Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
¿Intenta
compensar el presidente Barack Obama los problemas domésticos con resultados
internacionales, con éxitos diplomáticos? Las batallas ganadas fuera pueden ser
muy discutibles y, de hecho, lo son. A Estados Unidos se le escapan sus
enemigos tradicionales de entre las manos —Rusia, Irán, Siria...— mientras que
sus aliados tradicionales —Israel, Arabia Saudí—se encuentran francamente
enfadados. ¿Es esto ganar? ¿Lo es realmente? Sus "victorias" le
siguen atrayendo enemigos internos y pueden ser presentadas como debilidades.
Puede que
Barack Obama se haya escapado de las trampas obstruccionistas de los
republicanos dedicándose a la política exterior. De casi montar una guerra
contra Siria en pleno calor veraniego, ha pasado en el frío otoño a alcanzar un
"acuerdo histórico" con Irán. Pero ¿qué extraña política exterior es
esta que hace que se enfade Israel y se alegren los iraníes, que Kerry se
abrace con el ruso Lavrov sin pudor alguno?, piensan muchos norteamericanos. ¿Qué
es esta especie de promiscuidad
diplomática? ¿Desde cuándo vamos
juntos?
Dice
Antonio Caño en El País, desde
Washington:
Barack Obama afronta el reto más importante
de la política exterior de su presidencia, la reconciliación con Irán, en
absoluta soledad, sin apoyos claros ni dentro ni fuera de Estados Unidos,
obligado a demostrar en poco tiempo que existen garantías verificables de
mantener el programa nuclear iraní bajo control y que no existe peligro
inmediato para los principales aliados norteamericanos en Oriente Medio.
La posición de Obama tras la firma de acuerdo
interino es bastante más incómoda que la de sus colegas europeos en Ginebra. El
presidente norteamericano, no solo se enfrenta a una dura oposición de ambos
partidos, incluido el suyo propio, en casa, sino que ve amenazada la
arquitectura tradicional de influencia de EE UU en la región. Israel y Arabia
Saudí, los dos pilares sobre los que se ha asentado la estrategia
norteamericana, están en contra del pacto con Irán y reconsiderando sus
relaciones con Washington.*
El
éxito o el fracaso de sus acuerdos dependen ahora del cumplimiento de sus
enemigos, en cuyas manos ha puesto su destino. Hay que reconocerle valor a
Obama. Es consciente de que se encuentra bloqueado en política interior y quizá
desee que su mandato sea recordado por lo único que el mundo, al final, suele
recordar a los presidentes norteamericanos: por sus hechos positivos o negativos
en política internacional, que son los que mejor se entienden desde la
perspectiva de los otros países. Unos abren las guerras y otros las cierran;
unos bloquean y otros desbloquean; unos sancionan y otros quitan las sanciones.
La política nacional queda para el consumo interno; el resto, lo padecemos
directamente los demás. La soledad de Obama se hace más comprensible desde esa
perspectiva.
The New
York Times nos da cuenta así de un acto público de Obama ayer:
“For the first time in a decade, we’ve halted
the progress on Iran’s nuclear program,” Mr. Obama told a crowd of about 600
people. “Key parts of the program will be rolled back. International inspectors
will have unprecedented access to Iran’s nuclear stores.”
The rally here was originally intended to
promote Mr. Obama’s proposals for an immigration overhaul. But as negotiations
with Republicans on domestic policy issues like immigration and the budget have
continued to stall, Mr. Obama instead began his remarks with a defense of his
Iran negotiations.
“Tough talk and bluster may be the easy thing
to do politically,” Mr. Obama said. “But it’s not the right thing to do for our
security.”**
En un encuentro destinado a hablar de la inmigración, otro tema
bloqueado, Obama tiene que aprovechar para explicar lo que está haciendo fuera,
el campo que le queda más despejado. Quizá sea el público más receptivo que
pueda encontrar para los temas exteriores, el que comparte las preocupaciones
dobles por lo que ocurre dentro y lo que ocurre fuera. En cualquier caso, sea
como sea, es el público que el presidente necesita para lanzar su mensaje al
resto. Ante ellos, Obama se reivindica:
Together with the end of the war in Iraq, the
death of Osama bin Laden and the impending departure of American troops from
Afghanistan, Mr. Obama said, he has fulfilled the promise from his first
campaign to bring about a “new era of American leadership, one that turned the
page on a decade of war.”**
Con el listado de sus logros exteriores, Obama está
participando en un diálogo más amplio que el que mantiene con los asistentes,
meros figurantes en su discurso, dirigido a los legisladores, a los que tendrá
que convencer de la importancia histórica del acuerdo y lo beneficioso para
todos. Es también un mensaje, una lista de aquello por lo que desea ser
recordado, sus logros: cerrar Iraq, la muerte de Bin Laden y las tropas de
Afganistán, aunque se queden otros diez años. Él es quien está "cerrando
las páginas" que otros abrieron. Puede que sus temas "propios"
se vean frenados, pero está terminando con las asignaturas pendientes. Así, Obama
planta cara a los que le han llamado "mentiroso" con el
"Obamacare" y líder "débil" por la situación en Siria y en
todo Oriente Medio, con una evidente pérdida de apoyo entre los antiguos
aliados, y el creciente peso de la Rusia de Putin.
Queda por ver si lo que todos fuera de los Estados Unidos
consideran un acuerdo histórico
parece lo mismo en casa, donde las imágenes de la llamada "crisis de los
rehenes" todavía están frescas. Puede que el Oscar concedido a la película
"Argo" en año pasado, en la que se nos mostraba cómo se burló la
vigilancia de los revolucionarios iraníes para sacar una parte del personal de
la embajada, no haya sido bastante catarsis para algunos.
Lo que sí parece quedar claro es que Obama es consciente del
tipo de fracaso histórico con el que intentan presentarle en los Estados Unidos.
Ha desafiado demasiados tabúes y los obstáculos no han sido pocos.
Dice The New York Times, citando fuentes discretas, que las conversaciones se han mantenido a través del sultán de Omán desde 2011, con Kerry como interlocutor. Que se filtre esto ahora parece querer decir que no se trata de una loca carrera para compensar con éxitos exteriores los golpes internos, sino ofrecer la impresión de una estudiada estrategia que comenzó con el anterior y más radical gobierno iraní. Lo cierto es que efectivamente la prensa daba cuenta de las conversaciones o posibles contactos que Obama pudiera establecer, con información real o como posibilidad. De ello y de las reacciones ante esta posible situación quedó testimonio a través de los chistes gráficos, buen medidor de las reacciones. Ahora apenas ha dado tiempo a pensar en el acuerdo sirio y ya se ha cambiado de objetivo. Puede que algunos se pregunten no necesariamente con ironía —como ya hacía la Fox criticando la política de vigilancia nuclear de la presidencia— si los siguientes serán los norcoreanos o los cubanos en la lista de Obama.
Hace unos días, la prensa daba cuenta de un hecho histórico
en el funcionamiento político norteamericano: el cambio de la norma que
permitía los bloqueos de los nombramientos de cargos propuestos por la
Presidencia a las minorías. Desde la llegada de Obama, las presiones de los republicanos
—manejados por los miembros del Tea Party— han sido brutales y lo que era un
mecanismo de garantías se convirtió en un infierno para los candidatos que eran rechazados impidiendo el normal funcionamiento institucional. El cambio
de la norma, aprobado por los demócratas, permitirá a Obama designar sus peones
en la administración para poder alcanzar sus objetivos. Nos contaba Eva Sáiz en el diario El País:
En la última semana, los
republicanos han bloqueado a tres de los candidatos designadas por Obama para
ocupar el estrado en el Tribunal del Circuito del Distrito de Columbia. Antes,
para impedir un nombramiento era necesario que la incompetencia o la incompatibilidad
para desempeñar la función para la que habían sido designados fuera manifiesta.
En estos días, varios senadores republicanos han reconocido que la razón
principal por la que se oponen a las elecciones del presidente es el mero hecho
de que no desean que ninguno de sus nominados acceda a ese juzgado en concreto.
En lo que va de año, la práctica del filibusterismo ha bloqueado la investidura
de 13 cargos para ocupar puestos en tribunales federales.
El número de
candidatos bloqueados desde que Obama llegó a la Casa Blanca, contrasta con el
de presidencias anteriores. George W. Bush sufrió siete obstrucciones, Bill
Clinton nueve, y Ronald Reagan y Jimmy Carter dos respectivamente.***
Las cifras son reveladoras del calvario interior de Obama.
La historia se tomará su tiempo para analizar este complicado periodo de la
política norteamericana, sus luces y sombras, internas y externas. La batalla del presupuesto ha sido pospuesta, no abortada. Veremos cómo acaba, con los republicanos enfurecidos e Israel movilizando sus apoyos internos. Obama ha conseguido enfurecer a mucha gente.
Esa
"absoluta soledad" en sus acciones, de la que hablaba el corresponsal
de El País en Washington, tendrá que verse con cierta perspectiva. Su
valoración dependerá de sus resultados, como es lógico, y estos están en manos de sirios, iraníes
y rusos, del grado de cumplimiento y compromiso que tengan. Todo un acto de confianza —caminar sobre el filo de una navaja— que podría desmoronarse en cualquier momento
si alguna de las partes hace un movimiento inadecuado.
Entonces, no haría falta esperar a la Historia para celebrar
el juicio. Jueces y verdugos están listos desde hace tiempo. Siempre se recela de los éxitos que tus enemigos celebran más que tú.
* "Obama se queda solo en la defensa del acuerdo con
Irán" El País 25/11/2013
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/25/actualidad/1385403875_123270.html
**
"Obama, Countering Critics, Defends Iran Nuclear Deal" The New York
Times 25/11/2013
http://www.nytimes.com/2013/11/26/world/middleeast/longer-term-deal-with-iran.html?hp&_r=0
*** "El Senado elimina el veto minoritario a los cargos
elegidos por el presidente" El País 22/11/2013
http://internacional.elpais.com/internacional/2013/11/21/actualidad/1385059483_766882.html
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