Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Compruebo
que la atención prestada por la prensa de los distintos países a los resultados
de las pruebas realizadas a los alumnos dentro del programa PISA de la OCDE es
grande. Todo el mundo se preocupa por lo que ocurre con los suyos mientras que
se mira de reojo, con preocupación, a los demás. La página de la BBC en español
muestra los datos de España y América Latina y se lamenta de los resultados:
Una mirada a los resultados del nuevo test,
denominado "Resolución creativa de problemas y habilidades de los alumnos
para enfrentar problemas de la vida real", invita a la reflexión.
De los 44 países, Colombia ocupa el último
puesto, Uruguay el 42, Brasil el 38 y Chile el 36. Estados Unidos se sitúa en
el lugar 11 y España en el 29. Como en las pruebas PISA anteriores, los
primeros cinco puestos son ocupados por Asia: Singapur, Corea del Sur, Japón,
China-Macao y China-Hong Kong en orden descendente.
"Los problemas en los que los
estudiantes de América Latina tienden a tener más dificultad son aquellas
tareas en las que deben distilar conocimiento de una situación y razonar con
modelos abstractos para navegar una situación compleja", dijo a BBC Mundo
el autor del informe, Francesco Avvisati.
Los estudiantes asiáticos, en cambio,
"son muy sistemáticos en la exploración de escenarios complejos".*
Según
los periodistas españoles que debatían esta mañana en Radiotelevisión Española,
no se puede acusar a los alumnos españoles de no saberse manejar en la vida
real. Todos ellos confesaban que los que les ponían en marcha los aparatos de
casa y les ajustaban los ordenadores eran sus hijos y sobrinos. Eso les hacía
dudar de los resultados. Lo de los problemas de comprensión lectora y esas cosas les parecían más factible,
pero lo de que no se saben manejar en la vida cotidiana les parecía poco
creíble. ¡Menudos son! A todos les parecía irritante "lo del termostato",
es decir, que no supieran programar un termostato. El debate concluyó, como era
previsible, con eso tan manido de que "no hay que estudiar de
memoria". Es una pena que tengamos siempre como víctima a la "memoria"
—¿qué es la persona sino su memoria?— de lo que no son más que malos hábitos de
estudio y de un mal generalizado: la desconexión de lo estudiado de la vida
misma o, si se prefiere, usar para algo útil lo que se aprende cada día en las
aulas.
Solo
los que crean que la genética nos ha jugado una mala pasada colectiva podrán
pensar que es que somos más tontos que el resto y viceversa. Todo está en el
"ambiente". Lo que ocurre es que en este caso el "ambiente"
es una conjunción de factores e inercias educativos que son difíciles de mover
y, sobre todo, no se modifican sometiendo a sistemas autoritarios sino
revisando los males de los que son resultado. Como todo se centra en el "alumno",
nuestros tres irritados periodistas se olvidan del hecho de que sean sus hijos
o sobrinos los que les ponen en marcha los aparatos es la constatación de que
el problema no es de ahora, sino que es un problema de nuestra forma de
entender la educación y ponerla en práctica.
El diario
ABC nos cuenta algo sobre las preguntas realizadas y sus resultados:
Según han avanzado fuentes del Ministerio de
Educación, la puntuación media obtenida por España se corresponde con el nivel
2 de competencias de los seis establecidos en PISA, de manera que un alumno
medio español de 15 años sería capaz de interpretar en un mapa de carreteras la
ruta más corta cuando el tiempo de cada itinerario viene dado; podría
seleccionar de un desplegable el mejor punto de encuentro para tres personas
que viven en diferentes lugares, teniendo en cuenta diferentes condiciones,
como hora de salida o climatología, o comprar el billete más barato, combinando
metro-autobús y tren en una ciudad en la que nunca han estado.
Sin embargo, tendría dificultades para
comprar la combinación de billetes anteriores si surgieran complicaciones como
perder uno de los medios de transporte, tener que pagar una penalización,
retrasos, etc. Tendría también problemas para manejar y programar aparatos
electrónicos complejos aunque cotidianos, como un mp3, un robot aspiradora o el
termostato del aire acondicionado y calefacción.***
Para
resolver todos esos problemas de la "vida cotidiana" es para lo que
sirven muchas de las cosas que han aprendido. El problema es que muchos no lo saben. La forma rutinaria de
aprender se aplica en la escuela pero no se acaba de dar el salto que nos
permita entender que todo lo que aprendemos forma parte de nuestra vida y
debería sernos útil en algunas ocasiones. Hay una especie de compartimentación
absurda de lo que se aprende y, sobre todo, una dificultad para integrar los
conocimientos con la vida.
Por eso
los fallos se dan en la incapacidad general manifiesta de aplicar los
conocimientos a la vida. Nuestro sistema se centra demasiado en la contestación
"marcada" y menos en la búsqueda o construcción de soluciones con lo
aprendido. Eso bloquea a los alumnos —y algunos profesores—, que tienen que
haber asimilado —en un sentido comprensivo— sus conocimientos para poder dar
soluciones factibles. Podemos repetir soluciones alcanzadas, pero no podemos
solucionar nada nuevo sin una comprensión del problema.
Nuestro
problema no es que nuestros alumnos sean "tontos". El problema es que
aprenden en la forma contraria a lo que consideran "inteligente" las
pruebas como las de PISA. Si a nuestros alumnos se les formara en resolver este
tipo de cuestiones, lo harían. Pero no lo hacen porque el sistema falla
estrepitosamente porque valora lo que no es valioso y, en cambio, no valora lo
que es valioso. Lo absurdo es que sabiéndolo no presentemos voluntarios a estas
cosas.
Las
soluciones que se dan a los problemas educativos son absurdas porque no se
centran en unos objetivos o si lo hacen no los cumplen. El objetivo de la
enseñanza, por supuesto, no es que los alumnos puedan resolver el problema del
billete o el del programador. Se trata de formar personas que sepan que
disponen de un conjunto de conocimientos capaces de resolver esos (y otros)
problemas.
En los
Estados Unidos, por ejemplo, el problema es el contrario. Les encanta resolver
ese tipo de problemas prácticos e integran los conocimientos para aplicarlos,
pero se les dan peor otros conocimientos más abstractos. Según nos dice The New York Times:
The American students who took the
problem-solving tests in 2012, the first time they were administered, did
better on these exams than on reading, math and science tests, suggesting
that students in the United States are better able to apply knowledge to
real-life situations than perform straightforward academic tasks.
Still,
students who took the problem-solving tests in countries including Singapore,
South Korea, Japan, several provinces of China, Canada, Australia, Finland and
Britain all outperformed American students.
“The good news is that problem solving still
remains a relatively strong suit for American students,” said Bob Wise, former
governor of West Virginia and president of the Alliance for Excellent
Education, a national policy and advocacy group focused on improving high
schools. “The challenge is that a lot of other nations are now developing this
and even moving ahead. So where we used to, in an earlier era, dominate in what
we called the deeper learning skills — creative thinking, critical thinking and
the ability to solve problems — in terms of producing the workers that are
increasingly needed in this area, other nations are coming on strong and in
some cases surpassing us.”***
Los
americanos se lo toman de otra manera, lo perciben como un problema de
competitividad internacional y de "diseño laboral". Nosotros en
cambio, nos dedicamos a mirar mal a
los chicos, como si fuera una cuestión suya
y no de los diseñadores del sistema que no se mueven desde hace décadas. Lo
hemos dicho en alguna ocasión y habrá que seguirlo diciendo, hasta nos lo
dijeron desde fuera: el sistema español es un sistema "cautivo", con
un mínimo de posibilidades de escapar de los errores que vienen desde el centro
de mando. Si el sistema funcionara, sería perfecto. Pero como es evidente que
no funciona como debiera (según todas las pruebas que nos hacen), la rigidez
para lo único que sirve es para evitar que, aunque fuera por azar, alguien se
pudiera escapar de este destino educativo perverso.
Y cada
vez que salgan nuevos informes se repetirán los mismos rituales masoquistas: el
rasgado de vestiduras por parte de unos y de otros. Lo único constante es que
los que están arriba, los estudiantes asiáticos, no bajan. Aprenden y saben
para qué lo hacen; van de lo teórico a lo práctico y de lo práctico a lo
teórico. Son conscientes de que el estudio es algo importante en su vida y en la
de su país. Nos parecerá una tontería, pero se llama
"responsabilidad". No nace de gritos o fustas, sino de sentirse
afortunados y contentos por aprender. Valoran lo que aprenden y a quien se lo enseña. El
resto va a su ritmo.
*
"Los estudiantes de América Latina "no resuelven problemas de la vida
real"" BBC Mundo 1/04/2014
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140401_pisa_problemas_vida_am.shtml
**
"Informe PISA: Los alumnos españoles, a la cola de la OCDE en «resolución
de problemas»" ABC 1/04/2014 http://www.abc.es/sociedad/20140401/abci-informe-pisa-resolucion-problemas-201404011110.html
***
"American Students Test Well in Problem Solving, but Trail Foreign
Counterparts" The New York Times 1/04/2014
http://www.nytimes.com/2014/04/02/us/us-students-strong-at-problem-solving-but-trail-other-nations.html?hpw&rref=education
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