Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Lo
mejor y lo peor. Las noticias sobre lo que la DANA trae pasan de un extremo a
otro. La información sobre delincuentes que aprovechan el desastre para robar
en casas, comercios o coches se abre paso junto a las de voluntarios que han
dejado todo para tratar de ayudar en diferentes dimensiones a las víctimas
innumerables, a los damnificados. Junto al esfuerzo generoso que lo da todo, el
incomprensible deseo de hacer daño, de beneficiarse.
— ¡No
lo entiendo! —me decía un compañero con quien lo comentaba.
—No, no
lo puede entender quien no se puede poner en su lugar.
Hay que comprender la imposibilidad mental de esto. Es algo más que "distancia", es la incapacidad de entrar en unas mentes que hacen algo que no cabe en nuestras cabezas. Es una línea que no es posible traspasar para comprender. Es otro mundo. Cómo se forman esas cabezas que pisotean sin piedad el dolor ajeno y se aprovechan de él sin pudor alguno es una pregunta pendiente de respuesta. Incluso en la maldad hay grados más allá de los cuales no hay forma de indagar.
La DANA
ha servido para establecer lo que la gente valora y por lo que está dispuesta a
arriesgar su vida, como esas siete personas muertas en un garaje por intentar
"salvar" sus coches. Los hay que ha muerto dentro por no querer "abandonarlo". Ha sido su último viaje. Otra cosa que no se puede entender más
que compartiendo ese valor absoluto del coche para algunos.
En la
parte positiva, esas trabajadoras de una residencia de mayores que consiguieron
trasladar a todos los residentes, 124 personas, a las plantas superiores. Fue un esfuerzo contra reloj, un hecho de enroem valentía y humanidad. Es la contrapartida de
aquellos seis muertos en otra residencia, el horror de sentir cómo,
inmovilizado en una silla de ruedas, el agua va subiendo y cubre tu cuerpo. Un
horror difícil de imaginar en toda su intensidad.
En RTVE.es leemos el titular "Hemos urbanizado más de la cuenta y construido donde no debemos", palabras de Alfredo Ollero y que nos suenan de cada vez que hay un desastre de este tipo. Pertenecen a un podcast de Radio 5 /RNE), del que se los hace el siguiente resumen:
62 víctimas mortales por las inundaciones de las últimas horas provocadas por la DANA en la Comunidad Valenciana. Alfredo Ollero, profesor de geografía física de la Universidad de Zaragoza y experto en riesgos naturales, ha comentado que en los últimos años este fenómeno meteorológico ha sido cada vez más frecuente: "Esto no significa que no las hubiera con anterioridad. En esta época del año, en octubre y noviembre, es algo normal que ocurra en estos lugares. Pero es cierto que en los últimos años parece que la frecuencia está siendo mayor y la intensidad también".
"En los últimos 60 o 70 años, hemos urbanizado más de la cuenta y hemos construido donde no debemos. Estas cosas son las que lamentablemente ocurren como consecuencia de ello. Es la ordenación del territorio, que siempre ha sido una asignatura pendiente", ha recalcado Ollero.*
Tuve ocasión de comprender esto hace muchos años, en la urbanización costera alicantina en la que mis padres tenían su chalet. La carretera de la costa unía las poblaciones y las urbanizaciones que acababan rellenando los huecos entre ellas cortando todas las salidas al mar del agua que llegaba a las ramblas. Pequeños arcos bajo la carretera cubrían el recorrido. Cuando llovía con fuerza —especialmente en la época de Semana Santa—, los arcos se taponaban con todo lo que el agua arrastraba en su recorrido, de vegetación a basuras. Cuando se producía fuerte lluvia, con tormentas, el agua acababa reventando y arrasando lo que pillaba. Y lo que pillaba eran pistas de tenis y piscinas, reventadas de barro y todo tipo de restos arrastrados por kilómetros de recorrido. Al final de la rambla, cerca de la Cala, se habían construidos pequeños chalets en las laderas, cerca ya del mar. Las primeras tormentas fuertes mostraron los efectos: las piscinas y pistas de tenis con más de un metro de barro y agua, los chalets inundados. La venta de aquellos chalets, a británicos, especialmente era la culminación de las ventas de tierras disponibles. La rentabilidad era mayor por el turismo que como fincas o ramblas en las que nunca se había tenido nada porque todos saben lo que ocurre en ellas. ¿Pero quién se opone al beneficio turístico, a ocupar las tierras desocupadas e improductivas? En pocos años, las urbanizaciones cubrieron el espacio entre los grandes pueblos convirtiendo la carretera en una "calle" kilométrica de chiringuitos y urbanizaciones, de clubes y restaurantes, brillantes de luces en la noche. Conforme se acaba el terreno junto a la costa, se construían más en el interior, al otro lado de la carretera, cubriendo todo el espacio en el camino del agua hacia el mar.
Me imagino que este panorama se ha repetido por la España costera. Es el efecto de la llamada turística y podemos comprobarlo en toda su intensidad por esa DANA que ha llevado el agua por encima de poblaciones enteras.
¿Servirá de algo lo sucedido? Tengo pocas esperanzas de que cambie algo. Se volverá a construir en los mismos sitios. Hay sitios en los que no llovió, pero sí han padecido los efectos de las brutales riadas. El deseo de recuperar lo perdido volverá a hacernos construir donde no debemos. Como señala Ollero, la ordenación del territorio " siempre ha sido una asignatura pendiente". ¿Quién se va a enfrentar a los caciques que controlan las zonas turísticas, deseosos de que se invierta cuanto antes para seguir ganando lo suyo? ¿Los políticos?
Siguen apareciendo cadáveres de las personas arrastradas, personas en su macabro viaje por la geografía inundada. El dolor no se reduce con la llegada de una imposible normalidad, sino que crece con la perspectiva de lo pasado. Podemos reconstruir muchas cosas, pero es más difícil reconstruirse uno mismo, ya sea como víctima directa o como observador de este desastre.
Es indudable que esto no se olvidará para quienes lo han vivido. Lo que es más dudoso es si servirá de ejemplo o llegarán desastres mayores en los que seguiremos tentando al destino. Los expertos de todo tipo apuntan a lo mismo: habrá más y puede que más violentos, más frecuentes.
* "Ollero: "Hemos urbanizado más de la cuenta y construido donde no debemos"" RTVE.es /RNE-Radio 5 30/10/2024 https://www.rtve.es/play/audios/mas-cerca/mas-cerca-alfredo-ollero-hemos-urbanizado-mas-cuenta-construido-donde-no-debemos/16309838/
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