Señalo del "momento" porque no siempre ha sido
así. De hecho, la sociedad afgana tenía unos elementos de modernidad de la que
carecían muchas otras sociedades musulmanas. Cómo se puedo retroceder a niveles
tan increíbles en los derechos de las mujeres es una pregunta histórica que es
necesario hacerse en estos momentos en los que el Estado Islámico trata de
hacer lo mismo en los territorios que conquista. Allí no hay más legalidad que
la que surge de sus perversas interpretaciones. Ayer, el diario El Mundo nos
traía la noticia de la orden del Estado Islámico de practicar obligatoriamente
la mutilación genital a todas las mujeres en los territorios que controlen.
El Estado Islámico ha ordenado que
todas las niñas y mujeres entre 11 y 46 años de Mosul, la segunda ciudad de
Irak, sean sometidas a la mutilación genital femenina, una práctica atroz poco
común en el país árabe, ha denunciado este jueves la ONU.
En la fetua (edicto islámico), el
líder del Estado Islámico (IS, por sus siglas en inglés) y autoproclamado
califa Abu Bakr al Bagdadi exige que se lleve a cabo la ablación para
"alejar a las mujeres del libertinaje y la inmoralidad". El Fondo de
Población de la ONU calcula que la medida podría afectar a unas 4 millones de
mujeres y menores de edad.
"Es algo muy nuevo en Irak,
especialmente en este área y es motivo de gran preocupación", ha alertado
Jacqueline Badcock, coordinadora humanitaria de la ONU en Irak por
videoconferencia desde Erbil, la capital de la región autónoma del Kurdistán.
"No es la voluntad del pueblo iraquí ni de las mujeres iraquíes en estas
zonas vulnerables controladas por los terroristas", ha recalcado.**
La imposición de esta aberración a las mujeres más allá de
los territorios —Sudán y Egipto— en los que son desgraciadamente habituales es
una muestra más de que el Estado Islámico es algo más que un movimiento terrorista.
Da igual que esté demostrado que una práctica precoránica. Si no se ha
conseguido erradicar de Egipto, con las leyes en contra desde 2008, ¿cómo se va
a convencer a estos monstruos ideologizados con todo el poder sangriento en las
manos?
De nuevo es la mujer el centro de los ataques. Si los
parlamentarios afganos consideraban que una mujer no debía formar parte de la
Corte Suprema porque sería incapaz de aplicar la dureza de la Sharia y
contemplar impasible los castigos, si decían que la mujer tenía el
"corazón blando", ahora es también el corazón el que se trata de controlar. Mediante la ablación se trata
de reducir su sexualidad para "alejar a las mujeres del libertinaje y la
inmoralidad".
En diciembre, la redes sociales de Afganistán convirtieron
en virales las fotos de una misteriosa mujer recorriendo las calles de Kabul
con las piernas desnudas, sin cubrir con pantalón bajo el vestido***. Las
explicaciones que se dieron entonces consideraban que era una prostituta o una
loca, no había más opción para que una mujer realizara tal desafío. No se supo
más de aquella mujer misteriosa que había recorrido las calles tal como lo
hacía su abuela en los años 60. En Afganistán nos recordaban entonces, las
mujeres habían tenido derecho a voto en la década de los 20, antes que en Reino
Unido. Hoy, locas o prostitutas si desafían con sus atrevimientos. Farkhunda era una blasfema; la juez Rasooli, incapaz de aplicar la leyes humanas o divinas.
Los prejuicios se van acumulando en la negatividad de la
mujer, que impide la justicia y pervierte el orden social y familiar con sus
apetitos y volubilidad. La negativa del parlamento afgano a aprobar la
propuesta presidencial para tener una mujer en la Corte Suprema es una muy mala
noticia porque revela claramente que esos prejuicios están en el seno mismo de
los que tienen que aprobar las leyes y designar a los que les aplicarán. Ese
poder es masculino. Y no quiere dejar de serlo.
El gobierno afgano tiene cuatro ministras, varias gobernadoras y muchas mujeres en altos cargos y el presidente ha anunciado que hará nombramientos de embajadoras que representen al país fuera de sus fronteras. Pero no ha conseguido doblegar el poder de los Ulemas:
“Hemos hecho llegar nuestra
postura al presidente en una carta (…) en la que le pedimos que revoque su
decisión, ya que nunca ha habido una mujer jueza en la historia del islam”, sentenció
hoy a Efe un portavoz del Consejo de Ulemas, Ataulá Ludin.****
*
"Poised to make history, a judge in Afghanistan hits a familiar wall"
The Washington Post 27/07/2015
https://www.washingtonpost.com/world/asia_pacific/an-afghan-judge-was-nominated-to-the-supreme-court-trouble-is-shes-a-woman/2015/07/27/bbb80a82-2ef3-11e5-818f-a242f28e7022_story.html?hpid=z5
** "El Estado Islámico ordena la ablación de todas las
mujeres y niñas en el norte de Irak" El Mundo 24/07/2015
http://www.elmundo.es/internacional/2014/07/24/53d0fc2ae2704eb3108b457e.html
***
"Photos of woman walking with bare legs in Kabul goes viral" Khaama
Press 5/12/2014 http://www.khaama.com/photos-of-woman-walking-with-bare-legs-in-kabul-goes-viral-8826
**** "Nominada una mujer para formar parte por primera
vez de Corte Suprema afgana" Radio América 15/06/2015
http://radioamericahn.net/2015/06/15/nominada-una-mujer-para-formar-parte-por-primera-vez-de-corte-suprema-afgana/
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