jueves, 3 de abril de 2014

PISA o el problema de la resolución de problemas

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Compruebo que la atención prestada por la prensa de los distintos países a los resultados de las pruebas realizadas a los alumnos dentro del programa PISA de la OCDE es grande. Todo el mundo se preocupa por lo que ocurre con los suyos mientras que se mira de reojo, con preocupación, a los demás. La página de la BBC en español muestra los datos de España y América Latina y se lamenta de los resultados:

Una mirada a los resultados del nuevo test, denominado "Resolución creativa de problemas y habilidades de los alumnos para enfrentar problemas de la vida real", invita a la reflexión.
De los 44 países, Colombia ocupa el último puesto, Uruguay el 42, Brasil el 38 y Chile el 36. Estados Unidos se sitúa en el lugar 11 y España en el 29. Como en las pruebas PISA anteriores, los primeros cinco puestos son ocupados por Asia: Singapur, Corea del Sur, Japón, China-Macao y China-Hong Kong en orden descendente.
"Los problemas en los que los estudiantes de América Latina tienden a tener más dificultad son aquellas tareas en las que deben distilar conocimiento de una situación y razonar con modelos abstractos para navegar una situación compleja", dijo a BBC Mundo el autor del informe, Francesco Avvisati.
Los estudiantes asiáticos, en cambio, "son muy sistemáticos en la exploración de escenarios complejos".*


Según los periodistas españoles que debatían esta mañana en Radiotelevisión Española, no se puede acusar a los alumnos españoles de no saberse manejar en la vida real. Todos ellos confesaban que los que les ponían en marcha los aparatos de casa y les ajustaban los ordenadores eran sus hijos y sobrinos. Eso les hacía dudar de los resultados. Lo de los problemas de comprensión lectora y esas cosas les parecían más factible, pero lo de que no se saben manejar en la vida cotidiana les parecía poco creíble. ¡Menudos son! A todos les parecía irritante "lo del termostato", es decir, que no supieran programar un termostato. El debate concluyó, como era previsible, con eso tan manido de que "no hay que estudiar de memoria". Es una pena que tengamos siempre como víctima a la "memoria" —¿qué es la persona sino su memoria?— de lo que no son más que malos hábitos de estudio y de un mal generalizado: la desconexión de lo estudiado de la vida misma o, si se prefiere, usar para algo útil lo que se aprende cada día en las aulas.

Solo los que crean que la genética nos ha jugado una mala pasada colectiva podrán pensar que es que somos más tontos que el resto y viceversa. Todo está en el "ambiente". Lo que ocurre es que en este caso el "ambiente" es una conjunción de factores e inercias educativos que son difíciles de mover y, sobre todo, no se modifican sometiendo a sistemas autoritarios sino revisando los males de los que son resultado. Como todo se centra en el "alumno", nuestros tres irritados periodistas se olvidan del hecho de que sean sus hijos o sobrinos los que les ponen en marcha los aparatos es la constatación de que el problema no es de ahora, sino que es un problema de nuestra forma de entender la educación y ponerla en práctica.
El diario ABC nos cuenta algo sobre las preguntas realizadas y sus resultados:

Según han avanzado fuentes del Ministerio de Educación, la puntuación media obtenida por España se corresponde con el nivel 2 de competencias de los seis establecidos en PISA, de manera que un alumno medio español de 15 años sería capaz de interpretar en un mapa de carreteras la ruta más corta cuando el tiempo de cada itinerario viene dado; podría seleccionar de un desplegable el mejor punto de encuentro para tres personas que viven en diferentes lugares, teniendo en cuenta diferentes condiciones, como hora de salida o climatología, o comprar el billete más barato, combinando metro-autobús y tren en una ciudad en la que nunca han estado.
Sin embargo, tendría dificultades para comprar la combinación de billetes anteriores si surgieran complicaciones como perder uno de los medios de transporte, tener que pagar una penalización, retrasos, etc. Tendría también problemas para manejar y programar aparatos electrónicos complejos aunque cotidianos, como un mp3, un robot aspiradora o el termostato del aire acondicionado y calefacción.***


Para resolver todos esos problemas de la "vida cotidiana" es para lo que sirven muchas de las cosas que han aprendido. El problema es que muchos no lo saben. La forma rutinaria de aprender se aplica en la escuela pero no se acaba de dar el salto que nos permita entender que todo lo que aprendemos forma parte de nuestra vida y debería sernos útil en algunas ocasiones. Hay una especie de compartimentación absurda de lo que se aprende y, sobre todo, una dificultad para integrar los conocimientos con la vida.
Por eso los fallos se dan en la incapacidad general manifiesta de aplicar los conocimientos a la vida. Nuestro sistema se centra demasiado en la contestación "marcada" y menos en la búsqueda o construcción de soluciones con lo aprendido. Eso bloquea a los alumnos —y algunos profesores—, que tienen que haber asimilado —en un sentido comprensivo— sus conocimientos para poder dar soluciones factibles. Podemos repetir soluciones alcanzadas, pero no podemos solucionar nada nuevo sin una comprensión del problema.

Nuestro problema no es que nuestros alumnos sean "tontos". El problema es que aprenden en la forma contraria a lo que consideran "inteligente" las pruebas como las de PISA. Si a nuestros alumnos se les formara en resolver este tipo de cuestiones, lo harían. Pero no lo hacen porque el sistema falla estrepitosamente porque valora lo que no es valioso y, en cambio, no valora lo que es valioso. Lo absurdo es que sabiéndolo no presentemos voluntarios a estas cosas.
Las soluciones que se dan a los problemas educativos son absurdas porque no se centran en unos objetivos o si lo hacen no los cumplen. El objetivo de la enseñanza, por supuesto, no es que los alumnos puedan resolver el problema del billete o el del programador. Se trata de formar personas que sepan que disponen de un conjunto de conocimientos capaces de resolver esos (y otros) problemas.
En los Estados Unidos, por ejemplo, el problema es el contrario. Les encanta resolver ese tipo de problemas prácticos e integran los conocimientos para aplicarlos, pero se les dan peor otros conocimientos más abstractos. Según nos dice The New York Times:

The American students who took the problem-solving tests in 2012, the first time they were administered, did better on these exams than on reading, math and science tests, suggesting that students in the United States are better able to apply knowledge to real-life situations than perform straightforward academic tasks.
Still, students who took the problem-solving tests in countries including Singapore, South Korea, Japan, several provinces of China, Canada, Australia, Finland and Britain all outperformed American students.
“The good news is that problem solving still remains a relatively strong suit for American students,” said Bob Wise, former governor of West Virginia and president of the Alliance for Excellent Education, a national policy and advocacy group focused on improving high schools. “The challenge is that a lot of other nations are now developing this and even moving ahead. So where we used to, in an earlier era, dominate in what we called the deeper learning skills — creative thinking, critical thinking and the ability to solve problems — in terms of producing the workers that are increasingly needed in this area, other nations are coming on strong and in some cases surpassing us.”***


Los americanos se lo toman de otra manera, lo perciben como un problema de competitividad internacional y de "diseño laboral". Nosotros en cambio, nos dedicamos a mirar mal a los chicos, como si fuera una cuestión suya y no de los diseñadores del sistema que no se mueven desde hace décadas. Lo hemos dicho en alguna ocasión y habrá que seguirlo diciendo, hasta nos lo dijeron desde fuera: el sistema español es un sistema "cautivo", con un mínimo de posibilidades de escapar de los errores que vienen desde el centro de mando. Si el sistema funcionara, sería perfecto. Pero como es evidente que no funciona como debiera (según todas las pruebas que nos hacen), la rigidez para lo único que sirve es para evitar que, aunque fuera por azar, alguien se pudiera escapar de este destino educativo perverso.


Y cada vez que salgan nuevos informes se repetirán los mismos rituales masoquistas: el rasgado de vestiduras por parte de unos y de otros. Lo único constante es que los que están arriba, los estudiantes asiáticos, no bajan. Aprenden y saben para qué lo hacen; van de lo teórico a lo práctico y de lo práctico a lo teórico. Son conscientes de que el estudio es algo importante en su vida y en la de su país. Nos parecerá una tontería, pero se llama "responsabilidad". No nace de gritos o fustas, sino de sentirse afortunados y contentos por aprender. Valoran lo que aprenden y a quien se lo enseña. El resto va a su ritmo.

* "Los estudiantes de América Latina "no resuelven problemas de la vida real"" BBC Mundo 1/04/2014 http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140401_pisa_problemas_vida_am.shtml
** "Informe PISA: Los alumnos españoles, a la cola de la OCDE en «resolución de problemas»" ABC 1/04/2014 http://www.abc.es/sociedad/20140401/abci-informe-pisa-resolucion-problemas-201404011110.html 
*** "American Students Test Well in Problem Solving, but Trail Foreign Counterparts" The New York Times 1/04/2014 http://www.nytimes.com/2014/04/02/us/us-students-strong-at-problem-solving-but-trail-other-nations.html?hpw&rref=education





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