Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
presidente egipcio Abdel Fattah al-Sisi sigue obsesionado con que el mundo no
sabe lo que pasa en Egipto. Se lo ha dicho esta vez a los futuros diplomáticos
dentro de sus giras de estos días con policías, jóvenes, periodistas... Su
empeño es ya complicado porque lo cierto es que su visión empieza a ser
unipersonal y eso es complicado. Cuando un gobernante es el único que ve las
cosas de una manera y todos los demás de otras... ¡malo!
Daily News Egypt ha recogido sus palabras a los
diplomáticos:
Egyptian President Abdel Fattah Al-Sisi met
Monday with a number of candidates eligible for an ambassador position.
Minister of Foreign Affairs Sameh Shoukry attended the meeting.
The president asserted the importance of the
role of Egyptian diplomacy in reflecting “the civilised image of Egypt and
defends the Egyptian interests abroad,” a presidential statement read.
He called on the candidates to bear in mind
“transferring the true image of what is happening in Egypt” and the efforts of
implementing economic reform, development, and efforts to attract foreign
investments.
Al-Sisi further reviewed Egypt’s foreign
policy, which seeks to establish its regional position and boost relations with
international powers. The president stressed upon his vision in working with
the international community to combat terrorism.*
Hay un punto en el que ya no sabes si realmente esto forma
parte de la estrategia de la constancia u obcecación (elija el término que
prefiera) presidencial o si es que realmente el presidente piensa así.
Hace unos días tuvimos ocasión de revisar el análisis y
forma de interpretar la realidad del gobiernos egipcio a través del informe
oficial emitido (y disponible en su página web). Era el día en que se había
asesinado en una emboscada en Guiza a cinco policías, atentado que pudo verse
gracias a una cámara situada el lugar. Ese mismo día, fueron apuñaladas en una
de las playas seis turistas, de las cuales han muerto tres, dos alemanas y una
checa. La versión oficial de la muerte de los agentes decía que había sido en
un "checkpoint" (lo que nos transmite que estaban vigilando), algo
que las cámaras desmentían: tres hombres estaban apostados esperando el paso
del vehículo policial, una encerrona en toda regla.
De las muertes de las turistas todavía se está esperando
explicación. El gobierno checo ya lo ha exigido con firmeza. Las primeras
informaciones que se dieron sirvieron para crear el desconcierto: unas decían
que eran trabajadoras del hotel o tras que era él el trabajador. Sin embargo,
ellas eran turistas (palabra que no se debe mezclar con "atentado").
De la contabilidad de los turistas muertos, se decía que el atentado más brutal
fue el de Luxor, con 59 muertos, hace veinte años. Eso es falso: el peor y más
brutal es el del avión ruso de turistas, que Egipto sigue teniendo en una
nebulosa para no contabilizar los muertos. Vergonzosamente, tampoco se
contabilizan los turistas mejicanos muertos a manos del propio Ejército por un
error, una incompetencia gravísima. Pero para el gobierno egipcio, todo eso no
forma parte de la "verdad".
Pero con todo ello, lo peor era no contabilizar los muertos
coptos por las bombas en las iglesias en el periodo de finales de 2016 y la
semana santa de 2017. Demasiado recientes como para ser olvidados en el
recuento.
Lo que los futuros embajadores de Egipto deberían aprender
son cosas muy sencillas que el presidente al-Sisi debería haber aprovechado
para contarles:
Decirles, por ejemplo, que 1) hay un contencioso con Italia
y el Parlamento Europeo por el secuestro, tortura y asesinato del joven
doctorando italiano Giulio Regeni, quien cometió el error de pensar que podría
hacer su investigación doctoral sobre los Sindicatos egipcios tras el 25 de
enero de 2011 y contar en un periódico (con un pseudónimo) lo que pasaba allí;
2) que los mejicanos tampoco están muy contentos porque siguen sin recibir una
justificación de la muerte de sus compatriotas a manos del Ejército; 3) que
Alemania y la República Checa esperan respuestas de estos últimos atentados contras sus
ciudadanos en las playas de Hurgada; 4) que más allá de lo que diga el
presidente Trump, el informe del Comité del Senado, presidido por el
republicano Lindsay Graham, sobre la situación en Egipto fue demoledor; y 5)
que las condenas de mucho de lo realizado por el gobierno egipcio en los
últimos años se suceden en organismos de todo tipo, de las Naciones Unidas a
instituciones privadas que velan por los derechos humanos, la libertad de
expresión, etc.
Esa es la realidad que los futuros embajadores de Egipto por
el mundo van a percibir cuando salgan. La visión de la realidad que el
presidente transmite en sus encuentros no es eficaz fuera sencillamente porque
no es más que un discurso ilusorio. Esa ilusión no es la de la mejora, sino la
de la perfección. Un país que, dos años después y aceptado por todos, sigue
negando que el vuelo con los turistas rusos fue objeto de un atentado no puede
aspirar a ser creído en muchas otras cosas. El enfado egipcio es que la
"maquinaria de la información" creada durante décadas y que ha
servido para que los egipcios vivieran en su burbuja, ya no funciona en una
sociedad de la información, abierta y global. Los cierres y bloqueos de medios
es lo que demuestran, por eso se les responsabiliza de no ser parte de la
maquinaria oficial de propaganda (se le llama "patriotismo") y
deteriorar la "imagen" exterior. A su vez, esto sirve para justificar
los múltiples, errores políticos, económicos, etc. del régimen ante los ojos de
sus ciudadanos.
Mientras el presidente, por ejemplo, teoriza sobre la
necesidad de la reforma del discurso religioso islámico, se han producido más
denuncias y encarcelamientos de reformistas, se han lanzado campañas contra los
"ateos" equiparándolos a los "terroristas" y los
ultraconservadores les han responsabilizado de intentos de destruir los
cimientos del estado y la civilización islámica.
Los futuros embajadores tendrán que enfrentarse a retos para
la mejora de la imagen del país. Pero la mejor forma de cambiar la imagen de un
país es hacer las cosas bien o, si se prefiere, dejar de hacer las cosas mal.
Mada Masr se hace
eco la firma de un nuevo contrato que el estado egipcio con una agencia de
Relaciones Públicas para intentar mejorar su imagen en los Estados Unidos:
The Egyptian General Intelligence Services
signed a new $1.2 million deal with US-based public relations firm APCO, days
after its counterpart, Weber Shandwick, ended its contract, according to the US
magazine PR Week.
The magazine reported that APCO will handle
marketing of Egyptian-American strategic relationship in the media, with
concerned stakeholders in the US and online.
“There’s a lot of misunderstanding and lack of
understanding of what going on in the region. Some of this [work] is about
trying to make sure people have a clear picture of what Egypt is doing with its
relationship with the US, especially the opportunities right now for economic
development and tourism,” said APCO’s founder and executive chairman Margery
Kraus, adding that “Egypt has an interesting story to tell.”
In February, the US Justice Department
announced that Egypt’s intelligence services signed a contract with Cassidy
& Associates, placing them on retainers of $50,000–$100,000 per month, as
well as Weber Shandwick’s deal for $100,000 monthly.
Weber Shandwick, however, terminated its
contract with Egypt days after The Atlantic published a detailed report
criticizing the Egyptian government’s infamous human rights record. The
investigation specifically criticized “the firm’s decision to do business with
a foreign-intelligence service known for torture and repression, one that has
been instrumental to Sisi’s crackdown on the Muslim Brotherhood and other
groups.”**
El hecho es que las agencias de Relaciones Públicas lo
tienen muy difícil si no cambian las condiciones de partida, es decir, la
realidad egipcia, esa que el presidente no ve. El hecho de que el contrato
entre la agencia de Inteligencia egipcia y la empresa haya sido calificado de
"controversial" obedecía a la propia naturaleza de la operación. Las
agencias de Relaciones Públicas tienen un límite: su propio nombre. Hacer operaciones
con el estado egipcio, dada la situación real, se volvía contra ellas:
La revista especializada en Relaciones Públicas, PR, señaló el 11 de julio:
The Egyptian government hired Weber for public
affairs work in late January, and then-subsidiary Cassidy & Associates for
government relations. Weber’s account was worth $300,000 per quarter, while
Cassidy’s had a budget of $150,000, according to documents filed with the
Department of Justice. Egypt’s General Intelligence Service was identified as
the branch or agency represented by the registrant in the documents.
The scope of work included media relations,
stakeholder engagement, social media, and other communications tools to promote
Egypt’s strategic partnership with the United States. The resulting work was an
online and social media campaign called Egypt
Forward, which shared positive news about the country, along with work on
Capitol Hill.
The contract was a focus of a critical feature
in The Atlantic that posted on
Saturday, analyzing how Egypt and the GIS, which has been accused of stifling
dissent and manipulating elections, could gain from the public affairs and
government relations work. The article concluded that the decision to hire the
firms shortly after President Donald Trump’s inauguration shows Egyptian
President Abdel Fattah al-Sisi’s desire for closer ties to the White House and
to preserve an aid package the U.S. federal government provides to Egypt.***
Por señalado en el comité del senado, con sus fuertes críticas,
la campaña no funcionó. El peso de los hechos es demasiado para que la imagen
resista. El negro historial del GIS, el servicio de Inteligencia egipcio, el
"Mukhabarat", no puede aparecer como firmante de un acuerdo de
relaciones públicas. Es algo evidente, pero no por ello es visto por todos.
Artículos como el de The
Atlantic forman parte de la realidad que los embajadores deberán tener en
cuenta en sus destinos. Es difícil mantener una campaña de relaciones públicas
con la idea de que no pasa nada cuando se desciende en los indicadores
internacionales de muchos sectores. Y repetir que todo es una conspiración o un
malentendido no es más que contribuir al descrédito.
En The New Arab se
recogió en julio el efecto demoledor del artículo en The Atlantic:
The Atlantic reported the firm began its work
for Egypt by creating a catchy brand name, "Egypt Forward," and
setting up a website and Twitter account to "churn out a steady diet of
upbeat videos and articles characterising Egypt as a vibrant, stable place,
marching toward a more democratic and inclusive society".
[...]
"Since Weber Shandwick signed the deal
with Egypt, Sisi has intensified his crackdown, blocking access to newspapers
and imprisoning opposition figures," The Atlantic reported.****
Es demasiado para lo que las relaciones públicas pueden
ofrecer. La empresa se enfrentaba a lo que los teóricos del campo más temen: un
cliente que pretende que sus acciones negativas sean interpretadas como
positivas. Es decir, alguien sin capacidad de enmendar sus errores.
Al final, los embajadores acabaran tratando de que los
egipcios de sus respectivos países se porten bien, que algún día tendrán que
volver, que el Egipto que dejaron es el
mismo que se van a encontrar. Esa es otra forma de Relaciones Públicas, mucho
más burda pero eficaz.
No creo que el nuevo presupuesto millonario del GIS para
mejorar la imagen sirva de mucho. El presidente seguirá tratando de transmitir
esa realidad que él percibe y los demás no ven. A su manera, él también tiene
su propia campaña de Relaciones Públicas. Pero sirve de poco ante la realidad de siempre.
Es una lástima porque hay muchas cosas positivas de Egipto y los egipcios. Cuando Egipto fue portada de las revistas más importantes del planeta fue cuando salió a reclamar las libertades que se le negaban. Sus héroes y mártires anónimos llenaban las portadas y atraían las simpatías de todos los que se sentían solidarios con su esfuerzo por salir de un oscuro régimen y por modernizarse. Luego esto fue enterrado, barrido y ha quedado en los que todavía mantienen la ilusión.
El premio Nobel egipcio de Literatura, Naguib Mahfuz, sufrió atentados en su patria en donde se le señaló con el dedo, hoy sigue siendo admirado en todo el mundo menos los que le consideran un "ateo"; el premio Nobel de la Paz, El-Baradei, ha sido borrado de los libros escolares por "traidor". No es un problema de Relaciones Públicas. Es otra cosa.
*
"Al-Sisi calls on potential future ambassadors to improve Egypt’s
image" Daily News Egypt 1/08/2017
https://dailynewsegypt.com/2017/08/01/al-sisi-calls-potential-future-ambassadors-improve-egypts-image/
**
"Egypt intelligence signs $1.2 million deal with US PR company" Mada
Masr 1/08/2017
https://www.madamasr.com/en/2017/08/01/news/politics/egypt-intelligence-signs-1-2-million-deal-with-us-pr-company/
***
"Weber Shandwick ends controversial contract with Egypt's government"
PR 11/07/2017
http://www.prweek.com/article/1439149/weber-shandwick-ends-controversial-contract-egypts-government
****
"American PR firm ends controversial contract with Egypt's spy
agency" The New Arab 12/07/2017
https://www.alaraby.co.uk/english/news/2017/7/12/american-pr-firm-ends-controversial-egypt-spy-agency-contract
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