Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
perspectiva de que Donald Trump puede resultar ganador en las primarias republicanas
debe producir pesadillas dentro y fuera del partido republicano, primero, y
dentro y fuera de los Estados Unidos, después. Maggie Haberman y Michael
Barbaro, en The New York Times, ironizan sobre su campaña ya desde el título de
su artículo: "Who Advises Candidate
Trump? (Hint: His Name Is Donald)".*
Todo se
quedaría en una broma si no fuera porque Trump adelanta en las encuestas a sus
rivales en la carrera hacia la nominación republicana. Estados Unidos puede
estar preparado para casi todo, pero nadie puede estar preparado para Donald Trump.
También
en The New York Times, Nate Cohn, con el título "The Trump Campaign’s
Turning Point"**, intenta que no cunda el pánico. El experto en
matemáticas electorales augura que Trump no pasará de ahí. Termina su análisis
meticuloso señalando:
Today, Mr. Trump brought the shift upon
himself. His comments were nothing less than an invitation for the rest of the
Republican Party to begin their long-awaited offensive. So far, the Republican
National Committee, Rick Perry, Bobby Jindal, Jeb Bush and Scott Walker have
already criticized him for his comments.
After today, Republican commentators and
campaigns will have far fewer reservations about attacking Mr. Trump. They will
be dismissive of his candidacy, and they will probably diversify their attacks,
expanding the onslaught to include his record of donating to Democrats and his
continuing support for universal health care. Nearly all of the campaigns have
incentives to pile on, and Mr. Trump — without a deep base of support and with
few party allies — will struggle to hold on.**
Pero como señala el propio Cohn, Trump no es un candidato típico.
Más bien es lo contrario, si es que se puede definir así. Explicar el éxito de
Trump hasta el momento en conseguir el favor de los votantes republicanos como
una anomalía que se diluirá está muy bien, pero ¿y si no ocurre así? ¿Y si
Trump se mantiene vivo y sigue subiendo?
La mera hipótesis hará temblar a más de uno. La presidencia
de los Estados Unidos, aunque no votemos, nos afecta a todos y quien esté en la
Casa Blanca tiene su importancia para el resto del Universo.
Hasta el momento, Donald Trump se ha ganado el favor
republicano mediante dos declaraciones fuera de tono: la primera, insultando a
los mejicanos e inmigrantes; la segunda, insultando a su contrincante el
senador McCain señalando que para él su heroísmo de guerra consistió en que le
hicieran prisionero. Para él, señaló, los héroes son los que no se dejan atrapar.
Nate Cohn
señala:
[...] Mr. Trump has not received an ordinary
amount of media attention, and he has not received an ordinary bounce. He has
been perfecting the art of attracting media attention for more than two
decades, first in New York and then nationwide. Today, he is a celebrity, the
biggest and best-known personality in the race, someone who would attract an
unusual amount of attention and interest even if he said nothing unusual or
interesting. Mr. Trump, of course, made unusual and provocative comments from
the start, saying in his announcement speech that Mexican “rapists” were
entering the United States.
The amount of news media coverage of Mr. Trump
dwarfed the attention received by other candidates. His post-announcement
bounce has dwarfed other candidates’ surges as well. In taking the lead in some
polls, he has justified another wave of media coverage and attention that
continues to the article you’re you’re reading right now.**
La clave mediática es importante porque son los propios
medios los que no pueden para la "oleada" de comentarios cada vez que
el señor Trump abre la boca. Cuanto mayor sea el disparate, mayor será la
atención mediática. Es un círculo vicioso que le hace crecer en popularidad.
Si Trump ha estado, como señala Cohn, perfeccionando el arte
de atraer a los medios durante veinte años, les lleva ventaja a sus rivales. La
construcción de una carrera política no es la de una carrera mediática. Una
carrera política mediática hoy es algo diferente a lo que la política
norteamericana está dispuesta a admitir desde Ronald Reagan, un mal actor que
llegó a presidente. Reagan tuvo a su favor al partido republicano y no hizo su
carrera política a través de los medios. Al menos no en un sentido a cómo lo
está haciendo Trump.
Cuando se ironiza diciendo que el asesor político de Trump
se llama "Donald", puede que se esté diciendo una gran verdad. Puede
que el ego del millonario y la astucia de sus asesores solo admita la
posibilidad de llevarle hasta el final intensificando lo que la gente conoce de
él. Si los mensajes que Trump lanza conectan con el electorado republicano
frustrado y enrabietado con Obama, la falta de escrúpulos y maneras de los que ha hecho gala
hasta el momento pueden jugar a su favor.
En The Washington Post, Dan Balz realiza un razonamiento
similar al de Cohn, señalando que Trump ha cruzado una línea:
It was only a matter of time before Donald
Trump crossed the kind of line he did on Saturday, when he questioned the
heroism of Sen. John McCain, a Vietnam War POW. The question now is whether
Candidate Trump is immune from the laws of political gravity or soon will be
isolated and regarded as an object of scorn or curiosity rather than of
presidential seriousness.
Since announcing his candidacy last month,
Trump has enjoyed a swift rise, vaulting into the lead in some national and
state polls in the crowded contest for the Republican nomination. His sharp
attacks on illegal immigrants from Mexico and his flamboyant style struck a
nerve with voters who are angry with Washington and with political double talk.
Trump has dominated coverage of the race with
nonstop interviews and over-the-top comments. He has proved to be a skilled
showman — a talent honed on reality TV — who is able to command attention with
his combative verbal style.
But there is more to becoming president than
what Trump has displayed so far, and many Republicans said Sunday that they
think his attack on McCain (R-Ariz.) marks a turning point for Trump the
politician.***
Pero la pregunta sigue siendo la misma: ¿y si sigue
subiendo? ¿No está la política preparada para recibir a un showman? ¿Y el electorado? Creo que ya hay precedentes suficientes
como para poder admitir que Trump puede llegar lejos.
Cada vez vemos cómo la política se convierte más y más en
espectáculo. Ayer hablábamos de cómo los medios convierten a un desconocido que
se ha afeitado la cabeza en un sex symbol
por el simple hecho de que otro lleva la cabeza afeitada y se le declaró sex symbol. Si se introduce la estupidez
en la política, ¿por qué no estamos preparados para aceptar que somos nosotros
los que le hacemos un sitio gustosamente? ¿Y quién mejor que Trump para
representar el proceso?
Donald Trump, un personaje deleznable, es el resultado de
dos décadas haciendo que le odien gracias a todo tipo de comentarios cuidadosamente
seleccionados, aparentemente espontáneos. Trump es como el luchador malo que
sale al ring a recibir los insultos del público pero que acaba siendo el más
popular. Todos saben cómo se llama el malo. Ambos comentaristas citados señalan
que al traspasar la línea con los insultos a McCain, ahora Trump recibirá la
artillería de todos los comentaristas políticos, pero ¿hay algo que no haya
sido dicho contra Donald Trump ya? Nosotros comenzamos un artículo hace unos
días recordando el consenso sobre el que sea uno de los hombres más tontos del mundo. Pero, ¿es eso un
impedimento? ¿O es una vacuna? ¿Puede que ya no queden cosas negativas que
decir sobre Donald Trump? Si sigue en pie, significa que no será fácil encontrar la forma de hundirle.
En una sociedad mediática, el que logra mantener su imagen
—buena o mala— obtiene resultados. ¿Esto le puede hacer llegar finalmente a la
nominación republicana? No lo sabemos. Lo que sí sabemos es que Donald Trump
estará presente en la campaña mientras él quiera. Ha demostrado que puede decir
cualquier cosa y, lo que es peor, que una parte del electorado republicano
reacciona positivamente. Obligara, por otro lado, a sus contrincantes a
ocuparse de él y no de lo que les resulte más adecuado en cada momento. Él jugará con blancas y cuanto más se le ataque, mayor resonancia.
Lo que es seguro es que a todos —comentaristas y rivales—
les resultará muy complicado manejarlo. La atención de los medios la tiene
garantizada. Y como señala Nate Cohn, la prueba más evidente es que estamos
hablando de él.
* "Who
Advises Candidate Trump? (Hint: His Name Is Donald)" The New York Times
19/07/2015
http://www.nytimes.com/2015/07/20/us/politics/trump-refuses-to-apologize-for-comments-on-mccains-service.html
**
"The Trump Campaign’s Turning Point" The New York Times 19/07/2015
http://www.nytimes.com/2015/07/21/upshot/the-trump-campaigns-turning-point.html
***
"Trump’s attack on McCain marks a turning point for him — and the
GOP" The Washington Post 19/07/2015
http://www.washingtonpost.com/politics/trumps-attack-on-mccain-marks-a-turning-point-for-him--and-the-gop/2015/07/19/92759254-2e51-11e5-97ae-30a30cca95d7_story.html
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