Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
En la
obra de Jack Goody, El milagro
euroasiático (2012), se trata de encontrar explicación a los desarrollos
—sus velocidades y atrasos relativos— históricos de Oriente y Occidente, espacios
culturales que hoy confluyen en una globalización que ha hecho que se
cuestionen los límites preconcebidos y, especialmente, los tópicos que ha
regido la visión occidental de la otra parte. Goody, catedrático de
Antropología Social en Cambridge, receptor de honores académicos múltiples, propone la revisión de los criterios aplicados
hasta el momento, que han favorecido la interpretación occidental de los
fenómenos históricos sobre su despegue respecto a otras culturas, a las que se
ha contemplado como limitadas. Goody, africanista y estudioso de la cultura de la escritura, prefiere hablar de "alternancias"
en la primacía del desarrollo económico y cultural.
Escribe
Jack Goody:
Yo sostengo que todas las culturas con
escritura tuvieron periodos en los que miraron atrás, a veces con una
perspectiva religiosa —lo que suele conducir al estancamiento— y a veces con un
ánimo más secular —lo que generalmente favorece la invención. En la India
gupta y maurya, así como en el islam abásida y, más tarde, en Andalucía, hubo
periodos de progreso. El Renacimiento italiano presenció otro periodo de
resurgimiento, pero hubo una diferencia vital: la alternancia pareció cesar
entonces y se produjo una transformación más permanente, el tipo de crecimiento
continuo y autosostenido que (según Rostow) se ha considerado típico de una
economía «capitalista». Mientras que en el islam y en la India, y en una vena
más secular incluso en China, se produjeron periodos de liberalización de este
tipo, seguidos de un resurgimiento de la fe en un universo transcendente, en la
Europa renacentista se mantuvo la búsqueda de explicaciones más seculares
(podríamos calificarlas de «científicas») y el conocimiento del mundo siguió
expandiéndose. (117)*
Goody rechaza que hayan sido el "protestantismo"
o el "capitalismo" (que ya existía de antes como "capitalismo
mercantil") los que marcaron el final de la "alternancia" (su
idea central) definiendo la "supremacía" de Europa. Su idea
—podríamos sintetizarla así— es que hay determinados momentos en la Historia en
la que los pueblos deciden mirar hacia atrás para ver su futuro. Unas veces se
dirigen hacia puntos que los liberan, más abiertos, y otras, en cambio, lo
hacen hacia momentos en los que las restricciones eran mayores.
Mi
explicación es la siguiente: en el Renacimiento italiano se volvió la vista
atrás deliberadamente, en un movimiento que en sus dimensiones más generales
era intrínseco a la alfabetización. Fue un proceso que caracterizó a todas las
culturas escritas de Eurasia: cristianismo, islam, India y China, por mencionar
solo las principales. Este movimiento se produce en todos aquellos que tienen
una religión escrita, lo que necesariamente implica volver al Libro, a la
palabra sagrada de Dios (o de su portavoz), especialmente en los credos
monoteístas que son hegemónicos. Pero en ocasiones, esa mirada atrás va
dirigida a una ideología menos exigente que deje más espacio a lo secular, y
esto, en mi opinión, es lo que ocurrió en la vuelta a la sociedad clásica en la
Europa renacentista y al confucianismo en la China song, soslayando la
hegemonía del cristianismo en un caso y del budismo en otro. Desde luego, esta
alternancia interna puede producirse en otras circunstancias, como en la India,
donde la no transcendental visión secular lokayata ocupó un lugar más
permanente en el panorama general, y aquel universo no sólo era «espiritual»,
como ha sostenido el antropólogo francés Louis Dumont, entre otros. Pero la
alternancia, no el «crecimiento» continuado hacia un fin, era la norma. (118)*
La explicación de Goody plantea un sistema histórico de
alternancias, primero en el seno de las culturas a las que se refiere, en cuyo
interior se producen esas miradas selectivas hacia periodos liberalizadores que
don tomados como referencia en el presente —el caso renacentista europeo—
frente a otros más oscuros, que limitan nuestro conocimiento del mundo mediante
el recorte de la capacidad de explicación. Son esos movimientos los que han
permitido, a su vez, las alternancias externas, las que se han producido entre
culturas. La alternancia es la norma, no la excepción. La visión de culturas
inferiores per se es una justificación que posibilita, entre otras cosas, el
colonialismo, por ejemplo. No están solo lo hechos, sino la forma de
percibirlos e interpretarlos. Nuestras explicaciones de la "Historia"
justifican nuestras intervenciones en la "Historia". No es lo más
importante que puedan ser ciertas o no, sino si la creemos o las rechazamos. El
pueblo que se cree "superior" acaba "invadiendo" o
"despreciando".
Las alternancias internas son más fáciles de
detectar y tienen que ver con el "oscurantismo" que impide un mejor
conocimiento del mundo. El énfasis puesto por Goody en la cuestión de la
"escritura" y el "libro" no es casual, ya que su carácter
de cierre de la Historia —todo está
dicho— limita o impide el conocimiento al remitirse a sus propias páginas, por
decirlo así, en vez de al mundo para cualquier respuesta. Hay momentos en que
se lee el "libro de la Naturaleza" —como querían Galileo, Bacon,
Montaigne o Campanella— y otros en los que se
lee simplemente el "Libro", en el que esperan encontrarse todas
las respuestas. Es en estos últimos momentos, los oscuros, cuando se recela de los
cambios y de cualquier desvío de la ortodoxia.
Durante siglos, las alternancias entre ambos
periodos han sido posibles porque era fácil el control de la comunicación, es
decir, control de las informaciones circundantes. Se podían levantar murallas y
decretar silencios, obligar a un educación rígida o a una ignorancia
meticulosamente creada, con cierta facilidad. La llegada de la imprenta,
coincidiendo con el cambio que Goody considera permanente en Occidente y que
significó su constancia en el desarrollo, es esencial para explicar los
cambios. Hoy ya no es tan fácil como antes, en un mundo cruzado por múltiples
líneas de comunicación, abierto gracias a las nuevas tecnologías, un camino que comenzó con la escritura y siguió con la imprenta, cuya historia es doble, de emancipación y de obediencia, de pensamiento y de recitado.
El Libro opuesto a los libros, el adoctrinamiento frente
a la educación emancipadora —como consideraba Kant propio de la Ilustración—,
el aislamiento cultural impuesto frente al contacto enriquecedor, etc., son el
verdadero motor que hace avanzar la Historia y el desarrollo de los países.
Un ejemplo de estos movimientos internos de remisión
hacia el Libro o hacia los libros lo tenemos en la lucha actual por la
redacción de la nueva constitución egipcia, la que sustituirá, según lo
previsible, a la escrita por los grupos islamistas en el poder, para los que la
Constitución no debía ser más que un apéndice concordante del "Libro"
superior y, en sentido estricto, innecesario si se cumple el primero.
El diario AhramOnline
nos informa del frontal rechazo que los salafistas, que aceptaron estratégicamente
participar en la redacción, a los intentos de abrir a través de la Constitución
las posibilidades hacia el futuro:
The
preamble then moves to stress the goals of the 25 January and 30 June
revolutions: mainly achieving social justice, national independence, freedoms
and rights, and separating religion from politics.
According
to the preamble, "The constitution is for a civilian, democratic and
modern state in Egypt."
The
above words triggered, however, furious reactions from Mohamed Ibrahim Mansour,
representative of the ultraconservative Salafist Nour Party. Mansour, in a
request submitted to chairman of the committee Amr Moussa, said "The party
strongly rejects the word 'civilian' because it reflects Western and secular
values." "We want the word 'civilian' to be omitted from the preamble
and it is enough to state that the constitution is for a democratic and modern
Egypt," read Mansour's request.**
La
palabra "civil" significa lisa y llanamente la posibilidad de poder
vivir de una forma menos dirigida y limitada que hasta el momento; significa márgenes
negados a la individualidad y la remisión obligatoria al Libro. La reacción
"furiosa" de Mansour así lo prueba, ya que por esa vía se escapa una
gran parte del poder de control de las personas individual y socialmente. Se
escapa también la posibilidad de un progreso real para el país, que queda
encerrado en sus propios límites, como ocurrió con las interpretaciones
islamistas de la Economía durante el breve periodo de mandato de los Hermanos
Musulmanes con Morsi al frente. La ortodoxia son los árboles que no dejan ver
el bosque.
¡En la
palabra "civil" se encuentran tantas cosas! Encierra las diferencias
abismales entre una vida dirigida y una vida autónoma que pueda irse
desprendiendo poco a poco de los lastres acumulados precisamente por esa mirada
limitada y obsesiva hacia un mundo dogmático que todo lo ve como peligroso y
corrupto.
AhramOnline nos añade otra información
reveladora de lo que molesta a los salafistas, el arte:
Mansour
also rejected a phrase stating that "A new chapter of the constitution
promotes all forms of culture, including painting, music and theatre
dramas." Mansour wants the words "painting, music and theatre
dramas" to be omitted, deeming it enough for the constitution to promote
"all forms of culture."**
¿Por
qué le molestan a los salafistas que se hable específicamente de la protección
de "pintura, música y obras teatrales"? Los motivos son evidentes: el
rechazo que les suscitan, también de orden dogmático religioso. Lo artístico es
una forma más de lo "civil", de la emancipación individual del orden
controlado, a cuyo servicio se debe poner allí donde no está expresamente
prohibido. No es necesario recordar, por ejemplo, cómo la música y otras artes
estuvieron prohibidas y perseguidas durante el "reinado" teológico de
los talibanes en Afganistán.
En un
interesante artículo sobre el declinar de la cultura en Egipto, escrito pocos
meses antes de la Revolución de Enero de 2011, Khaled Al-Khamissi —sociólogo,
escritor y periodista—, el autor de uno de los grandes bestseller en el mundo
árabe, Taxi, mostraba esa pérdida de
tejido creativo, propiciada desde el poder, ahogando —desde una perspectiva no
religiosa, pero sí autoritaria, copiando el modelo— el desarrollo creativo,
además del económico:
Ha transcurrido casi una década de todo aquello y nos
encontramos a las puertas de 2010. En lo que a mí respecta vivimos una época de
cambios importantes y rápidos, con movimientos renovadores en busca del rumbo
perdido, algo que no veía desde mi ingreso en la universidad allá por 1980. Se
empieza a apreciar la existencia de una juventud interesada en una recuperación
de la cultura egipcia con aires renovados hasta ahora nula, y que tiene como
punto de partida el rechazo de los cánones y normas dictadas por el gobierno,
es decir, están dispuestos a llamar a todas las puertas posibles con el único
objetivo de despegar culturalmente hablando y salir así del atolladero en el
que llevaban desde hacía treinta años. En definitiva, estamos ante una nueva
generación joven y fuerte, que quiere romper con todo lo anterior sedientos de
un cambio radical.***
Recordemos
que estas palabras están escritas en la antesala de la Revolución. Es más fácil
comprenderlas hoy, como base de explicación de los "incompresibles"
vaivenes egipcios. Es esa juventud la que acabó saliendo a la calle, harta de
frenos a su futuro individual y colectivo, harta de tener que emigrar ante la
incomprensión, la persecución o la indiferencia, según el sentido de sus
demandas. Curiosamente, en ese mundo especial que va de Anwar el Sadat y
Mubarak hasta Mohamed Morsi, lo que avanza es el islamismo —de los Hermanos
Musulmanes a los salafistas de al Nour, junto con otros grupos violentos— que
hoy sigue dando muestras de su poder en las calles, al que se le entregó.
Fueron los islamistas en el poder los que recortaron las posibilidades
expresivas —por seguir en el campo del arte— llevando a la huelga a
intelectuales y artistas, como ocurrió, por ejemplo, con las protestas en la
Opera de El Cairo.
El
futuro de Egipto —su presente incluso— está lleno de interrogantes e
incertidumbres. Es un escenario en el que se debate, como señala Goody, hacia
qué "Libro" mirar. Si el desarrollo continuo de Occidente se produjo
por haber encontrado fórmulas para reducir al ámbito de lo personal las
creencias y poder avanzar en el conocimiento de la Naturaleza a través de la
Ciencia, los que no lo hagan se verán condenados al oscurantismo y, lo que es
peor para ellos y para todos, a la violencia como reacción única ante el resto
del mundo, al que verán como "infieles", como sociedades corruptas
que recibirán por una "mano" u otra el debido castigo. Los ultranacionalismos crecientes tienen un papel similar cuando fomentan el aislacionismo y elevan mitos que han de ser aceptados dogmáticamente, expulsando de su seno a los disidentes. La lucha entre ortodoxia dogmática y apertura es la que marca las posibilidades de desarrollo y convivencia social.
El
ejemplo de cómo China ha recorrido a gran velocidad su camino hasta lograr
importantes transformaciones debería analizarse con mayor detenimiento. Allí la
ortodoxia, como ocurrió con la Revolución Cultural —el Libro era otro, el de
Mao—, también puede ser un obstáculo, pero el aumento de lo civil, de sus demandas es imparable. Lo económico es solo una parte; también está lo civil, el ámbito de las libertades realizadoras.
Basta con comprobar, como pudo hacer Khaled Al-Khamissi, el estado de su
juventud, sus deseos de ampliación de las bases de la cultura, su impulso de
transformación, para comprobarlo.
Hoy ya no
es posible elevar murallas o rodearse de desiertos de arena.
* Jack
Goody (2012): El milagro euroasiático.
Alianza Editorial, Madrid.
**
"Islamists reject preamble of Egypt's new constitution as reflecting
'Western' values" AhramOnline
23/11/2013 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/87272/Egypt/Politics-/Islamists-reject-preamble-of-Egypts-new-constituti.aspx
***
Khaled Al-Khamissi. "La cultura egipcia actual" Culturas. Revista digital de análisis y debate sobre Oriente Próximo y
el Mediterráneo, s/f http://revistaculturas.org/la-cultura-egipcia-actual/
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