Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Se
pueden romper barreras de muchas formas distintas. En estos tiempos en los que
gustamos de emprendedores, de gente de iniciativa que es capaz de encontrar nuevos
territorios en los que desenvolverse, podemos encontrar ejemplos callados de
los que se han tenido que enfrentar a normas rígidas, a la incomprensión de los
demás, pero que han sabido superarlas abriendo sus caminos.
Frente
a los grandes emprendedores, el Cairo
Post —sobre un vídeo de Youm 7—nos
trae un ejemplo sencillo del funcionamiento del empeño y de las resistencias
que hay que vencer para sobrevivir en la vida, porque a veces no se busca la
fortuna o el éxito sino la simple supervivencia, que suele ser el estímulo más
frecuente y poderoso:
CAIRO: An Egyptian woman has worked as an
ironer for 30 years, gaining and respect among people although the job is
almost monopolized by men.
Amira Fadl, 60, told Youm7 Monday that her
career as an ironer began when her husband died of cancer at an early age,
leaving her four children “in need for food, education and care.”
“At first, I faced a lot of irony and
criticism, especially from men, but I have not surrendered till I gained love
and respect from all,” Fadl said.
When she started looking for a job, the ironing
profession caught her attention; she watched her neighbor ironer doing his job
until she mastered it, she added. She worked with another ironer, but opened
her own shop after he refused to give her a proper salary.*
La historia es una más de mujeres que
quedan solas en un mundo regulado por hombres y sin poca posibilidad de
supervivencia. No es que haya empleos masculinos y femeninos; es que la mujer
no ha tenido acceso a ningún tipo de trabajo o formación porque en matrimonios
tempranos se carga de hijos. La muerte del marido deja a la mujer con la
responsabilidad de la familia, pero con todas las limitaciones que supone
simplemente trabajar en un mundo esencialmente masculino. La elección de Amira
Fadl no fue demasiado pensada: vio que lo que su vecino hacía con una plancha
podía hacerlo ella. Lo que se requería era el valor de querer hacerlo.
La apertura de su propia tienda de planchado ante el bajo sueldo
que pretendían pagarle es otro buen indicador de la decisión de Amira y de su
voluntad de sacar adelante a su familia. No hace mucho tiempo, recogimos aquí
el caso otra la mujer egipcia que se había disfrazado de hombre durante décadas
para poder trabajar en la construcción. Otro caso de muerte temprana del marido
y quedar en la nada con una familia a su cargo.
En este tiempo, nos dice Amira, tuvo que afrontar la ironía
de los que pensaban que planchar era una profesión masculina. En realidad,
todas los son en su visión patriarcal profunda pues no contemplan otra que no
sea dar hijos y cuidar al padre. ¡Cuánta capacidad desperdiciada por esta
visión de la vida que sigue en muchos rincones!
Nos gusta centrarnos en un concepto cuantitativo del éxito.
Pero frente a las grandes cantidades ganadas está estas otras batallas más
silenciosas y que son victorias personales, pero también una forma de abrir
brechas para que las siguientes generaciones tengan el camino más fácil. Amira
Fadl no ha creado una gran empresa de planchado. La vemos en un taller humilde
rociando agua sobre las ropas que los vecinos le traen para planchar. Pero lo que ella
ha demostrado es que podía hacerlo e incluso que podía hacerlo mejor que otros:
She perfected her ironing skills that she can
iron more than 100 pieces in an hour; she bets to find “a man in her level and
speed.” She said she has proven there is no job limited to men, Youm7 reported.
“I love ironing to the extent that I cannot
take vacations! I work every day from 8:00 a.m. to 1:00 a.m. the next day,” she
added.
Fadl’s daughter inherited her mother’s love for
ironing, learning Fadl’s skills and being eager to follow in her footsteps.*
Es su hija la gran beneficiaria. Su madre le ha mostrado un
camino que le sirve para no depender de los demás y poder ganarse la vida. Es
así como funciona esto. Una abre el camino a las otras. No tendrá que sentirse
mal pagada por los que se quieran aprovechar de su situación y tendrá la
capacidad de decidir en muchas cosas que sin ser independiente no podría decidir. Las
niñas del barrio que la visitan y hablan con ella están recibiendo un mensaje. Ellas también pueden hacer algo así, ganarse la vida. Quizá sin que sus maridos tengan que morirse.
Más allá de los políticos y de su palabrería, son las gestas
humildes como la de Amina Fadl las que escriben la Historia —grandes momentos
con letra pequeña—, las que abren las conciencias y producen los cambios. Más
de una mujer que haya pasado por su lado y la haya visto trabajando en su
humilde taller, con la plancha, en esas jornadas interminables, habrá pensado
"¿y si yo hiciera algo así?".
*
"Video: Woman works as clothing presser despite local norms" The
Cairo Post 15/06/2015
http://www.thecairopost.com/news/155641/inside_egypt/video-woman-works-as-clothing-presser-despite-local-norms
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