Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Debo
confesar que las imágenes de los llamados "prorrusos" sosteniendo
retratos de Stalin mientras babean por ingresar en la "santa Rusia"
me descoloca profundamente. Entenderían que se manifestaran con imágenes de
Dostoievski, por eslavófilo, de Turgéniev o Tolstoi. Se pueden admitir hasta
las de Vladimir Putin; pero lo de Stalin me descoloca, sinceramente. ¿Qué
sentido tiene manifestarse con el retrato de Stalin?
Tienen
razón los que se quejan —yo ya lo hice— cuando algunos salieron comparando la
situación de Crimea y con la de Cataluña. Dije que los catalanes (los que son "independentistas",
se entiende, para que no paguen justos por pecadores) quieren ser
"independientes", mientras que los de Crimea y de otras zonas
"quieren" ser "rusos". La diferencia es esencial. La
maniobra de Rusia — extender el problema de Crimea por todas aquellas zonas que
le interese para humillar y forzar a Ucrania a aceptar los menores males— no
deja de suponer una realidad: Rusia se había adueñado ya de Ucrania mediante
una colonización "silenciosa". La velocidad con la que han tirado
pasaportes y banderas, defenestrado autoridades, etc. son indicadores de que la
verdadera "nacionalidad" iba por dentro y que "Ucrania" para
ellos no era más que una cáscara.
La
explicación del "ultranacionalismo" ucraniano se explica desde esa
"desucranización" de partes de la población. Es demasiado sencillo
decir "prorrusos" sin entrar en explicaciones de por qué lo son. ¿Es
normal que esto ocurra? ¿Mantuvo Moscú el control, directo o indirecto, de sus
colonos para impedir que se formara un sentimiento "ucraniano"? ¿Qué
significa "regiones" allí?
El
miedo que manifiestan los países de la antigua zona de control soviético es que
a los denominados "rusófonos", que tienen dentro de sus fronteras,
les dé de repente un ataque de patriotismo
ruso y decidan no irse a Rusia, sino que Rusia llegue hasta ellos. Y a
Moscú no le desagrada ir en apoyo de los suyos. Es una forma masiva de entender
y practicar el "quinta columnismo". Después basta con reescribir la
historia, invocar santuarios y sacar el retrato de Stalin como muestra de amor
a la ahora cercana madre patria. En unas horas te han cambiado los carteles, la
moneda y aquí no ha pasado nada.
Los
desórdenes y ocupaciones producidos el domingo en el este de Ucrania son graves
y pueden desencadenar un conflicto. Son la respuesta de Putin a la presión.
Todos saben que una palabra suya bastaría para detener el conflicto, pero Putin
necesita tensar más la cuerda y dejar abierta la amenaza. El problema es si se
le escapa de las manos.
Manifestantes
prorrusos se han alzado en armas en una ciudad al este de Ucrania y han
declarado una república separatista en otra, en un movimiento que Kiev describe
como parte de un plan orquestado de Rusia para justificar una invasión y
desmembrar el país.
Nos
dice el diario El Mundo:
Manifestantes prorrusos secuestraron
edificios gubernamentales en las ciudades de Kharkiv, Luhansk y Donetsk el
domingo por la noche, y han demandado que se celebren referéndum sobre una
posible anexión a Rusia como el que precedió a la toma de Crimea por parte de
Rusia.*
Como un
Mabuse cualquiera, Putin sabe que hay que extender el caos para que después se invoque el orden. Les subleva las
ciudades, les dobla el precio del gas, se queda con su flota y cuarteles. Todo
ello configura una de las operaciones más infames de desmembramiento de un
país. Es un ejercicio de maquiavelismo destinado a su público interno y a sus
enemigos externos. A Rusia le quedan pocos amigos porque sus fronteras son muy grandes
y cualquier vecino sabe lo molesto que es tener alguien así. Que el país más extenso
del planeta siga extendiéndose, como un cáncer, por las fronteras nos dice
mucho de lo que es la actual Rusia y de lo que esperan de ella los que sacan el
retrato de Stalin a pasear en las manifestaciones.
Putin
espera ser llamado. Espera que se le pida que
pare lo que ocurre en Ucrania. Con su cinismo tradicional dirá que él no tiene nada que ver con lo que ocurre
y que todo eso sucede porque un puñado de
fascistas echaron a un buen hombre, un demócrata
de toda la vida como el infame Víctor Yanukóvich. Dirá que él se alegra
mucho de que Europa ayude económicamente a Ucrania porque así podrán abonarle
la elevada factura del gas que le adeudan. Él, como buen casero, no había
querido molestar con la factura, pero ahora
que les van las cosas mejor a los ucranianos... Pero mientras tanto ucranianos se encierran, se declaran independientes y reclaman la llegada de tropas rusas para garantizar su unilateral declaración. Un juego muy peligroso.
En abril
de 2011, la publicación online Global Voices titulaba una entrada "Ukraine:
“Stalin” Tea Sparks Controversy". Se hacía eco de la aparición de la imagen de Stalin en productos cotidianos, en especial una marca de té:
According to a recent poll [uk], up to 46
percent of Ukrainians feel nostalgic for the USSR, most of them being
pensioners, as well as residents of Eastern and Southern regions of the
country. At the same time, only 18% of Western Ukrainians and 19 percent of
young people share this sentiment.
Such blurred attitudes toward the recent
communist past are being eagerly exploited by manufacturers, who have been
using Soviet symbols to market their goods for years. Nevertheless, the recent
promotion of a domestically-produced tea named after the notorious Soviet
dictator Joseph Stalin has sparked a heated discussion among Ukrainian
netizens, many of whom felt that this time marketers have overstepped the line.**
La imagen de Joseph Stalin saludaba desde las vallas publicitarias
ucranianas antes de hacerlo desde las manifestaciones que reclaman la inclusión
en la Federación Rusa. Se empieza con el té y se acaba en las barricadas. No
hay como la publicidad para detectar el estado social. Lo que entonces causaba
asombro a algunos mueve hoy otros sentimientos. Rusia ha sabido capitalizar la
nostalgia por la URSS y ha abierto las puertas para el regreso a casa. La
tentación vive al lado.
* "Kiev alerta contra una invasión" El Mundo
7/04/2014
http://www.elmundo.es/internacional/2014/04/07/5342defb268e3ef20f8b457c.html
**
"Ukraine: “Stalin” Tea Sparks Controversy" Global Voices 8/04/2011
https://globalvoicesonline.org/2011/04/08/ukraine-stalin-tea-sparks-controversy/
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