Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Todavía
estaban calientes los votos, recién salidos de las urnas, y ya estaban los
británicos arrepentidos. No le dio tiempo a Nigel Farage a tomarse una segunda
pinta ni a Boris Johnson a sacarse la mano de los bolsillos y ya les estaban
abucheando. Todavía estaba Marine Le Pen pidiendo un referéndum en Francia cuando ya en Gran
Bretaña había dos millones de firmas pidiendo otro para no salir o para volver
a entrar. Los británicos comprendieron al fin que lo que estaban destruyendo no
era Europa, sino la Gran Bretaña, con Escocia pidiendo la independencia,
Londres queriendo ser una isla dentro de una isla para quedarse mientras que
ellos, ellos... En fin...
El
fenómeno inverso al Brexit ha tenido un bautizo instantáneo: "Bregret".
The New York Times ha hablado
expresivamente de "backpedaling" ("Having Won, Some ‘Brexit’
Campaigners Begin Backpedaling") mientras nos muestra a un enérgico Boris
Johnson haciendo campaña a la sombra de un autocar decorado con una promesa: enviar
350 millones de libras por semana a la Seguridad Social nacional en vez de a la parasitaria Europa.
El Mundo recoge algo peor, la confesión del crimen
por parte de los perpetradores de la salida que, probablemente abrumados por
sus propias trolas políticas, se encuentran con la mirada de los hijos, esos
jóvenes que mayoritariamente, el 75% (¡se dice pronto!) querían quedarse:
Horas después del triunfo del 'Brexit', sus
defensores han reconocido que algunas de sus promesas de campaña -como el fin
de la "libertad de movimientos" para reducir la inmigración o la
desviación de 430 millones de euros semanales a la seguridad social- no van a
poder cumplirse con la salida de la UE. El reconocimiento entre dientes y la
sensación de incertidumbre total que se respira en el país han provocado lo que
ya se ha bautizado el "Bregret": el arrepentimiento por la ruptura
con Europa.
La cadena de televisión ITV fue la primera en
captar ese fenómeno incipiente, que corre como la espuma con el hashtag
#Bregret en las redes sociales. Mandy Suthi, estudiante e hijo de inmigrantes
indios, que si tuviera ocasión de volver a votar lo haría por la
"permanencia" en vez de por la "salida", tras comprobar que
los peores presagios "se están haciendo realidad".
Decenas de votantes llamaron a la Comisión
Electoral el mismo viernes para preguntar si podían cambiar su voto y reconocer
que habían optado por la opción "leave" en señal de "protesta",
pero con la certidumbre de que el Reino Unido se iba a quedar dentro de la UE,
según informe 'The Independent'.**
¿Se
recuerda algo así? ¿Tan rápido? Las explicaciones que algunos dan nos muestran
los peligros de cierta forma de entender la política. Hay mucha gente que
quería dar un palmetazo a David Cameron, nos explican, pero que no querían
salir realmente de la Unión Europea. Y uno empieza a darse cuenta que la gente
vive con un desfase tanta elección, que se irrita tanto que no espera a las
siguientes generales para castigar al gobierno, sino que le castiga en la
primera que llega, sea el motivo que sea.
Los que
hablan de la irracionalidad política estarían en lo cierto al suponerse que si
Cameron hubiera hecho campaña por el "no", ahora lo británicos serían
los más europeístas de toda la Unión. ¿Es esto normal? ¡Vaya usted a saber!
La
democracia se hizo para tomar decisiones, no para llevar la contraria. Pero los
nuevos sistemas de motivación requieren que el ciudadano esté siempre enfadado
por algo y que el voto sea siempre, a ser posible, de castigo. Por males reales
o imaginarios, lo cierto es que el voto se hace cada vez más con sentimientos primarios
y cada vez menos con la calculadora o el tratado filosófico en la mano.
The Washington Post titula "Brexit leaders are
walking back some of their biggest promises" y nos deja una imagen insólita
de Nigel Farage, con una cara que no le habíamos visto en la vida, aunque su
repertorio es amplio. El periódico reproduce sus palabras como "ganador"
del referéndum por la salida:
Nigel Farage was perhaps the loudest voice
calling for Britain's exit from the European Union, though he wasn't officially
part of the "Leave" campaign. As leader of the United Kingdom
Independence Party, he represented the isolationist, anti-immigration core of
the Brexit movement. Speaking to the host of ITV's "Good Morning Britain,"
Farage called one of the "leave" campaign's biggest promises a
"mistake," though he distanced himself from the decision to make the
promise in the first place.
Host: "The 350 million pounds a week
that we send to the E.U., which we will no longer send to the E.U., can you
guarantee that's going to go to the NHS [Britain's National Health
Service]?"
Farage: "No, I can't, and I would
never have made that claim. It is one of the mistakes that, I think, the
'leave' campaign made."
Host: "Hold on a moment. That was
one of your adverts."
They then sparred over whether it was the
"leave" campaign's advertisement or Farage's in particular, before
moving on. The advertisement was the campaign's, not Farage's.
Host: "That's why many people
voted."
Farage: "They made a mistake doing
that."
Host: "You're saying after 17
million people have voted for 'leave,' based — I don't know how many people
voted on the basis of that advert, but that was a huge part of the propaganda
—you're now saying that's a mistake?"***
La perplejidad del entrevistador se habrá vuelto ira en todos
aquellos que se habían creído las promesas milagrosas de Farage, Johnson y
compañía para salir de Europa y volver al glorioso imperio victoriano. La Gran
Bretaña cuya penosa situación se debía al parasitismo de Europa, el argumento
esgrimido, esa Europa nazi y antidemocrática, burócrata y pródiga, se despierta
de su sueño narcótico y se encuentra que estos personajes que han construido
destruyendo, cuyo discurso solo era la negatividad, les han mentido con la
mayor desfachatez del mundo. ¿Una cuestión de democracia y principios, Farage?
El periódico recoge otros fragmentos de entrevistas en la
que los líderes de la salida retroceden ante las preguntas que los asombrados
periodistas les hacen. ¡Triste espectáculo!
La situación británica se agrava. Paradójicamente la dura
Angela Merkel es la única que no ha querido hacer sangre inmediata con la
salida. Los ministros de Asuntos Exteriores de los países fundadores de la Unión
han exigido el envío inmediato de la carta de salida, requisito esencial, y el
comienzo ya de las negociaciones. Nada de dimisión después de verano para que
otros den la cara, como quiere Cameron. Tras las luchas interna por conseguir
el liderazgo en el Partido Conservador y dejar fuera a Cameron, ¿a quién le
apetece ponerse al frente del proceso más impopular, por lo que estamos viendo,
en la Historia reciente de la Gran Bretaña? La salida de su casa de Boris
Johnson, abucheado, perseguido por ciclistas, era un anticipo.
Los laboristas no
están mejor. Dimiten y piden la cabeza de un líder poco entregado a la causa europea, por lo que nadie puede
considerar esto ni siquiera una "amarga victoria" sino una derrota
colectiva de la clase política en su conjunto. Unos no han sabido defender lo
que había que defender, el proyecto europeo, otro solo han sabido retorcer,
distorsionar los problemas y mentir sobre las soluciones. Respeto merecen los
jóvenes que han salido a la calle a hacer las campañas por una Gran Bretaña en
Europa.
La demagogia se paga. Las sociedades modernas, estables y
técnicamente resueltas por una sólidas administraciones públicas profesionales
no pueden permitirse el lujo de votar demagogos e incompetentes, aventureros de
la palabra y la acción. Lo que ha ocurrido en el Reino Unido, la crisis
profunda en la que se adentra, debe servir de ejemplo para la Europa de las
tentaciones. Hay que empezar a exigir que la política sea seria, con las personas que saben de algo y no ir reclutando personajillos o indocumentados para las listas.
Volvamos al argumento que llevamos años exponiendo: Europa
es un proyecto en construcción y debe serlo para poder seguir mejorando lo que
se ha avanzado. No es perfecta ni podrá serlo nunca, como tampoco lo ha sido la
Gran Bretaña por más que sus demagogos lo juren. Es, en cambio, un proyecto
ilusionante, de modernidad real, una experiencia —no un experimento— para las
generaciones, sobre todos los jóvenes, como se ha visto en el voto. Gran
Bretaña votó contra su futuro y contra su presente, como se puede apreciar en
la cadena interminable de abismos en los que puede caer sin red, tal como están
poniendo los expertos sobre la mesa.
Los miles de personas que dicen arrepentirse del voto
emitido ¿tienen posibilidades de recuperar la cordura? Mucho me temo que varias
generaciones de británicos van a tener que vivir con las consecuencias de las
mentiras de Boris o de Nigel.
*
"Having Won, Some ‘Brexit’ Campaigners Begin Backpedaling" The New
York Times 26/06/2016
http://www.nytimes.com/2016/06/27/world/europe/having-won-some-brexit-campaigners-begin-backpedaling.html?hp&action=click&pgtype=Homepage&clickSource=story-heading&module=b-lede-package-region®ion=top-news&WT.nav=top-news
** "Las mentiras del 'Brexit'" El Mundo 26/06/2016
http://www.elmundo.es/internacional/2016/06/26/576ec5a8468aeb11758b462e.html
***
"Brexit leaders are walking back some of their biggest promises" The
Washington Post 26/06/2016
https://www.washingtonpost.com/news/worldviews/wp/2016/06/26/brexit-leaders-are-walking-back-some-of-their-biggest-promises/?hpid=hp_hp-top-table-main_wv-brexit-leaders-5pm%3Ahomepage%2Fstory
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