domingo, 13 de abril de 2014

Vladimir Putin, motor de progreso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con el provocativo título, "Go ahead, Vladimir Make My Day!" —los lectores recordarán que es la versión original del "¡Alégrame el día!" de Harry El Sucio—, Thomas L. Friedman nos da un enfoque ligeramente diferente respecto a la crisis del gas en la que el presidente ruso quiere meternos a todos. Escribe Friedman:

SO the latest news is that President Vladimir Putin of Russia has threatened to turn off gas supplies to Ukraine if Kiev doesn’t pay its overdue bill, and, by the way, Ukraine’s pipelines are the transit route for 15 percent of gas consumption for Europe. If I’m actually rooting for Putin to go ahead and shut off the gas, does that make me a bad guy?
Because that is what I’m rooting for, and I’d be happy to subsidize Ukraine through the pain. Because such an oil shock, though disruptive in the short run, could have the same long-term impact as the 1973 Arab oil embargo — only more so. That 1973 embargo led to the first auto mileage standards in America and propelled the solar, wind and energy efficiency industries. A Putin embargo today would be even more valuable because it would happen at a time when the solar, wind, natural gas and energy efficiency industries are all poised to take off and scale. So Vladimir, do us all a favor, get crazy, shut off the oil and gas to Ukraine and, even better, to all of Europe. Embargo! You’ll have a great day, and the rest of the planet will have a great century.*


Considerar a Vladimir Putin como motor de progreso por lo que nos va a hacer renovarnos para encontrar alternativas diversas y más eficientes para resolver las carencias es un enfoque nuevo, aunque arriesgado. Podríamos sacar conclusiones parecidas de terremotos, incendios, tsunamis y epidemias de todo tipo. Es cierto que el hecho de que se destruyan ciudades estimula a los que tienen que reconstruirlas, pero los beneficios llegan después de las crisis.
Ante un problema, el que se estanca desaparece. Las crisis, nos dicen continuamente, son oportunidades para que se desarrollen las capacidades latentes capaces de resolverlas. Y eso es lo que ya plantean algunos ante lo que parece que puede ser una crisis larga con un Putin fanfarrón. Europa ha aprendido que hacer negocios con Rusia es complicado porque los métodos rusos no son demasiado ortodoxos y van más allá de lo que se suele llamar "seguridad jurídica". Puede que a Putin le cueste caro el "órdago" que ha planteado y que ese peso obtenido en el ámbito internacional se agriete por un exceso de confianza.

Una muestra de que a Thomas L. Friedman no le falta razón la tenemos en España. En estos días el ministro Margallo ha tenido mucha actividad. El diario El País la recogía de esta manera:

La crisis de Ucrania ha puesto en evidencia, según ha recordado Margallo, tras unirse con su homólogo argelino, Ramtane Lamamra, la dependencia energética de Europa respecto a Moscú. Y la alternativa al gas ruso es el argelino, que llega a España a través del gasoducto del Magreb, que atraviesa Marruecos, y el Medgaz, que une directamente Orán con Almería. España importa de Argelia unos 15 bcm (billones de metros cúbicos) al año, la mitad de lo que consume, pero su capacidad podría duplicarse con facilidad; lo que, unido a las seis plantas regasificadoras de gas licuado (GLN), permitiría poner en los Pirineos entre 50 y 60 bcm, casi la mitad de lo que la UE compra a Rusia. 
Pero hay una “dificultad insalvable”, ha admitido Margallo: “No podemos adquirir más gas argelino mientras no se mejoren las interconexiones con Europa, porque tenemos exceso de capacidad”. Y eso pasa porque la Península Ibérica deje de ser una isla energética, “sacando del cajón y acelerando” la conexión gasística de Cataluña con Francia, a la que París ha dado largas en los últimos años. Tras verle las orejas al oso ruso, la UE considera prioritario este proyecto, pero hay que pasar de las declaraciones a la realidad. “Eso va a favorecer a Argelia y nos va a favorecer a nosotros”, ha concluido el ministro.**

La presión se vuelve contra ti si los demás tienen alternativas factibles. No se puede presionar excesivamente si los demás pueden librarse de esa presión. Eso es relativamente bueno, porque quiere decir que al igual que los demás buscan una alternativa a su demanda de gas, Putin buscará una alternativa a su forma de presión. Si lo del gas no funciona, ya se le ocurrirá otra cosa. Y no creo que sea buena.


La crisis de Ucrania es otro ejemplo histórico de cómo estallan las crisis por situaciones larvadas, que no están en el foco del análisis y, por tanto, no se evalúan sus consecuencias hasta que es demasiado tarde. Su importancia se comprende cuando se contempla la extensión y alcance de sus efectos. Pero también, como señala Friedman, aparecen las alternativas que estaban infraevaluadas, ocultas o sencillamente inexistentes.
La imposibilidad de evaluar todas las variables existentes en la configuración de nuestro planeta hace que ese produzcan estas crisis imprevistas de alcances amplificados. Con un foco localizado, la evaluación puede ser mejor o peor si logramos reconocer los efectos y consecuencias, algo que no siempre es fácil tanto por su propia naturaleza como por nuestra propia ceguera interesada, que nos impide ver o nos distorsiona la percepción. La visión es ya un acto valorativo; vemos selectivamente lo que hemos ya valorado.


La importancia de las alternativas norteafricanas al gas ruso, introducirá, a su vez, otros elementos que habrá que tener en cuenta en evaluaciones posteriores. Las relaciones con estos países productores de gas se modificarán e intensificarán. No solo con ellos. Como bien señala el diario El País, supone un cambio perspectiva en la UE respecto al proyecto del gas argelino, que modifica la posición española y, a su vez, introduce un nuevo elemento con el paso por Cataluña.
Para apreciar la rapidez de los cambios y la necesidad de la reevaluación continua que suponen las crisis podemos recuperar un artículo del diario El País de junio de 2013, hace apenas unos meses, con el titular "El lento declive del gas argelino":

“El gas argelino ya no resulta atractivo”. El titular no lo publicó, a principios de este mes, un diario de Marruecos, el rival de Argelia en el Magreb, sino El Watan, el principal rotativo francófono de Argel. El año empezó mal para el sector de los hidrocarburos argelinos, con el asalto en enero a la planta gasística de In Amenas en el que murieron 39 rehenes extranjeros, y sigue por la misma senda. Desde enero los ingresos del sector energético argelino han caído un 9%.
British Petroleum (BP), que junto con la noruega Statoil y la argelina Sonatrach, explota In Amenas, anunció en mayo que dos de sus proyectos en Argelia serán “postergados” por razones de seguridad. El embajador británico en Argel, Martyn Roper, se apresuró en desmentirlo.
Antes de que la multinacional británica formulase este aviso, la italiana ENI ya anunció, el 28 de mayo, que había alcanzado con Argel un acuerdo para comprarle menos gas y a un precio inferior. “Necesitamos nuevas fuentes de abastecimiento”, declaró entonces Leonardo Senni, director de energía en el Ministerio de Desarrollo Económico.***


Nos basta con leer esta información para comprender que la negativa a firmar los acuerdos europeos por parte de Yanukóvich, que llevaron a los acontecimientos del Maidan, se ramifican como las ondas de un lago al que alguien hubiera lanzado una piedra. Desgraciadamente el movimiento no sigue un patrón tan regular sino que revela las grietas más finas que se agrandan con efectos inesperados.
La cuestión energética pasa a primer plano. Otro caso es el de Egipto****, un país con las terceras reservas de gas más importantes de África y que ha llegado a un acuerdo para importar gas ante el abandono de las extractoras, que no lo consideraban rentable. La falta de gas para las centrales eléctricas es la explicación de los apagones constantes que sufre el país y parte del malestar que le costó el gobierno al islamista Morsi. La decisión de usar carbón como alternativa energética barata y no susceptible de atentados, como ocurre con los gaseoductos, ha suscitado una gran polémica en Egipto por ser el carbón la energía más contaminante con los riesgos medioambientales y para la salud que suponen. De exportar gas a Israel —de forma corrupta, beneficiándose personas como Hussein Salem, un amigo de Hosni Mubarak— a tener que llegar a acuerdos para importarlo desde el mismo país, Egipto también se verá afectado por la crisis del gas. Puede que las empresas multinacionales que abandonaron la extracción tengan un nuevo interés en hacerlo. Pero eso supondrá también una revalorización de los gaseoductos como objetivo terrorista, un mayor atractivo porque causarán más daño.


No sé si Vladimir Putin pasará a la historia como un motor de progreso. En cualquier caso, no creo que esté alegrando el día a nadie por el momento. Hay veces en las que no es fácil parar lo que se ha puesto en marcha y, lo que es peor, no se sabe cómo puede terminar.

* Thomas L. Friedman "Go Ahead, Vladimir, Make My Day" The New York Times 12/04/2014 http://www.nytimes.com/2014/04/13/opinion/sunday/friedman-go-ahead-vladimir-make-my-day.html
** "Margallo busca una alianza con Argelia frente al gas ruso" El País 11/04/2014 http://politica.elpais.com/politica/2014/04/11/actualidad/1397238388_035336.html
*** "El lento declive del gas argelino" El País http://economia.elpais.com/economia/2013/06/14/actualidad/1371236442_990468.html

**** "Egypt turns to Israel to address shortage of natural gas" Al Monitor 23/03/2014 http://www.al-monitor.com/pulse/en/sites/almonitor/contents/articles/originals/2014/03/egypt-gas-israel-sisi-economy-shortage.html#





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