jueves, 28 de noviembre de 2024

El abandono escolar

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El titular de RTVE.es nos sitúa de lleno en el problema: " España es el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de abandono escolar"* Pese a algunas consideraciones sobre los abandonos en épocas anteriores, la naturaleza de la cuestión, lo que representa y los datos en sí deberían preocuparnos más de lo que lo hacen. Nos revelan el papel casi nulo que se le asigna a la educación. Triste, pero real.

El artículo comienza describiendo un peculiar panorama y un enfoque igualmente peculiar de lo que supone la educación: 

El abandono temprano se asocia con menores índices de crecimiento económico, menos ingresos fiscales, mayor desempleo y, en consecuencia, mayor demanda de prestaciones sociales.

Ismael Sanz, director del área de Educación de Funcas, ha advertido de que el abandono educativo temprano “sigue siendo uno de los mayores desafíos para el sistema educativo en España, por su impacto individual en las trayectorias de vida de los jóvenes” y “por sus implicaciones en el desarrollo económico, social y cultural del país”. Además, expone que “influye mucho el nivel educativo de los padres o el contexto socioeconómico de la familia”, y que afecta a colectivos con características “muy singulares”.*


 

Los enfoque estadísticos en Educación tratan de establecer conexiones con efectos y causas, con macro situaciones y se alejan de lo que supone una "persona formada", el concepto clave. Nos hemos  distorsionado a nosotros mismo en cuanto a educación y a su finalidad esencial: una persona, una persona formada, culta, capaz de mirar el mundo de otra manera y de cambiarlo. Creo que la Educación ha perdido de vista su objetivo principal, la personas y su formación, para dejarse llevar por otro tipo de objetivos y efectos.

Si ayer hablábamos de los peligros de la "estupidez", hoy podemos ver el enfoque que la permite. Si comprobábamos lo fácilmente manipulables que son las personas que carecen de aquello que una buena educación permite o favorece, hoy vemos las cifras que nos permiten entender algo más este fenómeno. Su vínculo con el gasto —los que fracasan— hace perder de vista el enfoque en la persona, que es la "unidad" desaparecida. Aunque se hable de "éxito" o su falta, lo cierto es que este enfoque relativista y pragmático no es el más adecuado para promover el verdadero sentido de la educación.

Como docente universitario durante unas cuantas décadas puedes apreciar el interés más allá de los programas de las asignaturas. La propia estructura de los estudios, sus cambios de orientaciones, van buscando a una "clientela" más que una formación. Las propias carreras de Humanidades y Ciencias Sociales se "ajustan" a lo que la gente quiere más que a aquello que les convierte en "universitarios", un término que ha ido perdiendo su sentido institucional y, peor, personal.

Rodeados de un sistema de atracción permanente que requiere su atención, el mundo de la cultura se difumina a su alrededor. Es posible avanzar por el sistema educativo sin alcanzar una verdadera educación. Lo práctico ha desplazado a las ideas; los actos a los pensamientos. El uso de la Inteligencia Artificial por parte del alumnado muestra que no se trata de "saber" sino de "presentar". Esto es, por el momento, la última puñalada por la espalda al sistema educativo, dado demás por aquellos que ven en ello un beneficio y no el tirarse piedras a su propio tejado formativo.



El abandono escolar es efecto y causa. Me parece bien las formas de motivación a alumnos y profesores, pero servirá de muy poco si la educación misma no varía sus objetivos reales, los que se centran en la persona, en su transformación y objetivos. Mientras sea la idea de "éxito" la que su utilice como motivación, el fracaso está garantizado pues el "éxito" se puede alcanzar de muchas maneras, no todas buenas, como demuestran las falsificaciones de títulos universitarios por parte de políticos que no necesitaban aprender nada, solo una líneas curriculares para no quedar en evidencia.

El artículo se cierra de forma muy parecida a como se inició;

Según los expertos, los principales factores del abandono escolar se relacionan con “circunstancias familiares complicadas, dificultades económicas y la percepción de falta de utilidad en la educación”. Y el riesgo de abandono se agrava, señalan, en casos en los que falta apoyo adecuado a jóvenes con diagnósticos de dislexia o TDAH, o bien en casos en los que los alumnos repiten curso. Además, los hombres lideran las tasas de abandono escolar, según María Miyar, directora de Estudios Sociales de Funcas.

Los expertos también piden una estrategia total que incluya apoyo emocional, orientación vocacional desde edades tempranas, entornos inclusivos y políticas educativas que impulsen un aprendizaje sustantivo y flexible.*


Todo eso está muy bien, pero no apunta al centro del problema: la percepción que tenemos de nosotros mismos y de lo que podemos hacer. El saber es rentable para los concursos televisivos y poco más.  Saber por saber es absurdo, como también lo es hacer sin saber, aunque sea rentable.

Carecemos de un modelo personal más allá de la motivación del éxito, que se define en términos económicos, políticos, mediáticos o una mezcla de todos juntos. Un país que habla de "sobre cualificaciones" y en el que los solicitantes de empleo tienen muchas veces que ocultar sus estudios no debería extrañarse de estar en la cola europea en cuanto a la educación.

Abandonar el sistema educativo es un doble fallo, el personal de quien abandona y el institucional de quienes son incapaces de estimular, atraer, conservar en él. Hay países que consideran que sus educadores son importantes porque la educación de las personas es importantes, porque son las personas educadas las que son sensibles a la necesidad de mejorar el conjunto, porque son capaces de encontrar soluciones, capaces de crear un ambiente creativo, un diálogo social fecundo, un mejor conocimiento de nosotros mismos, de nuestras virtudes y defectos. Por el contrario, el personalismo de la sociedad egocéntrica del éxito, solo mira, envidia o aplaude. El éxito es su objetivo y este se mide materialmente.

Una amiga mía decía que la aísla. Es cierto. Ya no se puede mirar el mundo de forma inocente ni compartir la trivialidad sabiendo que hay terceros que se aprovechan de ello. La estupidez es muy rentable para muchos. Esta se conecta con ese desdén hacia la educación, esa creencia en que ya nacemos listos y todo lo demás nos sobra.

El abandono no es más que una parte del problema, la manifestación de algo mucho más grande y peligroso. El éxito de un sistema educativo es convencernos de nuestra propia importancia y valía, de la necesidad de ser alumnos eternos, que nunca acabamos de hacernos y que la cultura nos abre al mundo, a su comprensión y mejora. Lo demás es retórica. 


* "España es el segundo país de la Unión Europea con mayor tasa de abandono escolar" RTVE.es / Agencias 27/11/2024 https://www.rtve.es/noticias/20241127/abandono-escolar-alta-tasa-espana/16349523.shtml

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