Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
A la
hora de analizarnos desde fuera —según el diario El País que se ha molestado en
preguntar*— las opiniones oscilan entre no tomarnos en serio y tomarnos en serio,
preocuparse por lo de Cataluña y no preocuparse por Cataluña; preocuparse por Podemos
y no preocuparse por Podemos; preocuparse por la corrupción y no preocuparse
por la corrupción. Uno debería decir eso es "esto te pasa por
preguntar".
En lo
de Cataluña, no les preocupa porque no creen que se llegue a mayores, sobre
todo porque todo el mundo saldría perdiendo; en lo de Podemos, parece que lo
que les extraña es que no hubiera antes estas formas de populismo con tanto
paro como tenemos, pero también les parece que es más preocupante lo de
Francia, por ejemplo. No ven mucho peligro
europeo porque los que se quieren ir, se van a Europa y no, por ejemplo, a
federarse con Rusia, como con los "autoproclamados" del este.
Desde fuera lo
ven como un toma y daca, más que otra cosa. No se pueden creer que con la que
hay montada por Europa, ahora nos dé a nosotros por estas cosas. Se acaba con
el terrorismo de ETA y se entra en problemas como el del champán, porque
¡menuda se ha armado con el anuncio de Freixenet brindando "por cien años
más juntos"! En Cataluña, a este paso, va a ser los primeros en boicotear
su propios productos en vez de los de los demás. Y es que cuando se coge ritmo,
no hay quien pare. Y a original no nos gana nadie.
Lo de
Podemos tampoco lo acaban de entender mucho desde fuera. Pero eso también nos
pasa a nosotros. La Defensora del Lector del diario El País, Lola Galán**, da
cuenta de las quejas de los lectores en la cuestión de Podemos. Une en un mismo
texto (hay que aprovechar) las quejas por dedicar el diario seis páginas a la
fallecida Duquesa de Alba con las que el partido, o como se quieran considerar,
ha provocado a sus lectores.
Como no
podía ser de otras manera y con este tema, Lola Galán da cuenta de los que se
quejan del exceso de protagonismo que el diario les da, mientras que otros
muchos se quejan por el tratamiento que reciben. Es decir, hay quejas cuantitativas
y cualitativas.
Lo que
parece haber suscitado las quejas más intensas es lo que se refiere al dirigente becario, algo que para unos
está muy claro y para otros muy confuso, para unos se da mucha atención y para
otros se da a quien no se debe, en este caso, la presidenta de la Junta de
Andalucía. Galán ha recibido iluminaciones sobre el tema, incluso desde París.
Digo "iluminaciones" más que "ilustraciones" porque la
gente ha tratado de echar luz sobre temas tan oscuros como el del estatus del becario,
su jefe, el trabajo y el lugar donde debía estar y, según algunos, no estaba.
Como
Podemos es todavía un partido modesto, sus escándalos son también modestos,
nada de "black" ni chanchullos con proveedores. Para algunos son
escándalos a escala y deben considerarse de la misma forma aplicando
ponderaciones y cosas así. Pero eso lo dejamos para los expertos, que seguro
que los hay en establecer los cálculos más justos.
Algunos
lectores de El País se quejan de que se
ataca a Podemos. No entendemos muy bien esto porque es lo que se hace
habitualmente desde la prensa con casi todos los partidos y es lo que hace
habitualmente Podemos con los demás. Pero me imagino que ocurrirá como con lo
de la señora Duquesa de Alba, que a los monárquicos del cuché les parecerán
pocas seis páginas dedicadas a la difunta, mientras que a los republicanos les
parecerán excesivas.
Esto es
siempre relativo. Lo que no entiendo muy bien es qué tiene que ver esto con la
Defensora del Lector. Es como si algún ministro llamara a quejarse de los
chistes. El diario El Mundo abría su edición digital con un chiste bastante
cruel sobre la ministra Ana Mato el día de su dimisión. Puede que fuera
brillante, pero no por eso dejaba de ser un juicio de valor. Que la gente se
dedique a escribir a la Defensora del Lector por estas cuestiones me parece
desperdiciar el tiempo, sobre todo el de Lola Galán. Los "lectores"
no son los "votantes" o los "simpatizantes". Tampoco
editores frustrados. Si cada vez que se meten con un partido, los votantes
escriben a los defensores de los lectores, mal vamos. Las cuestiones de
simpatías se resuelven comprando unos periódicos u otros; más allá, es difícil
avanzar. Si no habrá que crear la figura del Defensor del Censor, pues esa acaba siendo la vocación de algún lector que se despacha bien en los foros y luego no deja a los demás pestañear.
Lo que
pasa es que, según dicen las encuestas, algo que tampoco entienden los de
fuera, los de Podemos tienen simpatías y antipatías trasversales. Es decir, les aman y les odian desde los cuatro
puntos cardinales del espectro político. Más que populistas son un popurrí. De
hecho, el diario El País intenta decirles, como Fausto al momento, "¡Detente,
eres tan hermoso!", pero no logra fijarlos en un aspecto ideológico. Es
una especie de calamar político, que echa tinta y sale corriendo cuando va a
ser apresado conceptualmente, es decir, aprehendido. Ahora estamos con lo de la
"socialdemocracia".
También
han despistado bastante con la retransmisión con tuits en directo de la
intervención del Papa Francisco en la sede del parlamente europeo. El líder
supremo ha salido con un "estamos de acuerdo en todo menos con que no haya
habido un apoyo expreso a los LGTB", que ha confundido bastante al
personal, incluso al eclesiástico. Aquí un día eres Pablo y otro Iglesias.
En fin,
España está como neblinosa. Sí, hay
bastante confusión. Ni los de fuera nos entienden, ni nos entendemos nosotros
mismos. Y yo creo que es hasta bueno.
* "Cataluña, España y Podemos, vistos desde lejos" El País 29/11/2014 http://politica.elpais.com/politica/2014/11/29/actualidad/1417286733_942204.html
**
"De la duquesa de Alba a Podemos" El País 30/11/2014
http://elpais.com/elpais/2014/11/28/opinion/1417180649_100341.html
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