Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Crecen las suspicacias sobre la intencionalidad de las nuevas normas electorales en Egipto. Los expertos en elecciones ven con preocupación el sentido de las novedades y reformas que se están realizando. El temor es que el sentido de los cambios sea un apoyo técnico que favorezca a los partidos integristas y en concreto a los Hermanos Musulmanes, la única gran fuerza organizada en cuanto a recursos humanos y financieros. La debilidad de los incipientes partidos laicos egipcios hace que los cambios en la situación política sean contemplados con preocupación por muchos que consideran que el próximo encuentro electoral será decisivo para el desarrollo del futuro político de Egipto por tener carácter constitucional. En las próximas elecciones se establecerán las reglas del juego.
Cobra fuerza la idea del beneficio a los grupos integristas a través del diseño electoral territorial. Los recelos de los expertos en políticas electorales y en la situación egipcia* manifiestan esta preocupación tras conocer la reducción del número de distritos electorales y, como consecuencia, el aumento de su tamaño. El régimen corrupto de Mubarak había ido desmantelando a través de reformas el anterior modelo de Sadat, que trató de dibujar un mapa político más variado, para dar todo el poder al partido gubernamental. Se produjo un aumento del peso de la violencia al pie de urna, en las calles misma, por el peso del matonismo existente y consentido como forma de presión sobre los candidatos no adeptos al régimen o sobre sus partidarios. Era frecuente que se presentaran como “independientes” candidatos del partido oficial que después se reintegraban a la disciplina del partido, dando así la apariencia de una inexistente pluralidad. Los muertos en las elecciones —en alguna ocasión hasta 400— dada la violencia existente en cada elección ha sido una constante en las anteriores elecciones manipuladas en Egipto. Tras décadas de corrupción, la manipulación electoral es una práctica constante y bien entrenada socialmente.
Esta tradición electoral negativa de manipulaciones y violencia va aumentando los temores entre los nuevos y no tan nuevos partidos que no estaban dentro del grupo formado por los oficialistas de Mubarak o en la bien organizada Hermandad Musulmana. La sospecha de que se esté beneficiando a los mejor organizados crece. El papel de la Junta Militar en el diseño de las elecciones se cuestiona cada vez más. Pudiera ser que al descompensarse el equilibrio interno en las Fuerzas Armadas por la caída de los partidarios de Mubarak, hayan aumentado los apoyos tras el telón a los partidos confesionales. La idea de que los militares —sector cuyo cuestionamiento social crece día a día— vean más factible y se sientan más seguros con un régimen que les respete más, con lo que quedarían protegidos de posibles depuraciones y exigencias futuras, en un modelo extraño que podría ser una imitación del turco. Cuando muchos hablan de la inspiración turca de los países islámicos, se olvidan de que lo que define realmente al régimen turco es la tensión entre un gobierno islámico moderado y un ejército de tradición laica y golpista cuando considera que se produce una desviación político-religiosa. El Ejército tiene un pulso constante con el Ejecutivo. Recordemos el conflicto producido a finales de julio entre el Ejército turco y el gobierno por la exclusión de oficiales golpistas de la política de promoción en el escalafón. La cúpula del Estado Mayor del Ejército turco dimitió como protesta por la limitación en los ascensos de los cientos de militares encarcelados por su participación en conspiraciones. Esto también es el “modelo turco”.
En el caso de Egipto, los cambios en el diseño de los distritos electorales han vuelto a levantar las suspicacias y las acusaciones contra el beneficio que todo ello causa para que la próxima asamblea constituyente tenga presencia mayoritaria de representantes islamistas.
La reducción del número de los distritos electorales ha hecho aumentar, lógicamente su tamaño, lo que los convierte en macro unidades heterogéneas, con más tendencia al conflicto, ya que los representantes tendrán votantes con intereses contrapuestos. En un post anterior [ver entrada; Cómo construir una democracia próxima: dibujando los límites] tuvimos ocasión de analizar, con el ejemplo del Estado de California, cómo el diseño de los distritos electorales es uno de los elementos clave de una buena democracia y la importancia que se le daba a esta cuestión de las circunscripciones, es decir, que pudieran ser homogéneas para que así pudieran elegirse candidatos con programas electorales claros respecto a la problemática de cada distrito. En Egipto se está haciendo justo lo contrario.
Con el aumento del tamaño de las circunscripciones, los candidatos no pueden recorrer todos los distritos y dar a conocer sus programas. Esto beneficia a los que tienen más dinero y pueden utilizar más y mejores medios. Quienes disponen de grandes cantidades de dinero y apoyo exterior casi ilimitado son los partidos integristas. En primer lugar, tras casi noventa años desde su creación, la Hermandad tiene creado un entramado económico muy importante que le sirve de soporte económico y estructura de acción. Después están los apoyos de particulares interesados en el triunfo constituyente para que la constitución refleje las ideas de la Hermandad, que pueden presentarse como el deber del “buen musulmán”. Con el lema “La solución es el Islam”, la Hermandad ha abogado siempre por la mayor proximidad a la sharía como estructura religiosa subyacente de la vida política. El dinero negro llegaría de países que apoyan esa orientación para ayudar a los hermanos a sacar adelante sus posiciones. No es la primera vez y fluye de forma constante. En un país con una tradición permanente de compra de votos y voluntades, el dinero es más importante.
Con el aumento del tamaño de las circunscripciones, señalan los críticos de la medida, triunfa la idea sobre el programa y sobre el candidato. Esto también beneficia a la Hermandad porque es la única que tiene una imagen de marca consolidada en el panorama político. Se beneficia así al conocido frente al desconocido y se privilegian programas muy genéricos que redunden en una imagen común. Todo apunta, igualmente, a la Hermandad como la más favorecida por los cambios.
Son muchas las cuestiones que quedan sobre la mesa en el desarrollo de la democracia en Egipto. La idea misma de “democracia” será sometida a redefinición. Se acepta que los países más integristas apoyen económicamente (y de cualquier otra forma) a los partidos islamistas porque se entiende que todos forman parte de una “gran familia”. Sin embargo, esa familia “religiosa” no admite que los que defienden la causa de otro modelo de democracia sean vistos como "familia", por decirlo así.
Comenté desde el principio de los cambios con mis amigos egipcios la necesidad de que, como se hizo con la transición española, los partidos democráticos internacionales manifestaran sus apoyos públicamente a los nuevos partidos egipcios haciendo ver que se sumaban a las corrientes de la vida política e institucional internacional. Sin embargo, esto no se ha dado en ningún momento. Evidentemente no se trata de injerencia, sino del apoyo internacional, de hacer ver al pueblo egipcio que se les considera dentro de la comunidad de los países democráticos. La cuestión es saber “dentro de qué comunidad” se sienten inmersos, por decirlo así, las dimensiones mentales de su escenario internacional. Y también, la puesta a prueba del compromiso internacional más allá del dinero. Hay veces en que el apoyo no es dar dinero, sino mostrar abiertamente el deseo de acoger en la comunidad.
Me parece muy bien que vayan los hombres de negocios. Pero me parecería mejor que intelectuales, artistas, poetas —personas del pensamiento y el sentimiento— se acercara a los países que tratan de adentrarse en las libertades democráticas para hacerles ver que están con ellos, compartiendo sus anhelos y deseos democráticos. La salida de un país de una dictadura debería ser una fiesta para todos los que disfrutan de sus propias democracias como algo más que algo que te encuentras al nacer.
Creo que seguimos incurriendo en el mismo error de siempre: pensar que todo acto de generosidad pasa por el bolsillo. Existen muchas formas de demostrar la solidaridad y la confianza. Lo esencial es el diálogo, forma de demostrar que se comparten ideas y deseos de un caminar común. Continuamos con nuestras distorsiones, lo que hace que ellos sigan con las suyas. Egipto es muy importante en el panorama internacional para todos y lo que ocurra allí, además de ser importante para ellos, también lo es para nosotros.
* "New law on Egypt's electoral constituencies favors Islamists" Al-Masry Al-Youm 24/08/2010 http://www.almasryalyoum.com/en/node/492417
La crispación en un mitin en elecciones anteriores tras los incidentes producidos |
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