Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El
presidente Sisi está perdiendo el liderazgo social. La sisimanía ha
desaparecido pese al silenciamiento de los medios de comunicación que no pueden
dejar de contar lo que ocurre. No se trata ya de las cuestiones económicas o de
la seguridad, sus dos únicas apuestas, sino el abandono de las propuestas de
liderar a una sociedad dejando claro cuáles son sus valores y sus objetivos de
progreso.
No
puede soslayarse que Abdel Fattah al-Sisi llegó al poder mediante un movimiento
social de reacción contra los Hermanos Musulmanes que se canalizó hacia un "no-coup". En un primer momento, el
cambio social equidistaba del periodo que se cerraba del abandono de Mubarak y
del breve periodo de ultraconservadurismo islamista de los Hermanos Musulmanes.
Ni dictadura ni extremismo religioso parecían ser los límites del nuevo estado
egipcio. Sin embargo, lejos de alejarse de esos dos extremos, el estado egipcio
parece haberse ampliado para acoger a ambos en niveles distintos.
En el
primer caso, la vieja clase del régimen de Mubarak y él mismo y su familia
fueron exonerados discretamente de casi todos los cargos que le habían caído,
quedan limpios. Lo mismo ocurría con muchos significativos miembros del régimen.
Se sacrificaron las cabezas justas para aparentar un cambio. Sin embargo, nada
cambió y todo fue volviendo rápidamente a su lugar, a la inercia del viejo
régimen. La crítica desaparecía silenciada y las personalidades más
significativas que habían creído que esta vez se podría iniciar un nuevo
régimen fueron abandonando la nave ante la falta de libertades y la
consideración de las críticas como traición. Algunos, como Alaa Al-Aswani,
anunciaron públicamente su regreso al silencio.
La
constitución enmendada —lo mejor, hecho en un momento de euforia— se fue convirtiendo
en un obstáculo para las propias acciones del gobierno. Ahora —como hemos
visto— se pretende enmendar desde el parlamento. Su objetivo, entre otros, la
ampliación a seis años del periodo de la presidencia. El terror a enfrentarse a
elecciones presidenciales el próximo año sin tener nada que ofrecer ante los
ojos de los castigados económica y políticamente egipcios asusta al régimen. La
idea de que el presidente "necesita" dos años más para completar su
labor es una historia realmente sorprendente. No se hace en ninguna democracia;
solo en las dictaduras en donde los controles parlamentarios permiten hacer
estas cosas con el maquillaje suficiente. Si quiere terminar lo que empezó, es
muy sencillo lo que debe hacer.
Sin
embargo, lo más preocupante es el retroceso social que se produciendo con la
intensificación del conservadurismo, en especial en lo referente a la mujer. La
primera acción del presidente fue ir a llevar flores a una convaleciente,
víctima de un ataque de acosadores. Hoy todo ha cambiado. Los cantos al número
de mujeres (previsto) en el parlamento como signo de modernidad han quedado en
el olvido en un parlamento cuyas propuestas hacen enrojecer a los egipcios
con un mínimo de sentido común e indignarse a muchas egipcias ante su misoginia.
Ayer
hablábamos de cómo se está canalizando la frustración hacia las mujeres,
responsabilizándolas de los males sociales. Hoy es necesario hacerlo de nuevo
ante las noticias que presenta la prensa egipcia.
Egyptian
Streets, con el titular "Banners in Cairo Urge Men to Prevent Women from
Wearing Tight Clothes", se hace eco de la campaña que puede verse en
algunas calles de El Cairo. Nos cuentan:
Banners have appeared in Cairo streets urging
men to prevent their daughters, wives, and sisters from wearing revealing and
tight outfits.
The banners were spotted after multiple social
media users in Egypt launched a campaign called “Man up and don’t let your
daughters wear tight clothes” on Facebook.
Banners were reportedly seen in other
governorates as well.
For people who are campaigning for the cause,
they said that men should follow the teachings of religions, adding that men
cannot enter heaven if they are not “jealous for their women”.
They also believe that they are promoting
morals and social standards. However, several users opposed the campaign for
promoting sexual harassment and objectifying women. They also believe that it
is a clear violation of the rule of law that grants people the right to choose
what to wear.
Opposers of the campaign also said that it
should be “Man up and don’t harass her” or “Man up and stop catcalls”.
In Egypt, it is deemed common for men to be in
control of what female members of their families wear, particularly depending
on the social class.
According to a UN study, which was conducted in
cooperation with Egyptian NGOs and officials, 99 percent of women in Egypt have
witnessed some form of sexual harassment.*
La
noticia muestra un avance en la visibilidad consentida del control de los
hombres sobre las mujeres y, especialmente, lo hace en un contexto de debate
sobre lo planteado en Túnez por su presidente al tratar de establecer la
igualdad en la herencia y la posibilidad de que las mujeres musulmanas pudieran
contraer matrimonio con varones de otra religión.
En este
contexto, la afirmación de que los hombres no entrarán en el "cielo"
si no se muestran "celosos de sus mujeres", es decir, vigilantes y
responsables de lo que hagan, es claramente una muestra de retroceso social.
La
misoginia vende. Y lo hace en el parlamento y en las calles. La mujer es el
instrumento mediante el que el hombre muestra su piedad. Cuanto más la vigile,
mejor será. Hubo parlamentarios que abrieron por primera vez la boca para
asegurarse de que las mujeres elegidas para la cámara irían correctamente
vestidas al parlamento. Hoy ese mensaje cuelga en las calles, en las calles de las
ciudades egipcias y se repite por las redes sociales.
La
noticia la recoge —con más fotografías— Al-Arabiya:
Photos of banners calling males in a family to
subject their women to a modest dress code were reportedly spotted in a few
Egyptian neighborhoods.
A campaign named “Estargel”, in what literally
reads in English “to act manly,” signed its name on the banners. Pictures on
Facebook showed long strips of cloth bearing a slogan that read: “Act manly,
and do not let your daughters wear tight clothes.”
The banners sparked a lot of debate on social
media, with many users expressing unhappiness with the message of the campaign.
Those against it said it was justifying
harassment against women by holding them responsible for it on the premise of
what they wear.
“I wish [those behind this campaign] called on
men ‘to act manly’ by looking for jobs instead,” one Facebook user wrote.
Others suggested that the message of the
campaign could be aiming to boost public morals and enforcing modesty
standards.**
La
intención es clara. Quien decide la "moral pública" son los hombres.
Es mejor sentir que los ataques a las mujeres son una acción cívica que el
resultado de una mentalidad enfermiza y reprimida que es incapaz de controlarse
a sí misma.
Es el
entorno de sumisión el que garantiza el poder de decidir a los que no tienen
otro. En este sentido, el patriarcado es la socialización del poder sobre las
mujeres al justificar en cada casa el dominio sobre las mujeres que la habitan varón.
Este dominio, además, se extiende más allá de la mera familia y hace que todos
se conviertan en jueces callejeros.
La
llamada callejera se hace en el nombre de la "religión", ¿quién va a
arriesgar su puesto en el paraíso? Los intentos del presidente Sisi de cambiar
el discurso religioso han chocado desde el principio con los sectores más
conservadores de la sociedad y en especial con la Universidad de Al-Azhar. La
prensa de ayer recogía las declaraciones de su máximo responsable, Ahmed Al-Tayed,
quien arremetía de nuevo contra la propuesta de la presidencia tunecina que
igualaba los derechos de las mujeres en varios campos:
"Al-Azhar rejects categorically the
intervention of any policy or regulations that affect/change the beliefs of the
Muslims or the rulings of their Sharia or tamper with them," Al-Tayeb said
in his statement.
The senior scholar said that some texts that
are clear and direct in their meaning cannot be subjected to re-interpretation,
such as those verses of the Quran relating to inheritance.
"There is no room for re-interpretation,
and it is not accepted by the public or non-specialists, whatever their
culture," the statement read.
Such rulings should not be changed, the imam
said, adding that such ideas "provoke the Muslim masses who adhere to
their religion, and endangers the stability of Muslim societies."
"It must be known to everyone that
jurisprudential law is logical, as agreed scientists, and rational," the
statement added.***
Obsérvese la visión apocalíptica de lo que puede ocurrir en
el mundo si se deja de obedecer lo escrito. La mención a "otras culturas"
implica que no es una cuestión musulmana sino "humana". Los demás no
tienen otras costumbres, sino que
están simplemente incumpliendo las normas universales. De los no creyentes se
espera que vivan en el error; para los
creyentes, sencillamente, es intolerable. Y nadie debe permitirlo bajo la amenaza
de desestabilización de las "Muslim masses" que cumplen su religión.
Se avecina pues una importante controversia entre los
favorables a un concepto igualitario de ciudadanía, que no distinga entre
hombres y mujeres en sus derechos, y aquellos cuyo argumento es que
"ciudadano" es un concepto (occidental) opuesto al de
"creyente", cuyos derechos y deberes les han sido expuestos y cuya observancia
es obligatoria.
La aparición de esta campaña en Egipto es otra mala señal,
otra señal de que el conservadurismo socio-religioso no tiene quien lo frene y
eso va en detrimento de una democracia y un estado modernos como al que se dice
aspirar.
La suma de la influencia saudí y la expulsión de los
demócratas por el rumbo autoritario tomado por el régimen dejan el campo libre a
los ultraconservadores religiosos que se vuelven a hacer con la calle, como
ocurrió en la época de Hosni Mubarak en los que la Hermandad se hizo con la
base social por la desidia gubernamental. Los mensajes que salen de Al-Azhar como
erudición se convierten en las calles en amenaza y fiscalización de las
personas.
Más preocupado por silenciar las voces de los medios y las
críticas exteriores, el régimen egipcio comete de nuevo el mismo error: dejar
la calle a los ultraconservadores. Ellos sí han entendido que lo importante es
seguir ahondando en el conservadurismo social a través del acoso, la vigilancia
social y familiar y demás medios a su alcance.
Preocupados en encontrar de dónde les llega el dinero a los
opositores y en cerrar periódicos, el gobierno no entiende que así sigue
consolidando su base social. El papel de Al-Azhar es decisivo, como puede
apreciarse, pues es el organismo en el que se ha fundamentado para
"corregir el extremismo", sin comprender que eso no servirá de nada
si se sigue reforzando una sociedad ultraconservadora y misógina, que hace de
las mujeres las víctimas del acoso, la ablación y ahora la vestimenta.
El gobierno egipcio ha renunciado a sus ideales de modernidad. La mentalidad militar sigue
pensando en términos de "seguridad", pero es el "soft
power" el que le está haciendo perder la batalla a medio y largo plazo.
Con un simulacro de parlamento que es caja de resonancia del poder y que no es
tomado en serio por los propios egipcios, el poder está en la calle de nuevo en
la calle, aprovechando el conservadurismo social. Va entrando por allí por
donde le es más favorable, por donde hay menos resistencia: la mujer, víctima
permanente de la misoginia egipcia, cuya traducción es el acoso omnipresente y
el desprecio a las mujeres.
Egipto, lugar de nacimiento del feminismo árabe, lugar donde,
hará pronto cien años, Huda Shaarawi se quitó su velo ante la multitud para
mostrar su rostro. Lo hizo en la estación de tren de El Cairo, un lugar que
representaba la modernidad, el primero del imperio otomano y de África. Huda
Shaarawi fundó escuelas, periódicos y la Unión Feminista Egipcia, que todavía
funciona.
Hoy, en las calles, las mujeres egipcias pueden ver las llamadas a
sus padres, maridos, hermanos y tíos a que vigilen sus vestidos si salen a las
calles. Hasta la risa de Nasser cuando le dijeron que impusiera el velo ha
quedado olvidada en el tiempo. Control y obediencia.
En julio, Al Arabiya titulaba "Egypt debate: Should divorced women get part of their ex-husband’s salary?". Daba cuentan entonces del debate producido por la propuesta de la profesora de Derecho Comparado Amina Nossair junto con un experto en derecho islámico. Su propuesta era algo tan "escandaloso" como una especie de "pensión" para las mujeres que se divorcian. Señalaba la profesora Nossair:
“Millions of women find themselves on the
streets, with no fixed source of income after their husbands divorce them, and
in the case of their death. These women deserve a clear law that secures their
finances and future,” she said.
“How is this fair to women? Many Egyptian women
spend all their life cooking, cleaning and raising kids at home and in one
minute she is left stranded in the streets because she got divorced,” she
continued.
Nossair is basing her argument on her
understanding of Islamic teachings and writings, which their means provide
women with the legal and social rights they need.
“One has to leave the door open for further
education and diligence,” she argued.
“I acknowledge any new ideas related to women’s
rights or their future, provided they don’t wander away from the fixed
teachings of Islamic law, and my suggestion does not,” she added.
But her suggestion was not welcomed by Al
Azhar, which expressed discontent over Nossair’s remarks in a statement to
local media outlets.
“Diligence (Ejtehad) is open in Islam no doubt,
but that is for issues that do not contain a clear text,” Omar Hamroush,
Secretary General of the religious affairs committee said in the statement.
“The inheritance of women is stipulated by the
Quran and Sunnah and is defined by Sharia law, there is no room for further
diligence in this case,” he said.****
Da igual; la respuesta es contundente. Nada tiene aceptación aunque se ajuste a la ley islámica. Aquello que pueda dar autonomía o reducir la dependencia del hombre no tiene salida. Inmediatamente Al-Azhar lo corta, una estrategia eficaz para tener el apoyo social que le da la autoridad. Cuando no hay dudas, solo queda la parálisis.
La prohibición a las mujeres musulmanas del matrimonio con
personas de otros credos o sin credos no es más que una estrategia de cierre,
la forma de evitar salir de una sociedad machista que no tiene necesidad de encubrirse
como tal. La desigualdad en la herencia trata de evitar la independencia
económica de las mujeres, ser autosuficientes.
La presidencia ha perdido el pulso con Al-Azhar, que ha
pasado a convertirse en la institución que controla Egipto en los aspectos que
más les interesan. El terrorismo se seguirá produciendo porque se justificará,
al igual que el acoso, en la virtud y la piedad.
Los que denuncian que la campaña promueve y justifica el
acoso y la violencia contra las mujeres tienen razón. Son tristes pancartas.
*
"Banners in Cairo Urge Men to Prevent Women from Wearing Tight
Clothes" Egyptian Streets 21/08/2017
https://egyptianstreets.com/2017/08/21/banners-in-cairo-urge-men-to-prevent-women-from-wearing-tight-clothes/
**
"Banners calling men to make women dress modestly spark outrage in
Egypt" Al Arabiya 21/08/2017 https://english.alarabiya.net/en/variety/2017/08/21/Banners-calling-men-to-make-women-dress-modestly-spark-outrage-in-Egypt.html
***
"Egypt's Al-Azhar's grand imam says Islamic inheritance law is 'not up for
reinterpretation'" Ahram Online 21/08/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/275762/Egypt/Politics-/Egypts-AlAzhars-grand-imam-says-Islamic-inheritanc.aspx
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