Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hemos
tratado en muchas ocasiones el humor. Merece la pena hacerlo porque es una vía
de entrada a muchas situaciones y además un buen indicador de la salud
democrática de los países. No todo es positivo: hay humores zafios, como los
que nos aquejan por estos lares, que revelan la pérdida de imaginación y
elegancia. Nada se disfruta más que el humor inteligente y nada se soporta
menos que la ausencia de cualquier vestigio arqueológico de la esa
inteligencia.
La
Primavera Árabe trajo nuevas y brillantes muestras de humor dando voz a los nuevos
agentes, los jóvenes y las mujeres esencialmente, que mostraban su distancia
con los discursos oficiales. Aquí hemos ponderado mucho la inteligencia de la
sátira de Bassem Youssef o las viñetas de Doaa Eladl o Andeel, extraordinarios
retratistas de una realidad egipcia que se esconde tras la grandilocuencia y la
apariencia, que dice una cosa y hace otra. El humor, como ya apuntaron algunos,
se manifiesta precisamente en esas distancias que se tratan de ocultar.
2013 |
La
posibilidad de ejercer el humor no siempre se tiene pues los tiranos suelen
tener una tendencia innata a la seriedad
oficial, a creerse enviados por alguna fuerza divina y mejores que el resto de
los humanos. Algo tiene el humor que hace que a quienes aciertan en su retrato
se les persiga sin piedad. Youssef se tuvo que ir ante la negativa a que el poder resultante del golpe de estado fuera sometido a crítica, para sonrojo de los egipcios.
The
Washington Post nos trae la noticia de la presentación de la versión árabe de uno
de los programas cómicos más célebres de la televisión norteamericana, el
famoso Saturday Night Live:
Welcome to the Middle East’s newest comedy
show, launched across the region last month and, of course, modeled after its
famed U.S. counterpart. There’s all the usual stuff: celebrity guests, “news
anchors” who parody current events, musical performances and skits with edgy
social commentary. But unlike its New York-based parent, “SNL Arabia” has a
daunting task: finding comedic inspiration in a region plagued by war and
Islamic State violence.
And don’t expect the show’s comedians to
impersonate Egyptian President Abdel Fatah al-Sissi and other Arab leaders or
poke fun at their policies or rhetoric. These days, political satire could
easily shut down the show and even result in a jail sentence.
“We are doing SNL without politics. It’s like
you’ve lost a leg out of two,” said George Azmi, one of the show’s head
writers, adding that sex and religion are also taboo subjects. “We are trying to tread softly
as we go.”**
Un programa
de humor que parte de limitaciones tan grandes debe suponer un auténtico
quebradero de cabeza para los guionistas cuya imaginación se irá hacia los
temas "prohibidos" con frecuencia. Nada resulta tan tentador para el
humor como lo prohibido. A ellos no les cabe ni tan siquiera la posibilidad de
la elipsis, el sobreentendido, los dobles sentidos porque darían con toda
seguridad en las mismas celdas que los que ejercen la crítica o tienen
comportamientos que no gustan al gobierno, jueces, clérigos y profesores de
Al-Azhar. Eso por la parte oficial, claro, porque nadie les libraría tampoco de
las iras de los islamistas si se metieran con ellos o con cualquiera de las
cosas que consideran intocables, que son cada día más.
El totalitarismo
de cualquier tipo, incluido el religioso, tiende a extender sus ramas a cada
vez más espacios porque no se trata solo de doctrina,
sino de poder. Y el poder no admite
medias tintas.
Si al
ya exministro de Justica, Ahmed El-Zind, le ha costado el puesto (y esperemos
que no vaya a más, que ya están pidiendo su procesamiento) una mención a Mahoma
para explicar que nadie se libraría del peso de la Ley, imaginemos lo que le
puede ocurrir al cómico de turno por un chiste mal calibrado sobre cualquier
aspecto relacionado con la religión. Si tenemos a Fátima Naut en la cárcel por
haberse apiadado de los pobres corderos sacrificados, qué destino le espera a
cualquier broma al respecto, por ejemplo. El oficialismo quiere imaginar un mundo en el que los corderos son felices
por ser sacrificados por una buena causa. Es llevarlo todo hasta el límite
porque cuando se compite por ser ejemplar, ¿quién tiene suficiente, quién se
rasga las vestiduras con más estilo, quién se deja de escandalizar?
2012 |
Bassem
Youssef se la jugó con cada presidente criticándolos, realizando sátiras que
todos aplaudieron. Pero llegó el momento de darle la vuelta a la tortilla y se
acabó el humor. El humor se disolvió en una euforia producto de la sisimanía,
es decir, lo contrario del humor crítico. La sisimanía —o cualquier otra
mitomanía— eleva a la perfección lo humano, para lo que tiene que arrancarse
los ojos y vivir en la ceguera acrítica. Se ha llenado el país de ciegos voluntarios que cantan sin pudor los eslóganes que se
le pide que canten. ¿Si no es posible reírse de esto, de qué entonces?
La CNN
también le ha dedicado espacio al nuevo programa señalando los impedimentos que
rodean sus temas, la autocensura plenamente asumida. Dicen los responsables, como lo hubiera
explicado Gila al teléfono:
"We are trying to do something original.
We aren't trying to break taboos but like one the way we do but not
intentionally," explains Mansour. "We are trying to make it suitable
for a Middle East audience."**
El Saturday Night Live en árabe es un
ejercicio de rizar el rizo. Pasará a la historia como un programa de humor con
todas las limitaciones del mundo. Si no es posible reírse de lo grotesco del
poder, de la vanidad humana, de la intransigencia ignorante, de la pompa, de la
hipocresía social, etc., entonces ¿de qué es posible hacerlo?
La
respuesta es muy sencilla y corta. Saturday
Night Live no es un programa de humor; es tan solo un ejercicio cómico de
normalidad imposible en un régimen de censura e intransigencia. La función de Saturday Night Live no es hacer reír a
los egipcios y los que sintonicen su canal, sino mostrar al mundo cómo se ríen
con las cosas más tontas para aparentar que allí no ocurre nada. El chiste son
ellos.
Me imagino que Egipto ya se divide entre los que se ríen con el programa y los que se ríen del programa, una distinción importante. Para unos será normalización de la risa bajo los estándares gubernamentales; para otros, en cambio, una muestra más del camino emprendido por una parte de la sociedad egipcia hacia ese mundo lleno de tabúes. Hay que normalizar la risa como hay que normalizar a los votantes, al turismo, los espectáculos y las calles mismas. Lo que queda fuera de esa normalidad, que es mucho, es materia de prohibición, queda fuera del discurso del humor. Ellos, como dicen, no están allí para romper ningún tabú, sino para reforzarlos indirectamente con su silencio y su mirar hacia otro lado.
Tienen
todas mis simpatías, como la gente que inventó el bocadillo de chorizo sin
chorizo o la hamburguesa de soja, etc. para darse placeres que no atenten
contra la moral ni el colesterol, la tradición o la patria.
*
"From Cairo, ‘It’s Saturday Night Live!’ — without politics, sex or
religion" TheWashington Post 19/03/2016
https://www.washingtonpost.com/world/middle_east/from-cairo-its-saturday-night-live--without-politics-sex-or-religion/2016/03/18/899eaf60-df42-11e5-8c00-8aa03741dced_story.html
**
"Live, from Cairo, it's Saturday Night!" CNN 19/02/2016
http://edition.cnn.com/2016/02/19/middleeast/saturday-night-live-arabic-premiere/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.