Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Solemos
decir que la información es poder y suele ser así. Desde que se comenzó a
atesorar, primero en la memoria y después materializándola a través de la
escritura, una parte de esa información se ha retenido como parte del poder.
Tener información y no compartirla es parte de las estrategias para mantener el control.
Siempre
se ha estudiado la información como poder. Se ha considerado y estudiado la
ventaja que supone, incluso la ventaja de que otros no lo tenga, pero no se ha
estudiado tanto la carencia de información, es decir, la ignorancia. Por
supuesto que los poderosos han tratado de mantener en la ignorancia a los que
querían dominar. La información y el acceso a ella estaban restringidos; era
una forma de mantener el poder.
La BBC
nos ofreció en enero un artículo en el que se nos hablaba de los estudios del
profesor Robert Proctor, historiador de la Ciencia de la Universidad de Stanford,
sobre las maniobras de la industria tabaquera durante décadas para mantener la
ignorancia social respecto a los efectos del consumo de tabaco sobre la salud.
La cuestión va más allá del silencio o de no comunicar los resultados de las
investigaciones. Supuso una auténtica campaña activa de desinformación de la
opinión pública para contrarrestar las informaciones que salía a la luz sobre
los peligros para la salud.
La
aparición de un detallado memorándum sobre las prácticas y la estrategia
desarrollada para sembrar la confusión sobre los efectos, nos dice la BBC,
llamó la atención de Proctor, quien comenzó a realizar investigaciones en este
campo. Señala la BBC:
Proctor had found that the cigarette industry
did not want consumers to know the harms of its product, and it spent billions
obscuring the facts of the health effects of smoking. This search led him to
create a word for the study of deliberate propagation of ignorance: agnotology.
It comes from agnosis, the neoclassical Greek
word for ignorance or ‘not knowing’, and ontology, the branch of metaphysics
which deals with the nature of being. Agnotology is the study of wilful acts to
spread confusion and deceit, usually to sell a product or win favour.
“I was exploring how powerful industries could
promote ignorance to sell their wares. Ignorance is power… and agnotology is
about the deliberate creation of ignorance.*
Puede que la palabra y la voluntad de estudiar sistemáticamente sean nuevos, pero desde
luego, no la práctica, que se puede rastrear desde que se escribió la segunda
palabra, dando por supuesto que la primera tuviera la intención de transmitir
alguna verdad. Como Historiador de la Ciencia, Proctor puede sorprenderse de que en el campo
científico haya gente que se preste a este tipo de manipulaciones e
intoxicaciones informativas. Desgraciadamente es una práctica mucho más
habitual de lo que pudiera pensarse. La Ciencia es el resultado de la actividad
científica y los científicos son humanos, es decir, sujetos a las misma
tentaciones y servidumbres que otros grupos humanos. Quizá el profesor Proctor
piense que los científicos están inmunizados frente a lo que el resto de los
humanos, pero nada más lejos de la realidad.
La "propagación deliberada de la ignorancia", como
define su nuevo campo de trabajo, es una de las estrategias de control social más
antiguas. No hablamos de otra cosa que de la "mentira" al servicio de
los intereses de la industria, los gobiernos, las iglesias o cualquier otra
institución que esté interesada en mantener su poder. Los trabajos de Michel
Foucault sobre el orden de los discursos
se ocupaban ya plenamente del papel controlador de la Ciencia y de los
"saberes", tal como su maestro, Friedrich Nietzsche, ya había
señalado.
El escándalo de la industria tabaquera no es por lo que hizo
—mentir, manipular, etc.— sino porque lo hizo manejando los resortes de la
comunidad académica y científica. Hicieron circular todo tipo de informes
financiados en los que se desmentían los efectos del tabaco sobre la salud. Lo
mismo podría decirse de todos aquellos que sostienen los intereses de políticos
e industria en torno al cambio climático o muchos otros campos. La industria
farmacéutica está siempre bajo sospecha. El dinero que mueve hace que las
tentaciones de muchos por encontrar lo que otros quieren que se cuente sean muy
frecuentes.
Invalidada metafísicamente la "verdad" y
relativizada desde otros campos, la mentira se ha hecho muy productiva. La
proliferación de los medios hace que se canalice y se amplifique para una mayor
eficacia. Desde que nos convertimos en sociedades de "opinión" (no
todas lo son), somos carne de cañón de mentiras, rumores, intoxicaciones, etc.
de todo tipo
Recogen en
la BBC:
Proctor found that ignorance spreads when
firstly, many people do not understand a concept or fact and secondly, when
special interest groups – like a commercial firm or a political group – then
work hard to create confusion about an issue.*
Igualmente, el descubrimiento tampoco tiene ninguna novedad.
Para señalar que la ignorancia se expande allí donde hay ignorantes no hace
falta crear una ciencia nueva, aunque sí revisar nuestros objetivos educativos.
Nada hay más fácil de engañar que al
especialista; se le puede engañar en todo lo que caiga fuera de su
especialidad. Podríamos ir más allá y retomar la teoría expuesta por Orson
Welles en su fantástico falso documental, F for Fake!,
y señalar que es al experto al que más fácilmente se puede engañar.
Parte de la estrategia del fraccionamiento del conocimiento
implica convertirnos en ignorantes encerrados en nuestros pequeños islotes de
conocimiento. Orgullosos, bajo nuestro cocotero, observamos el mundo desde un
campo tan reducido que caemos en los tópicos, estereotipos, etc. que son fruto
del desconocimiento del resto. No comprendemos muchas de las cosas más
elementales del mundo que nos rodea, algo que permite —como señala Proctor—
aceptar grandes disparates. No tenemos defensas.
Lo preocupante es que el segundo factor, los grupos de
interés, poseen estrategias y dinero para expandir sus mentiras y falsedades. No hace falta insistir mucho en el caso del escándalo de la Volkswagen y de cómo circularon los informes con datos falsos, eso sí, con todos los sellos de sus investigadores, lo supieran o no, algo difícil de sostener.
La BBC consulta a otro profesor, esta vez de Cornell, David
Dunnig, quien señala que Internet está contribuyendo a la extensión de estas
informaciones dedicadas a la intoxicación social y la extensión de la
ignorancia. El cierre del artículo nos
muestra la coincidencia de ambos interesados en la ignorancia:
Dunning and Proctor also warn that the wilful
spread of ignorance is rampant throughout the US presidential primaries on both
sides of the political spectrum.
“Donald Trump is the obvious current example in
the US, suggesting easy solutions to followers that are either unworkable or unconstitutional,”
says Dunning.
So while agnotology may have had its origins in
the heyday of the tobacco industry, today the need for both a word and the
study of human ignorance is as strong as ever. *
Que Donald Trump sea un ejemplo de la extensión de la
ignorancia mediante la difusión de mentiras y soluciones demagógicas a los problemas
reales o inventados, tampoco debería ser un motivo de sorpresa. Quizá los
historiadores de la Ciencia llevan metidos demasiado tiempo entre sus
documentos.
Lo único novedoso realmente es la adjudicación de un nombre
nuevo, "agnotología", a algo que lleva con nosotros desde el
principio de los tiempos. Quizá la novedad es que antes la gente apenas sabía y ahora, gracias a los
medios de la Sociedad de la información, lo que está es permanentemente mal informada. Las diferencias pueden
parecer sutiles, pero marcan la diferencia de los tiempos. Cuando vivíamos
aislados, nuestros engaños nos duraban mucho y se llamaban tradiciones,
creencias, etc. Ahora se llaman modas
y nos duran mucho menos, pero tenemos más. No hemos acabado con unas y ya hay
otras pululando alrededor. Vivimos en un medio tóxico para cualquier verdad o
algo que se le parezca.
Me desespero cuando voy a algunas importantes librerías y veo secciones en las que se entremezclan los trabajos de investigadores serios con las paparruchas más increíbles. Es mezcla forma parte de la confusión en la que vivimos, la incapacidad de separar modestas y provisionales verdades de pomposas y grandilocuentes mentiras.
La pereza de los medios para adentrarse en la oscuridad para
desenmascarar embustes está empezando a ser preocupante. Ya sea por falta de recursos
económicos y personales o por el creciente sectarismo —es más rentable estar al
lado de alguien—, lo cierto es que se han vuelto más agentes propagadores que denunciantes de los intereses detrás de las
falsedades. Un buen rumor es mejor que una noticia y, sobre todo, mucho más
barato.
El periodismo debería cumplir más que nunca su función aclaradora, despejar el panorama de mentiras, rumores y engaños sistemáticamente preparado en las focinas de campañas electorales, reuniones de ejecutivos, "think tanks", etc. y hacer el favor a la sociedad. Pero muchos parecen más interesados en subirse al carro carnavalesco de las falsedades y formar parte de la comparsa. Triste, pero es así.
Es novedad también la profesionalización de los mentirosos y
que se enseñe cómo hacerlo con laureles académicos en centros de prestigio. Si
antes la gente decía buscar la verdad, hoy —que apenas se cree en ella— es
más rentable hacer creer a los demás que la tienen. Hoy la mentira no es solo una estrategia de poder sino un gigantesco negocio que involucra —ahí está el escándalo— a los propios centros de la ciencia, a las universidades mismas, que en ocasiones se prestan a las modas sin pudor y olvidan su función social de expandir el conocimiento y no la falsedad. Si fallan y se dedican a difundir mentiras o a enseñar cómo hacerlas más eficaces, nos habremos vendido por un planto de sustanciosas e inmorales lentejas.
Los ignorantes conscientes
intentan saber más y salir de su ignorancia; los que creen tener la verdad, en
cambio, se muestran muy ufanos y dejan de buscar. Esos son presa fácil y se les
hace una verdad a la medida como se
les hace un traje de temporada.
* "The
man who studies the spread of ignorance" BBC 6/01/2016
http://www.bbc.com/future/story/20160105-the-man-who-studies-the-spread-of-ignorance
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