Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En
muchas ocasiones, cuando se produce catástrofes, los medios dirigen su mirada
hacia los vivos para plasmar su dolor. Son los que viven la angustia de las
situaciones de incertidumbre, las esperas del rescate, la ausencia de noticias.
Eso ha ocurrido en estos días con los familiares de las víctimas del avión
malasio desaparecido y con los del ferry surcoreano hundido con cientos de
jóvenes.
Hay un dolor que acompaña a las muertes, al desastre, pero la angustia supone el
añadido de un estado de espera que puede llegar a ser insufrible ante la
ausencia de un final, de un cierre que no acaba de
permitir que el dolor siga su cauce, sino que lo acrecienta estancándolo. Es una estado terrible de agonía sin final.
En el
caso del avión desaparecido, hemos visto todo tipo de reacciones ante un hecho
que todavía hoy carece de explicación o, al menos, no se nos ha hecho llegar. Se
ha notificado a las familias que ya no se les seguirá pagando los hoteles en
los que se encuentran alojados a la espera de información. Simplemente, no hay
noticias. Nos dicen que aunque las compañías de seguros han comenzado a pagar
las indemnizaciones, hay familias que se niegan a cobrarlas. Se niegan a
aceptar lo que les parece un mal sueño que se prolonga hasta el infinito.
En el
caso del ferry surcoreano, la angustia se ha vivido de un modo muy diferente.
Los familiares han sido trasladados hasta el lugar en el que el barco se encuentra
semihundido. Saben que los cadáveres de sus hijos están dentro y deben vivir
esa proximidad como una terrible espera, también con días eternos, con la
angustia de que cada recuperación de un cuerpo pueda ser la que traiga algo de
paz final. Pero el dolor y la angustia puede llegar a ser tan intolerable como en el caso del suicidio del subdirector del instituto del que eran los alumnos que iban en la excursión. Fue rescatado con vida del ferry, pero esa vida ya no le merecía la pena. El dolor, la responsabilidad y el tener que afrontar las miradas críticas de los padres fue demasiado.
Es muy
difícil ponerse en el lugar de los que sufren esos sentimientos por más que nos
solidaricemos con ellos. Es una experiencia terrible. En España tenemos la
solidaridad constante con la familia de Marta del Castillo sometida, además de
al dolor de la pérdida, a la infamia constante a la que los someten los
responsables de la desaparición.
La ira
que se genera en cada caso se dirige hacia las autoridades de las compañías, a
los gobiernos, a cualquiera que se ponga delante sin tener una explicación o
que traiga una noticia de consuelo. Pero la ira no libera de la angustia de la
espera, no la descarga, sino que consume las energías que van quedando.
En
estas semanas ha habido otro caso de angustia terrible, muy diferente. Me
refiero al caso de las niñas secuestradas en la escuela de Nigeria por Boko
Haram, el grupo islámico terrorista, del que han pasado ya más de dos semanas
sin resolverse. El diario El País lo contaba entonces así:
“Más de 100 estudiantes de nuestro instituto
público de secundaria en Chibok han sido secuestradas”, señaló sobre el
incidente Audu Musa, que enseña en otra escuela de la localidad, a 140
kilómetros al sur de la capital del Estado, Maiduguri. Musa añadió que había
visto ocho cadáveres en el área este martes por la mañana, sin poder averiguar
la identidad de las víctimas. “Las cosas están muy mal aquí y todo el mundo
está preocupado”, explicó. Una de las estudiantes del internado explicó,
amparada en el anonimato, que los terroristas, que irrumpieron en el centro
mientras las niñas dormían, saquearon la despensa y las reservas de combustible
y abandonaron el lugar a bordo de varios camiones cargados con las rehenes y
las provisiones.
Con el secuestro de las menores, Boko Haram
encadena tres ataques consecutivos de impacto. El domingo causó al menos 98
muertos en tres localidades del mismo Estado, Borno. El lunes, perpetró una
matanza, que dejó al menos 71 muertos y 124 heridos, en una terminal de
autobuses a las afueras de Abuya, repleta de pasajeros que se dirigían a sus
puestos de trabajo en plena hora punta de la mañana. Horas después, hombres
armados presuntamente pertenecientes al grupo perpetraron el secuestro.*
La
angustia de las familias difícilmente puede ser descrita. Los casos del avión y
del ferry pueden ser apuntados a la fatalidad o la imprudencia, pero no es este
el caso de las jóvenes nigerianas, secuestradas por los miembros brutales de la
organización terrorista. Han sido arrancadas a sus familias porque estos
infames no tienen bastante diversión con su misión de extender la muerte por
donde pasan. Necesitan, como excitados guerreros de su credo, mujeres para su
reposo y solaz.
No es
casual el hecho de que asalten las escuelas femeninas. Boko Haram significa "la educación occidental es pecado",
nos comenta El País. Son iguales que los terroristas talibanes que dispararon
sobre Malala, enemigos de la educación y de las mujeres, meros utensilios. Lo
peor de esta brutalidad son sus ajustes mentales. Estos "guerreros
santos", criminales sin paliativos, creen actuar esparciendo el bien,
porque ¿qué mayor dignidad para esas
jóvenes que ser elegidas para alegrarles el lecho?, ¿qué mayor bien se les
puede hacer que alejarlas de la fuente del error y del pecado, de la educación
que reciben?
En
fechas más recientes, las cifras de las desaparecidas en el secuestro han
aumentado hasta llegar a las 230 muchachas. Lograron escapar 43. A unas las han
obligado a "casarse" a otras las han vendido fuera del país, según
señalan diversas fuentes. La publicación digital Te interesa recoge las
informaciones de la BBC:
Las menores secuestradas hace dos semanas en
el norte de Nigeria han sido vendidas al extranjero, según denuncian sus
padres. En una noticia publicada por la BBC, un gobernador local asegura que ha
habido "avistamientos" de los terroristas con las menores cruzando la
frontera con Camerún y Chad.
Bitrus, autoridad local en Chibok, donde
fueron raptadas las estudiantes, añade que algunas de las menores habrían sido
obligadas a casarse con sus captores. "Es un tipo de esclavitud
medieval", explicaba el líder local.**
Los
convoyes cargados con las muchachas han sido rastreados por los llantos y
gritos que se escuchaban a su paso. Terrible caravana de dolor y vergüenza. La
impotencia ante estos casos causa indignación y desesperación en las familias.
También, como en los casos del avión y el ferry se acusa a las autoridades de
mentir, de no hacer nada. En este caso la situación es distinta: son los padres
los que dan información a las autoridades y no al contrario.
Las
familias no se han resignado ante la inactividad del gobierno sino que algunos
se han lanzado a la busca de sus hijas:
Las informaciones en Nigeria hablan de que
mucho padres ya han perdido la esperanza de volver a ver a sus hijas y relatan
que las niñas están cautivas en un bosque llamado Sambisa, un terreno muy
difícil que ha sido un refugio de los radicales de Boko Haram. Algunos padres
han demostrado que están dispuestos a morir por encontrar y rescatar a sus
hijas y desde el pasado fin de semana han empezado a buscarlas por la selva
internándose con motos en el bosque de Sambisa. Algunos llegaron a conseguir
pistas porque en un poblado les aseguraron que habían visto a muchas
adolescentes recogiendo agua en un arroyo, aunque les advirtieron de que
adentrarse sin armas en la zona era muy peligroso.***
Es
difícil resignarse ante la muerte de los familiares, pero es más difícil
hacerlo sabiendo que están vivas, que su sufrimiento continúa en algún lugar
perdido, en manos de estos criminales. La angustia de la incertidumbre tiene
muchos grados, el dolor muchos peldaños.
Dicen
que la percepción del tiempo depende de los estados de ánimo. El tiempo se
detiene ante situaciones de este tipo en las que nadie puede ponerse, por más
que lo intentemos. Solo nos queda la solidaridad, desear que se acabe lo antes
posible la angustia —no su dolor, que les acompañará siempre— de las personas
cuyas vidas han quedado rotas por acontecimientos como estos.
*
"Boko Haram secuestra a más de 100 niñas de una escuela en Nigeria"
El País 15/04/2014 http://internacional.elpais.com/internacional/2014/04/15/actualidad/1397576564_628164.html
**
"Las niñas secuestradas en Nigeria han sido trasladadas al
extranjero" Te interesa 29/04/2014
http://www.teinteresa.es/mundo/ninas-secuestradas-Nigeria-vendidas-extranjero_0_1129089301.html
***
"El Gobierno sólo nos dice mentiras, queremos que liberen a nuestras
niñas" Te interesa 22/04/2014
http://www.teinteresa.es/mundo/ninas-nigeria-boko-haram-secuestro-padres_0_1124889241.html
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