Resulta
curioso ver cómo el salto a las primeras páginas de la prensa egipcia de la
noticia de la detención por aparecer en un vídeo en el que se mostraba una "boda"
entre personas del mismo sexo no adquiere tanta notoriedad cuando se producen
variaciones sustanciales en el "caso". De entre todas las fuentes,
solo una de ellas daba una hipótesis ofrecida por los detenidos —que era una "broma"
porque uno de ellos había querido que le regalaran un anillo—, que fueron
sometidos a las pruebas infamantes de verificación de su homosexualidad, algo
que —se mencionaba tan solo en alguna información— era denigrado por los
defensores de los derechos humanos. Nosotros los comparamos aquí con los tristemente
célebres exámenes forenses para la certificación de la virginidad realizados a
las mujeres que protestaban en las manifestaciones en la Plaza de Tahrir. Desde
el punto de vista de sus derechos, nos da igual que lo sean o no; es
irrelevante. Pero desde el punto de vista egipcio es otra cosa y forma parte de
su campaña de vigilante de la moralidad, ahora que los islamistas quedan fuera
del poder.
La
prensa internacional, en cambio, sí se ha hecho eco del
caso y alguna ha mostrado el absurdo vídeo doméstico que ha causado tanto revuelo y por el que
les podía caer una seria condena. La acción le ha valido a Egipto, desde los
más variados rincones, la condena de los grupos de derechos humanos que como
Human Rights Watchers, ha exigido la inmediata liberación de los detenidos.
Pero parece que Vladimir Putin, además de querer venderles armas y estilo de
gobierno, les ha contagiado a las autoridades su virus homofóbico, que tan buenos resultados le ha dado en Rusia
para recibir el respaldo de los partidarios de la Santa Rusia. No es
simplemente un comentario; creo que el "modelo Putin" —nacionalismo,
autoritarismo, militarismo y santurronería moral— está haciendo estragos en algunas
mentes que lo han convertido en icono.
La "boda" en el barco del Nilo nos trae a la memoria el famoso caso de los "52 de El Cairo" (Cairo 52), que fueron los detenidos en una redada antigay realizada en un barco —el Queen Boat— amarrado en el río, que era un club nocturno gay habitual. Los hechos ocurrieron en 2001. En 2010 hubo otro sonado caso con un activista gay, Bahaa Saber, cuya lucha tenía el doble objetivo de defender los derechos de los homosexuales y denunciar la represión del régimen de Mubarak. Saber señaló que uno de sus jueces le había dicho que había que fusilarlos en las calles. Supongo que nadie le agradeció su lucha por los derechos de todos.
Si bien las leyes egipcias no penalizan la homosexualidad, sí entran por vías indirectas como la "moralidad", el "escándalo" o los atentados contra la religión. También son un grupo útil para mostrar a los seguidores y admiradores de su moralidad la firmeza de su mano en evitar la "degradación social", la defensa de la religión, moral y familia. En fin, los ataques a la comunidad gay son forma de mostrarse virtuosos, como lo es hacer lo mismo con los ateos, otro peligro. Pero esta vez ha fallado el argumento y el forense ha dicho "no".
He
revisado varias veces la prensa estos días y solo he podido verlo en Daily News Egypt y en la publicación ExpatCairo. Daily News Egypt lo anuncia con
este titular: "Same-sex marriage video detainees ‘not homosexuals’:
forensic department". Me imagino que el mismo interés que el ministerio
tenía por mostrarse como "defensor de las buenas costumbres", lo
tiene ahora en permanecer en la sombra en un caso que pasa a ser doble: un
atentado contra la libertades y —ahora— una muestra más de ineptitud a cargo de
un gobierno que todavía tiene que demostrar eficacia en algo, ya sean los
cortes energéticos —por cuya crítica te llegan las denuncias en los tribunales,
como comentamos el otro día—, la mejora de la economía o algo muy grave, el
aumento de más de un 1% en un año, de 2012 a 2013, de la tasa de analfabetismo.
Allí
donde el ministerio esperaba hacer una segunda aparición pública, mostrando
cómo vela por la decencia nacional egipcia, reina un bochornoso silencio. La
metedura de pata es colosal, proporcional al bombo dado a las detenciones de
los ciudadanos:
Hisham Abdel Hamid, spokesman of the forensic
department said Monday that, based on the results of medical tests, nine men
suspected of participating in an alleged same-sex wedding party are “not
homosexuals”.
Abdel Hamid told Daily News Egypt that a report has been sent to the prosecution as
part of the ongoing investigation.
Prosecutor General Hisham Barakat ordered on
Saturday the arrested men to be held in preventative detention and examined by
the forensic department.
Suspects accused of homosexuality are
frequently forced to undergo medical tests to ensure they are “habitual”
homosexuals, a practice condemned by rights groups.
The men, who featured in a video showing two
males celebrating their marriage on a boat, are being charged with “inciting
debauchery”.
The prosecution described the celebration as “a
devilish shameless party”.
Egyptian law does not directly forbid
homosexuality, but crackdowns have taken place citing charges of “violating the
teachings of religion and public morals”.*
Con independencia del daño moral causado a los detenidos, de
todas las inconveniencias causadas por su detención y las humillaciones a las
que han sido sometidos en el proceso, el caso es una confirmación más de la
teoría que llevamos enunciando desde hace tiempo: el gobierno actual de Egipto
es una síntesis de las dos caras de Egipto, del autoritarismo militar —con el
que se satisfacen los deseos de "paz" de los egipcios— y del
ultraconservadurismo moral —que es el que satisfacía el islamismo con su
crítica retrógrada a las costumbres—.
La única explicación de por qué las cárceles se estén
llenado de nuevo no solo con los islamistas, acusados de pertenecer a bandas
terroristas, sino de socialistas, liberales, laicos militantes y ateos
proclamados, a los que se acaba acusando de no ser "egipcios", de estar
vendidos a otras potencias, de corromper familia y sociedad, y de atacar la
religión (casos de todo esto hemos traído con frecuencia) es esta doble vía
elegida por el gobierno actual, que está batiendo los records carcelarios.
De esta manera, la gran perjudicada ha sido la revolución
del "25 de enero" que trataba de abrir Egipto alejándolo de sus males
endémicos y entrando en una modernidad a la que se resiste por el peso de ambas
instituciones, autoritarias cada una de ellas en su propia línea. ¿Qué quiere
decir que la perjudicada es la "revolución"? Pues sencillamente que
lo están pagando hoy las personas que han tratado de aclarar porque salieron a
las calles en aquellos días. Se jugaron entonces la vida y vieron morir a muchos de sus
compañeros. A la vista de lo que ha sucedido desde entonces —los militares de la SCAF primero, los islamistas después y ahora esto—, muchos se preguntan para que salieron a reclamar libertades y derechos. No salieron a pedir más represión ni
salieron a pedir leyes más retrógradas, ni censores más moralistas. Salieron a pedir pan, justicia y
libertad, algo en lo que no se ha mejorado precisamente en ninguno de los tres ámbitos.
El caso del vídeo de la boda es una metedura de pata
colosal. Como lo es el gabinete ministerial de psicólogos para combatir el
ateísmo o la retención de libros sobre semiótica en las aduanas porque su autor
fue acusado de apostasía. Los ejemplos del autoritarismo se multiplican. Hay
una ley histórica obvia: si se restringen las libertades, las protestas llevan
a más represión aumentando el autoritarismo hasta que se produce el colapso. Si
los gobiernos buscan el respaldo popular metiendo gente en la cárcel, condenadas
masivas a muerte, etc., acaban buscando un "más difícil todavía",
teniendo que hacer ejercicios de virtud que acaban en el ridículo de las
detenciones de los participantes en el vídeo.
Como la acusación era de "incitación al libertinaje"
(inciting debauchery), algo que no
exige que sean homosexuales, el gobierno podrá decir que no tenían porqué serlo
y que eso no invalida sus detenciones. El ridículo será mayor, pero un gobierno
que se basa en la autoridad no puede perderla.
Muchos egipcios repiten que el mundo no les entiende. Y eso está empezando a ser cierto. Pero no es
excesivamente grave porque la mayoría de la población mundial ya tiene sus
propios problemas de los que ocuparse. El problema son esos egipcios que tienen
que vivir en medio de estas cosas sin el velo divino que impide ver el caos.
Esa lucidez se paga en términos de cárcel, soledad, depresión o pesimismo político.
El
problema, pese a lo que piensan muchos de ellos, no es que el mundo no les entienda (que lo hace perfectamente), sino
que al resto del mundo deje de importarle. Eso, aunque muchos de ellos digan que no les preocupa, sería
terrible.
*
"Same-sex marriage video detainees ‘not homosexuals’: forensic
department" Daily News Egypt 8/09/2014
http://www.dailynewsegypt.com/2014/09/08/sex-marriage-video-detainees-homosexuals-forensic-department/
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