Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No
podemos dejar de sorprendernos día a día con lo que ocurre en Egipto. Por encima
de las grandes cuestiones, está el día a día en donde se concentran de forma
insólita los acontecimientos. Sin estar todavía silenciados los ecos del
escándalo de la presentadora patriótica
y virtuosa que maltrató en su
programa a una víctima de acoso sexual y agresión, además de robarle las fotos
del teléfono móvil para exponerlas a la audiencia, nos llega otro ejemplo de
las virtudes de este final de hoja de ruta hacia la democracia.
Nos lo
cuenta Ahram Online:
Egyptian prosecution has referred two
journalists to criminal court for publishing a "sexual flagrant article”
in the state-owned cultural newspaper Akhbar Al-Adab last year. The decision
caused an outcry among intellectuals who consider it a violation of freedom of
expression.
Writer and journalist Ahmed Nagy and Tarek
El-Taher, the editor-in-chief of Akhbar
Al-Adab Newspaper (Literary News), will be tried on 14 November for public
indecency and for publishing a "flagrant erotic article in which the
charged writer published a text that spewed sexual lust and transient
pleasures, using his mind and pen to violate public decency and good morals,
inciting promiscuity," according to the prosecution's memo to the court.
While the prosecution describes Nagy's text as
an article, it was in fact a chapter of Nagy’s novel entitled The Usage of
Life. The text appeared in issue no. 1097 in Akhbar Al-Adab in August 2014.
The full novel was recently released by Tanweer
publishing house in Cairo.*
Se le quedan a uno los ojos como platos después de leer cómo
se pisotea, una vez más, esa constitución —nunca suficientemente reformada— en
la que en un mal día se consagró la libertad de expresión. Una vez más, las
instituciones oficiales se exponen al ridículo universal en su defensa de una
moral pública retrógrada destinada a convertir a Egipto en un lugar fuera del
tiempo, en un islote flotante de la virtud. Como bien dice un lector en sus
comentarios, los saudíes se pueden permitir vivir en el siglo VII; Egipto, no.
Sin embargo, se lo permite. Sí, se permite eso y mucho más.
Cuando después de lo de la
pluma violando la decencia pública y la buena moral, crees que lo has visto
ya todo, te encuentras con lo siguiente:
The memo continues, “The accused journalist violated
the general morals, creating obscene scenes that illustrated the intimate
meeting of the two sexes in public, and he continued to spread the poisons of
his pen in a novel or an article until it fell into the hands of those near and
far, the minor and the adult, until it was like a fly that only sees trash and
focuses on it, spreading it [in the community] like wildfire."
The complaint that sparked these accusations
was issued to the police last year by Hani Saleh Tawfik, a citizen who claimed
that the text in question caused him “to experience heart palpitations and an
extreme feeling of sickness along with a sharp drop in blood pressure” due to
the indecency of the text.*
Lo malo de la censura es que nunca reconoce su propia
indecencia. Se presenta como "salvadora" de seres débiles a los que
debe proteger y se vuelve ciega ante sus desmanes y despropósitos. El fiscal
debería preocuparse por los cientos de miles de niños que sufren abusos
sexuales en las calles, sin que nadie se ocupe de ellos, si desea proteger a los
menores. Debería enseñar primero a leer a los millones de egipcios
analfabetos, niños y adultos, antes de pensar que caerán en sus manos esas
páginas envenenadas por el lápiz ponzoñoso con el que se describen esas cosas
horrendas que atentan contra los principios de decencia que han imperado en
Egipto desde el primer faraón en adelante.
Pero ¡qué decir de los efectos sobre ese lector puro en
cuyas manos han caído esas páginas terribles! ¡Qué decir de él, cuya virtud
termométrica asciende como el mercurio, se manifiesta como un preciso
sismógrafo ante la obscenidad!: "palpitaciones", "síntomas de
enfermedad", "aumento de la presión arterial"... ¿Existe mayor
muestra reactiva de virtud? Como Napoleón dijo de Goethe, "¡he ahí un
hombre!", egipcio, por supuesto.
Argumentan algunos que el fiscal y los lectores se han
equivocado al interpretar el texto, pensando que era un artículo y no un
capítulo de una novela. ¡Pero no vamos a pretender que los virtuosos afectados se
adentren en los procelosos mares de la Posmodernidad y la confusión genérica de
los textos! Es demasiado.
Creen que ese error fatal les ha hecho pensar que era un
artículo, es decir, que esas cosas pasan en algún lugar de la realidad. Y la
realidad egipcia no admite bromas. Como disculpa, ofrecen que solo es fruto de
la mente enferma de un escritor, cosas que solo ocurren en su cabeza. Pero eso no
parece satisfacer los deseos de censores y fiscales, y del público que ha visto
alterada su presión arterial.
Hace unos días comentábamos aquí el caso del presentador que
llevó a su programa imágenes de un videojuego confundiéndolo con los bombardeos
rusos en Siria. Se confirma de nuevo cierta pérdida de sentido de las diferencias entre
la realidad y la ficción, entre lo que ocurre en las calles y lo que no sale
del papel.
Esto se lo han tratado de explicar a los fiscales, pero no
son buenos tiempos para la teoría literaria:
Novelist Mahmoud El-Wardani called for
widespread solidarity with Nagy and Taher, adding, "This is a very
dangerous trespassing on the freedom of expression. If we let this happen it
will happen over and over again. It will not be the last time.”
Wardani clarifies what is wrong with the
charges, saying, "the prosecution described the published text as an
article when in fact it is not. This is a novel and that entails that
everything that happens in the novel is just fiction. It does not have, and
shouldn't have, any consequences for the writer. Art and literature are
different from reality not making this distinction between fiction and reality
is ignorance."
Wardani called on the intellectual community to
attend the trial on 14 November, not only in solidarity but also to demand that
they be charged with the same accusations directed at the two journalists.*
El propio periódico, para encontrar antecedentes, se remonta
al año 2000, a una novela del sirio Haidar Haidar, denunciada por los
islamistas y los clérigos de Al-Azhar. La novela, en realidad, era una
reimpresión ya que había sido publicada en 1983, pero en este viaje hacia atrás es donde se ve la influencia islamista y cómo va pasando a los
que supuestamente no lo son, pero actúan igual que ellos, con vocación
censora constante. Ahram Online señala que lo único que consiguieron entonces fue
aumentar la fama del libro, que se vendió mucho más.
El gobierno egipcio está haciendo de la "virtud" el opio del pueblo. Lo que hizo al-Sisi es más una especie de "gobierno de
concentración". Echó a los Hermanos
del hotel, pero se quedó con sus maletas y se está poniendo sus ropas virtuosas.
Visto desde fuera resulta asombroso que se pueda realizar
esta jugada. Pero todo lo egipcio empieza a manifestar esta profunda
contradicción interna. Parece que la gente, a falta de otras muchas cosas, con
la inflación por encima del 9%, las cárceles atestadas, las críticas internas y
externas, la indiferencia política, etc. se contentara con sentir que sus
gobernantes son los más virtuosos. Es cierto que tienen que dimitir los
gabinetes para meter en la cárcel a los ministros, pero todo el mundo sabe que
eso es pecata minuta y que lo importante no es cómo han llegado sino cómo han salido. Los grandes
pecados son los del cuerpo y los de la imaginación, que todo está confabulado para la perdición del virtuoso. Afortunadamente en Egipto existe quien se preocupa por los demás, niños y grandes.
Hace unos días se publicaba la noticia de la prohibición del guión de una película basada en un cuento de Yusuf Idris, una de las glorias literarias de Egipto. Esta vez era por "incitación al incesto". En septiembre de 2011, Egipto —y parte del mundo árabe— soñaba con poder sumarse a la celebración de la "Banned Books Week" sacando a la luz los libros prohibidos por el régimen y leer en libertad. ¡Eran otros tiempos, otros sueños! O quizá el sueño era el tiempo.
Y así sigue la ruta egipcia hacia la gloriosa democracia. Esperamos
que el lector se haya recuperado de la lectura y se encuentre en buen estado.
* "Two
Egyptian journalists taken to court for publishing chapter of erotic
novel" Ahram Online 2/11/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/18/162433/Books/Two-Egyptian-journalists-taken-to-court-for-publis.aspx
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