Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Durante
los días previos a la realización del referéndum sobre la escisión de Escocia
del Reino Unido era un tópico informativo repetir que la decisión estaba en
manos de los indecisos. El juego de palabras describe en este caso la realidad
o quizá solo lo parece. La BBC se hace una pregunta desde sus titulares: "¿Por
qué las apuestas predijeron mejor que las encuestas el referendo de Escocia?". La idea general del artículo es la mayor fiabilidad
de las apuestas frente a las encuestas, lo que llaman "intuición vs. predicción":
El resultado del referendo de Escocia de este
jueves ha vuelto a poner en cuestión el trabajo de los encuestadores políticos.
En los días previos a la consulta, las
principales encuestas arrojaban un resultado muy ajustado.
Aunque la mayoría de las encuestas acertaron
que el No ganaría, el margen final de 10 puntos dista mucho de ser una victoria
por la mínima.
El No a la independencia se impuso 55%-45% al
Sí.
Si uno hubiese seguido los resultados de las
casas de apuestas británicas, la predicción habría sido más fiable, argumentaba
este viernes en The New York Times el profesor de la Universidad de Michigan,
Justin Wolfers.
Para las casas de apuestas, el No siempre fue
favorito. En Betfair, los apostadores estimaban la probabilidad de victoria del
No en un 80%.
Y en cuanto al margen, quienes jugaban su
dinero predecían que el No ganaría por unos 4 puntos, un margen menor que el
del resultado final, pero más aproximado que el de muchas encuestas.*
La
cuestión entonces es preguntarse qué tipo de mecanismo se pone en marcha en cada uno de
los casos. La apuesta tiene sentido cuando existe un cierto nivel de
incertidumbre y se guía por la intuición, que no es una simple corazonada, sino el resultado del procesamiento de múltiples factores de forma "ambiental", podríamos decir. Tampoco significa que todas las apuestas sean iguales. Quiero
decir que no es lo mismo apostar sobre el resultado de un partido de fútbol que
sobre el resultado de un referéndum, pongo por caso. En el caso de las apuestas
sobre un partido, el grado de incidencia sobre el juegoo debería ser nulo
(aunque podría decidir a alguien a amañar el partido). Pero en las apuestas
sobre un proceso político, como ha sido ahora, la influencia es doble: puede
influir sobre la decisión de los votantes (por eso se prohíben en algunos países dar a conocer los resultados de las encuestas) y refleja la propia decisión de los
votantes si estos realizarán la apuesta (lo que apuestan refleja su deseo o intención). ¿Por qué fallan las encuestas y aciertan los apostadores?, se pregunta la BBC.
Hay dos
aspectos, el de la sinceridad y el del compromiso. En el propio reportaje de la
BBC se señala que mucha gente teme manifestar su opinión cuando es preguntada.
Pero ese temor va más allá de manifestarlo a los encuestadores. Debería existir
un factor de corrección que estableciera la relación entre manifestar la
opinión y el miedo ambiental. Me
refiero con este miedo a la intimidación o simple presión que se puede sentir
para emitir un voto.
En el
reportaje se señala:
"Un cierto sector de la población en
Escocia quería seguir formando parte de Reino Unido pero avergonzado por
decirlo abiertamente", le dijo Rothschild, economista de Microsoft
Research, a BBC Mundo.*
En
Escocia ha existido "libertad" para emitir el voto en un sentido u
otro, pero eso es una cuestión abstracta. En la vida real existe una presión
directa que va desde el vecino a las propias familias, de los amigos al trabajo.
En uno de los múltiples reportajes que se han emitido estos días por todas las
cadenas de televisión, una mujer mayor confesaba cómo sus hijos la presionaban
para que cambiara su voto en favor del "sí". Esto ocurre en todas
partes y el nivel de presión depende del grado de confianza. Si hay una gran
presión, los que temen verse presionados tienden a manifestar menos su opinión
para evitar el conflicto y las tensiones con los que les rodean, que pueden llegar a ser muy incómodos.
Estamos hablando de un país democrático, Reino Unido, en el que ambas partes
han tenido posibilidad de exponer sus intenciones, si bien esto es siempre
sobre el papel pues las instituciones no son neutrales y juegan un papel importante. El "sí" jugaba
con blancas y tiene el aparato del poder y las instituciones de su lado o, para ser más precisos, son su herramienta de trabajo en el "sí".
Los argumentos
en este tipo de referéndum son siempre básicamente emocionales e implican
acusaciones convirtiendo las opciones en maniqueas. Los escoceses que han
votado "no" siempre pueden ser acusados de "traidores" o
"renegados" desde la perspectiva local, que defiende el
"sí". Eso es un gran peso. Es lo que nos indica el voto
"escondido". ¿Por qué razón, si no, hacerlo?
El voto
del "sí" es el oficialista, el que juega con las razones
"locales" y la apropiación de las señas de identidad. El
"sí" se adueña del kilt y la gaita, por decirlo así, de la historia
nacionalista y de las señas de identidad —banderas e himnos, poetas y músicos—
que se han cultivado durante décadas para alcanzar una diferencia visible y
doctrinal respecto a la historia común, la del Reino Unido.
Pensar
que en las elecciones la gente se encuentra en condiciones "ideales"
de laboratorio es una gran falacia. Hay una gran diferencia entre las consultas
soberanistas e identitarias y las elecciones generales o de otro tipo. La presión
psicológica y social es muy fuerte en los primeros. Se juega con muchos más
factores emocionales y pueden llegar a provocar una angustia brutal.
En los
casos identitarios, como el de Escocia, se realizan además tras una pedagogía
institucional de décadas orientando el sentimiento tanto positiva como
negativamente. El sistema educativo y demás instituciones van orientando hasta
alcanzar el nivel de "conciencia social" suficiente como para que el
referéndum permita dar el salto de la ruptura. Los nacionalistas escoceses,
pensarán ahora, necesitarán un par de décadas más para hacer
"madurar" al pueblo antes de plantear la consulta de nuevo.
Uno de
los factores que más se ha comentado es precisamente el factor de edad y sexo
en la votación escocesa. Los más jóvenes se decantaban por la independencia,
mientras que los adultos (y mujeres) eran más proclives a mantener la unión.
Los jóvenes son los que reciben el primer adoctrinamiento en las escuelas; son
más fáciles de manipular porque carecen de referencias y es más fácil
prometerles "futuro" si el presente no es bueno. Los nacionalistas
han aprovechado la crisis para plantear su consulta; siempre es mejor prometer
futuro con el presente complicado.
Los
jóvenes que han votado "sí", piensan los nacionalistas, mañana lo
seguirán haciendo, y los adultos que votaron "no" estarán lejos de
este mundo. La presión debe aumentar entonces sobre el sistema educativo y
desde las instituciones consolidando la idea victimista que se quiera establecer. Por eso nunca hay bastante "autonomía",
pues no es más que un paso para fabricar el ansia de "independencia",
de separación. Cualquier cambio realizado es solo un peldaño más que se utilizará
para generar la insatisfacción que permita seguir avanzando en la misma ruta.
El
segundo aspecto es el del "compromiso". Si le sumamos al apoyo
institucional —ese jugar con blancas— la motivación del cambio, existen fuertes
diferencias entre el compromiso del que quiere cambiar y el del que quiere
seguir con la situación existente. Eso implica un activismo más enérgico y
visible por parte de los que quieren el cambio de situación. Y esa energía y
visibilidad tiende a hacerse eufórica, mientras que los oponentes prefieren
trabajar de forma más discreta o sencillamente no manifestar sus opinión y
hacerla efectiva en las urnas. La gran parafernalia, las multitudinarias
manifestaciones, la presencia constante y apabullante de los símbolos se
utilizan para generar ese clima de unanimidad al que se suman muchos
eufóricamente pensando que todo es inevitable.
Finalmente,
Escocia votó "no" a deshacer lo que la historia había ido forjando en
siglos. El secesionismo es el tercer peligro que supone una amenaza para la
construcción europea. Los otros dos son el "euroescepticismo" y el
"ultranacionalismo". Estos tres movimientos pueden coincidir en
ocasiones. Pero el secesionismo tiende a no ser antieuropeo, mientras que los
otros dos sí lo son. Los secesionistas saben que pueden quedar aislados tras su
separación y aspiran, precisamente, a ser reconocidos por la comunidad
internacional, que sería la construcción global de su identidad: ellos y los
demás los ven como diferentes.
Curiosamente,
este deseo de separarse de unos para unirse a otros tendrá efectos secundarios.
¿Qué sentido tiene demandar más autonomía para luego perder soberanía ante las
instituciones globales europeas? Europa es una cesión de soberanía. Aunque sea
hacer "política ficción" esa contradicción solo se resolverá cuando
estos movimientos secesionistas se separen, primero, se incorporen a Europa, en
segundo lugar. Cumplidas esas dos fases, su propia inercia les llevará a
desarrollar movimientos euroescépticos, que inicien movimientos de retroceso en
cuanto que vean que las promesas que les han ido alentando en cada fase no se
materializan.
No hay
ninguna garantía, más allá de los discursos políticos, de que realmente a Escocia
o a cualquier otra parte de país en proceso secesionista, les vaya a ir mejor.
Los secesionistas se quieren separar de sus países; los euroescépticos quieren
hacerlo de Europa. Hacerlo es creer en lo que nos cuentan y tomar decisiones
irreversibles y conflictivas. Si alguien piensa que salir de Europa o separarse
de un país solo trae felicidad es que está soñando despierto. Al final no se
trata de vivir en unas Arcadias románticas en las que ir cada día con el traje
regional al trabajo, sino de asuntos mucho más complejos, difícilmente
calculables por más que todos los pongan sobre la mesa.
El
"no" de Escocia es importante y tendrá efectos psíquicos y sociales
en los países inmersos en procesos similares. La aventura europea es una fase que
se ha podido emprender por considerar que el mapa europeo era estable. La inestabilidad
de los estados tendrá un efecto sobre el proyecto europeo. Digan lo que digan
los que solo ven ventajas, el conjunto ser verá modificado y eso afectará a las
partes.
Cuando
a los que se separan no les cuadren las promesas con la realidad, comenzarán a
buscar culpables y los candidatos serán el país del que se han separado (la
herencia) y Europa (como hacen hoy muchos otros países en los que avanza el
euroescepticismo). Ocurra lo que ocurra en cada caso, de lo que tengo pocas
dudas es que el futuro se parecerá poco al que nos han pintado entre todos.
La BBC
cierra el artículo con una sección titulada "lecciones":
Los expertos en encuestas políticas ya están
intentando extraer lecciones de cara a futuros referendos.
Fischer dijo que en general las encuestas
previas a referendos tienden a dar más peso al voto por la independencia.
Fischer dijo que es algo que ya ocurrió en
Quebec, en 1995, se ha observado en el caso de Escocia, y podría suceder con
las encuestas previas al referendo de independencia que Cataluña pretende
celebrar el 9 de noviembre.
"Los encuestadores tendrían que tomar en
cuenta esto para no sobreestimar el voto del Sí".*
Que
sean las casas de apuestas las que están más cerca de la verdad de lo que ocurre no deja de ser una ironía, pero muy
reveladora. Puede que la vida sea un arriesgarse continuo, pero también es
cierto que hay unos jugadores imprudentes y otros más sensatos que prefieren
moderar sus apuestas.
* ¿Por qué las apuestas predijeron mejor que
las encuestas el referendo de Escocia? BBC 19/09/2014
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/09/140919_casas_apuestas_encuestas_escocia_fp.shtml
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