Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Tras la
avalancha de intervenciones condenando los comentarios racistas de Donald
Sterling, el propietario del equipo de la NBA, llega el momento en el que
algunos plantean otra cuestión, la de la "privacidad" dado el ámbito
en el que se produjeron. El problema no es sencillo y como tal lo aborda la BBC
en su Blog de los Editores, con el título "Racismo y la NBA". El
asunto es delicado e intervienen muchos factores, cada vez más. Los editores se
preguntan sobre si es correcto que
ese material "privado" difundido le haya supuesto la pérdida de un
negocio lícito —la NBA le ha sancionado de por vida y le ha multado con una
cantidad millonaria, junto a la condena moral del personaje— además de otros
trastornos de distinto tipo.
La BBC
señala que a todo el mundo le parece obvio el carácter negativo de lo dicho por
Sterling, especialmente en el ámbito de la NBA, en el que se contabiliza un 80%
de jugadores afronorteamericanos. Sus preguntas van en el sentido de los
límites de la información:
Pero, ¿es correcto que la prensa haya
publicado ese audio sin el consentimiento del afectado? ¿Se violó la privacidad
de Sterling, independientemente del contenido de la grabación? ¿Qué habría
hecho la BBC si hubiese tenido acceso a ese audio primero que cualquier otro
medio de comunicación?
En tiempos de espionaje telefónico, hackeo de cuentas bancarias,
manipulación de información personal sin permiso y el uso de un sinnúmero de
nuevas tecnologías para penetrar el ámbito íntimo de las personas, muchos nos
planteamos, y en especial los periodistas, hasta dónde debe llegar un reportaje
de investigación sin violar la privacidad de la gente.*
La
profesión periodística hace bien en preguntarse por estas cuestiones y no dejar
de reflexionar sobre ellas. La cuestión es compleja precisamente porque casi
nunca se plantean de forma nítida estas cuestiones, sino que los casos se
diluyen de forma irisada en sus contornos. No por ello —más bien al contrario—
se debe renunciar a la reflexión porque nos crea el hábito de hacerlo y porque
acumula experiencia y decisión frente a los futuros casos.
Los
problemas que se plantean aquí se refieren en primer lugar a la obtención de la
información, que es el principio de la cuestión, y después a la información y
su interés para ser difundida, que es el punto en el que se centra la BBC.
La grabación
salió a la luz a través de la publicación digital dedicada al cotilleo de
famosos TMZ. De allí, fue saltando a los medios que se hicieron eco de ella en
sus páginas. Cuando accedemos hoy al origen, a TMZ, nos encontramos con más información
al respecto, especialmente lo que la propia publicación, nos dice, "ha aprendido"
del caso:
V. Stiviano is under criminal investigation for
allegedly extorting Donald Sterling by demanding money in return for keeping
more audio recordings secret ... TMZ Sports has learned.
Law enforcement sources tell TMZ ... a senior
investigator for the L.A. County D.A.'s Bureau of Investigation contacted
Shelly Sterling Tuesday ... asking for an interview in connection with the
extortion investigation.
Donald Sterling gave an interview last week ...
telling a magazine, "I wish I had just paid her off."
TMZ Sports first reported ... Stiviano claims
to have 100 plus hours of recordings of conversations between her and Sterling.
Stiviano's people told us a week ago ...
Sterling called her after we posted the audio ... asking her, "How can we
make this go away?" We have since
learned it was NOT Sterling who initiated the call -- it was Stiviano.
And we've learned the investigation is also
focusing on whether Stiviano illegally recorded Sterling ... recording private conversations without
the consent of all parties is a crime in California.**
La cuestión vuelve a añadir nuevas circunstancias y matices
que obligan a revisar de nuevo los planteamientos para tratar de ajustarlos. El
hecho de que Stiviano, la modelo compañera o "novia" de Sterling,
esté siendo investigada por la realización de las grabaciones y por lo que
parece que pudiera ser un chantaje afecta a algunas cuestiones previas, pero no al fondo de
la cuestión, dada la naturaleza de la misma, el racismo, que es algo más que una cuestión privada.
Las cuestiones se diversifican en diversas direcciones: la
obtención de la información y su legalidad, las decisiones editoriales sobre la
publicación, el racismo de las declaraciones, la definición de privacidad y que
se puede hacer en ella sin que trascienda, y, finalmente, las consecuencias de
la propia publicación. Todos son ámbitos enredados.
Como casi todo en la vida, se resiste a ser blanco o negro.
Según el ámbito que valoremos como principal, las decisiones pueden ser
diferentes. No hay duda de que Sterling tiene un comportamiento racista con sus
palabras, pero desde el momento en el que hay una sospecha de que Stiviano, la
modelo, haya podido no solo grabar sino incluso provocar a Sterling para grabar
sus conversaciones, la cuestión se tiene que estudiar con una perspectiva
diferente. No me refiero a la cuestión "racista", de la que existen
precedentes —nos dicen— en el comportamiento de Sterling, sino a la
contribución indeseada en un proceso
delictivo que iría, más a allá de la grabación ilegal, al chantaje posterior utilizando
las cintas. Algunos pueden llegar a pensar que esto podría ser una línea de defensa y
contraataque acusar, a Stiviano de chantaje tanto como venganza por el daño
causado como para frenar otras posibles consecuencias de la salida a la luz de
las conversaciones. El tiempo lo dirá por boca de policía, abogados, jueces y
fiscales.
Si el medio actuó de
buena fe, es decir, se limitó a recibir la grabación y evaluar su
trascendencia pública, ha sido también engañado para ser utilizado como forma
de presión para hacer que Sterling "pague" por esas decenas de horas
de conversaciones privadas de las que podría disponer su antigua acompañante.
Todo esto es lo que tendrá que determinar la justicia. Tendrá que establecer la
legalidad de las grabaciones y la existencia de la extorsión posterior que ha
sido señalada. No es la cuestión periodística más que en la medida en que
generará más informaciones.
La cuestión periodística, a diferencia de la judicial,
incide en otro tipo de factores. ¿No puede difundirse ninguna información que
haya sido obtenida de forma ilegal? Evidentemente no y ocurre todos los días
cuando se difunden, por ejemplo, conversaciones de personas que olvidan que un
micrófono está abierto o que filtran informaciones. Y eso va del Watergate a
Snowden, por quedarnos en el ámbito americano; ambos casos han dado salida a
informaciones de forma ilegal, pero su trascendencia informativa, que no puede
desligarse, de social, en este caso política es incuestionable.
La forma de obtener una prueba en un proceso debe estar
sujeta a la legalidad en todo momento, mientras que en la cuestión periodística
se plantea si es "verdadera", si está confirmada, etc., que son cuestiones
muy diferentes. Por eso los periodistas protegen sus fuentes, como garantía
frente a sus informadores. Una prueba obtenida ilegalmente, en cambio, queda
anulada por muy "verdadera" que sea. El procedimiento aquí es
esencial para garantizar los derechos de las personas. ¡Cuántas pruebas se
anulan por ser obtenidas violando los derechos de los acusados!
El criterio —sin por ello eludir el de la legalidad,
obviamente— que se baraja en el ámbito informativo es el de "interés
público", que es de un orden y proceso diferente y vive en tensión
continua con derechos individuales, como el de la privacidad, en este caso. A diferencia de lo que ocurre en los
procesos jurídicos en los que elementos se centran en la prueba de un delito
tipificado, con el "interés público" se navega en un mar neblinoso
que en ocasiones se agita con oleajes que ponen a prueba la pericia del capitán
y el estómago de los viajeros.
Si en un juicio la duda
puede liberar a un acusado, en el terreno de la opinión pública el hecho de dudar puede ser suficiente, pues hablamos de imágenes sociales, de credibilidad de
las personas, etc. En los juicios se juega también con el descrédito de los
testigos, con su credibilidad, que es un elemento de percepción y de opinión
general.
¿Tenía interés general
saber las opiniones racistas del propietario de un equipo de la NBA, liga en la
que juega un 80% de jugadores afroamericanos? ¿Les interesaba a los asistentes
a los partidos saber que estaban enriqueciendo a una persona que no quiere que
le lleven al palco jugadores que no sean de su color preferido? Por el revuelo
caudado y la trascendencia, parece ser que sí, que el interés público —que
inicialmente es una estimación intuitiva— se manifiesta posteriormente sobre el
caso. No es solo una cuestión de cantidades, pues entraríamos en la
justificación por la audiencia, un camino éticamente peligroso, sino de la trascendencia social para la denuncia
del racismo, que sí es un problema. La información ha perjudicado a Sterling,
sí, pero ha servido para que se manifieste con claridad la condena social ante
el racismo o comportamientos que lo impliquen.
Edward T. Hall construyó su teoría sociológica sobre la idea
de "representación". Consideró que la sociedad es un escenario en el
cual todos representamos papeles múltiples por los que pedimos ser aceptados y
que constituyen una especie de compromiso ante los demás. Donald Sterling lo
tenía, como todos. Hall señaló: "cuando un individuo desempeña un papel,
solicita implícitamente a sus observadores que tomen en serio la impresión promovida
ante ellos" (*** 31). Hall hablaba de la "fachada personal",
como es esa apariencia que ahora, en
el caso de Sterling, se ha quebrado. También la de Stiviano como víctima,
claro. La revista que sacó a la luz las conversaciones, recoge otra noticia en
la que cuenta los desesperados intentos de Sterling de recomponer su
"fachada" con el expresivo título "Hey black friends... Defend me!" y señala:
Donald Sterling is desperately trying to play
the "I have black friends" card ... problem is, he can't get a black
friend on board ... TMZ Sports has learned.
Sources connected to Sterling tell us ... the
disgraced L.A. Clippers owner has reached out to several people he considers
friends -- hoping they will vouch for him as a not-racist person.
We're told one of the people he reached out to
is an African-American basketball player -- who respectfully declined
Sterling's request ... along with everyone else Donald reached out to.****
Pero cuando la "fachada" se ha roto, cuando la
"máscara" ha caído, es difícil que se recomponga porque aquellos que
eran amigos pueden tener la sospecha
fundada de que no lo eran tanto o incluso de que eran usados como tapadera para
cubrir su verdadera condición racista. También Hall estableció el profundo malestar
que se genera cuando se incumple el acuerdo tácito de la representación por la
que pedimos ser considerados y los otros aceptan. Para los antiguos amigos de
Sterling, este ha desaparecido; no es
el que tienen delante pues incumplió el compromiso de su fachada con el que se
relacionaban. La fachada es la cara que ofrecemos a los otros.
¿Cómo resuelve la BBC estos conflictos entre legalidad e
ilegalidad, entre denuncia y chantaje, entre público y privado, entre interés
público y e individualidad? Pues, como no podía ser de otra manera, mediante la
reafirmación de sus principios básicos y los imperfectos ajustes prácticos,
señalando que la privacidad absoluta queda relativizada en función de lo que en
esa privacidad se haga o diga, algo jurídicamente cuestionable pero éticamente
acertado. No puedes ser un liberal en público y un racista en privado porque
incumples tu compromiso de aceptación por los demás. La BBC señala:
Existen principios editoriales
muy claros cuando se trata de la privacidad de las personas. La BBC no puede
violarla sin una buena razón, independientemente del lugar del mundo donde
operamos.
Tal como indica nuestra guía
editorial, "es esencial para ejercer nuestros derechos a la libertad de
expresión e información que trabajemos dentro de un marco que respete la
privacidad individual y la trate de manera justa mientras investigamos y
establecemos asuntos que por el interés público deben ser revelados".
Ninguna conducta privada,
correspondencia o conversación debe ser hecha pública a no ser que exista un
claro interés público.
Cuando se trata de exponer un
crimen, una conducta antisocial, corrupción o injusticia, la incompetencia o
negligencia de alguien, o para proteger la salud y la seguridad de la gente, el
interés público se impone sobre la privacidad de los individuos.
En el caso de Donald Sterling
parece obvio que sus comentarios reflejan una conducta antisocial,
independientemente de que sus allegados han declarado en los últimos días de
que él no es racista.*
No se puede avanzar mucho más: claridad en los principios y
buena intención en los juicios, que no sean utilizados de forma torticera para
perjudicar a alguien, como tantas veces en que se filtran interesadamente
informaciones, etc. Los juicios se celebran cuando se dispone de la información
necesaria; los periódicos se escriben con la información disponible y las
posibilidades de verificación siempre mermadas por la aparición de nuevas
informaciones, incertidumbres o engaños. Es un servidumbre de la información
diaria y parte de la grandeza del periodismo es construir cada día una visión
del mundo con estos mimbres antes de que llegue la noche.
El caso Sterling puede ser considerado con todos los
requisitos para ser tema de debate hasta el infinito. Lo tiene todo: racismo,
dinero, deporte, glamour, modelos, camas... Pero, desde la perspectiva
informativa, como bien señala la BBC ellos lo hubieran dado por la "conducta
antisocial" que reflejaban. Y señalan: "Sin embargo, para que esos
comentarios racistas provoquen malestar y generen un cambio, primero hay que
hacerlos del dominio público." Es en ese "sin embargo" donde
radica la cuestión. No hay cambio social sin denuncia social. La denuncia
privada arregla lo privado, pero la información se dirige más allá, en este
caso. ¿Es el racismo, la xenofobia, el machismo... una "conducta
privada", algo protegido en la intimidad, protegido por la privacidad?
Otras cuestiones: ¿deja de ser una denuncia
por ser un chantaje; eso le resta valor? La vida va caminos tortuosos y se escribe
con renglones torcidos.
La misma revista que publicó las grabaciones, TMZ, insulta
(literalmente) desde los titulares a Stiviano, por la que se sienten manipulados,
y cierra su información con un directo "¿Cómo se dice ... your 15 minutes
of fame are almost over?".
Porque la vida es injusta, inventamos el derecho; porque el
derecho es imperfecto, inventamos la ética, que no es perfecta pero al menos
nos permite debatir sobre ello. Si no logramos reducir la imperfección, al
menos reflexionemos sobre ello. Como dice los de la publicación TMZ,
"hemos aprendido". Pero solo hasta la próxima vez. Los "sin
embargo" nos inundan, pero hay que decidir. Eso sí, cuidadosamente y
tratando de explicar porqué.
* "Racismo y la NBA" Blog de los Editores BBC
Mundo 6/05/2014 http://www.bbc.co.uk/mundo/blogs/2014/05/140506_blog_editores_nba_y_racismo.shtml
** "V. Stiviano: Investigated for Allegedly
Extorting Donald Sterling Over Recordings" TMZ 6/05/2014
http://www.tmz.com/2014/05/06/v-stiviano-extortion-investigation-donald-sterling-audio-recordings-money/
*** Edward T. Hall (1959, 2009): La presentación de la
persona en la vida cotidiana. Amorrortu, Buenos Aires.
**** "Hey
black friends... Defend
me!"http://www.tmz.com/2014/05/04/donald-sterling-hey-black-friends-defend-me/
TMZ 4/05/2014
http://www.tmz.com/2014/05/04/donald-sterling-hey-black-friends-defend-me/
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.