Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Cuando
comentamos aquí los resultados de la primera fase de las elecciones
parlamentarias en Egipto, señalamos que la baja participación había tenido un
efecto lógico pero inesperado: el aumento de la presencia de mujeres y coptos
(también mujeres coptas) entre los elegidos para sentarse en la cámara
legislativa. Parece que esta presencia amplia ha traído algunas novedades
frente a los planes coreados por muchos de hacer un parlamento con la única
función de recortar sus propios poderes constitucionales para traspasárselos a
la presidencia.
Señalan en Ahram Online las consecuencias de este aumento de
mujeres en el futuro parlamento:
A number of Egypt's newly elected female MPs
have said that they oppose amending the constitution to create a “new
dictator,” in response to some MPs vowing to amend article 140 of the new
constitution to allow the president’s term to extend to more than four years.
Out of 273 candidates who won seats in the
first stage of Egypt's parliamentary elections, as many as 270 have arrived at
the headquarters of the Egyptian lower house of parliament – the House of
Representatives – and obtained their parliamentary membership cards. Out of
these, as many as 34 women won seats – the highest number in Egypt's 150-year
parliamentary life.*
Aunque no sabemos si lograrán mantener la Constitución
actual tal como está, sí es importante que puedan dar vida al parlamento
llamando a las cosas por su nombre: crear un dictador.
En estos años de observación hemos señalado en diversas ocasiones
que la única revolución que ha permanecido abierta y en avance tras las
primaveras árabes ha sido la causa de las mujeres. Y lo ha sido porque ellas
mismas se dieron cuenta que solo podían confiar en lo que ellas hicieran para
lograrlo. Dimos cuenta también que algunas de estas mujeres no han llegado por
la vía de las cuotas, sino que han conseguido su elección de forma absoluta, es
decir, como ganadoras en sus circunscripciones.
Para mostrarnos con qué voluntad llegan estas mujeres al
parlamento, Ahram Online ha dado la palabra a un par de ellas:
Sarah Othman, a newly elected female MP
representing the Upper Egypt governorate of Al-Minya, told parliamentary
reporters that she is completely against amending the new constitution.
"I approve the amendment of some articles
of this constitution (passed in 2014) to create some balance between the
president and parliament," said Othman, "but at the same time I am
against using this excuse to amend the constitution in general to create a new
dictator."
Othman said the two constitutions under the two
former regimes of Hosni Mubarak and the Muslim Brotherhood “turned Egypt's
presidents into dictators.”
"Mubarak was a dictator who wanted to
create a ruling dynasty, while Morsi (the former Islamist president) wanted to
create a Muslim Brotherhood dynasty," said Othman.
Othman sharply criticised the performance of
the current government of prime minister Sherif Ismail, urging new MPs to focus
on "supervising the performance of this weak government rather than
amending the new constitution."*
Tenían que llegar mujeres al parlamento para decir con esta
claridad que los parlamentos anteriores han sido juguetes en manos de unos
presidentes que nunca tenían bastantes poderes. Esos poderes, además, los
usaban precisamente para tapar sus propias limitaciones, ambiciones y desprecio
del papel que los parlamentarios deben jugar en un sistema democrático.
Es insólito realmente que en esta campaña se haya estado
intentando motivar a los votantes con el argumento de que el parlamento es un
peligro para su presidente y que el
presidente vaya por ahí diciendo que la Constitución egipcia está llena de
"buenas intenciones" pero que así no se gobierna un país.
Es una muy buena noticia que haya voces —y más si son de
mujeres— que dejen al descubierto esa voluntad
dictatorial de las presidencias egipcias. La farsa de llamar democracia a
lo que no era más que dictadura se ha podido producir por la hipocresía de unos
parlamentarios electos que traicionaban al pueblo que los elegía porque siempre
creían (lo que era cierto) que debían su puesto al dedo presidencial.
Las mujeres que hablan ahora se han ganado su puesto en el
parlamento y eso significa que tienen conciencia de que están allí para encontrar
lo mejor para Egipto y no para hacer favores a nadie. La experiencia tunecina
ha sido clara: las mujeres fueron las más encarnizadas defensoras de sus
propios derechos constitucionales, que tienden a ser pisoteados en cuanto
tienen ocasión. Allí se enfrentaron a los islamistas y salieron ganando al
evitar las retiradas. Hemos contado aquí también las presiones en el parlamento
afgano a las diputadas para evitar su ascenso. Que haya mujeres que comiencen
diciendo que no están dispuestas a fabricar dictadores es una buena señal para
la causa de las mujeres y, si saben apreciarlo, para el resto de los egipcios.
Otras dos parlamentarias electas han dejado también muy
clara su voluntad de decir lo que piensan:
Joining forces, Amal Zakria Qotb, a newly
elected MP representing the Nile Delta governorate of Beheira, also criticised
attempts aimed at amending the constitution for "dictatorial
reasons."
"The constitution is still one year old
and, as a result, we have to give it some time to see whether it will serve the
supreme interests of the country or not," said Qotb, who is also a leading
official with the National Council for Women in Beheira governorate.
Qotb also opened fire on the government of
prime minister Sherif Ismail. "I think all have followed with sorrow the
poor performance of this government during the recent catastrophe of rainfalls
in the two governorates of Alexandria and Beheira," said Qotb, urging MPs
to focus on scrutinising the performance of this government or withdraw
confidence from it.
Ghada Agami, a third newly elected female MP,
told reporters that, although she was a member of Egyptian president
Abdel-Fattah Al-Sisi's election campaign in 2014, she is against any amendment
of the new constitution at the moment.
"As an Egyptian woman who lives in the
United Arab Emirates (UAE), I led the pro-Sisi campaign among Egyptians living
there," said Agami.
But, Agami added, "the fact that I am a
supporter of Al-Sisi does not mean that I am in favor of amending the
constitution to give more powers to the president."
"This is by no means the right time to do
this, not only because the constitution is still one year old, but because MPs
have to focus on other vital issues such as implementing the constitution's
articles on rights and freedoms and improving the daily living conditions of
ordinary Egyptians."
Agami also agreed that the performance of Sherif
Ismail as a prime minister is very poor.*
Como se aprecia, algunas pueden apoyar a la presidencia sin
necesidad de atacar la Constitución y sí criticar al primer ministro actual.
Pero lo que tienen claro todas es que el absurdo suicidio del Parlamento a
través de las enmiendas constitucionales es un despropósito. Hemos insistido mucho
en este aspecto desde que se comenzó a usar como principio electoral porque era
olvidar que se trataba de equilibrar los poderes frente a la concentración
autoritaria islamista de poderes en la presidencia. Una de las cosas extrañas
en la historia política egipcia es la tendencia a derrocar a alguien para
después hacer lo mismo. Por eso está bien que las mujeres tengan más memoria
que los olvidadizos varones.
Ahram Online no da otra voz femenina en el nuevo parlamento:
Elizabeth Abdel-Messih, a Coptic woman who won
a seat in the Upper Egypt governorate of Assuit, also said "the most
important priority for the coming parliament is to review the performance of
the current government of prime minister Sherif Ismail."
Abdel-Messih said she does not think that
President El-Sisi was exerting pressure on new MPs to change the constitution
when he said last August that "the constitution was written with good
intentions, but nations cannot be built on good intentions only."
"He was simply trying to emphasise the
necessity that powers granted to parliament should be exercised wisely and in
cooperation with the president," said Abdel-Messih.*
Da igual lo que el presidente Al-Sisi haya querido decir
porque lo importante es lo que los diputados piensen sobre la función del
Parlamento. Egipto fue el primer país árabe en reconocer el derecho de las
mujeres a votar y a ser elegidas. Lo hizo en su constitución y como resultado
las dos primeras mujeres se sentaron el 14 de julio de 1957 en los escaños que
habían ganado.
La victoria de los islamistas en las pasadas elecciones
redujo drásticamente el número de mujeres en el parlamento y las diputadas
islamistas electas no trabajaron sobre los derechos de las mujeres sino más
bien señalando que aquellas que eran agredidas deberían quedarse en casa y no
salir a protestar. Allí se vio lo que daba de sí el feminismo islamista, por usar una figura retórica.
Hoy los diputados salafistas electos se niegan a ser
atendidos por las funcionarias del parlamento si no se cubren con un niqab. Las
mujeres que incluyeron en sus listas —por cuota— son unas ilustres desconocidas
porque los salafistas del Partido Al-Nour
se negaron a incluir sus imágenes en las papeletas. Eran una sombras
rodeadas de piadosos barbudos. Pero tendrán que aguantarse lo que les digan,
les guste o no, unas mujeres que se sentarán exactamente con el mismo derecho
—y ya puestos, por la misma voluntad divina— que ellos. No siempre los
designios de Dios llevan barba, como algunos creen.
La elección de las mujeres y su protagonismo en el
parlamento, por otro lado, será una energía importante para el movimiento de
las mujeres egipcias. En Egipto es donde nace el feminismo moderno en el mundo
árabe, donde se dan los primeros actos de decisión autónoma de las mujeres. Esa
tradición se mantiene contra el olvido generacional que supuso la
reislamización desde los 70 en adelante. Pero existen muchas mujeres que han
vuelto a tomar decisiones frente al retroceso que el islamismo supone para sus
derechos. La mayor parte de las fotografías —y lo resaltaron todos los observadores— mostraban a mujeres votando. No era casual. Han sido las que no se han quedado en casa.
Lo que el parlamento egipcio sea en el futuro es un
misterio, pero si las mujeres tienen claro que están en la política para tomar
decisiones y no para obedecer órdenes, habrá luz en él. Y esa luz puede servir
para animar a muchas jóvenes que han estado trabajando en los derechos, que
poseen una buena formación que pueden poner al servicio de su país, es decir,
de su pueblo y no de la voluntad de unos pocos.
La fuerza de Egipto está en sus mujeres; son, sin duda, su futuro.
* "We
will not amend the constitution to create a new dictator: Egypt's new female
MPs" Ahram Online 11/11/2015
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/164/164285/Egypt/Egypt-Elections-/We-will-not-amend-the-constitution-to-create-a-new.aspx
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