jueves, 10 de agosto de 2017

Peligrosos juegos de niños

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Si las palabras de Donald Trump tenían como objetivo asustar a Corea del Norte, lo cierto es que han asustado a todos —los norteamericanos los primeros— menos a los norcoreanos, cuyo sentido de la realidad es bastante deficiente.
Uno de los aspectos positivos de la globalización informativa y del movimiento de personas por el mundo es que uno puede ir y ver. Por eso los países, como las personas, que se encierran y quedan aisladas pierden el sentido de la realidad. Corea del Norte, está claro, lo ha perdido hace mucho y vive en su propio planeta, como demostró el incidente con la película "The Interview", que fueron incapaces de entender.
En Estados Unidos el fenómeno es más extraño: se han buscado un presidente que es incapaz de entender porque allí donde está él, el mundo se transforma en espejo en el que solo se ve a sí mismo. Lo que en Corea es sociológico, en los Estados Unidos es psicológico.
El hombre que había llegado para arreglar el mundo, lo ha puesto en pie dejando solo a los Estados Unidos y lo que es peor: ha abierto todos los frentes a la vez: Corea, Irán, Rusia, Oriente Medio...


Los editoriales de los principales periódicos norteamericanos muestran su preocupación. The New York Times señala en su editorial:

On some emotional level, one might be able to see why Donald Trump threatened to unleash “fire and fury” against North Korea if it endangered the United States. The North’s nuclear program is a growing menace, its warmongering tirades are unquestionably unnerving, and peaceful solutions to the threat it poses have been maddeningly elusive over many years and many American administrations.
But Mr. Trump is president of the United States, and if prudent, disciplined leadership was ever required, it is now. Rhetorically stomping his feet, as he did on Tuesday, is not just irresponsible; it is dangerous. He is no longer a businessman trying to browbeat someone into a deal. He commands the most powerful nuclear and conventional arsenal in the world, and any miscalculation could be catastrophic.
Even if Mr. Trump’s provocative remarks were part of a deliberate strategy for ratcheting up pressure on North Korea — and on China, which as the North’s main food and fuel supplier has more influence on it than any other nation — they would be at odds with the measured approach of his predecessors. This is a president with no prior government or military experience who has shown no clear grasp of complex strategic issues.
As The Times reported Wednesday, his inflammatory words were entirely improvised and took his closest associates by surprise. Intentionally or not, they echoed President Harry Truman’s 1945 pledge to inflict a “rain of ruin from the air” if Japan did not surrender after the first atomic bomb was dropped at Hiroshima, which made them seem even more ominous.*


El texto podría haber sido publicado en un periódico coreano, lo que nos muestra dónde se percibe el peligro. Puede que Trump no tenga experiencia militar —ya adquirirá cuando toque, piensa él—, pero se considera un maestro del desafío, del órdago a todas... ¡y que lo paguen ellos!
The Washington Post ha elegido otra estrategia diferente. Desde uno de sus titulares, señala "Dos terceras partes de los norteamericanos son incapaces de encontrar en el mapa dónde está Corea del Norte". Después lanza un reto al lector: ¿sabe dónde está?
En otro de sus artículos recoge cómo caricaturistas del mundo ven el enfrentamiento verbal entre los presidentes de los dos países, matización que creo es interesante hacer. El "America First" se ha transformado en un agresivo "Trump First" en el que el presidente sorprende en cada jugada, ya sea a través de un tuit nocturno o, como señala el texto de The New York Times, de forma totalmente improvisada ante sorprendidos miembros de su staff e invitados. No es normal que a un presidente de los Estados Unidos se le tenga que recordar quién es, pero en este caso e totalmente necesario, aunque sea dudosa su eficacia.
En el libro que Donald Trump y Robert T. Kiyosaki, que lleva por título "Queremos que seas rico. Dos hombres, un mensaje" (Aguilar, 2006), podemos leer:

Las personas esperan que los funcionarios de gobierno que han elegido resuelvan los crecientes problemas que afectan a las clases media y baja. Donald Trump y Robert Kiyosaki no son políticos (aunque hay un importante movimiento en favor de la candidatura presidencial de Donald); ellos escriben este libro en su calidad de empresarios, inversionistas y educadores
Ellos no prometen resolver tus problemas; lo que pretenden es que no te vuelvas víctima y los superes. No esperes que los políticos y funcionarios de gobierno ofrezcan soluciones. No pienses que tienes derecho a una vida segura, próspera y saludable. Donald y Robert desean que seas rico y contribuyas a la solución de los problemas que enfrentan nuestro país y el mundo.


De lo que no hablaban entonces los dos "generosos" millonarios es de su capacidad de crear problemas al mundo. Es fácil hablar de los "políticos" y criticarlos responsabilizándolos de todos los males cuando quieres (como en el caso de Trump) hacerte con el poder. La referencia a "un importante movimiento en favor de la candidatura presidencial de Donald" es un aviso sobre no tomarse a broma lo más disparatado.
Una de las caricaturas recogida por The Washington Post lleva el problema a la dimensión psicológica de los personajes, los dos presidentes. Nos muestra una sala de reuniones en la que están instaladas dos "tronas", dos sillas para bebés, con las inscripciones "N. Korea" y "USA" donde les esperan sus platos con puré y una cucharas. "No estoy seguro que hablar sirva de algo en este caso", dicen las dos personas que observan desde la puerta. La caricatura es de Tom Toles, de The Washington Post.*** La verdad del arte.


No son los únicos en ver lo infantil del caso. A las caricaturas habituales de Kim Jon-Un como un niño regordete y malcriado, se les suman ahora las de su rival, Donald Trump, de igual guisa. Se les retrata con frecuencia como dos niños en continua disputa por chupetes, biberones... ¡y bombas! La prensa "patriótica" que apoyó a Trump y sus propias declaraciones sobre que a Estados Unidos le gusta ganar guerras son un inquietante precedente de alguien imprevisible y sobre cuya cordura se han dejado de gastar bromas. Tras arrojar la "madre de todas las bombas", me temo que a Trump le interese crear un clima bélico para establecer un nacionalismo que le apoye. Da para eso y mucho más. El problema son las fantasías de Trump al respecto y la retroalimentación belicista.
Esperemos que lo visto hasta el momento haga que alguien pare esta absurda escalada. El mundo empieza a preocuparse realmente. China ya ha advertido, y es quien más puede hacer por frenar esta locura, algo que tampoco le hará gracias Trump por su afán de protagonismo.
Por mucho odio que le tuvieran a Obama, a Hillary Clinton, el mundo no se merece un Donald Trump en la presidencia. Ningún país se merece una bomba de relojería de este calibre produciendo un sentimiento unos días de vergüenza y otros de terror o una mezcla de ambos.


Los cuatro años de Trump, si llega él o llegamos todos al final, serán recordados como una pesadilla nacida de las migrañas de la democracia. El mundo está muy revuelto y va demasiado deprisa. Crece el número de imitadores de los locos que llegan al poder y venden que los tiempos han cambiado, que hay que enterrar la política y quedarse con el poder. Trump es el anti político que decía que los políticos no arreglan nada. Es la demostración de su propia inutilidad, pasando de la teoría a la práctica.
El mundo ha entendido que los países se pueden permitir todo si se dan las circunstancias. Las circunstancias se llaman poder y un buen enemigo, alguien que permita presentarse como salvador y héroe. Ahora Trump está solo. Nadie le va a seguir en sus disparatadas aventuras. Por el contrario, es un incentivo (el buen enemigo) para Corea del Norte, que es feliz porque un país, cuyas dos terceras partes de su población no sabrían encontrarla en el mapa, le amenaza con la madre de todas las guerras.
Si se piensa un poco, Trump y el dictador coreano tienen mucho más en común de lo que parece. Los dos nacieron con la vida resuelta, son malcriados y egocéntricos, y son la tercera generación de poder. Eso es suficiente para creer que se gana siempre.



 * "Fears of Missiles, and Words" The New York Times 9/08/2017 https://www.nytimes.com/2017/08/09/opinion/north-korea-trump-fire-fury.html
** "How Trump and North Korea are skewered by the ‘fire and fury’ of cartoonists" The Washington Post 9/08/2017 https://www.washingtonpost.com/news/comic-riffs/wp/2017/08/09/how-trump-and-north-korea-are-skewered-with-satires-fire-and-fury-according-to-cartoons/



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